La lucha por la salud de los ni?os ilumina los confines de ?frica
La Fundaci¨®n Anesvad reconoce la labor de tres iniciativas para detener la mutilaci¨®n genital de las ni?as y combatir la mortalidad infantil en ¨¢reas remotas del continente
Gambia es el pa¨ªs m¨¢s peque?o del oeste de ?frica y figura entre los m¨¢s boscosos de la regi¨®n. Su vegetaci¨®n tupida no solo embellece el paisaje, sino que sirve de escondite a una dolorosa tradici¨®n. ¡°Las viejas a¨²n se llevan a las ni?as al bosque¡±, relata Adriana Kaplan, al referirse a las circunstancias de la mutilaci¨®n genital femenina (MGF), que consiste en la extirpaci¨®n parcial o total de los genitales externos de las ni?as, con el pretexto de prepararlas para la vida adulta y el matrimonio. Kaplan trabaja en la prevenci¨®n de la MGF, a trav¨¦s de la direcci¨®n de Wassu Gambia Kafo (WGK). La organizaci¨®n, que se dedica a sensibilizar a la comunidad y a los profesionales de la salud acerca de los da?os de esta pr¨¢ctica, ser¨¢ reconocida el mes entrante por Anesvad, una fundaci¨®n vasca que promueve la sanidad en ?frica desde hace m¨¢s de 50 a?os.
F¨¢tima Djara, proveniente de Guinea-Bis¨¢u, pa¨ªs vecino de Gambia, ser¨¢ otra de las galardonadas. Ella vivi¨® en carne propia la ablaci¨®n, y al igual que Kaplan, orienta sus esfuerzos para que no se desgarre la intimidad de m¨¢s ni?as. Aunque en su pa¨ªs, la MGF est¨¢ prohibida desde 2011, y en Gambia desde 2015, m¨¢s de la mitad de las peque?as de ambos pa¨ªses siguen pasando por este viacrucis, seg¨²n los ¨²ltimos datos del Banco Mundial, de 2019.
Pese a d¨¦cadas de trabajo en el tema, Kaplan, antrop¨®loga de profesi¨®n, a¨²n se pregunta por qu¨¦ las madres que han sido mutiladas quieren lo mismo para sus hijas. Djara, aunque comparte el mismo cuestionamiento, asegura que ya perdon¨® a su familia por lo que le pas¨®. ¡°Respeto a mi madre y a mi abuela porque son v¨ªctimas del patriarcado y de sus tradiciones¡±, afirma la activista de 54 a?os.
Las dos mujeres trabajan entre ?frica y Espa?a en labores de sensibilizaci¨®n sobre esta problem¨¢tica. Wassu Gambia Kafo desarrolla su actividad entre la Universidad de Barcelona y Gambia, y Fatima Djara, lo hace desde Navarra y Bis¨¢u (capital de su pa¨ªs), para reforzar la cooperaci¨®n espa?ola en esos rincones de ?frica. Sus acciones apuntan a alertar al personal sanitario y a las comunidades locales y migrantes sobre las consecuencias de la MGF, que pueden ir desde complicaciones en la menstruaci¨®n y el embarazo, hasta la muerte de las menores.
Con la dotaci¨®n de 30.000 euros del premio de Anesvad, ambas activistas esperan impulsar su trabajo. WGK destinar¨¢ los fondos al refuerzo de sus programas en cuatro regiones de Gambia, y Djara espera construir una Casa de la Mujer en Bis¨¢u, donde ni?as y adultas aprendan, compartan experiencias y replanteen el impacto de sus tradiciones.
El cuidado de la salud de las ni?as y los ni?os ha sido el com¨²n denominador de la s¨¦ptima edici¨®n de los reconocimientos de Anesvad. Adem¨¢s de la labor en pro de las peque?as del oeste africano, la ayuda a los peque?os en Kenia por parte de la ONG Aztivate tambi¨¦n ser¨¢ reconocida. En la localidad Lokitaung, ubicada en Turkana, una regi¨®n olvidada en los l¨ªmites del pa¨ªs con Sud¨¢n del Sur y Etiop¨ªa, Aztivate abri¨® hace cinco a?os una peque?a cl¨ªnica pedi¨¢trica con atenci¨®n de emergencia las 24 horas que, con poco m¨¢s de una docena de colaboradores, lucha contra la muerte de los ni?os en la regi¨®n.
Cada a?o, el centro de salud atiende alrededor de 8.000 ni?os, que encaran la escasez desde el vientre materno. ¡°En Nairobi (capital de Kenia) al menos tienen la basura para comer, pero aqu¨ª no hay absolutamente nada¡±, cuenta con desilusi¨®n el espa?ol Javier Corbo, director y fundador de Aztivate.
Vemos morir a ni?os todos los d¨ªas¡±, relata Corbo, quien admite que con frecuencia su equipo se ve forzado a ¡°decidir quien vive y quien no¡±
En Kenia, cerca de 623.000 menores de cinco a?os enfrentan los peores niveles de desnutrici¨®n, seg¨²n el m¨¢s reciente informe del Programa Mundial de Alimentos. ¡°Vemos morir a ni?os todos los d¨ªas¡±, relata Corbo, quien admite que con frecuencia su equipo se ve forzado a ¡°decidir quien vive y quien no¡±, ante la falta de recursos para que todos sobrevivan.
Muchas veces los ni?os son estabilizados dentro de la cl¨ªnica y mueren poco despu¨¦s en medio de las dif¨ªciles condiciones de Turkana y la ausencia de cuidadores. ¡°Hace un tiempo nos trajeron una bebita de tres d¨ªas. La madre hab¨ªa fallecido, pero intentamos salvar a la ni?a y la dejamos con una familia de acogida. Al poco tiempo, nos enteramos de que hab¨ªa muerto un par de d¨ªas despu¨¦s¡±, cuenta Corbo con desaz¨®n, pero sin sorpresa. En este contexto, cualquier ayuda cuenta.
Aztivate destinar¨¢ el premio a contribuir a la apertura de un laboratorio cl¨ªnico y una unidad de nutrici¨®n dentro del centro de salud. Corbo tambi¨¦n sue?a con que la cl¨ªnica llegue a atender a miles de ni?os m¨¢s en el futuro. ¡°Queremos ayudar a entre 20.000 y 30.000 al a?o¡±, sentencia.
Aunque la labor de Fatima Djara y las acciones de WGK y Aztivate no representan a las grandes instituciones en materia de ayuda humanitaria, ??igo Lasa, director de Anesvad, resalta el valor sus acciones en la mejora de la precaria sanidad africana. ¡°Estos premios son una llamada de atenci¨®n a los peque?os pero grandes esfuerzos, que contribuyen a garantizar el derecho a la salud en el continente¡±, zanja Lasa, que conf¨ªa en que iniciativas como est¨¢s ¡°se sigan multiplicando¡± en rincones del mundo olvidados.
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