India: las mujeres explotadas de Tamil Nadu en las mil f¨¢bricas pirot¨¦cnicas
Este estado indio tiene una de las tasas de poblaci¨®n activa femenina m¨¢s alta del pa¨ªs. Ellas representan el 75% de mano de obra, cobran la mitad que los hombres y carecen de seguridad social y derechos laborales
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S. Rathinam, de 39 a?os, escap¨® de la muerte por los pelos aquella tarde. El 13 de febrero de 2021 tuvo que correr junto con centenares de personas para salvar su vida cuando una explosi¨®n sacudi¨® la f¨¢brica de pirotecnia en la que trabajaba en el pueblo de Achakulam, cerca de Sivakasi, al sur de Tamil Nadu. Un total de 26 personas, la mayor¨ªa mujeres, murieron, y varias resultaron heridas.
¡°Todo sucedi¨® en un instante¡±, recuerda Rathinam. Como trabajadora en el sector de la pirotecnia en la regi¨®n de Sivakasi, no era la primera vez que ve¨ªa la muerte tan de cerca. Y puede que no sea la ¨²ltima.
El incidente se col¨® en la campa?a durante las elecciones a la Asamblea, celebradas el 6 de abril. El l¨ªder de la oposici¨®n y jefe del Dravida Munnetra Kazhagam (Partido Progresista Drav¨ªdico), Mutuvel Karunanidhi Stalin, acus¨® al Gobierno de Edappadi K. Palaniswami de hacer caso omiso de los problemas cr¨®nicos de las peligrosas factor¨ªas de fuegos artificiales y cerillas del distrito. Entre febrero y marzo de 2021 hubo al menos cuatro explosiones en varias f¨¢bricas. Seg¨²n datos facilitados por la Administraci¨®n del distrito de Virudhunagar, 204 accidentes le robaron la vida a 298 personas e hirieron a otras 236 en la ¨²ltima d¨¦cada.
En sus discursos electorales, Palaniswami promet¨ªa regularizar el sector si su partido ¨CAll India Anna Dravida Munnetra Kazhagam (AIADMK)¨C resultaba reelegido.
Sin embargo, pocos prestan atenci¨®n a una particularidad destacada de estas tragedias: las m¨¢s afectadas son las mujeres mal pagadas, como Rathiam, que constituyen la columna vertebral de la industria pirot¨¦cnica. El 95% del trabajo en las factor¨ªas es manual e incluye desde el manejo directo de productos qu¨ªmicos al relleno, montaje, etiquetado y empaquetado de los petardos; y el 77% de quienes realizan estas peligrosas tareas son mujeres, seg¨²n el informe Condiciones socioecon¨®micas de las trabajadoras de la industria fosforera publicado por el Ministerio de Trabajo en 2014-2015.
Las estructuras econ¨®micas, el sistema educativo y las iniciativas de desarrollo social de Tamil Nadu han asegurado durante d¨¦cadas una tasa de participaci¨®n femenina en la poblaci¨®n activa (30%) superior a la media de India (19%), de acuerdo con los ¨²ltimos datos disponibles recogidos en la Encuesta Peri¨®dica de Poblaci¨®n Activa 2018-2019. Las de las zonas rurales del estado representan un porcentaje superior de la mano de obra (35%) que las de las zonas urbanas (24%), cifras que tambi¨¦n superan a las medias nacionales de un 20% y un 16%, respectivamente.
Sin embargo, las mujeres de otras industrias de Tamil Nadu que cuentan igualmente con abundante mano de obra femenina (alrededor del 75-80%, seg¨²n los l¨ªderes sindicales), como las de componentes para autom¨®viles, electr¨®nica y confecci¨®n, tambi¨¦n se quejan de que sus salarios son m¨¢s bajos, sus jornadas laborales m¨¢s largas y que se les niegan los derechos b¨¢sicos.
Las empresas peque?as y medianas situadas en el corredor industrial que rodea Madr¨¢s emplean a mujeres con contratos que permiten no aplicar subidas salariales y facilitan la contrataci¨®n y el despido. Por otro lado, las de confecci¨®n del oeste de Tamil Nadu, tienen un historial de pr¨¢cticas de empleo y remuneraci¨®n que las ponen a ellas en desventaja. Lo que tienen en com¨²n es la promesa de empleo remunerado para las mujeres; siempre que sean mano de obra joven, vulnerable y sin apenas derechos laborales.
