Ni?os en la frontera ucrania: ni solos ni mal acompa?ados
La salida de m¨¢s de 3,5 millones de refugiados en un mes desde Ucrania ha desbordado a los pa¨ªses de acogida, donde la confusi¨®n en los puntos fronterizos aumenta el riesgo de tr¨¢fico de personas. Urgen medidas para garantizar la protecci¨®n de la infancia, advierte la ONU
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Un ni?o ucraniano se ha convertido en refugiado casi cada segundo desde el comienzo de la guerra en Ucrania el 24 de febrero. En un mes han dejado atr¨¢s su vida 1,5 millones, 75.000 al d¨ªa. Lo calcula Unicef. En total, m¨¢s de 3,5 millones de ucranianos, la mayor¨ªa mujeres y menores, han abandonado su pa¨ªs en un periplo incierto que no saben d¨®nde ni cu¨¢ndo acabar¨¢. Los pa¨ªses de acogida se han visto desbordados por esta crisis que no tiene precedentes en cuanto a velocidad y escala desde la Segunda Guerra Mundial. Y no ha acabado.
Miles de personas entran todav¨ªa cada d¨ªa por puestos fronterizos abarrotados a comunidades vecinas colapsadas y, aunque la mayor presencia de organizaciones internacionales en las mismas contribuye a una mejor atenci¨®n de los desplazados, la situaci¨®n est¨¢ lejos de estar controlada por completo. Los expertos saben por experiencia que este es el contexto id¨®neo para quienes tratan de aprovecharse de los m¨¢s vulnerables. La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha descrito la situaci¨®n en las fronteras como ¡°el ensue?o de los traficantes¡± y los ni?os no acompa?ados est¨¢n en alt¨ªsimo riesgo de convertirse en sus v¨ªctimas.
En Palanca, uno de los puntos fronterizos con mayor presi¨®n entre Ucrania y Moldavia, las autoridades han tenido que trasladar la atenci¨®n a los refugiados a una explanada a unos kil¨®metros del paso. La cantidad de personas que cruzaban, as¨ª como de veh¨ªculos que iban a buscarles, entre particulares y autobuses, colapsaban la carretera de doble sentido hacia la capital, Chisin¨¢u. Cada d¨ªa que pasaba, hab¨ªa que aparcar m¨¢s lejos en el arc¨¦n y los desplazados esperaban a la intemperie a familiares o amigos. O a cualquier transporte que les llevara a alguna parte.
El barullo era tal que la carpa que se hab¨ªa instalado junto a las vallas, donde voluntarios de la comunidad identificados con petos amarillos repart¨ªan comidas y t¨¦ caliente, se llev¨® a la nueva ubicaci¨®n que no terminaba de convencer a las organizaciones locales. El suelo arcilloso, con la nieve y la lluvia, no era el m¨¢s apropiado para la espera. Tampoco era id¨®nea la ¨²nica carpa calefactada reservada para los m¨¢s peque?os y las madres que ten¨ªan que dar el pecho. Dentro se cobijaban del fr¨ªo tambi¨¦n varones, nadie controlaba qui¨¦n entraba ah¨ª y no hab¨ªa casi espacio ni apenas juegos para los ni?os.
En apenas diez d¨ªas, aquel enclave se convirti¨® en un organizado aparcamiento donde grandes autobuses se llenan constantemente para llevar gratuitamente a los refugiados directamente a Ruman¨ªa. Otros, a Chisin¨¢u, donde el Gobierno ha habilitado cinco grandes refugios de acogida temporal. Tambi¨¦n esperan all¨ª las furgonetas de voluntarios, normalmente con destino a uno de los centros de tr¨¢nsito gestionados por ONG locales. Pero ninguno de estos movimientos queda registrado.
As¨ª fue como Nellya S., de 45 a?os, y sus cuatro hijos, tres chicas y un ni?o, acabaron en el Solidarity Transit Center, dos locales comerciales en Chisin¨¢u, cedidos a tres organizaciones de ucranianos en Moldavia para la acogida de refugiados. Un voluntario les ofreci¨® transporte a la ciudad y les traslad¨® a este lugar. Cuando llegaron, confusas porque todav¨ªa no se terminaban de creer que acababan de huir de una guerra en su pa¨ªs, no sab¨ªan ad¨®nde ir. Por suerte y azar, esa noche durmieron en una cama compartida y bajo mantas donadas, calientes y a salvo.
