Argumentar con las palabras del amo
Hay buen cine africano en las noches estivales del jard¨ªn del Museo Reina Sof¨ªa de Madrid. Ocasi¨®n perfecta para encontrarse con cineastas fundacionales y alg¨²n representante de las nuevas generaciones
¡°No somos pobres: somos v¨ªctimas de la riqueza de nuestro continente¡±. Esta es una de las afirmaciones testimoniales que se escucha en un singular juicio contra la globalizaci¨®n, celebrado en un patio de una casa humilde de Bamako, la capital de Mal¨ª. El escenario de la pel¨ªcula hom¨®nima, Bamako (2006) es el propio hogar del cineasta nacionalizado maliense Abderrahmane Sissako (Kifa, Mauritania, 1961), que all¨ª reuni¨® a sus vecinos y vecinas, trabajadores y escritoras de la zona, as¨ª como a juristas franceses, para que el pensamiento del colonizador tambi¨¦n se hiciera presente. Unos 15 a?os despu¨¦s, la obra alumbra otro patio, el del Museo de Arte Contempor¨¢neo Reina Sof¨ªa, de Madrid, en una de las noches del ciclo Con las herramientas del amo. Relatos del cine africano, organizado cada fin de semana de este verano sediento de actividades al aire libre. La programaci¨®n completa de este evento bajo las estrellas y con los pies sobre la hierba puede consultarse aqu¨ª.
Reencontrarse con los trazos personales del autor de Timbuct¨² y otros filmes que lo han llevado varias veces a la programaci¨®n del Festival de Cannes resulta refrescante, porque Sissako nos invita a una corte de justicia abierta, en la que los jueces escuchan a los testigos que defienden o se oponen a las recetas de los organismos financieros internacionales para los estados de un mundo globalizado. Mientras tanto, los habitantes de la casa lavan la ropa, cocinan o cuidan a los ni?os, esquivando a los miembros del tribunal de justicia. Al otro lado de la tapia, los vendedores ambulantes venden sus mercanc¨ªas de marcas non-sanctas y otros cineastas famosos filman escenas de un espagueti western, aprovechando las callejuelas con casas de adobe y la perfecta luz del sol del Sahel.
Las herramientas del amo que dan t¨ªtulo al ciclo de cine evocan, justamente, el lenguaje cinematogr¨¢fico aprendido en Europa por parte de muchos de los directores de este festival, que se extender¨¢ hasta finales de agosto. Estos realizadores escogidos, entre quienes se encuentra el padre del cine africano, Ousmane Semb¨¨ne (Senegal, 1923-2007), adem¨¢s de Djibril Diop Mamb¨¦ty (Senegal, 1945-Francia, 1998), Safi Faye (Senegal, 1943), Moustapha Alassane (N¨ªger, 1942-2015), Jean-Marie Teno (Camer¨²n, 1954), Jean-Pierre Bekolo (Camer¨²n, 1966) o Sylvestre Amoussou (Benin, 1964), tambi¨¦n se impregnaron del cine emergente y comprometido de las olas latinoamericanas de los a?os sesenta. Precisamente, hacia Latinoam¨¦rica siguen mirando los intelectuales africanos para adquirir nuevas herramientas de an¨¢lisis, como bien lo plasma Bamako, al presentar la discusi¨®n sobre la renegociaci¨®n de las deudas externas impagables que atenazan a las naciones (antes, solamente a las del Sur; hoy, incluso, a algunas europeas).
Los directores de ?frica se nutrieron del cine ¨Cbuena parte de ellos estudiaron en Mosc¨² o fueron becados en otros pa¨ªses de tradici¨®n cin¨¦fila de la ¨®rbita sovi¨¦tica¨C y aprendieron a hacer arte en defensa propia, que es lo mismo que supieron conseguir desde las independencias con las lenguas de la colonizaci¨®n: las adoptaron, las intervinieron con sus propias expresiones y las devuelven al universo con unos acentos reconocibles y en v¨ªas de aceptaci¨®n. Sin embargo, persiste, a¨²n ¡ªy quiz¨¢ fruto de una descolonizaci¨®n demasiado reciente¡ª una incomodidad que incide a la hora de expresarse profundamente, y as¨ª lo han planteado pensadoras como la profesora camerunesa Frieda Ekotto: ¡°La cuesti¨®n del silencio nos afecta mucho en tanto sujetos poscoloniales. Tras vivir colonizados nos resulta muy dif¨ªcil hablar, porque utilizamos la lengua del otro, que es algo hostil. Escribo mucho y siempre siento que me falta algo, que hay palabras que utilizo mal, que no llego a dar todo mi potencial, palabras que no logro utilizar¡±.
Tras vivir colonizados nos resulta muy dif¨ªcil hablar, porque utilizamos la lengua del otro, que es algo hostilFrieda Ekotto, profesora camerunesa
As¨ª, la reflexi¨®n sobre los modos de expresi¨®n que adopta este cine que se muestra en Madrid podr¨ªa extenderse a una pel¨ªcula fundacional, como La noire de... (1966), de Semb¨¨ne. En esta pel¨ªcula recientemente restaurada, que al espa?ol se ha traducido como La chica negra, la protagonista viste la ropa del amo y hasta los zapatos de su ama para ir a limpiar, cocinar y dejarse mirar como una m¨¢scara ex¨®tica, en un pa¨ªs extranjero. Desgajada de la vida familiar y despojada de socorro afectivo, en Francia, Diouana, que no sabe leer ni escribir, va perdiendo el entusiasmo de la voz y su silencio le anudar¨¢ la garganta.
En un registro mucho m¨¢s actual, la realizadora ghanesa-estadounidense Akosua Adoma Owusu (nacida en 1984) juega con las mu?ecas del amo, en un cortometraje llamado Me Broni Ba (Mi bebita blanca) en el que relata la vida de las ni?as negras que acunan mu?ecas rubias, mientras las im¨¢genes disparan reflexiones sin palabras sobre la aculturaci¨®n que sufren las ni?as y adolescentes africanas, a trav¨¦s de la publicidad, la educaci¨®n escolar y hasta el alisado del pelo.
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