Sivakasi, fuegos artificiales y falta de lluvia
La industria pirot¨¦cnica de Sivakasi naci¨® fruto de la desesperaci¨®n econ¨®mica de una regi¨®n sin apenas lluvias, con pocas reservas de agua subterr¨¢nea y escasas opciones de empleo agr¨ªcola. La primera f¨¢brica de f¨®sforos se levant¨® en la d¨¦cada de 1920, despu¨¦s de que dos empresarios locales, P. Ayya Nadar y su primo, Shanmuga Nadar, viajasen a Calcuta para aprender c¨®mo funcionaba la industria cerillera. M¨¢s tarde, la familia instal¨® tambi¨¦n f¨¢bricas de fuegos artificiales y pirotecnia en la ciudad. Pronto surgieron imprentas y talleres de etiquetas para dar servicio a esas manufacturas.
Actualmente, las 1.070 f¨¢bricas peque?as y medianas de Sivakasi representan casi el 90% de la producci¨®n de petardos y cerillas de India
Y familias enteras empezaron a trabajar para las factor¨ªas. ¡°El resultado fue la generalizaci¨®n de una cultura de b¨²squeda de empleo no agr¨ªcola que involucraba a toda la unidad familiar y se traduc¨ªa en altas tasas de participaci¨®n en la poblaci¨®n activa¡±, detalla el periodista Hamish Damoradan en su libro India¡¯s New Capitalists: Caste, Business, and Industry in a Modern Nation. ¡°Ya en el censo de 1991, mientras que el porcentaje promedio de poblaci¨®n activa de Tamil Nadu era del 44%, en Sivakasi y en las secciones adyacentes rondaba el 60%, lo cual indica el considerable empleo de mano de obra femenina e infantil para complementar los ingresos familiares¡±.
Actualmente, las 1.070 f¨¢bricas peque?as y medianas de Sivakasi representan casi el 90% de la producci¨®n de petardos y cerillas de India. La industria da empleo directo a 300.000 trabajadores, y a m¨¢s de 500.000 a trav¨¦s de los sectores afines.
Tras la aprobaci¨®n de una legislaci¨®n estricta para reducir el uso miserable de mano de obra infantil, las f¨¢bricas de Sivakasi pasaron a contratar sobre todo a trabajadoras. Seg¨²n el mencionado informe del Ministerio de Trabajo de 2014-2015, por entonces ya las mujeres representaban el 74% del total de las plantillas empleadas en la industria cerillera de Tamil Nadu y Kerala. Solo la primera aporta alrededor del 75% de la producci¨®n de f¨®sforos de seguridad del pa¨ªs.
Una mujer cobra alrededor de 300 rupias diarias, (unos tres euros), mientras que los hombres de la familia reciben entre 600 y 800 rupias (entre siete y nueve euros)
Lo normal es que a las trabajadoras de las pirotecnias de Sivakasi se les pague la mitad del salario que cobran los hombres. Hemos comprobado que una mujer cobra alrededor de 300 rupias diarias, muy raramente 500 (entre tres y seis euros), mientras que los hombres de la familia ?es frecuente que familias enteras realicen este trabajo? reciben entre 600 y 800 rupias (entre siete y nueve euros).
Manipular explosivos sin seguro
Las casetas donde se trabaja en Sivakasi son particularmente peligrosas debido a los m¨²ltiples incumplimientos de las leyes de seguridad en lo que concierne al alquiler, el n¨²mero de trabajadores y la utilizaci¨®n de sustancias qu¨ªmicas autorizadas. Las licencias para productos pirot¨¦cnicos peque?os las expide el funcionario de ingresos del distrito (DRO, por sus siglas en ingl¨¦s), mientras que la Organizaci¨®n de Seguridad del Petr¨®leo y los Explosivos (PESO, por sus siglas en ingl¨¦s), un organismo nodal que regula el uso de sustancias peligrosas como explosivos, gases comprimidos y petr¨®leo, autoriza la producci¨®n de fuegos artificiales peligrosos de alta gama pensados para ofrecer un despliegue espectacular de luz y sonido.
