?C¨®mo podemos medir la sostenibilidad de las ciudades donde vivimos?

Las ciudades son uno de los paradigmas en la b¨²squeda de la sostenibilidad del planeta. En ellas vive m¨¢s del 50 % de la poblaci¨®n mundial, consumen de forma directa e indirecta el 75% de los recursos naturales, generan el 50 % de los residuos y emiten el 50 % de los gases de efecto invernadero (figura 1).

Es importante redise?ar y cambiar las ciudades hacia una mayor sostenibilidad. Para ello, es necesario realizar un buen diagn¨®stico del punto de partida en cada caso. A tal efecto existen diversos, rankings que caracterizan ¡°la mejor ciudad o pa¨ªs para vivir¡± a partir de diferentes metodolog¨ªas que incluyen una ingente cantidad de indicadores socioecon¨®micos y ambientales cuya ponderaci¨®n var¨ªa en funci¨®n de cada uno de las clasificaciones consideradas:

• ?ndice de habitabilidad (Global Liveability Index). Examina 140 ciudades de todo el mundo, analizando m¨¢s de 30 factores cualitativos y cuantitativos en cinco categor¨ªas (estabilidad, sanidad, cultura y medio ambiente, educaci¨®n e infraestructuras).
• Mejores ciudades (World¡¯s Best Cities). Su meta es categorizar el perfil de las grandes ciudades a partir de la opini¨®n de visitantes, inversores y residentes. Su resultado se correlaciona en gran medida con los polos tur¨ªsticos mundiales. As¨ª, entre las 10 primeras estar¨ªan: Londres, Nueva York, Par¨ªs, Mosc¨², Tokio, Dubai, Singapur, Barcelona, Los ?ngeles y Madrid.
• Ranking de ciudades para expatriados (Expat City Ranking). Se categoriza los mejores pa¨ªses para vivir y trabajar en el extranjero. El espacio iberoamericano sit¨²a un buen n¨²mero de pa¨ªses en los 20 primeros puestos: M¨¦xico (2?), Costa Rica (3?), Portugal (5?), Ecuador (8?), Colombia (9?), Espa?a (16?) y Panam¨¢ (19?).
• Ranking Global de Calidad de vida. Eval¨²a 10 categor¨ªas y 39 subcategor¨ªas, de contexto econ¨®mico, pol¨ªtico, social, ambiental y cultural. Las diez primeras posiciones ser¨ªan para Viena, Z¨²rich, Vancouver, M¨²nich, Auckland, D¨¹sseldorf, Frankfurt, Copenhague, Ginebra y Basilea.

Una cuesti¨®n com¨²n a todos ellos es la gran cantidad de datos a procesar para su c¨¢lculo. Ello hace que en la ¨¦poca del big data, la informaci¨®n pueda llegar a abrumar y no permita que un organismo o un ciudadano de a pie pueda reproducir estos indicadores. Como contrapartida surge la opci¨®n del small data, esto es, a partir de una m¨ªnima cantidad de informaci¨®n se pueda obtener una estimaci¨®n sobre la descripci¨®n del sistema ahorrando tiempo y esfuerzo.

Estimar la sostenibilidad de manera sencilla

En un reciente trabajo publicado en Sustainable Cities and Society hemos considerado la opci¨®n de definir tres indicadores (uno por cada eje de la sostenibilidad) que permitan estimar de forma sencilla y r¨¢pida la sostenibilidad de las ciudades donde vivimos o de las ciudades que visitamos.

Para ello, hemos partido de m¨¢s de 100 indicadores que promueven instituciones como la ONU y la UE. De ellos, hemos evaluado y cuantificado 38 (figura 2). Al aplicarlos sobre 31 ciudades espa?olas representativas de m¨¢s 50.000 habitantes, se ha podido establecer que los tres indicadores que dibujaban la imagen m¨¢s aproximada (85% de precisi¨®n en la predicci¨®n) sobre la sostenibilidad que se obten¨ªa con el an¨¢lisis global fueron:

• Eje social: tasa de desempleo femenino. El desempleo femenino se considera un indicador de igualdad de g¨¦nero al cuantificar las oportunidades laborales entre hombres y mujeres. Adem¨¢s, esta variable se relaciona proporcionalmente con la tasa de pobreza femenina, y un valor elevado de este indicador puede incluso conducir al riesgo de pobreza infantil. El umbral a partir del cual se puede considerar un buen punto de partida hacia la sostenibilidad es poseer una tasa menor al 14%.
• Eje ambiental: generaci¨®n de residuos. La cantidad de residuos, en kilogramos, que un habitante de la ciudad genera en un a?o debe ser menor de 423 kilos. Este hecho est¨¢ directamente relacionado con la apuesta por la econom¨ªa circular (figura 3). Lo trascendente es minimizar la generaci¨®n de residuos, pues implica:

1. Repensar nuestro modelo de consumo, ajustando la adquisici¨®n de los bienes de consumo a las necesidades reales, con la consecuente reducci¨®n de materia y energ¨ªa derivada de la generaci¨®n, utilizaci¨®n y procesado de productos;
2. Luchar contra el cambio clim¨¢tico con una menor emisi¨®n indirecta de gases de efecto invernadero;
3. Reutilizar y reparar los bienes de consumo, aumentando su vida ¨²til.

• Eje econ¨®mico: tasa de desempleo. Se consider¨® como el porcentaje de personas desempleadas con respecto al total de la poblaci¨®n activa (poblaci¨®n de 16 a 65 a?os). Es uno de los indicadores econ¨®micos m¨¢s importantes, ya que refleja de forma m¨¢s adecuada el bienestar de las familias que la actividad econ¨®mica (por ejemplo, el PIB). En este caso el umbral de la sostenibilidad se situar¨ªa en un valor menor al 16%.

Datos del a?o 2019 para diversas ciudades

En la tabla que sigue a este p¨¢rrafo se adjunta valores de los tres indicadores considerados para diversas ciudades y su comparaci¨®n con la media de la UE y de Espa?a en el a?o 2019. Estos par¨¢metros est¨¢n disponibles en las p¨¢ginas web de cada ciudad, de institutos de estad¨ªstica de cada pa¨ªs o de organismos internacionales como el Banco Mundial.

Las ciudades deben caminar sin pausa hacia la maximizaci¨®n de los flujos de materia y energ¨ªa que utilizan. Por ejemplo, fortaleciendo las redes de reparaci¨®n y multiuso (compartir) de los bienes de consumo, fomentando una movilidad alejada del uso del autom¨®vil individual como elemento principal, generando parte de los alimentos (agricultura vertical), mejorando los sistemas de intercambio de energ¨ªa y siendo capaces de producir una parte de su consumo (con aislamiento, energ¨ªa geot¨¦rmica, paneles solares¡­). Todo ello conducir¨¢ a una minimizaci¨®n de los residuos directos e indirectos urbanos y la generaci¨®n de nuevos modelos de negocio.

Gumersindo Feijoo Costa es Catedr¨¢tico de Ingenier¨ªa Qu¨ªmica, Universidad de Santiago de Compostela.

Este art¨ªculo se public¨® originalmente en The Conversation Espa?a.