Ya votamos, ?y ahora qu¨¦?
Terminamos un ciclo electoral hist¨®rico a nivel global con la sensaci¨®n de que la democracia est¨¢ m¨¢s amenazada que nunca
Este 2024 ha sido un a?o electoral hist¨®rico en el que m¨¢s de 1.600 millones ciudadanos han sido llamados a depositar su voto en una urna. Los ciudadanos de m¨¢s de 70 pa¨ªses han tenido que decidir el rumbo de sus naciones y, sin embargo, terminamos este ciclo con la sensaci¨®n de que la democracia est¨¢ m¨¢s amenazada que nunca.
Es evidente que hay una desconexi¨®n entre los ciudadanos y sus gobernantes. Su escepticismo y falta de confianza no deber¨ªa sorprendernos. No estamos dejando un mundo sencillo, especialmente a las nuevas generaciones. El cambio clim¨¢tico, la falta de oportunidades econ¨®micas y de justicia social, la crisis global de vivienda¡ Esto ha ido erosionando poco a poco el ideal democr¨¢tico y ha hecho que nuestras sociedades, y la juventud en particular, est¨¦n al frente de una creciente ola de desconfianza hacia las instituciones democr¨¢ticas que cada vez afecta a m¨¢s pa¨ªses.
La polarizaci¨®n pol¨ªtica que se va extendiendo alrededor del mundo ha puesto de manifiesto un problema fundamental al que se enfrentan muchos de nuestros gobiernos: ?es posible que la democracia representativa haya dejado de representarnos?
La respuesta puede que no nos guste, pero los n¨²meros hablan por s¨ª solos. Menos de un 30% de los esca?os parlamentarios a nivel mundial est¨¢n ocupados por mujeres, y tambi¨¦n son menos de 30 los pa¨ªses que est¨¢n gobernados por mujeres. Y aunque la cifra es mejor que hace algunos a?os sigue siendo el reflejo de un problema cr¨®nico. A este ritmo tardaremos unos 130 a?os en alcanzar la igualdad de g¨¦nero.
Para hacernos una idea de la gravedad del asunto. Una bolsa de pl¨¢stico tarda unos 100 a?os en descomponerse. Si us¨¢ramos esa bolsa hoy mismo, esta desaparecer¨ªa de este planeta y todav¨ªa las democracias no habr¨ªan alcanzado la igualdad de g¨¦nero. ?C¨®mo puede nuestro sistema de representaci¨®n olvidarse de la mitad de las personas a las que pretende representar?
Los gobernantes deben preocuparse y ocuparse de que las instituciones sean un fiel reflejo de la sociedad a la que buscan representar.
Un ejemplo de representaci¨®n paritaria sin precedentes fue la Convenci¨®n Constitucional de Chile en 2022, donde la mitad de las delegadas fueron mujeres. Esto fue un hecho que posicion¨® al pa¨ªs como un referente en igualdad de g¨¦nero en la vida pol¨ªtica. Aunque la propuesta de Constituci¨®n fue rechazada, el proceso sirvi¨® para demostrar que las democracias pueden avanzar hacia la inclusi¨®n y, tambi¨¦n, para reclamar espacios de di¨¢logo democr¨¢tico fuera de ciclos electorales.
Tenemos una responsabilidad com¨²n de seguir transmitiendo a las nuevas generaciones el inmenso poder que tiene un voto para provocar cambios. Los representantes p¨²blicos tienen que ser conscientes de esa responsabilidad. Y los ciudadanos de que son ellos los due?os de las instituciones y que la democracia es mucho m¨¢s que votar cada cuatro a?os.
Con todas sus imperfecciones y todo lo que queda por avanzar tenemos que estar agradecidos a la democracia por el progreso y la paz que ha tra¨ªdo al planeta. Podemos estar m¨¢s o menos de acuerdo con las decisiones que salen de las urnas. Pero siempre respetarlas y ense?arles a las generaciones m¨¢s j¨®venes que, a pesar de que muchas veces parezca que se acerca la tormenta, la democracia nos ha tra¨ªdo m¨¢s avances como sociedad que ning¨²n otro sistema de gobierno en la historia.
Iniciativas como Thank You Democracy (Gracias democracia) de la Global Democracy Coalition y liderada por Club de Madrid son fundamentales para que esos logros conseguidos en democracia no caigan en el olvido. Desde el sufragio universal femenino hasta el matrimonio igualitario. Queda todav¨ªa mucho por conseguir y para ello tenemos la responsabilidad de cuidar la democracia como uno de nuestros bienes m¨¢s preciados. Y ser justos con ella.
Este a?o de elecciones nos deja muchas lecciones. Pueblos ilusionados y otros desesperanzados. Y yo personalmente lo acabo m¨¢s convencida que nunca de que debemos ponernos en marcha para construir una democracia preparada para el futuro. En la que los ciudadanos vuelvan al centro de la discusi¨®n. De d¨®nde nunca debieron salir.
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