Las licencias concedidas a los propietarios de pirotecnias difieren dependiendo de la naturaleza del trabajo que se lleve a cabo, los petardos producidos y los ingredientes utilizados. Las normas especifican el n¨²mero de trabajadores por sala y el n¨²mero de salas necesarias en funci¨®n del volumen del material.
¡°Solo est¨¢ permitido que trabajen cuatro personas en una caseta, pero en la temporada alta somos m¨¢s de ocho¡±, denuncia G. Shanthi, una trabajadora de 30 a?os de una de las f¨¢bricas de Sivakasi.
Los trabajadores denuncian que las casetas est¨¢n abarrotadas, y que las bolas de productos qu¨ªmicos se secan al sol, y no a la sombra (los productos con un alto contenido de azufre se tienen que secar antes de las 8.30 de la ma?ana para evitar accidentes). Durante la temporada ¨¢lgida de actividad, las manufacturas subarriendan sus instalaciones a un contratista para aumentar su producci¨®n por encima del l¨ªmite estipulado en la licencia, seg¨²n el testimonio de ellas mismas. Las investigaciones de la explosi¨®n de febrero revelaron que los locales hab¨ªan sido subarrendados a cinco personas. Una pr¨¢ctica ilegal.
Solo est¨¢ permitido que trabajen cuatro personas en una caseta, pero en la temporada alta somos m¨¢s de ocho¡±, denuncia G. Shanthi, una trabajadora de 30 a?os
La Asociaci¨®n India de Fabricantes de Fuegos Artificiales (TIFMA, por sus siglas en ingl¨¦s) reconoce que algunas factor¨ªas se saltan las normas de seguridad. ¡°La principal causa de accidentes es, sin duda, el arrendamiento y subarrendamiento sin escr¨²pulos. Como asociaci¨®n, lo m¨¢ximo que hemos podido hacer es advertirles. El Gobierno deber¨ªa intervenir y tomar medidas severas¡±, reclama T. Kannan, secretario general de la TIFMA.
En los ¨²ltimos dos meses se han suspendido las licencias de 90 pirotecnias de Virudhunagar por incumplir las normas de seguridad, afirman los miembros de la asociaci¨®n.
Un estudio publicado en la revista International Journal of Environmental Engineering and Management, los trabajadores de las f¨¢bricas tambi¨¦n se quejan de dolores de cabeza cr¨®nicos, mareos y ¨²lceras debido a los elevados niveles de exposici¨®n al manganeso. Los que trabajan sin mascarillas ni guantes, como ocurre en muchas factor¨ªas de Sivakasi, corren el riesgo de inhalar altas concentraciones de cromo, manganeso y plomo, todos ellos metales pesados que, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT), conllevan el riesgo de padecer c¨¢ncer tras una prolongada exposici¨®n.
J. Kanagalakshmi, una trabajadora de 28 a?os de Kiliampatti, cerca de Sivakasi, se queja de que tiene menstruaciones dolorosas, irregulares y muy abundantes que atribuye al calor extremo y a la exposici¨®n a sustancias qu¨ªmicas en el trabajo. ¡°A muchas que solo tienen algo m¨¢s de 40 a?os les han tenido que extirpar el ¨²tero por esto. En las revisiones m¨¦dicas en la f¨¢brica nos aconsejan siempre que comamos fruta y az¨²car de ca?a, pero no nos lo podemos permitir. Deber¨ªa d¨¢rnoslo la empresa¡±, protesta.
¡°Hago 200 mechas al d¨ªa por 500 rupias¡±
Igual que sus padres, Shanthi cobra 300 rupias al d¨ªa (algo m¨¢s de tres euros), pero no es un salario estable. Depende del volumen de trabajo que le d¨¦ su contratista. La joven es una trabajadora de segunda generaci¨®n de una pirotecnia de Sivakasi. La educaci¨®n les habr¨ªa proporcionado a ella y a su hermana una vida mejor, se?ala, pero las dos se casaron con hombres del mismo pueblo, y ahora sus familias llevan m¨¢s de una d¨¦cada dedicadas a esta labor.
