Torturas y secuestros en Egipto por ser un adolescente rebelde
Varias organizaciones de derechos humanos denuncian la pr¨¢ctica sistem¨¢tica de abusos a menores de edad por parte de las fuerzas del orden y la justicia con la excusa de que est¨¢n radicalizados o que atentan contra la seguridad nacional
Era de noche y Abdoullah Boumadian estaba con su madre en casa, en la regi¨®n egipcia del Sina¨ª, cuando fue arrestado. Nadie supo de ¨¦l durante seis meses, un tiempo que pas¨® en un lugar desconocido y donde se le someti¨® a electrocuciones y ahogamientos simulados, una tortura que consiste en tumbar a la v¨ªctima, colocarle un pa?uelo sobre la cara y verter agua continuamente sobre ella para que no pueda respirar y entre en p¨¢nico. ?Su delito? Ser hermano de otro joven que se hab¨ªa unido a Wilayat Sina', la filial de los terroristas del Estado Isl¨¢mico en Egipto. Cuando Abdoullah fue apresado y torturado ten¨ªa solo 12 a?os.
El caso de este ni?o est¨¢ lejos de ser el ¨²nico en Egipto, seg¨²n denuncian las principales organizaciones en defensa de derechos humanos. En una de las ¨²ltimas publicaciones al respecto, de esta primavera, la internacional Human Rights Watch (HRW) y la local Belady: Island for Humanity detallan los ejemplos de hasta 20 adolescentes que fueron detenidos de manera arbitraria, torturados y privados de libertad y de un juicio justo entre 2014 y 2019. Ellos son la muestra de una realidad que ha afectado a cientos de menores de edad en un pa¨ªs donde este tipo de tormentos supone ¡°una pr¨¢ctica sist¨¦mica¡±, seg¨²n concluy¨® el Comit¨¦ de las Naciones Unidas contra la Tortura en julio de 2017. De hecho, Belady ha recopilado hasta 2.000 ejemplos de ni?os arrestados desde 2013.
¡°Es muy dif¨ªcil conocer la cifra exacta porque las autoridades egipcias rechazan aportar informaci¨®n¡±, expone Bill Van Esveld, director del ¨¢rea de infancia de HRW. ¡°Los ni?os describen c¨®mo se les sumergi¨® en agua y se les aplicaron descargas el¨¦ctricas en la lengua y los genitales, pero las fuerzas de seguridad de Egipto no se hacen responsables¡±, denuncia Van Esveld, de HRW y coautor del informe, y agrega que antes del lanzamiento se pusieron en contacto con las autoridades egipcias para darles la oportunidad de responder, algo a lo que se negaron. El Servicio de Informaci¨®n egipcio s¨ª hizo una declaraci¨®n al respecto en 2018 para responder a una carta publicada por Amnist¨ªa Internacional con acusaciones similares. En ella, negaba haber cometido violaci¨®n alguna de los derechos de los menores de edad. ¡°De los 20 casos que describimos, 20 corresponden a ni?os que fueron arrestados de manera arbitraria, 15 fueron torturados durante los interrogatorios, 19 fueron detenidos sin ser presentados ante un juez dentro de las 24 horas que exige la ley y muchos desaparecieron por per¨ªodos de hasta 15 meses¡±, rebate Van Esveld.
La Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o dispone que todas las medidas relacionadas con menores de edad deben atender al inter¨¦s superior de estos. Y, por tanto, la privaci¨®n de libertad ¡°solo debe utilizarse como ¨²ltimo recurso y durante el menor tiempo posible, y debe cumplir con todos los est¨¢ndares internacionales¡±, advierte Brigid Kennedy Pfister, asesora s¨¦nior de protecci¨®n a la infancia de Unicef. No obstante, los ni?os y adolescentes sospechosos de haber cometido un delito son a menudo arrestados y no solo en Egipto, sino en todo el mundo: hasta 1,5 millones se encuentran entre rejas y otro mill¨®n m¨¢s aproximadamente est¨¢ bajo detenci¨®n policial, seg¨²n las estimaciones m¨¢s conservadoras de las Naciones Unidas.
En 2019, el estudio mundial de la ONU sobre los ni?os privados de libertad, dirigido por el experto independiente Manfred Nowak, destac¨® que los Estados los detienen por diversas razones, entre ellas porque puedan suponer una ¡°amenaza para la seguridad nacional¡±. Y no es tanto por la existencia de una verdadera asociaci¨®n con grupos armados o radicales, sino por la presuposici¨®n de que ellos o alguno de sus familiares puedan ser afines a estos, como le ocurri¨® a Abdoullah Boumadian a causa de su presunto hermano terrorista. Las estimaciones de este informe rondan los 35.000 menores detenidos por ese delito en 2019.
