Almagro, mucho m¨¢s que el Corral de Comedias
El teatro del Siglo de Oro es la visita obligada, pero la villa manchega tambi¨¦n despliega una animada plaza Mayor, palacios renacentistas y un bonito parador
Situada a unos 30 kil¨®metros al sureste de Ciudad Real, la hist¨®rica villa de Almagro re¨²ne sobre sus empedradas calles un buen n¨²mero de palacios renacentistas, iglesias g¨®ticas, antiguos conventos y ermitas, adem¨¢s del c¨¦lebre Corral de Comedias, uno de los teatros m¨¢s antiguos de Espa?a en una bien cuidada y original plaza Mayor. Almagro fue uno de los cuarteles m¨¢s pr¨®speros de la Orden de Calatrava ¡ª?su cruz es omnipresente hasta en las papeleras del centro¡ª y con el asentamiento de los banqueros alemanes que financiaron al emperador Carlos V su riqueza se multiplic¨®. Pero su fama no remite exclusivamente a un fascinante pasado: todav¨ªa hoy el teatro est¨¢ bien vivo en sus festivales, sobre todo el Internacional de Teatro Cl¨¢sico de cada verano. Con unos 9.000 habitantes, se visita estupendamente en una jornada. Antes de empezar es aconsejable pasarse por la oficina de turismo, en el antiguo Hospital de San Juan de Dios (San Agust¨ªn, 21), para recabar informaci¨®n y adquirir un bono con las entradas a los monumentos. Hay que tener en cuenta que los lunes casi todos ellos, y los museos, est¨¢n cerrados.
10.00 Un vaso de aloja
El Corral de Comedias (entrada, 3 euros) (1), casi oculto en una corrala a la que se accede por un soportal de la plaza Mayor, es el ¨²nico del Siglo de Oro que conserva su arquitectura e interior originales y cada verano vuelve a acoger sobre las tablas las obras de Lope de Vega, Tirso de Molina o Calder¨®n. El escenario y las dos galer¨ªas est¨¢n sostenidos por vigas de madera de color almagre, el mismo de la arcilla ocre de los campos circundantes y que dio pie a los ¨¢rabes para nombrar la villa. No hay que perderse las amenas visitas teatralizadas ni detalles como el lugar marcado para la alojer¨ªa, donde se serv¨ªa la aloja, una bebida aderezada con pimienta, canela y otras especias y que hoy puede probarse en el bar Biki-Bat (2,50 euros) (2), junto al teatro, y donde la due?a, Mercedes, no revela la f¨®rmula tradicional del brebaje.
12.00 La peineta de Dal¨ª
Frente al Corral, el Museo Nacional del Teatro (entrada, 3 euros) (3), ubicado en los Palacios de los Maestres de Calatrava, es un interesant¨ªsimo recorrido por el teatro en Espa?a desde los escenarios grecorromanos hasta los espect¨¢culos alternativos del siglo XX. Entre lo mejor: el teatro medieval, con dioramas del Misterio de Elche y La Celestina; y Don Juan Tenorio, con las maravillosas maquetas y teatrines de los a?os cuarenta, o la peineta de Ana Pantoja en el Tenorio y el cartel de la obra de 1964, ambos de Salvador Dal¨ª.
14.00 Los banqueros del emperador
Cuando, en el siglo XVI, el banquero alem¨¢n Jacobo Fugger y su hijo recordaron a Carlos V que su accesi¨®n al trono se deb¨ªa en gran parte a los cr¨¦ditos que les adeudaba, el emperador concedi¨® a la familia los beneficios de las minas de Almad¨¦n y otras prebendas en el importante enclave comercial de Almagro, por lo que una rama del clan m¨¢s rico del mundo en su tiempo se instal¨® aqu¨ª, y con ella llegaron otros varios financieros y opulentos mercaderes alemanes que dejaron huella en mansiones y palacios. El gran caser¨®n de los Fugger o F¨²cares (Arzobispo Ca?izares, 6) (4) es el m¨¢s notable, y los paneles informativos entre los arcos del patio nos hablan de la fascinante historia de esta familia y su buena y mala fortuna en la villa.
15.00 Gachas y berenjenas
Las terrazas de los restaurantes de la plaza Mayor, centro vital de Almagro, sirven la t¨ªpica cocina de Castilla-La Mancha: pisto, gachas, migas, berenjena ¡ªespecialidad local¡ª, platos de caza con jud¨ªas¡, y algunos se atreven con la gastronom¨ªa cervantina, como esa receta de duelos y quebrantos. El Txoko de Bacco (5), el Marqu¨¦s (6) o el Plaza Mayor (7) est¨¢n entre los m¨¢s recomendables. Durante el almuerzo se contempla la propia plaza, de origen medieval y reformada en el siglo XVI gracias a los dineros de aquellos banqueros. A su influencia se deben las galer¨ªas acristaladas y el color verde de sus marcos de madera sobre los tradicionales soportales castellanos. A su alrededor, edificios importantes como el ayuntamiento y los palacios de los Maestrales y de los Villarreal-Robles, y en la zona ajardinada, el monumento ecuestre de Diego de Almagro, conquistador de Chile.
17.00 Compras en la v¨ªa de las ferias
En 1374, el rey Enrique II de Castilla concedi¨® dos ferias a Almagro y en la calle que lo recuerda hay dos buenas pistas para compras gastron¨®micas: La Boutique del Sabor (8), con ricos quesos manchegos, conservas de berenjena, jud¨ªas con perdiz y una selecci¨®n de vinos de La Mancha. En la misma calle de la Feria, Textura de Queso (9) tambi¨¦n es recomendable.
19.00 Tarde para el paseo
La ca¨ªda de la tarde puede aprovecharse para pasear por el casco hist¨®rico y admirar las fachadas del antiguo convento de la Asunci¨®n de Calatrava (de mitades del siglo XVI y habitado por monjas calatravas hasta 1815) (10) o de la parroquia de San Bartolom¨¦ (11), junto al soberbio edificio del antiguo colegio de la Compa?¨ªa de Jes¨²s (siglo XVII) (12) y ante la placita donde se halla el tradicional restaurante El Corregidor (13), con sus estilosos azulejos en la fachada.
21.00 Aperitivo, cena y copa
El parador de Almagro (14), en un antiguo convento, es el mejor lugar para alojarse y en todo caso merece una visita. De camino desde el centro se encuentra la plaza de Santo Domingo (15), presidida por los palacios de los Condes de Valdepara¨ªso y de los Marqueses de Torremej¨ªa. Este alojamiento se encuentra en un notable edificio con su claustro, y su bar, en el Patio de Parras, es un lugar ideal para tomar algo antes de cenar. Enfrente, el restaurante La Muralla (16) ofrece una buena cena a base de platos de caza o de especialidades como las migas del pastor o los rollitos de berenjenas. Si para terminar la noche apetece un copazo, El Patio de Ezequiel (17) presume de la calidad de sus gin tonics.
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