La resistencia de las guardias ind¨ªgenas
Los cuerpos de vigilancia de pueblos nativos ya exist¨ªan para preservar la Amazonia de la intrusi¨®n de extra?os con af¨¢n extractivista, pero con la irrupci¨®n de la covid-19 el compromiso ahora es protegerse de quienes quieren matar a los contagiados
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Los m¨¢s de 700 ind¨ªgenas siona que viven en una porci¨®n de selva entre Colombia y Ecuador tienen una guardia propia que los mantiene a salvo en medio del conflicto armado. Su ¨²ltima intervenci¨®n salv¨® la vida de los enfermos de covid-19, que pod¨ªan haber sido asesinados por grupos armados dispuestos a matar a los contagiados para contener la propagaci¨®n del virus. As¨ª lo cuenta Mario Erazo, coordinador de este cuerpo de seguridad, que tuvo que redoblar la vigilancia de su territorio para evitar que los violentos entraran y cumplieran su sentencia.
¡°Cuando se escuch¨® que el virus ya iba cerca, los armados dijeron: ¡®Aqu¨ª no podemos dejar que avance, y la persona que est¨¦ contagiada con eso, pues es que se tiene que morir de una. ?C¨®mo? Pues a plomo¡¯. La situaci¨®n fue dif¨ªcil, ten¨ªamos miedo a que nos llegara la enfermedad, pero m¨¢s a que nos mataran por haberla contra¨ªdo¡±.
Los centinelas siona, tambi¨¦n llamados cuiracuas en su lengua nativa, llevan toda la vida protegiendo a su comunidad. Erazo habla de la boa y del tigre que, seg¨²n su cosmovisi¨®n, cuidan del agua y de la tierra, pero tambi¨¦n de la necesidad que tuvieron de conformar un cuerpo de vigilancia m¨¢s org¨¢nico hace una d¨¦cada m¨¢s o menos. ¡°Nuestros taitas (padres o personas mayores) cuidaban el territorio espiritualmente a trav¨¦s de la boa y del tigre. Hoy nos toc¨® buscar una estrategia m¨¢s efectiva, digamos, respecto a todas las situaciones de los dos pa¨ªses que afectan a los territorios ind¨ªgenas. Entonces nos hemos conformado en cuidadores ya visibles¡±, afirma.
Esa visibilidad les ha llevado a mediar con los actores armados de Colombia: ahora mismo, con las disidencias de las FARC y otras bandas criminales, que quieren entrar a los resguardos ind¨ªgenas para ocultarse de los ej¨¦rcitos regulares, reclutar a j¨®venes e imponer el cultivo de la hoja de coca. ¡°Tienen muchos recursos y dan plata a los campesinos, afros e ind¨ªgenas para que siembren coca, incluso la semilla, y si usted dice ¡®no, yo no quiero sembrar¡¯, entonces se va o se muere¡±.
Las guardias ind¨ªgenas surgen de la autogobernanza que tienen los pueblos originarios de Latinoam¨¦rica. Est¨¢n acostumbrados a tomar yag¨¦, la medicina ancestral conocida tambi¨¦n como ayahuasca, para tener sabidur¨ªa y guiar a su gente. Su principal misi¨®n es proteger el territorio que han podido recuperar del reparto colonialista. Usan lanzas, bodoqueras y bastones de mando para enfrentar las amenazas que vienen de fuera. Y, en los ¨²ltimos a?os, tambi¨¦n echan mano de GPS, drones y c¨¢maras para documentar los da?os que dejan las actividades extractivistas. En sitios permeados por el conflicto armado, como ocurre en Colombia, act¨²an como mediadores y como agentes de paz.
La guardia ind¨ªgena cof¨¢n es parte de una comunidad conformada por 200 personas que viven en las m¨¢rgenes del r¨ªo Aguarico. Se constituy¨® en 2017 y tiene una ley propia para controlar la presencia de mineros y cazadores ilegales.
Con GPS, drones y c¨¢maras entregadas por la Alianza Ceibo y Amazon Frontlines lograron documentar en 2018 el da?o ambiental que estaba produciendo una actividad minera que se hac¨ªa sus espaldas. Cuando buscaron informaci¨®n, descubrieron que el Estado ecuatoriano hab¨ªa otorgado concesiones mineras sin contar con el permiso de las comunidades afectadas como manda la Constituci¨®n. Llevaron el caso a los tribunales y lograron revertir 52 operaciones mineras que abarcaban una superficie de 32.000 hect¨¢reas.
Alexandra Narv¨¢ez, parte de este cuerpo de centinelas, habla del hallazgo que hicieron y del valor de su tierra. ¡°Encontramos a las grandes mineras dentro del r¨ªo, estaban cavando, sacando piedras¡ No hab¨ªamos visto eso antes. Nos sorprendimos al ver esas m¨¢quinas, de all¨ª encontramos las concesiones mineras de las que nunca nadie nos hab¨ªa dicho nada. Solo el presidente de la junta parroquial nos mand¨® un documento para que los mineros pudieran darnos as¨ª como pollos o regalos para Navidad, pero nosotros no firmamos nada. Nuestro territorio es nuestra casa, si da?an nuestra casa, ?en d¨®nde vamos a vivir? ?Qu¨¦ vamos a dejar a nuestros hijos?. Nos destruyen la vida¡±.