La ONG suiza de protecci¨®n de infancia Terre des Hommes, que lidera un programa especializado de acceso a la justicia para ni?os/as y adolescentes, lo ha visto en muchas ocasiones, especialmente en Oriente Medio. ¡°En esta regi¨®n, participar en una manifestaci¨®n implica que te pueden detener bajo ese pretexto¡±, indica Marta Gil, experta en Justicia para la infancia de esta organizaci¨®n. ¡°Si ese es el cargo que se te impone ¨Dy se puede imponer de manera muy f¨¢cil¨D estos menores est¨¢n muy expuestos a ser arrestados y juzgados por exaltaci¨®n del terrorismo, por delitos relacionados con la seguridad nacional, ir en contra los valores de tu pa¨ªs y tu patria... En muchas ocasiones los hemos visto juzgados por delitos muy graves, con consecuencias dr¨¢sticas en sus vidas y las de sus familias. Cuando los cargos son por razones relacionadas con la seguridad nacional y/o terrorismo, los sistemas judiciales se olvidan de que son menores. Es una situaci¨®n que urge abordar y cambiar¡±.
De hecho, Terre des Hommes acaba de publicar sus averiguaciones sobre qu¨¦ est¨¢ pasando en estos pa¨ªses que est¨¢n legislando a favor de la seguridad p¨²blica sin tener en cuenta la situaci¨®n que ata?e la os ni?os y adolescentes, y aporta recomendaciones sobre la manera de abordar el cambio de estos sistemas judiciales y garantizar los derechos de los menores de edad acusados por este tipo de delitos, incluidos los reclutados y utilizados por grupos armados. Su informe Acceso a la justicia para ni?os y j¨®venes en contextos de lucha contra el terrorismo explica la situaci¨®n de la infancia en pa¨ªses donde el aumento del terrorismo y de grupos radicales durante la ¨²ltima d¨¦cada ha propiciado un endurecimiento de su legislaci¨®n. Pero en Egipto, en concreto, HRW afirma que desde el que el ej¨¦rcito destituy¨® por la fuerza al primer presidente electo, Mohamed Morsi, en 2013, el Gobierno del siguiente mandatario, Abdel Fattah al-Sisi, ha permitido una fuerte represi¨®n hacia manifestantes, opositores pol¨ªticos, periodistas independiente y defensores de derechos humanos.
Se trata de una represi¨®n que se lleva por delante tambi¨¦n a los menores de edad. El pa¨ªs hab¨ªa desarrollado en los ¨²ltimos a?os una serie de medidas que proteg¨ªan a la infancia, entre ellas la creaci¨®n de prisiones espec¨ªficas, pero la ¨²ltima legislaci¨®n aprobada sobre delitos relacionados con el terrorismo no tiene en cuenta la situaci¨®n de los ni?os. Son muestras de ello los 20 testimonios de menores recabados por HRW y Belady: por ejemplo, el caso de Karim Hamida, que fue acusado de terrorismo y condenado a muerte ¨Dcondena conmutada a 10 a?os de c¨¢rcel¨D por lanzar petardos en una protesta en Giza; o el de Wesam W., detenido y en paradero desconocido durante un a?o, cuando se dirig¨ªa a una manifestaci¨®n en El Cairo ¨Dni siquiera hab¨ªa llegado¨D contra la decisi¨®n de Estados Unidos de reconocer Jerusal¨¦n como capital de Israel; o el de Maged M., juzgado en un tribunal militar por matar a unos polic¨ªas a los 14 a?os junto a otros 25 menores de edad, aunque finalmente todos fueron absueltos; o el de Ziad Z., de 15 a?os, arrestado mientras trasladaba al hospital a un herido durante unas protestas tambi¨¦n en la capital, o el de Firas F., de 14 a?os, por llevar una camiseta con un mensaje cr¨ªtico con el Gobierno.
