Mineros urbanos a cielo abierto, la cara invisible del reciclaje
Hay un d¨ªa mundial para ellos, los recicladores. Y es hoy. Miles de migrantes sin papeles, la mayor¨ªa subsaharianos, sobreviven en Barcelona buscando metales. Realizan una labor esencial y urgen pol¨ªticas y soluciones para su formalizaci¨®n
Nota a los lectores: EL PA?S ofrece en abierto la secci¨®n Planeta Futuro por su aportaci¨®n informativa diaria y global sobre la Agenda 2030. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.
27 de junio de 2006. Karim ¨Del m¨¢s ¡°famoso¡±, como se autodenomina¨D sali¨® en patera del ¨¢rea senegalesa de Casamance, al sur del pa¨ªs africano. En su ruta hacia Europa, la embarcaci¨®n pas¨® 15 d¨ªas en el mar hasta llegar a las costas canarias de Tenerife. Ah¨ª comenz¨® un periplo por centros de internamiento de extranjeros y por varias ciudades espa?olas que finaliz¨® en Barcelona, donde se asent¨® finalmente.
Los que reciclan Barcelona
Cuando lleg¨® a Barcelona, Karim comenz¨® a recoger chatarra. ¡°Antes de robar, preferimos hacer esto, pero sabes lo que es caminar doce horas y arrastrar un carrito de supermercado de 300 kilos desde el campo del Bar?a hasta aqu¨ª. Y los 365 d¨ªas no paras. Es muy duro. Encima no puedes decir que tienes dinero porque ganas cinco, diez o 15 euros. No m¨¢s. Esto es para sobrevivir porque llego a Espa?a, no tengo papeles y no puedo trabajar¡±.
El senegal¨¦s cuenta que en 2006 se pod¨ªa vivir de la chatarra porque no hab¨ªa mucha gente recogiendo. Hoy son miles los recicladores informales que recolectan por las calles de Barcelona, la mayor¨ªa migrantes subsaharianos sin papeles que, como Karim, llegaron a Europa en busca de una vida mejor. Todo el mundo los ve y, sin embargo, son invisibles.
Los recicladores ofrecen un servicio a la sociedad y un servicio ambiental por el reciclaje que realizan de forma gratuitaFederico Demaria, profesor de Ecolog¨ªa Pol¨ªtica
Para Federico Demaria, profesor de Ecolog¨ªa Pol¨ªtica de la Universidad de Barcelona (UB), la recolecci¨®n de residuos reciclables es un trabajo esencial pero nadie lo quiere reconocer. ¡°Si no fuera por los recicladores informales, mucha chatarra se ir¨ªa al vertedero, por lo que son un claro actor de la econom¨ªa circular. Los recicladores ofrecen un servicio a la sociedad y un servicio ambiental por el reciclaje que realizan de forma gratuita¡±, puntualiza el experto en reciclaje informal en el mundo. ¡°Las empresas privadas cobran de la Administraci¨®n por recoger, transportar y reciclar esos materiales; mientras que los recicladores informales hacen algo parecido sin cobrar nada del Estado¡±.
Demaria, junto a un equipo de su universidad, encabeza un proyecto de investigaci¨®n sobre los recicladores informales en la capital catalana, sobre los cuales, asegura, se sabe muy poco. ¡°No sabemos cu¨¢ntos hay ni cu¨¢nto material recogen. Tampoco su contribuci¨®n econ¨®mica por el trabajo que hacen, pero no es dif¨ªcil de imaginar que si hay miles y recogen toneladas de material al d¨ªa, este tiene un precio. Y haciendo una simple multiplicaci¨®n estar¨ªamos hablando de unos cuantos millones de euros¡±, apunta.
H¨¦ctor es de los pocos espa?oles dedicados a recoger chatarra. Lleva tres a?os haci¨¦ndolo, vive en la calle y la chatarra es su ¨²nico sustento. Arranca todos los d¨ªas a las seis de la ma?ana y camina y camina con sus auriculares puestos. Recorre toda la ciudad mientras saluda a sus compa?eros. A algunos los conoce desde hace tiempo, a otros los ve por primera vez. Entre ellos son visibles. H¨¦ctor sue?a con que este sea un trabajo dignificado. ¡°Me gustar¨ªa que fuese una labor regulada, d¨®nde poder asegurarme una jubilaci¨®n el d¨ªa de ma?ana. Esto no deja de ser un trabajo, no dejas de buscarte la vida¡±.
