Sexismo, personas lectoras y una vara
Desdoblar los g¨¦neros o eludirlos en el lenguaje no libra a nadie de ser machista, ni dejar de hacerlo nos adscribe a una opci¨®n pol¨ªtica determinada
Qu¨¦ dif¨ªcil es encontrar la medida de las cosas. En la Edad Media, en el entorno aragon¨¦s, hubo una medida consensuada: en uno de los laterales de la catedral de Jaca, qued¨® marcada en la piedra una l¨ªnea horizontal de unos 77 cent¨ªmetros de longitud, paralela al suelo. Es un patr¨®n de medida y se llama vara jaquesa. La vara era una de las medidas usadas en la Europa del Medievo, pero ni era general (la vara valenciana era mayor) ni era ¨²nica (se med¨ªa en palmas, codos...). Estas medidas fueron quedando arrinconadas con la introducci¨®n del sistema m¨¦trico decimal, que lleg¨® de Francia en el siglo XIX y que oficializ¨® una nueva terminolog¨ªa. Algo similar hab¨ªa pasado antes dentro de las iglesias; dec¨ªa Am¨¦rico Castro que la introducci¨®n de la liturgia de Cluny en la Edad Media dentro de los reinos hisp¨¢nicos fue la generalizaci¨®n de un ¡°sistema m¨¦trico de las almas¡±, ya que se releg¨® la liturgia vern¨¢cula por una de m¨¢s all¨¢ de los Pirineos.
Son cambios promovidos por deseos normalizadores, nacidos o respaldados por instancias gubernamentales, que exhiben la capacidad de una entidad oficial para cambiar lo convencional. Pero no todo lo que tiene uso social es institucional; no todo lo que se basa en convenciones respetadas puede ser controlado verticalmente. Y ahora hablo de la lengua. Las lenguas tienen un est¨¢ndar, una vara de medida que incluye un conjunto de modelos ejemplares y no r¨ªgidos que se actualizan a medida que la realidad (que es lo mismo que decir los hablantes) cambia los patrones de comportamiento. Acordar un patr¨®n es el resultado de un proceso hist¨®rico, basado en razones caprichosas (a nuestros antepasados les parec¨ªa fea la palabra prerromana perro, y tardaron mucho en ponerla por escrito) o sesgadas por nuestra ideolog¨ªa (busquen los ejemplos ustedes con las valoraciones que a¨²n recibe la pronunciaci¨®n andaluza) pero asentadas en el uso general. S¨ª, hay instituciones que se ocupan de la lengua, para el caso del espa?ol la Real Academia Espa?ola, pero su misi¨®n no puede ser otra que la de escuchar al hablante y tratar de recoger (¡°notario y no polic¨ªa¡±, que se suele decir) lo que en el est¨¢ndar se rechaza o acepta. Ni siquiera en la ortograf¨ªa, donde tenemos una norma vertical y oficializada, los hablantes son controlables: recuerden el caso de la tilde de solo.
Uno de los grupos de trabajo de la Conferencia de Rectores y Rectoras de Universidades Espa?olas (CRUE) ha presentado un documento en torno al uso ling¨¹¨ªstico (Recomendaciones para un uso adecuado del lenguaje en las universidades) que ha sido rubricado por la mayor¨ªa de nuestras universidades p¨²blicas como propuesta para que se use ¡°en publicaciones, documentos e intervenciones orales¡±. El texto se parece bastante a las Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje en la Administraci¨®n parlamentaria, que ya fue aprobado en 2023 en el Congreso. Alguna de estas sugerencias lleva a?os en circulaci¨®n, como la de que en los cargos se usen femeninos habituales, una recomendaci¨®n que coincide con lo prescrito por la RAE, pero que ha tenido desigual acogida entre los hablantes (siguen vi¨¦ndose ¡°la presidente¡± o ¡°la m¨¦dico¡±). El rechazo a los plurales masculinos usados como gen¨¦ricos lleva tambi¨¦n a la gu¨ªa a recomendar decir ¡°profesorado¡± en vez de ¡°profesores¡± o ¡°estudiantado¡± en lugar de ¡°estudiantes¡± y a condenar el uso de formas como ¡°titulados¡± y ¡°usuarios¡±, que deber¨ªan ser ¡°personas tituladas¡± y ¡°personas usuarias¡±.
Hay que saber de qu¨¦ hablamos cuando hablamos de lengua y ser cautos con la vara de medir que se aplica. La especificaci¨®n constante de la categor¨ªa que hay dentro de un adjetivo sustantivado es imposible de mantener en el discurso, y en algunos casos es ambigua: la propia gu¨ªa dice que en las universidades ¡°formamos a profesionales¡±, porque si dijese que formamos a ¡°personas profesionales¡± el significado ser¨ªa diferente. Hace unos d¨ªas este peri¨®dico anunci¨®: ¡°EL PA?S acaba de superar los 400.000 suscriptores¡±. Me atrevo a preguntar si los lectores consideran sexista esa frase y prefieren ser llamados ¡°personas suscriptoras¡± o ¡°personas lectoras¡±. Quiz¨¢ en un formulario administrativo no sorprenda demasiado la referencia a una ¡°persona solicitante¡± pero no resultar¨¢ natural en intervenciones orales. Hay que encontrar la medida de las cosas: el divorcio entre la lengua est¨¢ndar y la universitaria es peligroso, porque alimenta la fantas¨ªa de que la universidad no conecta con la sociedad.
S¨ª, las universidades tienen todo el leg¨ªtimo derecho a abrazar gu¨ªas para un uso del lenguaje que consideran m¨¢s justo, pero no pueden defender que estas sugerencias sirven para ¡°promover un uso no sexista del lenguaje¡±. No podemos hacer sentir a los hablantes que son machistas por decir ¡°los solicitantes¡± o ¡°los profesores¡±. Ni quienes se mofan de estas gu¨ªas ni quienes las asumen como un catecismo deber¨ªan convertirlas tampoco en distintivos ideol¨®gicos. Decir ¡°las personas solicitantes¡± no libra a nadie de ser machista ni (acab¨¢ramos) decir ¡°los solicitantes¡± nos adscribe a una opci¨®n pol¨ªtica determinada.
Hay 77 universidades dentro de la CRUE, y no llega a la veintena el n¨²mero de rectoras. Es muy conocido ese pasaje de A trav¨¦s del espejo donde Humpty Dumpty dice ¡°cuando yo uso una palabra quiere decir lo que yo quiero que diga¡±, pero se nos olvida c¨®mo segu¨ªa: ¡°La cuesti¨®n es saber qui¨¦n es el que manda¡±, o sea, las personas que mandan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
![Lola Pons Rodr¨ªguez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2F63aaf426-2b46-4fdc-aba2-708199bd1b83.png?auth=4ff705bf4d60cb8957eabb1f27602b7b28f428af07e2cc426b3372b9ab117ce7&width=100&height=100&smart=true)