Estos ejemplos se corresponden con una situaci¨®n que Marta Gil observa a menudo en los pa¨ªses donde trabajan: la de ni?os detenidos por estar presuntamente radicalizados. ¡°Pero no puedes detener a un ni?o por el mero hecho de afirmar que est¨¢ radicalizado si no ha cometido en s¨ª mismo un acto que sea un crimen estipulado en el C¨®digo Penal y que pueda ser probado en un proceso judicial; hay muchas situaciones diferentes, pero vemos que esa privaci¨®n de libertad se da mucho m¨¢s en ni?os y ni?as por una cuesti¨®n preventiva sin que se haya demostrado que cometieron un delito en s¨ª¡±, lamenta. ¡°Cuando se ha probado que un menor ha cometido un delito de este tipo ¨Dadvierte la experta¨D; abogamos por un proceso de responsabilidad hacia estos menores que tenga en cuenta su edad y circunstancias, y que aplique un enfoque de justicia restaurativa, centrado en su rehabilitaci¨®n y reintegraci¨®n¡±.
Torturados y retenidos extraoficialmente
Aunque la tipificaci¨®n de delitos contra la patria se ha dado en toda la regi¨®n, la particularidad de Egipto es que los operadores de protecci¨®n de la infancia tienen menor acceso a este tipo de casos. Cuando un menor de edad es detenido bajo cargos de ofensas contra la seguridad nacional, pasa por un carrusel de desapariciones, abusos y torturas por parte de los miembros de la Agencia de Seguridad Nacional del Ministerio de Interior, principalmente, pero tambi¨¦n a manos de la polic¨ªa e incluso del ej¨¦rcito, seg¨²n denuncian HRW y Belady. Ambas organizaciones corroboraron las declaraciones de los adolescentes, sus familias y sus abogados recopilando documentos judiciales, registros m¨¦dicos y v¨ªdeos. Entre esos testimonios est¨¢ el de Yahia Y., de 17 a?os: tras ser detenido, en la comisar¨ªa lo arrastraron por el pelo, le vendaron los ojos, le golpearon en la cabeza con una porra de cuero ¡°60 o 70 veces¡±, lo electrocutaron y lo suspendieron del techo hasta dislocarle los hombros. Despu¨¦s de siete d¨ªas de tortura, el chico acab¨® confesando algo que no hab¨ªa hecho. Hamza pas¨® su d¨¦cimo quinto cumplea?os de puntillas, sobre unos clavos afilados que le hab¨ªan colocado bajo los talones. Ziad fue golpeado y electrocutado durante tres d¨ªas de interrogatorios. Un pariente describe su aspecto cuando fue devuelto a la familia: ¡°Todo su cuerpo estaba hinchado por los golpes. Ten¨ªa heridas en las piernas y las plantas de los pies estaban inflamadas y llenas de cicatrices. Los empeines estaban de color negro. Ten¨ªa fiebre y se sent¨ªa muy cansado¡±.
Belady, por otra parte, tambi¨¦n ha documentado los casos de 47 ni?os que desaparecieron tras ser arrestados en sus casas en diciembre de 2019, en Suez, y que reaparecieron en marzo de 2020, justo antes del juicio. ¡°Llevaban la misma ropa que cuando fueron detenidos, algunos hasta hab¨ªan perdido los zapatos. Y solo cinco han sido liberados de momento¡±, abunda Van Esveld. Hussein Baoumi, investigador de Amnist¨ªa Internacional, explica que ellos tambi¨¦n han documentado torturas como descargas el¨¦ctricas, palizas con diversos objetos, amenazas de tortura a sus seres queridos y de violaci¨®n a las mujeres de la familia. En cuanto a las desapariciones, ¡°durante periodos de meses, incluso, nadie sabe d¨®nde est¨¢n sus seres queridos, si est¨¢n bajo custodia policial o no, si est¨¢n vivos o muertos¡±, describe.
No hay un sistema judicial adecuado para los ni?os
¡°Los sistemas judiciales no est¨¢n adaptados a los ni?os. De ese mill¨®n y medio de arrestados del que hablamos, la mayor¨ªa se encuentra en detenci¨®n prejudicial, es decir, que ni siquiera han sido acusados formalmente y est¨¢n privados de libertad durante tres meses, cuatro, un a?o... Sin acceso a un juicio justo o un proceso que contemple su presunci¨®n de inocencia¡±, critica Gil. Luego, en el momento de ser finalmente juzgado, suele ser frente a ¡°tribunales militares sin la presencia de sus padres o cuidadores, sin una comprensi¨®n clara de los cargos presentados contra ellos, sin asistencia jur¨ªdica y sin que se respeten sus derechos procesales¡±, describe en su informe Nowak, el experto independiente de las Naciones Unidas. ¡°Despu¨¦s de un periodo de desaparici¨®n, sabemos que muchos de los ni?os acusados de delitos contra la seguridad nacional son llevados a las dependencias de la Agencia de Seguridad Nacional en El Cairo e interrogados sin un abogado presente y sin asesoramiento. Y bas¨¢ndose en ese cuestionario, luego pueden ser condenados a c¨¢rcel durante meses o a?os¡±, completa Baoumy de AI.
