La infancia es el Sur del virus
Ni?os y adolescentes han de ocupar un lugar central en la recuperaci¨®n y planificaci¨®n durante y tras la pandemia. Sin embargo ?por qu¨¦ el confinamiento infantil no ha entrado de lleno en la agenda p¨²blica?
¨C ?No corr¨¢s con los zapatos nuevos, que los deshac¨¦s! ?No salt¨¦s sobre el sof¨¢, que lo destroz¨¢s! ?No te arrastr¨¦s por el piso, que despedaz¨¢s la ropa!
¨C ?Decime de qu¨¦ te sirve ser ni?o, si no te dejan ejercer!
Vi?eta de Mafalda, por Quino.
La revista de la Academia Americana de Pediatr¨ªa ha publicado recientemente un art¨ªculo sobre la infancia y la transmisi¨®n de la covid-19 que sostiene que las y los menores no tienen la culpa de los contagios, frente a aquellas reacciones iniciales, que todav¨ªa prevalecen en gran medida en la memoria colectiva, sobre la supuesta condici¨®n supercontagiosa de un ej¨¦rcito de ni?as y ni?os asintom¨¢ticos que obraba de transmisor silencioso.
La infancia no es transmisora significativa de la pandemia de la covid-19, concluye, sin ambages, el art¨ªculo.
Ya el pasado mayo otra revista cient¨ªfica hab¨ªa publicado que la ni?ez no era supercontagiadora y que era hora de volver a la escuela, inst¨¢ndose desde muy pronto a priorizar los derechos infantiles en la respuesta a la pandemia.
Como precisa otro art¨ªculo publicado en The Lancet, el cierre de escuelas hace aumentar diversos riesgos que pueden producir un impacto duradero en el desarrollo, el bienestar y el potencial futuro de la persona menor. Destaca tambi¨¦n este impacto diferencial en funci¨®n del g¨¦nero y se reconoce como cuesti¨®n crucial la influencia psicol¨®gica del cierre de escuelas para la salud de la infancia y la adolescencia.
Implicaciones del confinamiento
Todos los estudios hasta la fecha coinciden, en definitiva, en se?alar las severas implicaciones del confinamiento para la infancia (comparativamente con otros grupos sociales) y de las medidas de contenci¨®n pand¨¦mica en general, que conllevan un aumento notable de la vulnerabilidad infantil (revelada, incluso, en el incremento de tasas de maltrato, abuso y violencia contra las y los menores).
Por eso, la infancia ha de ocupar un lugar central en la recuperaci¨®n y la planificaci¨®n durante y tras la pandemia. Sin embargo, como denuncian algunos expertos, ?por qu¨¦ el confinamiento infantil no entr¨® de lleno en la agenda p¨²blica?
?Existe evidencia?
Contra tanta arbitrariedad, y como se?ala este art¨ªculo publicado en Science, las medidas de mitigaci¨®n de la pandemia que afecten al bienestar de la infancia solo se han de tomar si existe evidencia contrastada de que ayudan, porque de lo que s¨ª hay muchas pruebas es de que son perjudiciales.
Lo que Boaventura de Sousa Santos llama la ¡°tr¨¢gica transparencia del virus¡± nos permite atisbar con m¨¢s luz algo que siempre ha estado ah¨ª, que lleva mucho tiempo ah¨ª: la infancia ha sido y es una de las grandes maltratadas, simb¨®lica y pr¨¢cticamente, desde los or¨ªgenes de esta pandemia, a causa de su discriminaci¨®n esencial.
As¨ª, como afirm¨® la fil¨®sofa Carolina del Olmo, ¡°la crisis del coronavirus y el confinamiento estricto de la infancia evidencian el negacionismo de los ni?os y ni?as en la sociedad espa?ola¡±.
