Lealtad y venganza, prioridades de Donald Trump

Los primeros nombramientos de Donald Trump para el nuevo Gobierno que tomar¨¢ posesi¨®n a partir de enero suponen la confirmaci¨®n de que el ¨²nico valor pol¨ªtico en el que cree es la fidelidad absoluta, por encima de la capacidad o la experiencia. Cada anuncio de nombramiento de Trump es un desprecio a cualquier atisbo de colaboraci¨®n bipartita o continuidad en las pol¨ªticas p¨²blicas, y muestra, en algunos casos, su disposici¨®n a dinamitar l¨ªmites que el establishment de Washington no le dej¨® cruzar en su primer mandato. Algunos son directamente una provocaci¨®n para los propios republicanos.

Es el caso del congresista Matt Gaetz, elegido para ser el nuevo fiscal general de EE UU, una figura de enorme poder y que debe ser independiente de la Casa Blanca. Gaetz es un trumpista fan¨¢tico y sediento de atenci¨®n medi¨¢tica que impuls¨® la destituci¨®n del presidente de la C¨¢mara de Representantes de su propio partido por no ser lo bastante radical. Ha sido investigado por la propia C¨¢mara por supuestos abusos sexuales y consumo de drogas. El mi¨¦rcoles renunci¨® a su esca?o en una maniobra que parece dirigida a evitar que se publique esa investigaci¨®n.

Gaetz no tiene ninguna cualificaci¨®n para el cargo y su nombramiento solo tiene l¨®gica dentro del universo paralelo trumpista. Es tambi¨¦n un desaf¨ªo a los republicanos del Senado, para probar durante el proceso de confirmaci¨®n su lealtad al proyecto de desmontaje del Estado. Son varios los senadores que se han mostrado at¨®nitos con la decisi¨®n. Si el nuevo Senado con mayor¨ªa republicana (53-47) lo confirma, el jefe de la Fiscal¨ªa de EE UU ser¨¢ un ignorante que considera el Departamento de Justicia un arma pol¨ªtica y no dudar¨¢ en utilizarlo para ejecutar lo que Trump ha anunciado sin ambages: la persecuci¨®n de sus enemigos.

Siendo el m¨¢s inquietante, por la clase de poder que conlleva, no es el ¨²nico nombramiento que augura caos en la Administraci¨®n. Trump quiere crear una oficina espec¨ªfica para que la dirija Elon Musk que se encargar¨¢ de proponer recortes masivos en la burocracia norteamericana. Musk ha prometido ¡°hacer temblar el sistema¡± que le ha hecho multimillonario a base de contratos p¨²blicos con sus empresas. Un antivacunas conspiranoico como Robert F. Kennedy Jr. va a dirigir el Departamento de Salud. La excongresista dem¨®crata Tulsi Gabbard, sin experiencia ejecutiva, estar¨¢ a cargo de las agencias de espionaje. Un exmilitar presentador de Fox News, Pete Hegseth, es el elegido para el Departamento de Defensa. El nombramiento m¨¢s presentable es el del senador Marco Rubio para secretario de Estado, y se trata de un halc¨®n militarista deseoso de atacar Ir¨¢n.

Mientras, los republicanos del Senado han elegido a un senador de corte cl¨¢sico e institucional, John Thune, como l¨ªder de su grupo, no al que quer¨ªa Trump. De estos senadores dependen los nombramientos del presidente. Si existen suficientes trazas de institucionalismo e independencia entre ellos, Trump tiene las de perder. Hasta las pr¨®ximas elecciones legislativas, la ¨²ltima oportunidad de moderaci¨®n en Washington descansa, otra vez, en la conciencia de un pu?ado de senadores republicanos. Los precedentes no invitan a la esperanza.