Una visi¨®n cr¨ªtica de Mija¨ªl Gorbachov, un pol¨ªtico que no quer¨ªa gobernar
Desde el punto de vista de la pol¨ªtica, debe ser juzgado con dureza, como uno de los fracasos m¨¢s extraordinarios de la historia. Desde el punto de vista de la humanidad, debe ser juzgado con mucha m¨¢s amabilidad
Dios no ha sido ben¨¦volo con Mija¨ªl Gorbachov (1931-2022) al no permitirle morir antes del 24 de febrero de 2022 y no ser testigo de la destrucci¨®n sin sentido de todo lo que representaba. Y tal vez incluso para reflexionar sobre c¨®mo a veces la decisi¨®n de no usar la fuerza puede conducir m¨¢s tarde a una carnicer¨ªa mucho mayor. Si Mija¨ªl Gorbachov hubiera mantenido la Uni¨®n Sovi¨¦tica (quiz¨¢ sin los pa¨ªses b¨¢lticos) y hubiera utilizado la fuerza como lo hizo Deng Xiaoping, quiz¨¢ no estar¨ªamos ahora ante una guerra interna sin sentido que ya se ha cobrado decenas si no cientos de miles de vidas y que en el peor de los casos podr¨ªa degenerar en un holocausto nuclear. Los pol¨ªticos, incluso los m¨¢s humanos, deben lamentablemente hacer este c¨¢lculo en el que las vidas humanas son solo n¨²meros.
Gorbachov se neg¨® abiertamente a hacerlo. Tal vez afirmarlo abiertamente fue un error: ya nadie le tomaba en serio, desde Bak¨² hasta Washington, a pesar de que estaba sentado encima del mayor arsenal nuclear del mundo, del segundo ej¨¦rcito m¨¢s grande, de cientos de miles de polic¨ªas y fuerzas de seguridad nacionales, y de que, como secretario general del partido monopolista, dispon¨ªa de la lealtad incuestionable de sus 20 millones de miembros.
Desde el punto de vista de la pol¨ªtica, debe ser juzgado con dureza, como uno de los fracasos m¨¢s extraordinarios de la historia. Desde el punto de vista de la humanidad, debe ser juzgado con mucha m¨¢s amabilidad: permiti¨® que millones de personas recuperaran la libertad, no solo proclam¨® sino que se ci?¨® a los principios de la no violencia en los asuntos internos y externos, y dej¨® su cargo de buena gana, cuando no necesitaba hacerlo, simplemente porque no quer¨ªa luchar y arriesgar vidas para mantenerlo. Pero al ser simp¨¢tico y, de hecho, antipol¨ªtico, dej¨® el campo libre a hombres mucho peores.
Era incapaz de dirigir un imperio complicado, cargado de demasiada historia, multinacional y vasto como la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Adem¨¢s, el pa¨ªs estaba ¡°ensuciado¡± por sus sat¨¦lites reticentes, la imposibilidad de ganar la guerra en Afganist¨¢n, la carrera armament¨ªstica con un adversario mucho m¨¢s fuerte y una econom¨ªa casi estancada. La situaci¨®n que hered¨® Gorbachov no era nada f¨¢cil. Pero era manejable, y el hecho de que nadie predijera el precipitado declive econ¨®mico, militar y pol¨ªtico de la Uni¨®n Sovi¨¦tica lo confirma. Gorbachov, al intentar mejorar las cosas, las convirti¨® en catastr¨®ficas. Mucha gente, en retrospectiva, y tal vez por respeto a Gorbachov (que s¨ª le debemos), trat¨® de explicar el descenso al caos alegando que el sistema era ¡°irreformable¡± y que todo estaba predestinado. El papel de Gorbachov, la persona, en esa visi¨®n de la historia es casi inexistente. Pero esto es un error. Un gobernante m¨¢s competente, un pol¨ªtico m¨¢s sabio, un hombre m¨¢s despiadado habr¨ªa manejado las cosas de otra manera, y podr¨ªa haber evitado la cat¨¢strofe.
Lo m¨¢s misterioso es su ascenso al poder. No lo digo de forma conspirativa porque es evidente que no hubo ninguna conspiraci¨®n. La parte que debe desconcertar a todos los que reflexionan sobre ella es la siguiente: teniendo en cuenta lo mal que manejaba Gorbachov la econom¨ªa y la pol¨ªtica a nivel central, ?c¨®mo es posible que estos defectos no se pusieran de manifiesto mucho antes a medida que sub¨ªa por las escaleras del poder? ?Es que nadie se dio cuenta en St¨¢vropol? Adem¨¢s, dado lo dispuesto que estaba a rechazar el gobierno de los bur¨®cratas que le llevaron al poder y que trabajaron con ¨¦l durante varias d¨¦cadas, ?c¨®mo es que no saltaron las luces rojas de peligro que parpadeaban detr¨¢s de ese hombre de sonrisa afable? ?C¨®mo es que Yuri Andropov, que no era una persona que mostrara un enorme sentido de la humanidad ni que, por la descripci¨®n de su trabajo, pudiera haber sido enga?ado f¨¢cilmente, no viera las fallas en Gorbachov que, una vez en el poder, har¨ªan estallar todo el imperio?
No creo que haya nunca una buena respuesta a eso, sobre todo porque Gorbachov no ocultaba sus opiniones ni pretend¨ªa ser una persona diferente de la que era. La ¨²nica manera de entender c¨®mo una poderosa burocracia permite que alguien que va a destruirla ascienda al poder dentro de esa misma burocracia es creer que las propias opiniones de Gorbachov hab¨ªan evolucionado con el tiempo. Que cuando empez¨® a reformar el sistema, su punto de vista estaba muy dentro del campo reformista aceptable, que incluso Andropov aprobaba, pero que a medida que avanzaba cada paso de las reformas, sus puntos de vista evolucionaban en direcci¨®n a una mayor libertad, de modo que al final presid¨ªa un partido que era una amalgama de facciones y tendencias incompatibles, desde incondicionales del KGB (Vlad¨ªmir Kriuchkov), pasando por antirreformistas (Yegor Ligachev), directores rojos (V¨ªktor Chernomyrdin), ladrones corruptos (muchos l¨ªderes de las juventudes del Komsomol), tecn¨®cratas (Yegor Gaidar) y socialdem¨®cratas (Roy y Zhores Medv¨¦dev).
?Podemos sacar algunas conclusiones? En lo que respecta a la pol¨ªtica, necesitar¨ªamos a una persona del calibre de Maquiavelo para describir lo que ocurri¨® y por qu¨¦. Pero para la pol¨ªtica rusa de sucesi¨®n, la lecci¨®n parece m¨¢s clara: Stalin no pod¨ªa imaginar que alguien como Nikita Jruschov (al que trat¨® como a un paleto no muy inteligente) pudiera sucederle; tampoco pod¨ªa imaginar Jruschov que el ¡°beau¡± Leonid Breznev urdiera un golpe de Estado interno contra ¨¦l; Andropov se equivoc¨® con Gorbachov, que a su vez subestim¨® a Boris Yeltsin. Yeltsin eligi¨® a Vlad¨ªmir Putin para hacer un trabajo, pero recibi¨® algo totalmente diferente. Es poco probable que Putin por s¨ª solo no cometa el mismo error.
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