La biblioteca nacida de un reportaje period¨ªstico de Eriss Khajira
La reportera keniana se involucra en sus historias hasta el punto de que ha fundado una librer¨ªa para resolver la escasez de libros en escuelas de Nairobi y fabrica y reparte jab¨®n para combatir la covid-19
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Eriss Khajira, una periodista keniana que se dedica a documentar historias de las comunidades marginales, espera desempe?ar un papel a favor del cambio social. Cada vez que escribe un art¨ªculo, las personas que entrevista le preguntan si el publicarlo solucionar¨¢ sus problemas o provocar¨¢ un cambio. Khajira, que naci¨® en uno de esos barrios, entiende sus preocupaciones. ¡°Nac¨ª en el suburbio de Dandora. A pocos metros del vertedero del mismo nombre siempre hay miles de personas rebuscando entre la basura de los habitantes de Nairobi. Entiendo lo dif¨ªcil que es vivir en un barrio marginal. S¨¦ lo que significa elegir entre comida o alquiler, o no tener nunca lo necesario; entiendo la frustraci¨®n de contar tus problemas a los periodistas y que no te ofrezcan soluciones¡±, afirma.
Por eso, junto con otras siete personas fund¨® en 2019 la biblioteca del Centro Big5 en el barrio de Komarock, en Nairobi. El establecimiento dispone de los materiales de estudio correspondientes al plan de estudios de primaria y secundaria que se utilizan en las escuelas p¨²blicas. ¡°He escrito reportajes sobre educaci¨®n, y un problema com¨²n de los barrios marginales es la falta de recursos, como libros de texto. Muchos ni?os de los suburbios no tienen, y eso limita su rendimiento acad¨¦mico. Van de casa en casa busc¨¢ndolos para hacer los deberes, lo cual hace que pierdan mucho tiempo¡±, lamenta la periodista.
Hasta enero de 2021, los alumnos de diferentes colegios acud¨ªan a la biblioteca del Centro Big5 a hacer los deberes. Tambi¨¦n adelantaban las lecciones que luego impartir¨ªa el profesor para entender mejor y sacar buenas notas.
Khajira explica que se dio cuenta de que la biblioteca estaba demasiado lejos de sus posibles usuarios. La mayor¨ªa de los estudiantes caminaba desde otro Estado para acceder a ella. Seg¨²n la reportera, ¡°la covid-19 nos record¨® que necesit¨¢bamos un espacio mayor. En 2020 no pudimos abrirla porque era imposible mantener la distancia social. Por eso empezamos a buscar un lugar m¨¢s amplio y seguro para instalarnos, ya fuese en Kayole, en el suburbio de Soweto, o en la barriada de Umama, en Kamarock¡±.
El Centro Big5 quer¨ªa reproducir la idea de uno de sus patrocinadores, My Book Buddy, cuyo objetivo es crear en los colegios bibliotecas especiales para ni?os desfavorecidos. Khajira recuerda la llamada de Ken Situma, fundador del Centro Educativo Sadedi, en el suburbio de Kayole, para pedirle donaciones de libros. ¡°Fue de lo m¨¢s oportuna. Hab¨ªamos encontrado el local perfecto, m¨¢s cerca de una de las comunidades que m¨¢s la necesitaba¡±.
Situma dice que se enter¨® de la existencia del Center Big5 por algunos de sus estudiantes. ¡°Nuestro mayor problema es que, cuando un profesor utilizaba un libro de texto para preparar las clases, significaba que un alumno se quedaba sin ¨¦l para estudiar, as¨ª que cuando o¨ª hablar de una biblioteca comunitaria a la que iban para hacer los deberes, me pareci¨® interesante. Me puse en contacto para ver si pod¨ªan reservar algunos ejemplares para nosotros. Nuestro centro ya est¨¢ en desventaja comparado con los colegios p¨²blicos o los lujosos privados, pero ahora tenemos una cosa menos de la que preocuparnos¡±.
