?Se ha vuelto irrelevante la ONU?
Frente a un escenario de aumento de los conflictos en los ¨²ltimos a?os, resulta evidente la ausencia de un sistema global efectivo que asegure el di¨¢logo y la resoluci¨®n de las disputas y que imponga el respeto al derecho internacional
La dram¨¢tica escalada del conflicto en Ucrania pone de manifiesto, una vez m¨¢s, la poca capacidad de la ONU para dirimir las disputas entre pa¨ªses y asegurar la paz. En un mundo reacio al multilateralismo, donde se intensifican las amenazas globales, se agudizan las desigualdades y se multiplican los conflictos; la ONU se ha convertido en un actor cada vez m¨¢s marginal y cuestionado. ?Puede una organizaci¨®n que ha permanecido intacta desde 1945 ser la plataforma para resolver los problemas actuales? ?Se encuentra el multilateralismo en peligro de extinci¨®n?
Una mirada sobre el desempe?o del organismo internacional debe reconocer ¨¦xitos y fracasos. Si bien cumpli¨® con su finalidad principal de impedir una tercera guerra mundial al momento de su creaci¨®n y expandi¨® su alcance a 193 pa¨ªses, la ONU nunca logr¨® afianzarse como la plataforma que regule las tensiones entre estados y las amenazas globales.
En los ¨²ltimos a?os, se exacerbaron los conflictos y las violaciones al derecho internacional. No solo en el caso de Ucrania. En Etiop¨ªa, los cr¨ªmenes de guerra y delitos de lesa humanidad son moneda corriente. Conflictos de larga data como Yemen, Siria o la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo permanecen en sus puntos m¨¢s ¨¢lgidos con consecuencias humanitarias dram¨¢ticas. Una peligrosa combinaci¨®n de pobreza, clima y violencia hace estragos en lugares como el Sahel, Mozambique o Hait¨ª. Numerosos movimientos autoritarios han resurgido y se han registrado golpes de estado en varias partes del mundo. Frente a este escenario, la ausencia de un sistema global efectivo que asegure el di¨¢logo, la resoluci¨®n de disputas y que imponga el respeto al derecho internacional resulta evidente. Cada vez m¨¢s, las gestiones diplom¨¢ticas para abordar las crisis son llevadas a cabo directamente entre pa¨ªses o a trav¨¦s de organismos regionales o grupos de influencia.
?Puede una organizaci¨®n que ha permanecido intacta desde 1945 ser la plataforma para resolver los problemas actuales? ?Se encuentra el multilateralismo en peligro de extinci¨®n?
El declive del influjo del organismo se observa asimismo en otras ¨¢reas. La pandemia ha impactado en la mayor¨ªa de las metas de desarrollo sostenible que la ONU hab¨ªa planteado para el 2030 y que constituyen su principal programa en materia de desarrollo. En algunos casos, se ha revertido el progreso que se ven¨ªa logrando, y en otros, se ha retrasado por d¨¦cadas el cumplimiento de los objetivos. Unas 120 millones de personas han vuelto a caer en la pobreza extrema y la desigualdad entre pa¨ªses ha aumentado. En el a?o 2020, unas 800 millones de personas han sufrido hambre y se estima que durante este a?o, las crisis alimentarias se deteriorar¨¢n en m¨¢s de 20 pa¨ªses.
La respuesta del sistema ONU ante la pandemia tambi¨¦n ha despertado cr¨ªticas. No se logr¨® consensuar una respuesta coordinada y fuimos testigos de falta de informaci¨®n, disparidad de medidas sanitarias, y sobre todo, desigualdades mundiales a la hora de distribuir las vacunas. Cuando los pa¨ªses m¨¢s ricos ya ofrec¨ªan terceras y cuartas vacunas, m¨¢s del 90% de ?frica permanec¨ªa sin vacunarse. Poco pudo hacerse desde el organismo para contrarrestar estos desaf¨ªos.
