Adriana Mej¨ªa: ¡°Los j¨®venes no forman parte de los espacios de participaci¨®n porque no creen en las instituciones¡±
La gerente de la Escuela de Participaci¨®n Ciudadana de Bogot¨¢ insta a que la sociedad civil se adue?e de las m¨²ltiples herramientas que tiene para tomar decisiones aunque lamenta que estas se vinculen al ¡°clientelismo¡± o a la ¡°corrupci¨®n¡±
A su cargo tiene la labor de convencer a 100.000 bogotanos de que la democracia es mucho m¨¢s que votar cada cuatro a?os. Adriana Mej¨ªa Ram¨ªrez (Bogot¨¢, 45), gerente de la Escuela de Participaci¨®n Ciudadana de la capital colombiana, sabe que el reto es enorme: ¡°La corrupci¨®n ha hecho que los m¨¢s j¨®venes no crean en las instituciones¡±. La burocracia, dice, no ayuda. Con una oferta de m¨¢s de 550 espacios que van desde consejos sobre la bicicleta, hasta la construcci¨®n de paz o la defensa de los derechos de miembros de diferentes etnias, la ciudad ¡ªque destina la mitad del presupuesto local en las propuestas locales¡ª quiere empezar a decidir ¡°desde el barrio¡±.
Para ello, se ha celebrado esta semana el primer Laboratorio de Innovaci¨®n Ciudadana (LABIC) en Bogot¨¢; para trabajar en equipo en la b¨²squeda de soluciones a problemas comunes: desigualdad, inseguridad, falta de inclusi¨®n¡ Los 11 proyectos presentados tendr¨¢n hasta el 3 de diciembre para darle forma y solidez y que m¨¢s adelante sean apoyados e implementados. ¡°Los ciudadanos son los que lidian con esta realidad, son ellos los que tienen que cambiarla de la manera que crean m¨¢s conveniente¡±, asegur¨® durante una de las ponencias del evento la entrevistada.
Pregunta. ?Por qu¨¦ es necesario formar al ciudadano en ejercer como tal?
Respuesta. Nos propusimos que la mayor diversidad de personas que viven y habitan Bogot¨¢ se puedan integrar a procesos de incidencia, empoderamiento, acci¨®n colectiva¡ Que su conexi¨®n con el territorio sea distinta. Esta ciudad tiene estad¨ªsticas muy interesantes de participaci¨®n. No solo el formal, que se mide por los encuentros ciudadanos. Si no que, tradicionalmente, la ciudadan¨ªa hace sus propios aportes y se organizan por s¨ª mismos. Pero nos hemos dado cuenta de que la brecha entre quienes se apuntan a los cursos y la poblaci¨®n en general, sigue siendo muy alta. Los espacios de participaci¨®n han perdido legitimidad porque la ciudadan¨ªa ha perdido la confianza en las instituciones. Sobre todo los j¨®venes. Ellos no forman parte de estos espacios precisamente por eso.
P. ?Qu¨¦ es lo que ha hecho que pierdan la confianza?
R. Cada generaci¨®n viene con su inter¨¦s y su impronta. Las juntas de acci¨®n comunal son por ejemplo una expresi¨®n antigua y tradicional de la participaci¨®n. Es cierto que en su momento hicieron varios de los barrios del pa¨ªs y lograron condensar intereses y expectativas de gente que quer¨ªa cambiar su entorno. Pero sus formas no convencen a la juventud.
P. ?Est¨¢n anticuadas?
R. Pues¡ Tiene unas formas de ser propias que se entienden por el contexto en el que se iniciaron. Pero hoy est¨¢n tildadas de clientelismo. Antes se compromet¨ªa el voto a cambio de mejoras en los barrios; de ladrillos o reparaciones de las aceras, por ejemplo. Las cosas han ido cambiando, claro. Pero los j¨®venes siguen vinculando la gesti¨®n barrial con la corrupci¨®n. Siguen viendo, adem¨¢s, al funcionario como indolente, lejano¡ El problema que yo ubico es precisamente ese. Que la excusa preestablecida es siempre la misma: ¡°No participo porque eso est¨¢ ya decidido; all¨¢ siempre van los mismos; est¨¢ copado; son discusiones inocuas¡¡±. Nuestro mayor dilema es cambiar la percepci¨®n. Nuestros espacios no est¨¢n corruptos, est¨¢n llenos de gente que se ocupa y se preocupa por ciertas cosas.