Unos d¨ªas despu¨¦s, la familia segu¨ªa all¨ª tratando de solucionar algunas trabas para viajar a Oporto, en Portugal, donde vive el marido. ¡°La peque?a no tiene pasaporte biom¨¦trico y me han dicho que, sin ¨¦l, no podr¨¢ entrar¡±, explicaba Nellya S. La madre hab¨ªa solicitado a la embajada de Ucrania en Moldavia alg¨²n tipo de documento que demostrase su filiaci¨®n. ¡°Pero me han dicho que tienen miles de peticiones y no saben cu¨¢nto tardar¨¢n, quiz¨¢ semanas¡±. Con los ojos enturbiados por la tristeza y la duda, reconoce que el tr¨¢mite puede demorarse mucho m¨¢s e incluso resultar imposible, pues es probable que la administraci¨®n p¨²blica ucraniana no est¨¦ en disposici¨®n de atender casos como el suyo. ¡°Quiz¨¢ deba consultar a la embajada portuguesa¡±.
El 28% de las v¨ªctimas de trata en el mundo son ni?os; en el contexto de Ucrania, los expertos creen que es probable que representen una proporci¨®n a¨²n mayor
Lo que para Nellya S. supone un obst¨¢culo para reunirse con su esposo es una salvaguarda para proteger a la infancia de convertirse en v¨ªctima de traficantes. Seg¨²n un an¨¢lisis reciente de Unicef, el 28% de las v¨ªctimas de trata en el mundo son ni?os. En el contexto de Ucrania, los expertos de este organismo creen que es probable que representen una proporci¨®n a¨²n mayor, dado que la mayor¨ªa de quienes han huido son menores, en muchos casos no acompa?ados, y mujeres.
La pol¨ªtica de puertas abiertas de Europa ha sido bienvenida por la ONU, pero supone un reto a?adido. Sin una vigilancia estrecha y el conveniente registro, el temor de las organizaciones es que literalmente cualquiera con malas intenciones puede ir a una frontera y capturar a sus v¨ªctimas. En Polonia han implementado un sistema de pulseras moradas para identificar a los buenos transportistas acreditados. Pero Amnist¨ªa Internacional denuncia que la atenci¨®n en ese pa¨ªs recae todav¨ªa desproporcionadamente en voluntarios, lo que deja desprotegidos a los refugiados.
¡°La solidaridad demostrada por el voluntariado en Polonia es admirable, pero si las autoridades centrales no asumen la responsabilidad y adoptan medidas concertadas, las personas que necesitan protecci¨®n y asistencia corren el riesgo de quedar desatendidas. Quienes han huido de Ucrania est¨¢n impacientes por recibir informaci¨®n fiable sobre refugio, transporte y situaci¨®n jur¨ªdica en la que se encuentran, pero si no hay coordinaci¨®n, corren el riesgo de no obtener esa informaci¨®n b¨¢sica y de ser acosados o acechados por delincuentes. El gobierno polaco debe dar un paso adelante para afrontar estos desaf¨ªos y preservar la seguridad de la gente¡±, ha declarado en un comunicado Nils Mui?nieks, director de Amnist¨ªa Internacional para Europa, tras una visita de 10 d¨ªas a ese pa¨ªs.
En este sentido, la situaci¨®n en Moldavia es si cabe m¨¢s grave. ¡°Aqu¨ª la mayor¨ªa de los servicios sociales los proveen ONG. Estamos en uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Europa¡±, recuerda Viorica Matas, directora ejecutiva de la entidad Concordia, especializada en asistir a hu¨¦rfanos y ancianos en precariedad. ¡°La crisis de refugiados no hace desaparecer a las personas que ya atend¨ªamos. Estamos desbordados¡±, razona. Si detectan casos de menores no acompa?ados, se lo comunican a las autoridades que confirman que los est¨¢n alojando, entre otros, en un centro en la ciudad de Carpineni; aunque no confirman un n¨²mero concreto, voluntarios implicados aseguran que se han detectado 300 en esta situaci¨®n en el pa¨ªs.
La primera opci¨®n para estos ni?os, indica ACNUR sobre este asunto, debe ser la acogida en instituciones p¨²blicas. ¡°La adopci¨®n no debe ocurrir durante o inmediatamente despu¨¦s de la emergencia¡±, advierten. ¡°Se debe hacer todo lo posible para reunificar a los ni?os con sus familias cuando sea posible¡±. La salud mental y el apoyo psicosocial tambi¨¦n son prioritarias, agregan fuentes del organismo, dado que muchos de los ni?os han sido testigos directos de hostilidades activas y han sufrido traumas. Como refuerzo a las exhaustas autoridades y entidades locales en esta labor, Unicef ha establecido decenas de los llamados puntos azules ¨Cespacios seguros para la infancia¨C en Moldavia, Rumania, Bielorrusia, Eslovaquia, Polonia, Hungr¨ªa y Rep¨²blica Checa.
