El mensaje feminista de una mascarilla
Las herederas de un arte prehisp¨¢nico y tradicionalmente masculino pintan protectores violetas frente a la covid-19 para sanar la historia de miles de peruanas ante la violencia machista que no cesa en pandemia
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Llevar una mascarilla violeta en Per¨², donde casi 12.000 ni?as y mujeres han desaparecido en plena pandemia, tiene significado. Y mucho. Pintada con una t¨¦cnica de tiempos prehisp¨¢nicos, este barbijo simboliza el rechazo a esa ola de violencia machista y, a la vez, la sanaci¨®n para una generaci¨®n de mujeres que heredaron aquel arte tradicionalmente de hombres.
Lo dice una de sus creadoras: ¡°No estamos solas¡±. Milagros Ramos, de 24 a?os, es una de las artistas que decora esas mascarillas con la t¨¦cnica de Sarhua, una comunidad andina muy castigada por el conflicto armado interno (1980-2000) que oblig¨® a sus artistas a migrar. En su taller familiar en Lima, es la heredera de este arte milenario que su padre y maestro artesano, Juli¨¢n Ramos, le ense?¨® desde muy ni?a. All¨ª, ella junto a su madre y sus dos hermanas ilustran las coloridas Tablas de Sarhua.
¡°Las tablas transmiten una historia¡±, se?ala la tambi¨¦n dise?adora gr¨¢fica. Por tradici¨®n, antes solo los hombres pintaban esas piezas de madera de eucalipto o molle. Con plumas y polvos de colores de la tierra, ellos plasmaban las escenas cotidianas de su comunidad y las regalaban cada vez que se creaba un nuevo hogar. As¨ª, a lo largo del tiempo, las tablas se convirtieron en el lugar de la memoria de Sarhua, de sus alegr¨ªas y dolores. Una memoria que, en cierta forma, hab¨ªa dejado atr¨¢s a las mujeres.
¡°Al pintar nosotras ahora tambi¨¦n tenemos el poder de transmitir algo que queremos: la igualdad de g¨¦nero¡±, apunta Ramos. Utilizando esa t¨¦cnica art¨ªstica, el a?o pasado ella y su madre, Mar¨ªa Luisa Roman¨ª, ganaron el concurso del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para dise?ar una mascarilla que haga visible la otra pandemia que miles de mujeres estaban, y siguen, viviendo encerradas con su agresor en casa.
Antes de la covid-19, Per¨² ya era uno de los pa¨ªses de Latinoam¨¦rica m¨¢s violentos para las mujeres
Desde antes de la covid-19, Per¨² ya era uno de los pa¨ªses de Latinoam¨¦rica m¨¢s violentos para las mujeres. En 2019, por ejemplo, alcanz¨® su cifra m¨¢s alta de feminicidios de los ¨²ltimos diez a?os. Por eso, para Mixy Paredes, especialista de g¨¦nero en PNUD, la cuarentena en s¨ª misma no aument¨® la violencia de g¨¦nero, sino que ¡°hizo visible la desigualdad y las condiciones de vulnerabilidad a las que estaban expuestas muchas mujeres¡±. En efecto, en los primeros 107 d¨ªas de confinamiento nacional se registraron 60.250 llamadas por violencia en la L¨ªnea 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
Son en esos d¨ªas que surge la campa?a de mascarillas violetas desde el PNUD junto a 50 empresas con el fin de sensibilizar sobre esta violencia machista durante el aislamiento social. La respuesta fue inmediata. ¡°Mientras todos est¨¢bamos inmersos en la din¨¢mica sanitaria, esta mascarilla lleg¨® con un mensaje potente no solo para las sobrevivientes de la violencia, sino para quienes toman las decisiones y para la ciudadan¨ªa que al usarla se reconoc¨ªa como parte del problema¡±, explica Paredes.
Herederas que sanan
En los primeros meses de la pandemia, Mar¨ªa Luisa Roman¨ª, madre de la joven artista, empez¨® a confeccionar mascarillas en su antigua m¨¢quina de coser. ¡°No sab¨ªa bien c¨®mo hacerlas, pero tampoco pod¨ªa quedarme con los brazos cruzados¡±, asegura ya que la cuarentena hab¨ªa paralizado las ventas de las Tablas de Sarhua. Mientras su madre cos¨ªa, Ramos las pintaba con dise?os inspirados en la flora y fauna de las alturas. Pero a medida que la crisis del coronavirus se agravaba en el pa¨ªs, la artista tambi¨¦n plasm¨® sus preocupaciones: la violencia de g¨¦nero y la inestabilidad pol¨ªtica.
En los primeros 107 d¨ªas de cuarentena en Per¨², se registraron 60.250 llamadas por violencia de g¨¦nero
Para la antrop¨®loga Mar¨ªa Eugenia Ulfe, este salto art¨ªstico de las tablas a los barbijos es una manifestaci¨®n m¨¢s de la nueva generaci¨®n de artistas sarhuinas de la que Ramos forma parte. ¡°Es el reconocimiento a que este arte ahora tambi¨¦n lo hacen las hijas. Ellas han crecido en Lima, pero muy conectadas a Sarhua por sus padres. Es una generaci¨®n que no solo lucha por erradicar la violencia, sino por defender la democracia¡±.
Sin embargo, ese arte que ellas heredaron no siempre fue considerado como tal. Hubo un tiempo en que estaba sujeto al cl¨¢sico debate de arte y artesan¨ªa. Para Venuca Evan¨¢n, otra reconocida artista de esa generaci¨®n, tal cuestionamiento no debe existir. ¡°?C¨®mo pueden distinguir entre pintores de escuela y quienes aprendimos de nuestros padres?¡±, sostiene.
El arte sarhuino incluso lleg¨® a ser acusado de apolog¨ªa al terrorismo, por retratar la violencia que padecieron las familias durante el conflicto armado. ¡°Fue un momento terrible para todos nosotros¡±, recuerda Evan¨¢n. Tras esa incriminaci¨®n, el Ministerio de Cultura lo declar¨® Patrimonio Cultural de la Naci¨®n. ¡°Eso para m¨ª ya es un resguardo de que como mujer puedo plasmar libremente lo que pienso¡±, dice quien ha sido la primera sarhuina en pintar a una pareja LGTBI y el erotismo femenino en sus tablas.
Con la llegada de la segunda ola del coronavirus en Per¨² ¡ªy el regreso de la cuarentena¡ª se teme por un nuevo incremento de la violencia machista. De hecho, en lo que va del a?o ya se han perpetrado 14 feminicidios en el pa¨ªs. Pese a esto, las sarhuinas conf¨ªan en que el arte seguir¨¢ siendo una herramienta para visibilizar esas agresiones y, a su vez, sanar. Y es que si el arte de las Tablas de Sarhua se trata de contar historias, esta generaci¨®n de artistas tiene un nuevo relato de sanaci¨®n para ellas y otras peruanas. Como dice Roman¨ª, un relato donde ¡°la violencia hacia nosotras ser¨¢ un cuento que quedar¨¢ atr¨¢s, porque somos esa generaci¨®n que no permitir¨¢ que siga¡±.
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