Hasta hace un par de a?os, Kanagalakshmi trabajaba en una f¨¢brica en la que su tarea consist¨ªa en rellenar tubitos qu¨ªmicos con barro para producir sofisticados fuegos artificiales con complicados efectos y sonidos. ¡°Sol¨ªa hacer unas 200 mechas al d¨ªa, y ganaba 500 rupias (menos de seis euros). Pero el trabajo con el contratista era irregular. Algunos d¨ªas no hab¨ªa nada¡±, cuenta. Ahora, en otra empresa le pagan solo 300 rupias diarias, su tarea es m¨¢s f¨¢cil y tiene acceso a los lavabos, algo que no ten¨ªa antes.
Ahora trabaja en una f¨¢brica en la que le pagan solo 300 rupias diarias (tres euros), pero el trabajo es m¨¢s f¨¢cil y tiene acceso a los lavabos, algo que no ten¨ªa en su trabajo anterior
Eswari, de 32 a?os, est¨¢ traumatizada por el recuerdo de una explosi¨®n en su antigua f¨¢brica que mat¨® y mutil¨® a sus amigas y compa?eras. No consigui¨® regresar hasta pasados unos d¨ªas de la tragedia. ¡°?Qu¨¦ puedo hacer? Es el ¨²nico empleo que he tenido en toda mi vida. No conozco otro. Trabajo mucho para que mis hijos reciban una buena educaci¨®n y consigan algo mejor¡±, se resigna. Ese anhelo es lo que une a todas las obreras de Sivakasi.
Pero las familias a menudo ¡°no tienen manera de escapar de la industria que antes ofrec¨ªa la tan necesaria movilidad econ¨®mica ascendente a los trabajadores sin tierra y les ayudaba a abrirse camino por el sistema feudal de propiedad de la tierra¡±, observa Muniraj, un activista que se dedica a defender los derechos de los trabajadores desde que perdi¨® a dos miembros de su familia en accidentes en las pirotecnias. ¡°No ha habido ninguna mejora en sus condiciones laborales y muchas siguen trabajando en el sector al menos durante dos o tres generaciones¡±.
Hasta diciembre de 2020 el Gobierno de Tamil Nadu no cre¨® una junta espec¨ªfica para las pirotecnias y las f¨¢bricas de cerillas ¡°no organizadas¡±, como ven¨ªan pidiendo los trabajadores desde hac¨ªa tiempo. El primer paso del organismo consistir¨¢ en asegurar que 62.661 obreros ?tan solo el 12% de la mano de obra del sector? que ya forman parte de la Junta de Bienestar de los Trabajadores Manuales del estado, reciban ayudas. El Gobierno anunci¨® que se animar¨¢ a los trabajadores informales a registrarse gratuitamente. ¡°Cada a?o recurrimos a los tribunales contra la prohibici¨®n de los petardos. Quienquiera que forme el Gobierno de Tamil Nadu debe garantizar una soluci¨®n permanente a este asunto¡±, reclama Kannan, de la TIFMA.
A medida que el coro de voces que pide la prohibici¨®n de los fuegos artificiales se vuelve cada a?o m¨¢s sonoro con m¨²ltiples demandas judiciales, crece la preocupaci¨®n de las trabajadoras por su futuro. ¡°Desde la mera supervivencia hasta la b¨²squeda de un empleo remunerado, tenemos la sensaci¨®n de estar viviendo siempre al l¨ªmite¡±, se lamenta Shanthi.
El Gobierno tiene que intervenir en representaci¨®n de los empleados, opina Kannan. ¡°No han hecho nada por el bienestar de los obreros de las pirotecnias, aunque genere un volumen de negocio de 25.000 millones de rupias (casi 300.000 euros)¡±, se queja el secretario general de la asociaci¨®n. ¡°Teniendo en cuenta que se trata de un trabajo peligroso, el Gobierno deber¨ªa garantizar que las f¨¢bricas cumplan estrictamente las normas establecidas y proporcionen la seguridad social necesaria¡±.
Contratos ¡°manipuladores¡±
En Tamil Nadu tambi¨¦n se violan los derechos laborales en otros sectores en los que predomina la mano de obra femenina. En concreto en dos de ellos: la industria auxiliar situada en las afueras de Madr¨¢s, y las f¨¢bricas de confecci¨®n de la zona oeste del estado.
Ruby (un nombre ficticio para proteger su identidad) es una contratada en una factor¨ªa de componentes para autom¨®viles de Maraimalai Nagar clasificada en la categor¨ªa de fabricante de equipos originales (OEM, por sus siglas en ingl¨¦s). Ruby, cuya familia vive de su sueldo, trabaja en una cadena de montaje que fabrica los sistemas de cableado de los volantes.