La avalancha de solidaridad, que ha empujado a cientos de ciudadanos a trasladarse a los pa¨ªses fronterizos de primera acogida para ¡°llevar ayuda y traer personas¡±, seg¨²n describen muchos de ellos, aumenta el riesgo de tr¨¢fico de personas
Cuatro de estos puntos, unas carpas de lona blanca con forma igl¨², calefactadas, con un suelo apropiado y juegos de colores en su interior, fueron instaladas dos semanas despu¨¦s del comienzo de la crisis, en el paso fronterizo de Palanca, al sur de Moldavia. Son un peque?o para¨ªso templado y alegre en medio de un infierno fr¨ªo y gris en el exterior. Dentro de una de estas burbujas est¨¢ Irina Spivacenco, de la organizaci¨®n Partnerships for Every Child (P4EC), con experiencia en atenci¨®n de la infancia y con la que se ha aliado Unicef para que presten servicios aqu¨ª. ¡°Necesitan principalmente apoyo psicol¨®gico. A una madre le dej¨¦ mi tel¨¦fono para que llamase a casa. Tenemos actividades para que los ni?os se sientan seguros. Y estamos preparados para identificar casos de peque?os que llegan solos y sabemos lo que tenemos que hacer para comunicarlo a las autoridades encargadas de la protecci¨®n infantil¡±, explica.
Pero incluso con estos mecanismos, los riesgos son altos. La avalancha de solidaridad, que ha empujado a cientos de ciudadanos a trasladarse a los pa¨ªses fronterizos de primera acogida para ¡°llevar ayuda y traer personas¡±, seg¨²n describen muchos de ellos sus intenciones, tambi¨¦n representa un peligro. As¨ª lo explica Jaume Sanllorente, fundador y director general de la ONG Sonrisas de Bombay, quien se encuentra en Polonia. ¡°Lo que estamos pidiendo las organizaciones encarecidamente es que las personas que van con la mejor de las voluntades con su coche particular a recoger a personas refugiadas, que por favor no lo hagan o que se pongan en contacto con entidades y act¨²en de su mano¡±.
Para evitar que los traficantes se aprovechen de la confusi¨®n y se camuflen entre los buenos samaritanos, las autoridades y ONG est¨¢n informando por diferentes v¨ªas a las personas que buscan refugio de los protocolos que deben seguir antes de subirse a un coche particular. As¨ª, en Moldavia, carteles informativos, p¨¢ginas web y voluntarios difunden un mensaje de precauci¨®n, con datos de los destinos, los centros de tr¨¢nsito y los transportes disponibles. ¡°Este viaje es gratuito. Nadie debe pedirte un pago ni ning¨²n otro servicio a cambio¡±, reza una de las octavillas.
A los conductores que ya est¨¢n rumbo a las fronteras por su cuenta, Sanllorente les pide que sigan algunas indicaciones: ¡°En el caso de que recojan a un menor acompa?ado por un adulto, que comprueben el v¨ªnculo real entre ambos. Es importante confirmarlo¡±. Tambi¨¦n, a?ade el especialista, es fundamental ¡°invitar a la familia refugiada a tomar una foto del pasaporte de los otros ocupantes del veh¨ªculo y de la matr¨ªcula del coche en el que viaja, y enviar la documentaci¨®n a un contacto de su confianza¡±. Asimismo, en Espa?a se han multiplicado los llamamientos de las autoridades y de ONG para que las iniciativas ciudadanas, aun impulsadas por la buena voluntad, se coordinen con las administraciones. Para evitar da?os, el Comit¨¦ Espa?ol de Unicef y la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n para el Desarrollo (AECID) han publicado gu¨ªas para que la ciudadan¨ªa solidaria conozca c¨®mo ayudar eficientemente en esta crisis.
Las organizaciones especializadas en infancia, derechos humanos, trata y refugiados han dado la voz de alarma sobre la magnitud del problema si no se toman medidas. Ha pasado un mes desde el comienzo de la guerra y miles de mujeres y ni?as est¨¢n en peligro de acabar en prost¨ªbulos, los cr¨ªos esclavizados, o cuanto menos, separados definitivamente de sus familias. Y cuando los focos dejen de apuntar a esta parte del mundo, seguir¨¢ sucediendo. Como en Siria, Afganist¨¢n, en Venezuela o Myanmar. Como ocurri¨® en Nepal tras el terremoto de 2015. En los distritos golpeados por el sismo, el n¨²mero de ni?os desaparecidos aument¨® un 40%, seg¨²n recogi¨® el Informe Nacional de Tr¨¢fico de Personas. Hay que redoblar esfuerzos, claman desde ACNUR, para no lamentar en unos meses que miles de ni?os salieran de Ucrania y desaparecieran ante los ojos de todos.
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