Un ecosistema complejo
Los recicladores se enfocan justamente en los metales, una de las fracciones que m¨¢s se escapan de los circuitos oficiales de la gesti¨®n de residuos; donde el sector formal convive e interact¨²a, con cierta normalidad, con el informal. La informalidad empieza cuando el reciclador recoge el material que encuentra en un contenedor: en la calle, en una obra o que le entregan en una casa. Y acaba cuando lo vende a una empresa formal y legalizada, normalmente una peque?a chatarrer¨ªa de acumulaci¨®n que act¨²a de intermediaria. Luego, a su vez, ese establecimiento oferta el material a otros intermediarios m¨¢s grandes, con una capacidad de almacenamiento mayor, que son los que despu¨¦s lo venden a la industria recicladora.
El Gremio de Recuperaci¨®n de Catalu?a reconoce abiertamente la contribuci¨®n de ¨¦stos al sector. ¡°En 2013 hicimos un estudio en el que calculamos que, de las casi 550.000 toneladas de residuos met¨¢licos que se recuperaron, en torno al 22% provino de estos recolectores informales. Y que unas 54.000 personas en Catalu?a se dedicaban a este trabajo de manera informal¡±, afirma Victoria Ferrer, directora de un gremio con m¨¢s de 250 empresas asociadas y que gestionan m¨¢s del 90% del material que se recupera en esta comunidad aut¨®noma, entre metales, aparatos el¨¦ctricos y electr¨®nicos.
As¨ª, los recicladores informales son un eslab¨®n muy d¨¦bil que contribuye a la existencia de un sector muy pr¨®spero de la econom¨ªa espa?ola. En el pa¨ªs, seg¨²n la Federaci¨®n Espa?ola de la Recuperaci¨®n y el Reciclaje (FER), existen m¨¢s de 5.000 empresas especializadas que gestionan residuos y generan un volumen de negocios superior a los 10.000 millones de euros anuales, cercano al 1% del PIB nacional. En 2019 gestionaron m¨¢s de seis millones de toneladas de chatarras f¨¦rricas.
Existen m¨¢s de 5.000 empresas especializadas que gestionan residuos y generan un volumen de negocios superior a los 10.000 millones de euros anuales, cercano al 1% del PIB nacional
Con todo, parte de la primera l¨ªnea de producci¨®n de un negocio que mueve miles de millones de euros vive en la absoluta marginalidad. Y es que los metales ya no solo se encuentran en el subsuelo, sino en la superficie y los mineros urbanos a cielo abierto que los recuperan son migrantes sin papeles. Para el investigador Demaria, sus condiciones podr¨ªan mejorar si existiera un proceso de formalizaci¨®n, que har¨ªa incluso que pudiesen reciclar m¨¢s, pero har¨ªa falta el apoyo de la Administraci¨®n.
¡°No necesariamente tendr¨ªa por qu¨¦ ser un pago directo. Podr¨ªa ser mediante facilidades como otorgarles bicicletas el¨¦ctricas con un carro detr¨¢s, creando cooperativas, haciendo que los puntos verdes municipales se vuelvan centros de acopio para ellos o desarrollando una aplicaci¨®n celular para que acuda un reciclador a casa cuando un ciudadano lo solicite¡±, se?ala el profesor.
Sin embargo, regularizar su situaci¨®n laboral no es sencillo. Una gran mayor¨ªa se encuentra en situaci¨®n irregular en Espa?a. En pa¨ªses como Brasil, Ecuador, Argentina, Colombia o Chile, sin embargo, miles de recicladores s¨ª fueron formalizados y realizan una labor cada vez m¨¢s reconocida. ¡°En muchos casos, hacen recogida puerta a puerta, algo que en Europa es considerado lo m¨¢s puntero. De hecho, los ¨²nicos pueblos en Catalu?a que cumplen con el 60% del reciclaje que marca la directiva europea son aquellos que la realizan puerta a puerta y esto los recicladores lo hacen¡±, afirma Demaria. Desde el otro lado del Atl¨¢ntico, Jadira Vivanco, coordinadora regional de Latitud R, una plataforma de organizaciones y empresas que promueve los derechos de los recicladores en Am¨¦rica Latina y el Caribe, los considera igualmente un actor clave para afrontar los nuevos retos del reciclaje. ¡°Para implementar los modelos de econom¨ªa circular en la regi¨®n, una de las herramientas m¨¢s poderosas hoy en d¨ªa, es el reciclaje inclusivo¡±.
Barcelona inicia ahora un cambio de rumbo en su pol¨ªtica de gesti¨®n de residuos con un nuevo modelo, sobre todo en lo que ata?e a la recogida y que podr¨ªa perjudicar a los recicladores con la posible eliminaci¨®n de los contenedores grises de rechazo, donde habitualmente encuentran material. La recogida selectiva lleva a?os estancada y se pretende llegar al 55% de reciclaje en el a?o 2025. ¡°Vamos a un modelo de recogida puerta a puerta o de implementaci¨®n de contenedores inteligentes, con apertura previa identificaci¨®n. Es un sistema con menor coste econ¨®mico, menor impacto ambiental y generar¨¢ puestos de trabajo en el sector del reciclaje¡±, explica V¨ªctor Mitjans, responsable del servicio de programas y estudios del ?rea Metropolitana de Gestion de Residuos de Barcelona (AMB).
