La educaci¨®n ha muerto
Los lectores escriben sobre la victoria de Donald Trump en EE UU, el aparcamiento urbano, los pa¨ªses que preparan a su poblaci¨®n para un hipot¨¦tico escenario de guerra, y las luces de Navidad
Plat¨®n hac¨ªa hincapi¨¦ en que el gobernante deb¨ªa recibir una educaci¨®n exhaustiva que lo habilitara para gobernar, y que en este adem¨¢s deb¨ªa imponerse el alma racional y su virtud por naturaleza, la sabidur¨ªa. Sin embargo, la victoria de Trump nos han demostrado lo contrario. Plat¨®n se volver¨ªa a morir en el acto si descubriese que el mundo actual gira en torno al eje del odio, que la estulticia ha defenestrado a la verdad, y que la ineptitud tiene honores dentro de esta corte de ignorancia. La verdad, que solo se entiende mediante la educaci¨®n, ha sucumbido ante una pandemia de bulos. El futuro se presenta escalofriante con un presidente de la primera potencia mundial que ensalza la guerra y asume el odio como dogma. La educaci¨®n ha muerto, crucemos los dedos para que la esperanza no lo haga tambi¨¦n.
Andr¨¦s Luengo Garrido. Huelva
La paradoja del aparcamiento urbano
En muchas ciudades, los espacios de aparcamiento parecen haberse convertido en una paradoja: se restringen y encarecen con la intenci¨®n de fomentar el transporte p¨²blico, pero sin ofrecer alternativas reales para quienes dependen del coche. Las tarifas elevadas y la proliferaci¨®n de zonas verdes y azules pueden tener una l¨®gica recaudatoria, pero ?realmente est¨¢n resolviendo el problema de la congesti¨®n o simplemente est¨¢n empujando a quienes no pueden pagar hacia las afueras? Si queremos un cambio, debe ir acompa?ado de un transporte p¨²blico accesible, eficiente y pensado para las necesidades de todos.
Laia Arroyo L¨®pez. El Masnou (Barcelona)
Prepararse para la guerra
Leo en EL PA?S que los pa¨ªses n¨®rdicos instan a la poblaci¨®n a prepararse para una posible guerra. Miro alrededor y nadie se inmuta. Las personas viajan, hacen compras, estudian, hablan por tel¨¦fono... Alguien me podr¨ªa decir: ?Ahora te caes del pino? ?No sabes que hace 1.000 d¨ªas que Ucrania ya est¨¢ metida en una guerra?, ?No sabes que ya son m¨¢s de 40.000 los muertos en Gaza y L¨ªbano? S¨ª, lo s¨¦. Quiz¨¢s haya despertado un poco ahora. Me viene a la memoria el comentario de un personaje de la novela de Lion Feuchtwanger, Los hermanos Oppermann: ¡°Lo que hab¨ªa aprendido de la historia es que era asombroso que los amenazados en cada momento pensaran ponerse a salvo demasiado tarde¡±.
Alejandro Oleaga. Bilbao
Disfrutar con cabeza
Las luces de Navidad son una tradici¨®n que aporta ilusi¨®n a la poblaci¨®n. Las calles se iluminan, la gente se junta para verlas, y te alegran un poco m¨¢s las noches de invierno. Pero en un contexto de crisis energ¨¦tica y econ¨®mica, ?no deber¨ªamos plantearnos formas m¨¢s sostenibles de celebrar estas fechas? Las luces se encienden a finales de noviembre o principios de diciembre, cuando a¨²n queda un mes para los festivos. Ser¨ªa ideal reducir los horarios o apostar por iluminaci¨®n m¨¢s sostenible, para que parte del presupuesto destinado a estas decoraciones se invirtiera en iniciativas que apoyen a quienes m¨¢s lo necesitan, como por ejemplo, para Valencia. La Navidad no deber¨ªa medirse solo en luces, sino en solidaridad y cuidado por el planeta.
Sara Puyal Puyal. Barcelona
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