Los platos vac¨ªos de Guatemala
La tasa de desnutrici¨®n cr¨®nica en este pa¨ªs es la m¨¢s alta de Latinoam¨¦rica y la sexta del mundo. Los huracanes Eta y Iota empeoraron las condiciones en las zonas afectadas del Corredor Seco, dejando a miles de ni?os en la cuerda floja
Teresa Raymundo no recuerda la ¨²ltima vez que comi¨® pollo. Ni ella, ni sus cinco hijos. ¡°Creo que hace como un mes¡±, adivina. ?Y carne? ¡°Uy, no, mucho menos¡±. El men¨² ¨Ccuando lo hay¨C se repite ma?ana y noche: tortillas de ma¨ªz y sal. ¡°A veces, frijoles y otras solo arroz desabr¨ªo¡±, lamenta. Desde que la pandemia azot¨® Chiquimula, al oriente de Guatemala, las familias que ya pasaban hambre se asomaron al abismo. Los huracanes Eta y Iota se cebaron, adem¨¢s, con esta zona y pusieron a prueba la resiliencia de toda una generaci¨®n de madres. En este infortunado departamento, el 38% de los ni?os padece desnutrici¨®n cr¨®nica, un retraso en el crecimiento de un menor a ra¨ªz de la inseguridad alimentaria. Dentro de ese porcentaje est¨¢n los gemelos Raymundo, de dos a?os, para los que hasta sonre¨ªr es un esfuerzo.
Ambos pisan con torpeza y se esconden de los visitantes. Miran con recelo y con un cansancio impropio en su edad. Dice su madre que apenas juegan, que ¡°se mantienen quietitos¡±. El hambre es la explicaci¨®n. Los cinco primeros a?os de un ni?o son importantes, pero los dos primeros son clave; predicen el futuro. ¡°Son primordiales para el desarrollo motor, cognitivo y f¨ªsico¡±, explica Ana Luc¨ªa Salazar, oficial de nutrici¨®n de Oxfam en terreno. ¡°Si un ni?o no mide y pesa lo que debe en esta etapa, se ver¨¢ condicionado el resto de su vida adulta; tardar¨¢ m¨¢s en aprender a leer y escribir, los ¨®rganos se les formar¨¢n m¨¢s tarde¡ tienen tan poca energ¨ªa que apenas se r¨ªen y las tareas m¨¢s simples se les hace cuesta arriba¡±. Por eso, a esta enfermedad se la conoce como ¡°la cadena perpetua¡±.
Esta dolencia la arrastran en Guatemala uno de cada dos ni?os; el 46,5% seg¨²n la ¨²ltima Encuesta Nacional Materno Infantil, del 2014-2015. Una situaci¨®n que, de acuerdo a los expertos, ha empeorado los ¨²ltimos dos a?os por la pandemia y los huracanes Eta y Iota, que azotaron Centroam¨¦rica en noviembre. El pa¨ªs del quetzal ya cargaba con t¨ªtulo de ser el sexto pa¨ªs con mayores tasas de desnutrici¨®n del mundo y el primero en Latinoam¨¦rica. ¡°Tenemos las cifras del hambre de un pa¨ªs en guerra, sin estarlo¡±, dice Abelardo Villafuerte Villeda, delegado de Chiquimula, uno de los departamentos hist¨®ricamente m¨¢s afectados, con una tasa actualizada en el ¨²ltimo trimestre del a?o del 38% de desnutrici¨®n cr¨®nica.
Al menos 515 ni?os padecen desnutrici¨®n aguda, una variable a¨²n m¨¢s cr¨ªtica que se mide en funci¨®n del peso y que afectaba a 15.395 ni?os en todo el pa¨ªs en 2019 y aument¨® a 27.913 en 2020. ¡°Aunque estemos por debajo de la media nacional, son cifras alt¨ªsimas. Pero falta mucha voluntad pol¨ªtica para atajar este problema¡±, critica por tel¨¦fono.