Los j¨®venes siguen vinculando la gesti¨®n barrial con la corrupci¨®n. Adem¨¢s, siguen viendo al funcionario como indolente, lejano¡
P. ?Son las instituciones las que tienen que buscar al ciudadano o al rev¨¦s? ?Cu¨¢l es el l¨ªmite entre infantilizar y llegar a todos?
R. Como instituci¨®n p¨²blica, comprendemos que hay dos tareas que tenemos que garantizar. Por una parte, asegurarnos de que hay espacios abiertos y funcionando para el que quiera integrarse; que las elecciones sean abiertas y transparentes¡ Y otra, es que la informaci¨®n baje a espacios donde las personas han estado excluidas de la toma de decisiones. Pero la participaci¨®n se entiende muy atada al rol del Estado. Sin embargo, las nuevas ciudadan¨ªas se dieron cuenta de que hay formas de participar sin pasar por el Estado o al menos sin que este sea el lugar ¨²ltimo de llegada. El Estado-centrismo es uno de los peligros m¨¢s fuertes de la participaci¨®n. Un grupo de WhatsApp, v¨ªnculos entre vecinos, a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n¡ Esa es otra forma de encontrar f¨®rmulas de soluci¨®n. Y ese es el imaginario m¨¢s dif¨ªcil de romper. Centrar todas las expectativas en que el Estado lo resuelva todo, es equivocado.
P. El paro y la movilizaci¨®n juvenil son contempladas como otra forma de participar¡
R. Claro, y esa es otra de las formas que comentaba antes. No tiene que ser todo a trav¨¦s de las instituciones. La gente que se junta y busca soluciones tambi¨¦n est¨¢ incidiendo en el cambio. Pero tambi¨¦n hay m¨²ltiples escenarios en los que se involucren y se puedan acercar y tener contacto con organizaciones sociales.
P. ?En Colombia se sigue anclado a la idea de que votar es la ¨²nica responsabilidad u opci¨®n del ciudadano?
R. Nosotros hicimos un ejercicio en octubre, en el primer congreso Bogot¨¢, comunidad para el desaprendizaje, y una de las preguntas era esa; sobre c¨®mo se conceb¨ªa la democracia. El 80% respondi¨® que era votar, elegir y ser elegido. Tenemos un imaginario muy fuerte que desmontar. Nos toca decirles: pilas (ojo), que esto tambi¨¦n tiene que ver con la garant¨ªa de los derechos, sobre la apertura y transparencia de las instituciones, sobre el contrapeso de otros actores¡ Pero la gente a¨²n no ve eso.
Hay formas de participar sin pasar por el Estado o al menos sin que este sea el lugar ¨²ltimo de llegada. El Estado-centrismo es uno de los peligros m¨¢s fuertes de la participaci¨®n
P. ?Y cu¨¢l es la oferta en Bogot¨¢?
R. Uff¡ Si mi memoria no me falla creo que son 550 espacios de participaci¨®n. Se dan por cada sector, por cada grupo poblacional, para v¨ªctimas¡ Hay todos los que te puedas imaginar. Pero justamente que haya tantos hace que tengan menor nivel de incidencia. Es algo en lo que estamos trabajando. Se intent¨® unificar durante el mandato de [Gustavo] Petro [2011], pero no fue tan f¨¢cil. Legalmente, no era posible unir diferentes presupuestos para temas de participaci¨®n conjunta.
P. ?El esqueleto de las instituciones a¨²n no est¨¢n pensadas para que el ciudadano se involucre m¨¢s?
R. Al menos hasta ahora, hay temas legales que no lo permiten. Habr¨ªa que pensar en alternativas.
P. ?Y existe una brecha de g¨¦nero? ?Participan m¨¢s ellos?
R. Ha estado muy ch¨¦vere darse cuenta de que el porcentaje de participaci¨®n femenina est¨¢ en un 58%. Hay muchas m¨¢s mujeres interesadas y son las que m¨¢s se certifican. Adem¨¢s, est¨¢n m¨¢s involucradas con las organizaciones y tienden redes. Y la mayor¨ªa ha pasado por la universidad, suelen venir mujeres formadas. Y cada vez nos interpelan m¨¢s en que busquemos el enfoque de g¨¦nero. Es bastante interesante porque la retroalimentaci¨®n de ellas van a un punto mucho m¨¢s neur¨¢lgico de nuestro rol como formadores.
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