¡°Alexa, ?reforma los servicios sociales!¡±
Imag¨ªnense si en enero pasado los asistentes virtuales hubiesen sugerido comprar m¨¢s respiradores... Am¨¦rica Latina y el Caribe habr¨ªa enfrentado quiz¨¢ la pandemia m¨¢s optimista. Este escenario no es tan ut¨®pico: algunas experiencias ya cruzan inteligencia artificial y algoritmos con pol¨ªticas p¨²blicas
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El otro d¨ªa Alexa ¨Cel conocido asistente virtual de Amazon¨C me record¨® que ten¨ªa que comprar m¨¢s vitaminas. Luego, al entrar a mi perfil de Facebook, me aparecieron tres avisos con opciones de nuevos multivitam¨ªnicos. La informaci¨®n que las empresas tecnol¨®gicas concentran sobre nosotros es su principal activo, la forma en la que incrementan sus ventas y sus m¨¢rgenes. Amazon y Facebook se adelantan a nuestras necesidades al estudiar nuestro comportamiento.
Este uso comercial de la informaci¨®n que generamos nos resulta ya familiar. Pero, ?c¨®mo ser¨ªa el mundo con una Alexa capaz de predecir qu¨¦ pol¨ªticas p¨²blicas pueden ayudar a mejorar los servicios sociales de Am¨¦rica Latina y el Caribe? Imag¨ªnense si en enero pasado, basada en informaci¨®n entonces disponible, Alexa hubiese sugerido incrementar la compra de tests y respiradores. La regi¨®n habr¨ªa quiz¨¢s enfrentado la pandemia con proyecciones m¨¢s optimistas.
Este escenario no es ni tan futurista ni tan ut¨®pico. Algunas experiencias ya est¨¢n cruzando instrumentos como la inteligencia artificial y los algoritmos con las pol¨ªticas p¨²blicas. Este cruce tiene algo de choque de mundos: lo novedoso y lo de siempre, lo singular y lo universal, lo privado y lo p¨²blico. ?Qu¨¦ pasa cuando ambos mundos se encuentran?
Pensemos por ejemplo en la comunidad educativa. Una escuela es una m¨¢quina compleja. Listemos partes interesadas: alumnos, docentes y directivos; padres, empleados y vecinos; funcionarios escolares, frecuentemente de diferentes niveles del Gobierno: supervisores, rectores, secretarios, ministros. Hasta ahora, las experiencias m¨¢s sonadas de uso de algoritmos e inteligencia artificial en el mundo educativo han sido fallidas. A?os atr¨¢s, los intentos de hacer m¨¢s eficiente la evaluaci¨®n de docentes mediante algoritmos en la ciudad de Washington y en Chicago han llevado a resultados pobres e injustos, y han despertado el natural rechazo de la comunidad educativa. Los docentes no sab¨ªan c¨®mo se los evaluaba y no pod¨ªan mejorar; los padres y alumnos se quejaban porque maestros que ten¨ªan en alta estima eran desplazados sin raz¨®n aparente.
Las experiencias fallidas no deben llevarnos a descartar sin embargo la herramienta. El campo de la salud nos provee de un caso exitoso sobre el poder de la tecnolog¨ªa para mejorar nuestros servicios sociales. Es un caso latinoamericano: el robot Laura, un desarrollo brasile?o, usa inteligencia artificial y datos en tiempo real para predecir infecciones hospitalarias. As¨ª, reduce la mortalidad en un 25%, de acuerdo con la compa?¨ªa.
El robot Laura, un desarrollo brasile?o, usa inteligencia artificial y datos en tiempo real para predecir infecciones hospitalarias. As¨ª, reduce la mortalidad en un 25%
La inteligencia artificial es ya una realidad que se integra en nuestras vidas. La pregunta para los responsables de pol¨ªticas es c¨®mo utilizarla a favor de la ciudadan¨ªa. Asistimos a un giro novedoso y radical. Hasta ahora, nuestras pol¨ªticas p¨²blicas hab¨ªan sido eminentemente reactivas. Hoy, ya es posible que se anticipen, como muestra el caso del robot Laura.
Por supuesto, el potencial de estas herramientas no debe impedirnos calibrar tambi¨¦n sus riesgos. Uno de ellos es la privacidad. Amazon y Facebook saben m¨¢s de nosotros que nuestros propios padres o que la persona con quien compartimos la cama. As¨ª como la explotaci¨®n de esta informaci¨®n en manos privadas deber¨ªa estar regulada en favor de los usuarios, tambi¨¦n deber¨ªa estarlo cuando quienes la aprovechan son los Gobiernos.
Otro problema son los sesgos. La tecnolog¨ªa es imparcial; no as¨ª su creaci¨®n, uso y aplicaci¨®n. Detr¨¢s de un algoritmo hay alguien que programa. Los datos que usa pueden ser materia prima contaminada por disparidades preexistentes, que el algoritmo reproduce en muchos casos sin darse cuenta. Para peor, los algoritmos funcionan como cajas negras: sabemos qu¨¦ entra y qu¨¦ sale, pero desconocemos cu¨¢nto pasa en el medio.
Tal vez nunca sea deseable que Alexa reforme nuestros servicios sociales con un simple pedido, porque para hacerlo es necesario incluir la voz de sus muchas partes interesadas, que puede ser contradictoria y contrapuesta. Pero abrazar la l¨®gica predictiva que surge de la combinaci¨®n de inteligencia artificial y algoritmos puede ser una soluci¨®n a muchos problemas acuciantes de Am¨¦rica Latina si tomamos los recaudos necesarios.
Marcelo Cabrol es gerente del Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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