El otro rapto de Europa
La UE se ve hoy amenazada por la falta de confianza en la democracia de muchos ciudadanos y por la incesante actividad de organizaciones contrarias al pluralismo
A mediados de los a?os noventa, V¨¢clav Havel, entonces presidente de la Rep¨²blica Checa, ofreci¨® una recepci¨®n en el Castillo de Praga para celebrar el aniversario de la independencia de Checoslovaquia del imperio austroh¨²ngaro. La sala g¨®tica se llen¨® de invitados y en el c¨ªrculo donde me encontraba alguien dijo que el imperio nunca debi¨® haberse fracturado porque los peque?os Estados que se formaron de sus ruinas fueron bocados f¨¢ciles para los tiranos que se apoderaron de aquella parte de Europa: primero Hitler, luego Stalin. Una mitad de los presentes asinti¨®. Havel dijo que el imperio, con su mosaico de lenguas y culturas, fue la prefiguraci¨®n de la Uni¨®n Europea y que, para sobrevivir, hubiera debido democratizarse y reconocer todav¨ªa m¨¢s la diversidad de lenguas, culturas y religiones que lo formaban.
A diferencia de los dem¨¢s invitados, que en su mayor¨ªa pertenec¨ªan a generaciones anteriores, yo nac¨ª en la Checoslovaquia totalitaria. De ni?a escuchaba a los maestros contarnos que, con la ense?anza de Lenin y bajo la bandera roja de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, nos dirig¨ªamos hacia un futuro radiante. Sin embargo, en casa la narraci¨®n era otra. Mis padres insist¨ªan en que el r¨¦gimen sovi¨¦tico con su doctrina leninista se basaba en una ideolog¨ªa dogm¨¢tica y totalitaria. Y al final, mis padres, acosados por la polic¨ªa comunista, no tuvieron otra opci¨®n que abandonar el pa¨ªs con sus hijos de manera clandestina. Nos marchamos a mediados de los a?os setenta.
En la celebraci¨®n de Havel, todav¨ªa bajo el signo de la euforia tras la ca¨ªda del comunismo que muchos de aquel c¨ªrculo en el que convers¨¢bamos ayudaron a derrumbar, hablamos de los valores europeos. Visto desde hoy, Havel fue el ¨²ltimo pol¨ªtico que habl¨® a la ciudadan¨ªa de valores esenciales como honestidad, solidaridad y tolerancia; hoy d¨ªa la clase pol¨ªtica no se atreve a expresarse en esos t¨¦rminos porque las c¨ªnicas redes sociales se burlar¨ªan de su ingenuidad.
Con el paso de los a?os, algunos de aquellos invitados se giraron hacia los partidos populistas. En una ocasi¨®n pregunt¨¦ las razones a uno de ellos y me contest¨®: ¡°Nos queremos alejar de Lenin que dec¨ªa que la democracia parlamentaria es un aparato de fabricar enga?os.¡± Le contest¨¦ que esos partidos son enemigos de la democracia; bajo la autoridad de estadounidenses como Steve Bannon y Trump intentan eliminar los valores de la Ilustraci¨®n y as¨ª despojar a Europa de su identidad. Y le record¨¦ que con frecuencia la ultraderecha y la ultraizquierda se tocan. Por eso en lo referente a Lenin, en 2017, el ultraderechista Bannon se equipar¨® p¨²blicamente con el revolucionario: ¡°Soy leninista,¡± dijo en un mitin, ¡°Lenin quiso destruir el Estado y este es tambi¨¦n mi objetivo¡±. Trump lo secund¨® afirmando que la soluci¨®n para Am¨¦rica es ¡°hundirse en una cat¨¢strofe y tras ella resurgir milagrosamente¡±. Entonces record¨¦ a mi interlocutor que esa frase no est¨¢ lejos de los cuentos sobre el futuro radiante que se contaban en los pa¨ªses comunistas.
Bajo la batuta y con la financiaci¨®n de Bannon, Musk y otros, los l¨ªderes antieuropeos se empe?an en acabar con la Uni¨®n Europea y disgregarla en peque?os y medianos Estados independientes y f¨¢cilmente dominables para poderes como el de Estados Unidos y las grandes multinacionales. Si eso llega a ocurrir, Europa estar¨ªa perdida, al igual que lo estuvieron, durante medio siglo, aquellos Estados que se hab¨ªan formado sobre las ruinas del imperio austroh¨²ngaro, entre ellos mi pa¨ªs de origen. Desde su formaci¨®n hace m¨¢s de un siglo, esos Estados solo se han podido sentir algo fuertes cuando han formado parte de la Uni¨®n Europea.