Con GPS, drones y c¨¢maras, los cof¨¢n lograron documentar el da?o ambiental que estaba produciendo una actividad minera que se hac¨ªa sus espaldas
Pero el oro que existe en la zona sigue atrayendo a los mineros hacia el territorio cof¨¢n. Por eso los vigilantes persisten en el monitoreo del territorio y cada vez que se encuentra con un expoliador le exigen su inmediata salida y le explican su ley: si vuelve por segunda vez les quitar¨¢n sus herramientas y los recursos extra¨ªdos; si reinciden una tercera ocasi¨®n, ser¨¢n retenidos previa coordinaci¨®n con la Polic¨ªa.
Nix¨®n Andy, tambi¨¦n agente de seguridad de esta comunidad, cuenta que las incursiones de los mineros no cesaron durante la pandemia. ¡°Vino gente a hacer miner¨ªa ilegal con dragas y otras personas vinieron con sus bateas y sus bombas. Como se sabe, entran por la miner¨ªa, pero comienzan igualmente a hacer la cacer¨ªa y la pesca. Pero no hubo enfrentamientos, la gente entendi¨® y se march¨® despu¨¦s de nuestro primer aviso¡±.
La guardia cof¨¢n, adem¨¢s, tuvo que ocuparse del abastecimiento de la comunidad porque el puente que atraviesa el r¨ªo Aguarico y lleva hasta su comunidad se cay¨® durante el invierno de 2020 y hasta la fecha no ha sido reparado. Entonces la preocupaci¨®n en este punto de la selva ecuatoriana no fue la covid-19 sino la falta de comida.
Los siona y los cofanes se inspiran en la guardia ind¨ªgena del Consejo Regional Ind¨ªgena del Cauca (CRIC) que agrupa a 10 pueblos nativos en Colombia y tiene una organizaci¨®n propia desde hace 50 a?os. A ella pertenecen 7.000 hombres y mujeres que se presentan como un cuerpo de paz. Jhoe Sauca, de la etnia Kokonuko, cuenta c¨®mo se form¨® este grupo: ¡°El tema del auge de la amapola de los a?os noventa implic¨® que empezaran nuevamente los grupos armados de lado y lado a realizar asesinatos. Entonces, la guardia tuvo que salir al paso de esta situaci¨®n porque segu¨ªan asesinando a nuestra gente. Adem¨¢s tanto el ej¨¦rcito como la guerrilla utilizaban estrategias de enamoramiento con las comunidades ind¨ªgenas para luego utilizarlas como informantes, y eso pon¨ªa en peligro a las comunidades¡±.
Ese improvisado ej¨¦rcito del CRIC, poco a poco, se convirti¨® en la primera escuela de formaci¨®n pol¨ªtica organizativa de los territorios y de promoci¨®n de los derechos humanos. Pero ahora mismo no son buenos tiempos para la autoprotecci¨®n en Colombia. Con las FARC hab¨ªa cierto respeto, reconoce Sauca, pero ahora son atacados por todos lados. ¡°Ahora asesinan a los agentes, los ven como un enemigo, dicen que hacemos pol¨ªtica de gobierno porque capturamos a disidentes, pero el Gobierno tambi¨¦n nos acusa de ser guerrilleros¡±.
Los siona y los cofanes se inspiran en la guardia ind¨ªgena del Consejo Regional Ind¨ªgena del Cauca, con 7.000 hombres y mujeres que se presentan como un cuerpo de paz
La estigmatizaci¨®n de las guardias ind¨ªgenas no se da solo en Colombia. A inicios de este a?o, el entonces ministro de Defensa ecuatoriano, Oswaldo Jarr¨ªn, las vincul¨® con los comandos de frontera. Mar¨ªa Lina Espinosa, abogada de Amazon Frontlines, explica que hay inter¨¦s por deslegitimar la organizaci¨®n de las comunidades ind¨ªgenas.¡°Quieren posicionarla como una amenaza al concepto t¨ªpico de soberan¨ªa, lo quieren hacer ver como un actor peligroso y nocivo¡±, asevera.
Espinosa denuncia que detr¨¢s de esto puede haber una persecuci¨®n que puede acabar en procesos judiciales y terminar con estos cuerpos de vigilancia. Si se extinguen las guardias ind¨ªgenas que protegen esos territorios rec¨®nditos de las geograf¨ªas de Ecuador y Colombia, la pregunta es qui¨¦n ocupar¨¢ su lugar. ¡°Se est¨¢n dando intentos del ej¨¦rcito de ingresar a los territorios sin respetar el control de la guardia y las decisiones comunitarias. Hay un se?alamiento contra sus coordinadores y sus dirigentes, y tambi¨¦n contra los defensores que les acompa?amos. De hecho, el propio exministro indica que tenemos un inter¨¦s de proteger el narcotr¨¢fico y a los grupos narco paramilitares, y que por eso existimos. Y tenemos, evidentemente, un grave riesgo de que esa criminalizaci¨®n termine en procesos judiciales¡±.
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