Se sabe que ¡°in-fancia¡± significa, literalmente, ¡°ausencia de habla¡±, como recuerda Larrosa en su magn¨ªfico ensayo P de Profesor. Como precisa Yag¨¹e, desde los albores de la filosof¨ªa pol¨ªtica, la infancia es abordada como ¨¢mbito reflexivo ¨ªntimamente ligado al problema de la vida humana en com¨²n; todo ello, pese a su escasa problematizaci¨®n en la teor¨ªa contempor¨¢nea.
As¨ª, sin duda, complejizar, pluralizar la infancia (las infancias), como concepto en disputa, es hoy importante; pero, sobre todo, y en primera instancia, considerarla.
Aquella ¡°tr¨¢gica transparencia del virus¡± nos habilita para pensar en la infancia como valor y como pol¨ªtica (no esa infancia despolitizada, comercializada, institucionalizada), y en el confinamiento como desaf¨ªo pol¨ªtico.
La gran perjudicada por la pandemia
Igual que se habla del ¡°Sur geogr¨¢fico¡± del virus, podemos aplicarle la misma construcci¨®n a la infancia: la infancia es el Sur del virus. Como siempre, las ni?as, los ni?os, no pueden pronunciarse. Tampoco en esto. No tienen voz p¨²blica pol¨ªtica reconocida, no votan, no ganan dinero, no se sindican, no trabajan.
Se habla por ellos y ellas, cada cual como mejor considera o juzga. Hay aqu¨ª una forma de exclusi¨®n, de segregaci¨®n, tan antigua como el ser humano. La infancia ser¨¢ siempre el estado subversivo del hombre, como escribe S¨¢nchez Pi?ol.
Y, sin embargo, ese estado ¡°dorado¡± y ¡°subversivo¡± en la pr¨¢ctica resulta pol¨ªticamente despose¨ªdo, sin atributos. Esa patria gozosa y originaria no se escucha. Es objeto, entre otras, de una injusticia epist¨¦mica.
Esa injusticia epist¨¦mica se produce cuando se anula la capacidad de un sujeto para transmitir conocimiento y dar sentido a sus experiencias sociales.
Injusticia visibilizada
Si esto sucede a alg¨²n grupo social de forma paradigm¨¢tica (del todo acr¨ªtica y normalizada dicha anulaci¨®n), es a la infancia. Y este tipo de injusticia se est¨¢ visibilizando de una forma deslumbrante con la crisis generalizada por la pandemia de covid-19.
Marta Plaza lo afirma con dura nitidez: ¡°El trato habitual que se da a la infancia supone quitarle voz, usurpar su discurso en aras de una supuesta mayor protecci¨®n, condenar a la invisibilizaci¨®n social y la falta de credibilidad, y asumir sin siquiera denuncia social la vulneraci¨®n cotidiana de sus derechos individuales y colectivos¡±. Todo para el pueblo pero sin el pueblo. Adultocracia, adultocentrismo y, entre otras etiquetas posibles para abastecer de comprensi¨®n de esta cuesti¨®n, injusticia epist¨¦mica, s¨ª, tambi¨¦n.
¡°Esos ciudadanos peque?os, pero ciudadanos¡±, que dice Tonucci, a quienes habr¨ªa que escuchar porque ¡°escuchar significa tener necesidad de la contribuci¨®n del otro¡± y, como bien recuerda Marta Plaza, ¡°no se pueden construir sociedades, espacios, pol¨ªticas preguntando y aprendiendo solo del mundo adulto¡±.
Tonucci es el autor de la propuesta, tan revolucionaria como imperiosa, sobre los consejos de infancia, de la que, por cierto, se hizo eco el Parque de las Ciencias de Granada (Espa?a), siempre pionero en su esp¨ªritu cient¨ªfico, ya desde 2004.
As¨ª, frente a las l¨®gicas edadistas, frente a la adultocracia y el adultocentrismo, es momento de darle voz a la infancia.
Ester Mass¨® Guijarro es Profesora Titular de Filosof¨ªa Moral, Universidad de Granada y miembro de PETRA y de ESPACyOS & FiloLab (UGR).
Este art¨ªculo ha sido publicado originalmente en The Conversation Espa?a.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.