?C¨®mo se ha llegado a esta situaci¨®n? A finales del siglo pasado, las democracias europeas empezaron a encontrarse bajo la presi¨®n de los neocons estadounidenses, una derecha radical, pol¨ªticamente rompedora y electoralmente din¨¢mica. Desmarc¨¢ndose de la extrema derecha tradicional ¡ªlos neofascistas y neonazis¡ª y de sus incitaciones a la violencia, la irrupci¨®n en el escenario pol¨ªtico de esos partidos ¡°modernizados¡± representa uno de los mayores retos a los que se enfrenta la democracia. Sin llegar a criticar abiertamente la legitimidad de la democracia, pero enarbolando sobre todo la bandera de la libertad, esos partidos rechazan el sistema sociopol¨ªtico establecido y abogan por un mercado ultraliberal, acompa?ado de una dr¨¢stica reducci¨®n del papel del Estado. Un ejemplo de ello es el partido Fidesz de Viktor Orb¨¢n, que ha convertido Hungr¨ªa en un Estado autocr¨¢tico.
La mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos tienen la ultraderecha y el populismo bien infiltrados en sus filas. Alemania no cesa de desplegar esfuerzos por mantener a raya a la peligrosa Alternativa para Alemania. Casi todos los Estados excomunistas de la Europa Central y del Este tienen un partido xen¨®fobo en el gobierno o en la oposici¨®n. Ursula von der Leyen decidi¨® ir con los tiempos y aceptar a algunos de esos partidos ¡ªlos que no son antieuropeos, antidemocr¨¢ticos y apoyan a Ucrania¡ª como Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni.
Es evidente que se cometieron errores. A pesar de las protestas, como la carta abierta de escritores y acad¨¦micos del 17 de abril 2018, Angela Merkel dio v¨ªa libre a Orb¨¢n que convert¨ªa democracia en autocracia, porque ambos ten¨ªan una relaci¨®n estrecha y se ayudaban mutuamente. Por culpa de sus graves equivocaciones y torpezas, el eje de Europa, Alemania y Francia, est¨¢ en crisis. Tambi¨¦n la izquierda tradicional err¨® al traicionar los ideales del humanismo abandonando a su suerte a la clase media y a los m¨¢s fr¨¢giles, dej¨¢ndose tentar por el canto seductor del capitalismo financiero transnacional, contra el que no se ha atrevido a actuar. Por eso en muchos pa¨ªses europeos han desaparecido los partidos socialdem¨®cratas.
Sin embargo, uno de esos pol¨ªticos socialistas desaparecidos de primera l¨ªnea, Fran?ois Hollande, en su momento afirm¨® con lucidez que, si Europa no se un¨ªa m¨¢s, acabar¨ªa derrotada. Y efectivamente, los tiempos actuales est¨¢n muy alejados de la fiesta de la esperanza en el Castillo de Praga de hace 30 a?os. Europa se ve hoy amenazada internamente por la creciente falta de confianza de sus ciudadanos en la democracia, alimentada por la incesante actividad en redes sociales de Rusia y otros pa¨ªses y organizaciones contrarias al sistema democr¨¢tico. Desde el exterior, y concretamente en lo militar, Rusia quisiera rodear a Europa a trav¨¦s de Ucrania y Bielorrusia, pero tambi¨¦n en el Mediterr¨¢neo donde el ej¨¦rcito ruso est¨¢ presente en dos puertos, el sirio Tartus (ahora mismo en jaque por la ca¨ªda de El Asad) y el libio Tobruk, que reciben toneladas de armamento.
Estados Unidos, el principal aliado de Europa durante m¨¢s de un siglo, que la salv¨® de la destrucci¨®n f¨ªsica y moral, aparece, con Trump al frente y con la larga e intensa actividad de Steve Bannon y otros trumpistas en favor de la extrema derecha europea, como una amenaza real. Y es que Europa molesta al ultraliberalismo, al capitalismo financiero y a las grandes empresas de tecnolog¨ªa que quisieran acabar con la capacidad de las instituciones europeas de defender a los ciudadanos frente a sus estrategias.
Europa representa hoy el mosaico de culturas, lenguas y religiones, la diversidad cultural y ling¨¹¨ªstica de la que habl¨® Havel en la fiesta del Castillo de Praga. Con todos sus errores y defectos en cuya soluci¨®n todos los ciudadanos europeos deber¨ªamos participar, Europa es hoy el proyecto pol¨ªtico m¨¢s poderoso en favor de las libertades democr¨¢ticas y los derechos humanos. O si no, ?por qu¨¦ millones de seres humanos arriesgan su vida por llegar a Europa y muchos millones m¨¢s sue?an con tener alg¨²n d¨ªa pasaporte europeo, entre ellos muchos de los m¨¢s ricos del planeta?
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