Milei se esconde
El presidente argentino debe asumir su responsabilidad en una estafa de criptomonedas que ha dejado 40.000 afectados
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Los peores presagios que encarna la figura de Javier Milei se han podido evidenciar en cuesti¨®n de d¨ªas, a pasos agigantados y con una resonancia mundial, tras un hecho de extrema gravedad institucional. El pasado viernes el presidente argentino promocion¨® desde su cuenta de X ¡ªla misma desde la que insulta y ataca sin freno¡ª una inversi¨®n en criptomonedas que result¨® ser un fiasco. Miles de inversores que confiaron en su palabra pusieron su dinero en $Libra ¡ªque en pocos minutos dispar¨® su valor¡ª para ver con estupor como m¨¢s tarde ca¨ªa a cerca de cero. Tras el apoyo de Milei, la cotizaci¨®n pas¨® de unos pocos c¨¦ntimos a 4,7 d¨®lares (4,5 euros) y el valor global de $Libra escal¨® hasta los 4.500 millones de d¨®lares. Pero, repentinamente, las pocas billeteras que concentraban la mayor¨ªa de los tokens (activos) retiraron 90 millones de d¨®lares y la criptomoneda se derrumb¨®.
Milei borr¨® entonces su recomendaci¨®n con el argumento de que no conoc¨ªa los detalles del asunto. Lo hizo despu¨¦s de haber presentado $Libra como una moneda destinada a financiar a los emprendedores argentinos que no ten¨ªan acceso al cr¨¦dito. No hab¨ªa borrado a¨²n su tuit cuando en las redes ya advert¨ªan de una posible estafa conocida como rug pull, que consiste en inflar un activo artificialmente para atraer inversores y huir justo a tiempo para quedarse con las ganancias de los incautos que invirtieron m¨¢s tarde. La recomendaci¨®n de un personaje que genere confianza, en este caso Milei, es parte fundamental de la estafa. La reacci¨®n del presidente argentino ha sido indigna de un jefe de Estado, igual que el mero hecho de promocionar una inversi¨®n de criptomonedas. Lo primero que hizo fue callar, esconderse. El lunes, finalmente, concedi¨® a un periodista af¨ªn una entrevista no solo grabada sino burdamente trucada. All¨ª dio argumentos abracadabrantes como que el mundo cripto ¡°es como un casino¡±. ¡°Si perd¨¦s plata, ?cu¨¢l es el reclamo?¡±, dijo para asegurar que eso lo exculpa. Su excusa es que se trataba de un ¡°acuerdo entre privados¡± y que ¨¦l difundi¨® algo que simplemente le pareci¨® una buena idea.
Milei debe comprender que no es un ciudadano com¨²n: como jefe de Estado, su palabra tiene un peso que lo trasciende, por mucho que desprecie continuamente la institucionalidad de su cargo. Es su deber no degradarla m¨¢s. Su mera recomendaci¨®n concede credibilidad a una criptomoneda. Si resulta que esta se traduce en p¨¦rdidas para 40.000 inversores, no basta con desentenderse. Milei asegura que no hizo dinero con la estafa. Mientras, crecen las sospechas sobre un entorno de personajes opacos que no tienen dificultad alguna en venderle proyectos sospechosos. La justicia determinar¨¢ si adem¨¢s de responsabilidad pol¨ªtica, la tiene tambi¨¦n penal. Los argentinos, mientras, necesitan no solo una explicaci¨®n: requieren de un presidente que se tome en serio su cargo.
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