PSOE: los l¨ªmites de la democracia partidaria
Existe una enorme concentraci¨®n de poder en el l¨ªder y se minimiza el papel de las corrientes de opini¨®n y de las posiciones pol¨ªticas diferentes
Se acaba de convocar para el mes de noviembre pr¨®ximo el 41? Congreso Federal del Partido Socialista, en el que se han de abordar temas claves para el presente y el futuro de nuestro pa¨ªs, entre otros el avance en derechos laborales y en el derecho a la vivienda, la mejora en los servicios p¨²blicos y la profundizaci¨®n en el federalismo plurinacional y el encaje de Catalu?a en Espa?a.
Tambi¨¦n se va a elegir por el m¨¦todo de primarias al secretario general del PSOE, habi¨¦ndose presentado ¨²nicamente la candidatura de Pedro S¨¢nchez. Vaya por delante que soy firme partidario de las primarias y que vengo apoyando y apoyo al actual secretario general por la orientaci¨®n b¨¢sica de las pol¨ªticas que viene liderando en el partido y en el Gobierno de coalici¨®n, tanto en las l¨ªneas clave en materia de derechos sociales, lucha contra el cambio clim¨¢tico, ¡°normalizaci¨®n¡± de Catalu?a, pol¨ªtica de alianzas, defensa activa de la paz, como al liderazgo que en una Europa cada vez m¨¢s derechizada viene ejerciendo.
Sin embargo, soy m¨¢s cr¨ªtico con la democracia interna en el PSOE, sus l¨ªmites actuales, el riesgo de que con la forma en que se aplica el sistema de primarias haya un proceso de concentraci¨®n de poder y oligarquizaci¨®n que en mi opini¨®n debe ser contrarrestado. Falta debate y faltan contrapesos.
A lo largo de muchos a?os algunos hemos luchado por ampliar la democracia en el PSOE, reivindicando el voto individual en los Congresos, la proporcionalidad en la elecci¨®n de los miembros del Congreso y Comit¨¦ Federal, y promoviendo el debate interno y la mayor libertad de las corrientes de opini¨®n. Hoy todo esto parece obvio, pero es el resultado de mucho esfuerzo colectivo. Los m¨¢s veteranos a¨²n recordar¨¢n como en los Congresos 28? y ¡°28 y medio¡± (el Congreso Extraordinario de 1979), tan importantes para la historia del PSOE durante la Transici¨®n, se votaba por cabezas de delegaci¨®n, de modo que el voto del cabeza de Andaluc¨ªa val¨ªa el 25% del Congreso. Y que Luis G¨®mez Llorente, que encabez¨® una candidatura a Secretario General, no pudo hablar ni votarse a s¨ª mismo a pesar de ser delegado por Madrid, por no ser cabeza de delegaci¨®n.
En los a?os noventa muchos miembros de Izquierda Socialista defendimos la elecci¨®n de la secretaria general y de la candidatura a la presidencia del Gobierno por votaci¨®n de todos los militantes, como v¨ªa de ampliar la democracia interna y la participaci¨®n. Yo mismo escrib¨ª un art¨ªculo en EL PA?S el 28 de septiembre de 1995 reivindic¨¢ndo las primarias cuando casi nadie las planteaba, argumentando que se trataba de ¡°que sean llamados a votar todos los militantes socialistas¡±. Como se hac¨ªa y se hace hoy en la gran mayor¨ªa de partidos socialistas europeos.
Cuando hay varios candidatos o candidatas, sea a nivel federal o auton¨®mico, las primarias son momentos de intensos debates y de movilizaci¨®n democr¨¢tica. Pero cuando hay un ¨²nico candidato (o candidata) a la secretar¨ªa general, el sistema que reivindicamos para que votaran todos los militantes se ha convertido en una v¨ªa en la que ni los militantes votan. Incluso con el sistema anterior al menos votaban los delegados al Congreso aunque hubiera un ¨²nico candidato, que deb¨ªa someterse al riesgo de tener pocos o muchos votos en contra. Ahora en muchos casos simplemente no se vota, nadie vota, se coopta a los l¨ªderes por simple tr¨¢mite de ¡°presentaci¨®n¡± de su candidatura.
Adem¨¢s, han producido una enorme concentraci¨®n del poder en el l¨ªder, a trav¨¦s de un proceso de legitimaci¨®n que lo sit¨²a en un plano superior a los Congresos, sin que se generen los contrapesos necesarios y minimizando el papel de las corrientes de opini¨®n y de las posiciones pol¨ªticas diferentes.
No existen o no funcionan los contrapesos que demandaba el profesor Luis G¨®mez Llorente cuando se?alaba que ¡°es vital para una democracia sana frenar la tendencia a la oligarquizaci¨®n de las fuerzas pol¨ªticas. Hay que establecer contrapesos¡± y evitar lo que llamaba el riesgo de ¡°cesarismo¡±. En tiempos de Felipe Gonz¨¢lez, el Comit¨¦ Federal era un ¨®rgano de debate a fondo, pero en los ¨²ltimos tiempos los grandes debates no tienen lugar all¨ª, donde ni las corrientes ni las posiciones m¨¢s cr¨ªticas est¨¢n presentes o en la pr¨¢ctica no tienen oportunidad de manifestarse, sino a lo sumo en los medios de comunicaci¨®n. El m¨¦todo que se sigue en sus reuniones de que primero intervienen los secretarios o secretarias de las Federaciones ¡ªque, salvo momentos puntuales, no son cr¨ªticos con la Comisi¨®n Ejecutiva sino todo lo contrario¡ª hace que cuando llega el turno de los dem¨¢s miembros, si llega, ya no hay inter¨¦s ni debate.
Igualmente en cuanto a la relaci¨®n entre partido y Gobierno. Es obvio que el partido tiene que apoyar al Gobierno, promocionar sus pol¨ªticas, defenderle, pero tambi¨¦n controlarle. Sin embargo, en la pr¨¢ctica ocurre lo contrario. En un reciente Comit¨¦ Federal sin debate alguno se ces¨® a varios miembros de la Comisi¨®n Ejecutiva eligiendo a otros que en su mayor¨ªa eran ministros o ministras. En lugar de ser la direcci¨®n del partido quien controla la acci¨®n de Gobierno, es al rev¨¦s: el Gobierno quien controla y dirige al partido.
El pr¨®ximo Congreso tiene que ser una oportunidad para profundizar en la democracia interna, generar contrapesos y fomentar la participaci¨®n.
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