Desatender el multilateralismo en este momento tan cr¨ªtico, puede resultar letal para millones de personas
Y a esto debemos sumarle la alarmante crisis clim¨¢tica. El informe de la IPCC del a?o pasado, presentado por el jefe de la ONU como una ¡°alerta roja¡± sostiene que, a menos que las emisiones se reduzcan de manera inmediata y a gran escala, limitar el calentamiento ser¨¢ un objetivo inalcanzable y las crisis humanitarias se propagar¨¢n. La ONU jug¨® un papel fundamental en sellar el Acuerdo de Par¨ªs del 2015, el mayor logro a nivel global contra el cambio clim¨¢tico. Sin embargo, desde entonces solo se han registrado modestos avances en los compromisos de los pa¨ªses y ninguna soluci¨®n concreta a cuestiones claves como el financiamiento para que los pa¨ªses m¨¢s vulnerables se adapten al cambio clim¨¢tico o compensaciones por los da?os ya recibidos.
Los factores clim¨¢ticos, la creciente desigualdad y la multiplicaci¨®n de conflictos anticipan la proliferaci¨®n de crisis humanitarias alrededor del mundo. La asistencia humanitaria internacional es un ¨¢mbito donde la ONU a¨²n juega un rol importante. Pero con necesidades que crecen a m¨¢s velocidad que los recursos disponibles, con desastres cada vez m¨¢s intensos y frecuentes, desplazamientos masivos, crisis alimentarias, y otras amenazas, el sistema humanitario deber¨¢ reinventarse si pretende evitar su colapso: por ejemplo, transformando sus programas reactivos en anticipaci¨®n y prevenci¨®n, atrayendo m¨¢s donantes del sector privado o integr¨¢ndose con programas de paz, clima o desarrollo para ofrecer soluciones integrales y m¨¢s sostenibles.
Ser¨ªa demasiado f¨¢cil culpar a la ONU del fracaso del multilateralismo. En gran medida, los fracasos de la ONU son los fracasos de los pa¨ªses que la componen. Pero las amenazas que nos acechan necesitan ser abordadas indefectiblemente de un modo colectivo. Imaginar un mundo que haga frente a estos desaf¨ªos sin un sistema de gobernanza global es inconcebible. ¡°Si la ONU no existiera, tendr¨ªamos que crearla¡±, sostienen algunos. Claro que ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil recrearla en el contexto actual, con la poca voluntad de los estados para asumir compromisos internacionales.
Imaginar un mundo que haga frente a estos desaf¨ªos sin un sistema de gobernanza global es inconcebible
Para que la ONU vuelva a ganar relevancia, necesitar¨¢ de cambios profundos en sus objetivos, mandatos, recursos, as¨ª como en estructura y eficiencia interna. La complejidad de los conflictos y amenazas actuales requiere de mandatos robustos y recursos para intervenir efectivamente y ¡°anticipadamente¡±. Una reforma estructural del Consejo de Seguridad que incluya el debate sobre representaci¨®n regional, poder de veto y membres¨ªa ser¨¢ esencial para volver a dar legitimidad al ¨®rgano. El ¨¢rea de paz y seguridad en su conjunto deber¨¢ replantearse y estar m¨¢s ligado al abordaje de las ra¨ªces de los conflictos como la pobreza, desigualdad, cambio clim¨¢tico u otras amenazas como cat¨¢strofes o epidemias. A la vez, es necesaria una optimizaci¨®n de los procesos internos para volverla m¨¢s eficiente, menos costosa y m¨¢s transparente. La nueva agenda propuesta por Ant¨®nio Guterres puede ser un punto de partida, y se han tomado varias medidas administrativas en este sentido, pero se necesita m¨¢s.
Sobre todo, es imperativo que la representaci¨®n de la ONU sea revisada y reorientada a su Carta original donde se describe como una organizaci¨®n para los ¡°pueblos del mundo¡±. Una inclusi¨®n activa de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones es esencial para brindar legitimidad a las medidas que se adopten. En tiempos donde los autoritarismos y la crisis de representatividad est¨¢n en aumento, necesitamos una ONU m¨¢s cercana a los pueblos que a los pol¨ªticos que los representan.
Desatender el multilateralismo en este momento tan cr¨ªtico, puede resultar letal para millones de personas. Un mundo encerrado en intereses nacionales, sin vocaci¨®n de cooperaci¨®n internacional, pondr¨¢ en riesgo la relevancia de cualquier instituci¨®n que encarne una visi¨®n colectiva. La situaci¨®n en Ucrania ya nos deja atrocidades irreparables e impensadas. Nos deja tambi¨¦n un derecho internacional humanitario vapuleado y poco atendido. Pero podr¨ªa tambi¨¦n dejarnos un mundo con un sistema de gobernanza global, como la ONU, agotado y sin relevancia.
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