La creciente externalizaci¨®n de la contrataci¨®n de la mano de obra en India est¨¢ teniendo como consecuencia el descenso de los salarios, la reducci¨®n de las prestaciones y el deterioro de las condiciones laborales
Los trabajadores de estas f¨¢bricas, el 75% de los cuales son mujeres ?como informaron diversos empleados de las OEM?, son reclutados por agencias externas que les pagan los salarios y se encargan de garantizar otras prestaciones a los empleados de estos centros. Las entrevistadas declararon que sus sueldos se mantienen durante a?os pr¨¢cticamente igual de bajos que cuando entraron, y que no tienen seguridad laboral ni oportunidades de progresar. ¡°En la fase de formaci¨®n cobraba 8.000 rupias (90 euros); cuatro a?os despu¨¦s mi sueldo es de 10.000 rupias (111 euros) nada m¨¢s¡±, afirma.
La creciente externalizaci¨®n de la contrataci¨®n de la mano de obra en India est¨¢ teniendo como consecuencia el descenso de los salarios, la reducci¨®n de las prestaciones y el deterioro de las condiciones laborales, as¨ª como menos responsabilidades para las empresas, a pesar de que estas est¨¢n aumentando su beneficios, como informaba IndiaSpend en marzo de 2019.
Coser y denunciar
La industria textil y de la confecci¨®n de Tamil Nadu, concentrada en gran parte en los distritos al oeste del estado, tiene un historial de pr¨¢cticas de explotaci¨®n de la mano de obra que han provocado denuncias por los bajos salarios, jornadas laborales excesivas, violencia f¨ªsica y sexual, restricci¨®n de movimientos y la denegaci¨®n del derecho a la sindicaci¨®n.
Poco despu¨¦s de acabar el instituto, G. Kokila, de 20 a?os, empez¨® a trabajar en una hilander¨ªa del distrito de Dindigul, en Tamil Nadu, por 230 rupias diarias (poco m¨¢s de dos euros). Cuatro a?os despu¨¦s gana 300 (tres euros). Antes, el sector era conocido por su represivo Plan Sumangali, el cual obligaba a las j¨®venes solteras a trabajar por un pago ¨²nico de entre 30.000 rupias (335 euros) y un lakh en concepto de compensaci¨®n por los gastos de la boda. Las mujeres no cobraban sueldo ni recib¨ªan otras prestaciones como el fondo de previsi¨®n o el seguro estatal para empleados.
Estas pr¨¢cticas han sido sustituidas por otras que solo han cambiado el car¨¢cter de la explotaci¨®n. Mediante planes como el Pradhan Mantri Kaushal Vikas Yojana y el Deen Dayal Upadhayaya Grameen Kaushalya Yojana, integrados en la iniciativa India Skill, muchas j¨®venes de este y otros estados ?Odisha, Assam, Bengala Occidental y Bihar? son tra¨ªdas a las hilander¨ªas y f¨¢bricas de confecci¨®n de Tamil Nadu. ¡°Las normas y los m¨¦todos en vigor en las d¨¦cadas de 1980 y 1990 como parte del plan [Sumangali] se han modificado para adaptarlas a estrategias m¨¢s flexibles, como contratar a chicas de entre 16 y 18 a?os y mantenerlas solo uno o dos a?os¡±, revela S. Thivya, del Sindicato del Textil y el Trabajo Com¨²n de Tamil Nadu.
Srinivasan, un trabajador de campo de la Alianza Tamil Nadu, una coalici¨®n de organizaciones de la sociedad civil que lucha por la mejora de las condiciones del sector textil, denuncia que a las j¨®venes se las contrata como aprendices y se las hace trabajar turnos de m¨¢s sin remuneraci¨®n adicional. Seg¨²n el activista, ¡°en la mayor¨ªa de los casos, los guardas de los albergues son los encargados de las tarjetas bancarias de las trabajadoras, en las que se les abonan los salarios¡±.
Este art¨ªculo se realiz¨® en colaboraci¨®n con Behanbox, una plataforma digital para el periodismo de g¨¦nero, y fue publicado originalmente en IndiaSpend.
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