Rubiales en el banquillo
El juicio al expresidente de la Federaci¨®n de F¨²tbol ha sacado a la luz un intolerable ejercicio del poder en el deporte m¨¢s influyente
El juicio contra el expresidente de la Real Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol (RFEF) Luis Rubiales y contra tres ex altos cargos de la misma por el beso no consentido del primero a la futbolista Jenni Hermoso tras la final del Mundial de 2023 y por las supuestas coacciones posteriores a la jugadora qued¨® este viernes visto para sentencia. Ese fallo, contra el que cabr¨¢ el correspondiente recurso, fijar¨¢ la verdad judicial de unos hechos que han empa?ado para siempre la memoria de un ¨¦xito hist¨®rico del deporte espa?ol, convertido por la prepotencia de Rubiales en un esc¨¢ndalo internacional. La Fiscal¨ªa pide dos a?os y medio de c¨¢rcel para Rubiales por un delito de agresi¨®n sexual y otro de coacciones y de 18 meses para cada uno de los otros tres acusados por este ¨²ltimo cargo. Las defensas solicitan la absoluci¨®n de los cuatro.
Independientemente de la sentencia, la vista oral ha evidenciado todos los defectos que han corro¨ªdo durante a?os la gesti¨®n del f¨²tbol espa?ol y que, en parte, lo siguen haciendo. Rubiales mostr¨® en su declaraci¨®n todos los clich¨¦s del peor machismo. M¨¢s all¨¢ del consentimiento en el beso ¡ªalgo que Hermoso ha negado con rotundidad desde el primer momento¡ª los hechos conocidos entonces y las declaraciones de m¨¢s de una docena de testigos han mostrado que la RFEF activ¨® toda su maquinaria de poder con el ¨²nico objetivo de salvar a Rubiales, sin pensar en ning¨²n momento en apoyar a la delantera. As¨ª, la c¨²pula de la federaci¨®n ocult¨® a Hermoso y a sus compa?eras que exist¨ªa un protocolo interno para los casos de abuso sexual aprobado menos de dos meses antes del Mundial de Australia y Nueva Zelanda. El contraste entre el ejemplo que dentro y fuera del terreno de juego dieron y siguen dando las jugadoras y la actitud intimidatoria de quienes entonces eran sus jefes no puede ser mayor.
La red de presiones a Hermoso fue el s¨ªmbolo de la situaci¨®n terminal de una entidad clientelar de la que dependen no solo las selecciones que representan a Espa?a en el mayor deporte del mundo sino un negocio multimillonario. Han pasado 17 meses desde la dimisi¨®n de Rubiales, pero la RFEF no ha dado un solo paso de calado para salir del bochorno en el que est¨¢ sumida desde la final de S¨ªdney.
El ¨²ltimo esc¨¢ndalo lo vivi¨® en diciembre con la elecci¨®n por aplastante mayor¨ªa como presidente de Rafael Louz¨¢n pese su condena a siete a?os de inhabilitaci¨®n para ocupar un cargo p¨²blico por prevaricaci¨®n. El Tribunal Supremo estim¨® la semana pasada el recurso de Louz¨¢n contra dicha condena. El mandatario federativo cuenta as¨ª con la legitimidad judicial para seguir en el cargo, pero junto a ella tiene tambi¨¦n la responsabilidad de abordar la imprescindible renovaci¨®n de unas estructuras que no dan m¨¢s de s¨ª. En su mano est¨¢, entre otras cuestiones, avanzar de una vez por todas hacia una mayor igualdad de g¨¦nero en los ¨®rganos federativos, tal y como fija la Ley del Deporte, en vigor desde hace m¨¢s de dos a?os. La Federaci¨®n lo es tanto del f¨²tbol masculino como del femenino y esto ¨²ltimo debe tener su pertinente reflejo al m¨¢ximo nivel.
El f¨²tbol espa?ol ¡ªsus equipos y selecciones, hombres y mujeres¡ª juega en la primera divisi¨®n internacional. Ese escaparate ser¨¢ todav¨ªa mayor en el Mundial de 2030, que se celebra en Espa?a, Portugal y Marruecos. Mucho antes de esa fecha, la RFEF debe haber acabado con un estado de cosas que la valent¨ªa de las futbolistas sac¨® a la luz e hizo definitivamente intolerable.
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