En la ¨²ltima d¨¦cada se han aprobado en los pa¨ªses de la regi¨®n leyes llamadas ¡°de justicia juvenil¡± en las que se han tomado en serio las recomendaciones del Comit¨¦ de Derechos de la Infancia, pero ocurre que, cuando un juez estudia el delito por el que se est¨¢ acusando a un menor, tiene que consultar el C¨®digo Penal para aplicar la pena. ¡°Las leyes de justicia juvenil hablan de recomendaciones o gu¨ªas que debes seguir como juez, polic¨ªa o trabajador social, pero al final vuelves al C¨®digo Penal y este no tiene en cuenta atenuantes ni consideraciones especiales para la infancia¡±, aclara Gil.
Un da?o ¡°irreparable¡±
Al final del camino, la consecuencia de que un menor de edad haya sido privado de libertad y de un juicio justo repercute en su futuro. En prisi¨®n no solo cortan con el mundo exterior, sino que son encarcelados generalmente con adultos y tratados como tales, am¨¦n de que est¨¢n todos juntos: peligrosos delincuentes junto a chavales que quiz¨¢ est¨¢n all¨ª por haber ido a una protesta pac¨ªfica. Para los chicos es muy dif¨ªcil comprender ese cambio tan brusco, y adem¨¢s no saben qu¨¦ les va a pasar, carecen de un asesoramiento adecuado a su lenguaje y a su momento de desarrollo, seg¨²n Gil. ¡°Si no puedes acceder a una informaci¨®n que t¨² entiendas como ni?o, es muy dif¨ªcil que obtengas un juicio justo¡±, explica la experta. ¡°Los que son retenidos en condiciones de detenci¨®n propias de adultos se enfrentan a un elevado riesgo de violencia y explotaci¨®n, y a un da?o psicol¨®gico irreparable¡±, a?ade Kennedy Pfister, de Unicef. ¡°Pueden sufrir ansiedad, depresi¨®n, trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico y un incremento de su agresividad. Esos problemas persistir¨¢n durante a?os y les har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil reintegrarse socialmente¡±.
Por otra parte, las personas que est¨¢n en prisi¨®n con ellos, salvo casos muy puntuales, no han tenido una formaci¨®n espec¨ªfica sobre c¨®mo atender a ni?os privados de libertad ni trabajan con un enfoque reintegrador. ¡°Y un matiz muy importante es que se les est¨¢ acusando de delitos cuando ni siquiera tienen la madurez mental para entender la situaci¨®n o lo que entienden viene muy manipulado por otros adultos", insiste Gil, en referencia a las acusaciones relacionadas con la exaltaci¨®n del terrorismo y contra la seguridad nacional. En la misma l¨ªnea se pronuncia Pfister: ¡°Los j¨®venes que se unen a grupos radicales a menudo lo hacen bajo coacciones y amenazas, no tienen elecci¨®n. Pero no importa de qu¨¦ se les acuse: un ni?o reclutado y utilizado por un grupo armado es un superviviente de una grave violaci¨®n de sus derechos y debe ser tratado como tal".
Los derechos de Abdoullah Boumadian no fueron respetados. Seg¨²n las pesquisas de HRW y Belady, el ni?o estuvo recluido en varios centros de detenci¨®n del norte de Egipto y reapareci¨® en una comisar¨ªa de El Cairo en julio de 2018. Fue interrogado sin la presencia de un abogado y acusado sin pruebas de delitos de terrorismo. Qued¨® recluido en r¨¦gimen de aislamiento durante cien d¨ªas y se le neg¨® la posibilidad de recibir visitas, atenci¨®n m¨¦dica o de darse un simple ba?o. En diciembre de 2018 fue trasladado a otra comisar¨ªa de polic¨ªa despu¨¦s de que se emitiera una orden judicial para ponerlo en libertad. En enero de 2019, un agente de esa comisar¨ªa pidi¨® a su hermana mayor que firmara un documento confirmando que la familia ya ten¨ªa al menor en casa, y le prometi¨® que se lo entregar¨ªan al d¨ªa siguiente. Cuando esta fue a recogerlo, los agentes le dijeron que no sab¨ªa d¨®nde estaba. A d¨ªa de hoy, su familia no lo ha vuelto a ver y nadie sabe qu¨¦ le ocurri¨®. Ten¨ªa 12 a?os.
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