Si un ni?o no mide y pesa lo que debe en los primeros dos a?os, se ver¨¢ condicionado en el resto de su vida adultaAna Luc¨ªa Salazar, Oficial de Nutrici¨®n de Oxfam
¡°Y esto solo va a empeorar¡±, zanja Mar¨ªa Claudia Santizo, oficial de nutrici¨®n de Unicef en Guatemala, ¡°no hay forma de que mejore con las p¨¦rdidas de medios de vida que se produjeron en el 2020¡å. Santizo tambi¨¦n incide en que las cifras solo disminuyen con l¨ªderes pol¨ªticos comprometidos. ¡°Las ganas se tienen que traducir en presupuestos. La desnutrici¨®n est¨¢ en el plano prioritario del Gobierno desde 2005. En los ¨²ltimos tres gobiernos desde entonces, se han presentado estrategias para abordarla, pero a la hora de la verdad no hay fondos, ni insumos ni recursos humanos que lleguen a las zonas rurales. Y hay una enorme brecha ah¨ª, una que crece y crece¡±, explica mediante una videollamada.
La sombra del Corredor Seco
La brecha no es solo nacional. Los datos del hambre y sus consecuencias son una enorme sombra que nubla el Corredor Seco, una zona que engloba varios pa¨ªses centroamericanos muy propensos a las sequ¨ªas. Aqu¨ª las cifras de pobreza extrema se disparan. Un reciente estudio elaborado por el Consorcio de Organizaciones Humanitarias alerta de que 102.436 familias (86% de las encuestadas) viven en inseguridad alimentaria. El desagregado por pa¨ªses indica que Guatemala y Nicaragua son las naciones con m¨¢s hogares que padecen hambre, cada una con 31% de los casos registrados, les siguen Honduras, con el 25% y El Salvador con el 12%, aproximadamente. Los ciclones est¨¢n detr¨¢s de esas empeoradas estad¨ªsticas. De acuerdo con estimaciones de Unicef, perjudicaron a 4,6 millones de personas en Centroam¨¦rica. Los huracanes fueron, literalmente, la lluvia que cay¨® sobre mojado.
En el Corredor Seco la ruralidad es sin¨®nimo de pobreza. Seg¨²n un informe de Oxfam Interm¨®n y la London School of Economics, la desnutrici¨®n es 60 veces mayor en algunas escuelas ind¨ªgenas rurales (en las que llega incluso al 100%) que en capitalinas mestizas, en las que no pasa de 1,7%. ¡°Se hacen las acciones de los planes, pero no llegan a la cobertura necesaria¡±, dice Santizo. Para la experta, Per¨² es un pa¨ªs modelo en la misma lucha. ¡°El ¨¦xito del Gobierno, que ya ni siquiera se tiene que preocupar por la desnutrici¨®n cr¨®nica, sino m¨¢s bien de la obesidad, fue la coordinaci¨®n interinstitucional. Ellos s¨ª lograron hacer cambios integrales que aqu¨ª no hemos logrado¡±.
Tenemos las cifras del hambre de un pa¨ªs en guerra, sin estarloAbelardo Villafuerte Villeda, delegado de Chiquimula
La casa de la familia Raymundo es un claro ejemplo de c¨®mo la ruralidad condena. Para llegar hasta esta peque?a casa de adobe sin agua ni luz, toca subir una empinada ladera y llegar hasta un ¨²nico punto del autob¨²s, con escasa frecuencia. ¡°Ah¨ª ya se le va a uno una hora¡±, cuenta. El trayecto hasta la comunidad de Camot¨¢n, el n¨²cleo urbano m¨¢s cercano, son otros 40 minutos. ¡°Muchas de las madres no hacen seguimiento a los ni?os precisamente por este motivo¡±, cuenta Omar Ram¨ªrez, oficial de proyectos de Respuesta Humanitaria y Resiliencia de Oxfam en Guatemala, ¡°porque es un esfuerzo enorme trasladar a los ni?os a los puestos de salud¡±. Por eso, es esta entidad quien se moviliza hasta aqu¨ª una vez al mes junto con una entidad local, Asedechi como contrapartida del proyecto.