La Educaci¨®n, un derecho de unos pocos
La Constituci¨®n de Kenia de 2010 reconoce la Educaci¨®n como un derecho humano b¨¢sico. En 2012, alrededor del 63% de los ni?os de dos barrios marginales de Nairobi estaban matriculados en colegios privados econ¨®micos de primaria. Se encuentran sobre todo en entornos de bajos recursos y en ellos se ofrece el plan de estudios oficial. En su mayor¨ªa no est¨¢n registrados en el Ministerio de Educaci¨®n, Ciencia y Tecnolog¨ªa, y carecen de las infraestructuras b¨¢sicas que caracterizan a las escuelas p¨²blicas o privadas.
El Centro de Educaci¨®n Sadedi, que empez¨® a funcionar en 2017, tiene 76 matriculados. ¡°Cada lunes, de cuatro a cuatro y media, tenemos una sesi¨®n de lectura. Animamos a los estudiantes a que lean cualquier libro para promover la lectura porque no queremos que se limiten a leer para aprobar los ex¨¢menes, sino que lean para adquirir conocimientos sobre el mundo¡±.
Situma a?ade que tambi¨¦n animan a los de las escuelas vecinas a que vayan una hora a la biblioteca al acabar el colegio, adem¨¢s de los s¨¢bados. ¡°La nuestra es comunitaria. De todas maneras, estamos consultando si podemos cobrar 10 chelines (siete c¨¦ntimos de euro) por cada alumno de otro centro para ayudar a mantenerla¡±.
En el futuro, Situma espera que el Centro Big5 pueda proporcionarles m¨¢s libros donados por simpatizantes del proyecto para abastecer de suficientes fondos a la primera biblioteca, as¨ª como para encontrar y dotar de otras nuevas a Kayole. En marzo se cre¨® una m¨¢s en el colegio The Keen Primary de Komarock. Moses cuenta que oy¨® hablar a sus alumnos del Centro Big5. ¡°Nunca le prest¨¦ mucha atenci¨®n hasta que mi amigo Situma, de Centro Educativo Sadedi, me invit¨® a la presentaci¨®n. Habl¨¦ con Khajira sobre c¨®mo proporcionarnos un servicio parecido, y lo hizo¡±.
El Keen Primary empez¨® ofreciendo clases de refuerzo a 12 alumnos durante las vacaciones. Sin embargo, en 2008 se registr¨® oficialmente como colegio. Hoy en d¨ªa tiene 250 alumnos. ¡°Debido a que somos asequibles, tenemos problemas de espacio, infraestructuras, maestros y materiales. El nuevo plan de estudios introducido por el Gobierno en 2018 supuso gastos adicionales para la compra de libros de texto¡±.
Seg¨²n Moses, la biblioteca instalada en su escuela resuelve en parte sus dificultades para comprar nuevos ejemplares. ¡°Siguen siendo insuficientes porque tenemos m¨¢s o menos un ejemplar de cada asignatura por cada 15 alumnos¡±. El director agradece que Khajira intente impulsar la lectura en las comunidades marginales ofreciendo un recurso clave. Khajira se?ala que incluso si los padres pueden permitirse comprar los libros de texto, el alumno puede seguir necesitando una zona acogedora donde estudiar, porque las casas de los suburbios son peque?as y a veces no tienen electricidad.
Agua y jab¨®n para espantar la covid-19 de los suburbios
El Centro Big5 tambi¨¦n ha estado apoyando a las comunidades marginales desde que el Gobierno anunci¨® los primeros casos de covid-19. Armada con una c¨¢mara, Khajira visit¨® el suburbio de Umama, en Komarock, una barriada bastante reciente formada por unos 400 hogares. Lucy, due?a de un de sus comercios, explicaba sus temores y sus esperanzas. ¡°Actualmente no tenemos agua. Un bid¨®n de 20 litros cuesta 20 chelines (14 c¨¦ntimos de euro) si vas a buscarlo a los vendedores, que tienen un pozo, pero si te lo traen a casa los carreteros, pagas 50 chelines (0,38 euros) por lo mismo. Ahora el Gobierno me exige que compre agua y jab¨®n para los clientes. Creo que en esta comunidad nadie va a dedicar ese dinero a comprar agua para lavarse las manos¡±, zanja.