Para el t¨¦cnico municipal, la generaci¨®n del llamado ¡°empleo verde¡± podr¨ªa ser una oportunidad laboral para los recicladores, pero ve dif¨ªcil que pueda consumarse: ¡°Normalmente son personas en situaci¨®n irregular, por lo que es complejo encontrarles encaje en el modelo oficial. En cualquier caso, la gesti¨®n de los residuos debe solucionar el problema de los residuos. Y el tema de la informalidad o del modo de vida de estas personas deber¨ªa solucionarse con pol¨ªticas sociales. Pretender que la pol¨ªtica de gesti¨®n de residuos d¨¦ soluciones sociales... creo que son cosas que no se deben mezclar¡±.
Barcelona inicia ahora un cambio de rumbo en su pol¨ªtica de gesti¨®n de residuos con un nuevo modelo, sobre todo en lo que ata?e a la recogida y que podr¨ªa perjudicar a los recicladores con la posible eliminaci¨®n de los contenedores grises de rechazo, donde habitualmente encuentran material
Juli¨¢n Porras, soci¨®logo experto en temas de reciclaje informal y compa?ero de trabajo de Demaria, replica: ¡°No creo que Barcelona, ni ninguna ciudad del hemisferio norte, pretenda hacer pol¨ªticas como Bogot¨¢ o Brasil, donde se ven recicladores en los sistemas de gesti¨®n de residuos de la ciudad; porque tendr¨ªan que contradecir sus propios principios. Hay una gran maquinaria alrededor de las empresas de gesti¨®n de residuos, donde la mayor¨ªa son privadas y con plantillas subrogadas¡±.
Una cooperativa fallida
En 2013, la ocupaci¨®n de una nave industrial en Barcelona por parte de m¨¢s de un centenar de personas y su desalojo por parte de la polic¨ªa produjo un debate en la ciudad sobre las condiciones en las que viven muchos migrantes. Siete a?os m¨¢s tarde, el incendio de otra nave ocupada por casi 200 sac¨® a la luz la misma problem¨¢tica. Tras el desalojo, el Ayuntamiento, liderado en aquel tiempo por el alcalde Xavier Trias, promovi¨® una cooperativa especializada y pionera a nivel estatal, para emplear a personas que recogen chatarra.
A trav¨¦s de esta cooperativa, que se denomin¨® Alencop, se dio alojamiento, documentaci¨®n y un sueldo digno a unas 30 personas que lograron trabajar all¨ª. No obstante, el proyecto con varios problemas de impagos a los empleados se vio afectado por la situaci¨®n de pandemia y tuvo que cerrar sus puertas definitivamente hace un a?o. Erick, un joven de Ghana que form¨® parte de la iniciativa, critica el mal funcionamiento de la cooperativa, ya que su actividad se limitaba a recoger aparatos en desuso sin poder desmontarlos, lo que podr¨ªa haber dado m¨¢s rentabilidad al negocio. Para ello, hac¨ªa falta obtener una licencia que lleg¨® cuando la cooperativa ya hab¨ªa dejado de funcionar.
Alrededor de las cinco y media de la tarde, H¨¦ctor regresa a la chatarrer¨ªa. Karim lo recibe. Hace siete a?os que regenta su propia chatarrer¨ªa en el barrio barcelon¨¦s de Poble Nou. Estos centros de acopio son a los que los recicladores informales venden la mercanc¨ªa. Por la de Karim, cada d¨ªa pasan entre 150 y 200 chatarreros, compatriotas en su mayor¨ªa, pero tambi¨¦n personas de Gambia, Mali, Marruecos o Rumania que le venden el material que luego ¨¦l revender¨¢ a otras empresas m¨¢s grandes, con capacidad para tratar los residuos.
Una cadena larga, donde los precios var¨ªan de un d¨ªa para otro, regulados por la Bolsa de Valores de Londres. El hierro en estos d¨ªas se paga a 0,07 euros el kilo, el aluminio a 0,50 euros; el lat¨®n a 0,60, el plomo a casi un euro y el cobre, producto estrella, a 4 euros y medio. Para H¨¦ctor fue un mal d¨ªa. Solo pudo recoger 75 kilos de hierro, unos cinco euros.
Este art¨ªculo forma parte de la serie de publicaciones resultado de la Beca de producci¨®n period¨ªstica sobre Reciclaje Inclusivo, ejecutada con el apoyo de la Fundaci¨®n Gabo y Latitud R.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.