Es mi¨¦rcoles y desde primera hora de la ma?ana, una treintena de madres aguarda paciente a que lleguen ¡°los de Oxfam¡± a una simple estructura de concreto en la Comunidad Anicillo, Jocot¨¢n, Chiquimula, que hoy servir¨¢ de consulta m¨¦dica. Todas ellas fueron trasladadas hasta all¨¢ en una furgoneta de la organizaci¨®n que pretende no hacer de la dispersi¨®n habitacional un obst¨¢culo. Es d¨ªa de control de peso y talla de los menores de cinco a?os.
En la fila, paciente y con una sonrisa que se percibe a¨²n con la mascarilla puesta, est¨¢ Mar¨ªa Ana Ram¨ªrez, una mujer de 24 a?os, con su hija Yesmin Fabiola, de cuatro. Esta madre soltera no ha tenido medios para alimentar a la peque?a y a su otro hijo de seis con mucho m¨¢s que tortillas y sal. En su casa, a dos horas caminando del punto de encuentro, viven los tres en una habitaci¨®n que hace de cocina y cuarto. La cama est¨¢ a pocos cent¨ªmetros del fog¨®n de le?a que impregna de humo negro todo el ambiente. Seg¨²n cifras de Unicef, solo el 43% de los ni?os de 6 a 23 meses consume la dieta m¨ªnima aceptable, y solo el 26% de las madres est¨¢n lo suficientemente informadas acerca de la alimentaci¨®n complementaria.
Hace un par de a?os que la peque?a padece desnutrici¨®n cr¨®nica. Por eso la madre no se pierde los controles. Yesmin se sube a la pesa y hace todo un esfuerzo por no moverse sin soltarse de la falda de la mam¨¢. Es de las pocas que no se echa a llorar en plena consulta. Incluso observa con curiosidad la caja de madera en la que comprueban cu¨¢ntos cent¨ªmetros ha crecido. ¡°Est¨¢ un poquito mejor¡±, le dice la nutricionista alegre. ¡°?Se ha puesto mala con fiebre, tos o diarrea ¨²ltimamente?¡±, pregunta una a una. La joven niega con la cabeza. Adem¨¢s de las mediciones, Oxfam entrega 145 queztales (unos 16 euros) mensuales por cada miembro de las familias m¨¢s vulnerables. En el municipio de Jocot¨¢n y Camot¨¢n, son 171. Las ayudas se otorgan durante los cuatro meses de lo que se conoce por ¡°hambre estacional¡±.
¡°Vitaminas pa¡¯ ni?os delgados y con mal color¡±
Teresa Raymundo hace rendir la ayuda que recibi¨® esta ma?ana. Se mueve como pez en el agua en el Mercado Municipal de Jocot¨¢n en Chiquimula. Sabe en qu¨¦ puesto est¨¢n m¨¢s baratas las verduras y la libra de pollo. Esta carne es de las primeras cosas que compra. Tras consultar el precio en dos puestos, paga 44 quetzales (cinco euros) por dos kilos. ¡°Llevar¨ªa m¨¢s, pero no tengo nevera¡±, justifica. El bullicio del mercado se cuela en la conversaci¨®n. De fondo, suena una cantinela en un altavoz port¨¢til: ¡°Es para la sangre, el cerebro y la memoria. Les tengo vitaminas pa¡¯ subir de peso, crema de granos y quita manchas. Frascos de vitaminas pa¡¯ ni?os delgados y con mal color¡±. La vendedora mete los pedazos de pollo en una bolsa negra que Teresa guarda con cuidado en una maya de pl¨¢stico naranja que carga al hombro.
Compra verduras y frutas enfrente, y sigue hacia la tienda en la que compra 20 kilos de ma¨ªz. ¡°Mis hijos est¨¢n antojados de comer cereales y leche¡±, dice con una sonrisa amarga, ¡°pero una bolsa chiquitica sale a 30 (3,3 euros). Es muy caro. Pero tengo algo de arroz, har¨¦ arroz con leche¡±. Para cuando llega a la casa, ya ha pasado la hora del desayuno y del almuerzo. Pero los platos de la cena no estar¨¢n vac¨ªos. Al menos durante unos d¨ªas.
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