Durante su visita, Khajira observ¨® que varios hogares se enfrentaban a los mismos problemas que Lucy, pues es dif¨ªcil mantener la distancia social entre las familias de m¨¢s cinco miembros que est¨¢n compartiendo la misma habitaci¨®n. ¡°El abastecimiento de agua en estos barrios no es estable. Puede que tengan suministro una vez a la semana, pero tambi¨¦n pueden pasar dos sin que les llegue nada. Tienen que decidir si comprarla para su higiene o para usos dom¨¦sticos como beber, cocinar y hacer la colada. Ninguna de las personas con las que habl¨¦ daba prioridad a la compra de jab¨®n y agua para lavarse las manos a menudo sobre la de otros art¨ªculos¡±, a?ade.
Tras haber documentado varias historias, Khajira decidi¨® ofrecer un peque?o apoyo a esta comunidad a trav¨¦s del Centro Big5 en asociaci¨®n con The Healthy Teeth Foundation [Fundaci¨®n para la Salud Dental]. ¡°Cuando era joven, mi madre y yo sol¨ªamos hacer jab¨®n l¨ªquido, as¨ª que pens¨¦ que, si lo hac¨ªa y lo distribu¨ªa, la gente tendr¨ªa una preocupaci¨®n menos¡±.
Adem¨¢s de con una biblioteca, el Centro Big5 ha estado en primera l¨ªnea apoyando a las comunidades marginales desde que el Gobierno anunci¨® los primeros casos de covid-19
El Centro Big5 empez¨® haciendo jab¨®n y distribuy¨¦ndolo gratis en los suburbios de Umama, Kayole, Soweto y Mukuru. Sus colaboradores se dirig¨ªan a los comercios locales, a las madres y a las tiendas de frutas y verduras. La reportera cuenta que cada vez que iba a verlos, le ped¨ªan agua y mascarillas. ¡°Adaptamos bidones para que sirvieran de puesto de lavado y los instalamos en lugares p¨²blicos con mucho movimiento. Tambi¨¦n empezamos a suministrar agua con un cami¨®n cisterna. Cada semana pasamos por el puesto de lavado para reponer el jab¨®n y el agua, que repartimos entre los puntos que instalamos y las familias necesitadas¡±, explica.
El Centro Big5 tambi¨¦n vend¨ªa parte del jab¨®n l¨ªquido para ayudar a mantener el proyecto y distribu¨ªa mascarillas gratis. Durante su visita, sus miembros explicaban a los habitantes del barrio la importancia de asegurarse de que la covid-19 no entrara en la comunidad. ¡°Tem¨ªamos que, si un habitante se contagiaba, la densidad de poblaci¨®n intensificase la propagaci¨®n. Por eso no par¨¢bamos de explicarles la importancia de mantener la distancia y lavarse las manos todas las veces que pudieran¡±, recuerda la reportera.
Algunos sue?os se han hecho realidad. Mi dolorosa historia me ofreci¨® la oportunidad so?ada de convertirme en cineastaEriss Khajira
El Centro Big5 tiene muy pocos recursos, y solo puede ayudar a unas 100 familias. Para hacerlo sostenible, empez¨® a ense?ar a grupos a hacer jab¨®n que luego venden en los barrios porque tiene muchos usos y es m¨¢s barato que el que se usa en pastillas. ¡°Hemos ense?ado a las Kayole Starlets, que est¨¢n en la primera divisi¨®n femenina de f¨²tbol, a hacer jab¨®n l¨ªquido. De momento, los partidos se han suspendido, y ellas necesitan ganar dinero de otra manera¡±, explica Khajira.
El Centro Big5 cuenta con el apoyo de My Book Buddy, Booksteps, Sams Foundation y Yoga Heart Kenia. Khajira concluye diciendo que es importante que se cuenten las historias de las comunidades marginales, aunque sean desagradables. ¡°A partir de esas historias, algunos sue?os se han hecho realidad, y el talento y las innovaciones ¨²nicas encuentran una plataforma para crecer. Mi dolorosa historia me ofreci¨® la oportunidad so?ada de convertirme en cineasta¡±.
En 2014, Khajira estren¨® su primera pel¨ªcula, Dusty Bin Dreams, que la devuelve a su hogar en el mayor basurero de ?frica oriental, el vertedero de Dandora. En medio de todas las dificultades de los suburbios, la directora centra su mensaje en la desesperaci¨®n y la traici¨®n, pero tambi¨¦n en la esperanza, la amistad y los sue?os de sus amigos de esos barrios marginales.
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