Las nuevas generaciones quieren hablar de la regla
Conseguir una compresa es una utop¨ªa para millones de mujeres y ni?as en muchos pa¨ªses del mundo, un hecho que agrava la exclusi¨®n y discriminaci¨®n por g¨¦nero. Pero se dan pasos para acabar con este tab¨²
Surekha Kunwar tiene 14 a?os y, mientras est¨¢ con la regla, debe permanecer en una caseta construida en el exterior, sin poder entrar en su casa, cocinar, tocar algunos alimentos o ¨¢rboles, ni comer con su propia familia. Esto se debe a que en algunas zonas rurales de Nepal existe una pr¨¢ctica llamada chhaupadi partha por la cual las mujeres son aisladas durante el tiempo que est¨¢n menstruando. Seg¨²n el hinduismo, el hecho de que a una ni?a le venga la primera menstruaci¨®n supone una p¨¦rdida de pureza. La historia de esta adolescente fue recogida por la fot¨®grafa Mar¨ªa Contreras Coll en su trabajo Journey to impurity, y refleja uno de los problemas que enfrenta gran parte de la poblaci¨®n femenina del planeta: la falta de acceso a la salud e higiene menstrual.
Aproximadamente cada 28 d¨ªas, durante una semana y de media unos 40 a?os. Esa es la relaci¨®n de las mujeres con la regla, que muchas veces viene acompa?ada de dolores y molestias que pueden llegar a ser incapacitantes. No son datos exactos porque cada ciclo menstrual es ¨²nico, pero lo que s¨ª es cierto es que afecta a la mitad de la poblaci¨®n mundial en alg¨²n momento de sus vidas. Seg¨²n un reciente informe conjunto de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y Unicef sobre la situaci¨®n de acceso a agua, saneamiento e higiene en los hogares ¨Cincluida la gesti¨®n de la higiene menstrual¨C estar¨ªamos hablando de 1.900 millones de mujeres entre 15 y 49 a?os.
A pesar del gran volumen de afectadas, la regla ha sido un tema tab¨² en muchos ¨¢mbitos hasta hace bien poco, pero cada vez empieza a hablarse m¨¢s de la salud menstrual en los espacios de debate, y a registrarse y monitorearse datos sobre estos aspectos.
The Global Menstrual Collective establece que la salud e higiene menstrual es un estado de bienestar f¨ªsico, mental y social, m¨¢s all¨¢ de la ausencia de enfermedades o dolencias relacionadas con el ciclo menstrual. Es decir, una definici¨®n amplia que implicar¨ªa tanto el acceso de las ni?as y adolescentes a la informaci¨®n sobre su ciclo y los cambios que experimentar¨¢ su cuerpo a lo largo de su vida, como al acceso asequible a recursos y servicios de higiene, al diagn¨®stico y atenci¨®n m¨¦dica en caso de problemas y a la participaci¨®n en las diferentes esferas de su vida sin exclusi¨®n o discriminaci¨®n por la regla, entre otros aspectos. El ODS 6.2, que se refiere a garantizar la disponibilidad de agua y su gesti¨®n sostenible y el saneamiento para todos, tambi¨¦n incluye la salud menstrual como uno de sus objetivos globales previstos en la Agenda 2030, cuando establece que se prestar¨¢ especial atenci¨®n a las necesidades de las mujeres y ni?as, y a las personas en situaciones de vulnerabilidad.
De la regla no se habla
Aun siendo la regla un proceso biol¨®gico completamente normal (y que su ausencia en edad reproductiva denota un problema de salud o un embarazo), no existe todav¨ªa una base de datos global que sirva para hacer una comparativa entre pa¨ªses y conocer a fondo sus diferentes realidades. ¡°El tema de la salud menstrual tiene much¨ªsimas implicaciones, y lo primero que hace falta es informaci¨®n. La clave es que hacen falta datos para eliminar mitos, que la regla deje de ser un tab¨² y que se considere algo natural, no un motivo de verg¨¹enza¡±, explica Blanca Carazo, responsable de Programas de Unicef en Espa?a.
Por vez primera, aunque de manera muy limitada, se ha recopilado informaci¨®n a escala nacional sobre higiene menstrual, tal y como reflejan diferentes indicadores del informe de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y Unicef. Se ha tenido en cuenta si las ni?as hab¨ªan recibido informaci¨®n antes de su primer periodo, el uso de productos menstruales (compresas, tampones, copa¡), si tienen acceso a un espacio limpio y privado para poder asearse y cambiarse, y si participan en actividades sociales ¨Ccomo ir a la escuela¨C . Los detalles del informe muestran una gran disparidad a nivel mundial: aparte de que son muy recientes, solo existen datos de 42 pa¨ªses, ninguno de ellos con altos ingresos econ¨®micos, y casi la mitad se encuentra en ?frica subsahariana.
Hacen falta datos para eliminar mitos, que la regla deje de ser un tab¨² y que se considere algo natural, no un motivo de verg¨¹enzaBlanca Carazo, responsable de Programas de Unicef en Espa?a
El absentismo escolar durante los d¨ªas de regla es uno de los principales problemas que se derivan de la falta de una adecuada higiene menstrual, tal y como recoge el informe. El 20% de las ni?as y adolescentes de Costa de Marfil y el 23% de las de Nigeria falt¨® a clase durante los d¨ªas que estaban menstruando. Teniendo en cuenta la duraci¨®n media de los ciclos, esto supone aproximadamente una ausencia a clase de una semana al mes. El aislamiento y la falta de participaci¨®n en la vida social tambi¨¦n es otra de las consecuencias m¨¢s graves: una de cada tres ni?as y mujeres en Chad y la Rep¨²blica Centroafricana, m¨¢s de la mitad en Banglad¨¦s y m¨¢s de dos tercios en Nepal no participaban en las actividades cotidianas durante esos d¨ªas.
Doble problema: tener la regla y ser pobre
La higiene menstrual implica una discriminaci¨®n por raz¨®n de g¨¦nero importante, pero es una realidad donde influyen factores biol¨®gicos, sociales y econ¨®micos. Las que son pobres, viven en ¨¢reas rurales, pertenecen a una minor¨ªa ¨¦tnica, son refugiadas o las que tienen una discapacidad son las m¨¢s perjudicadas en el acceso a este recurso fundamental. Las consecuencias de una falta de higiene menstrual van desde al abandono escolar al matrimonio infantil, los embarazos en menores o incluso el intercambio de sexo por productos de higiene, como denuncian diferentes organizaciones.
Adem¨¢s del estigma social, otro de los obst¨¢culos que se encuentran muchas ni?as y mujeres es el elevado precio de los productos sanitarios. En 2004, Kenia elimin¨® el impuesto que tasaba compresas y tampones, medida que adopt¨® Uganda en 2005, aunque no hubo un impulso real hasta 2010.
En 2013, la Asamblea Legislativa de ?frica Oriental aprob¨® una resoluci¨®n para eximir de impuestos a las compresas o toallas sanitarias y aumentar as¨ª su disponibilidad, medida que han adoptado otros pa¨ªses africanos en los ¨²ltimos a?os.
Sin embargo, la realidad para la mayor¨ªa de mujeres en estos pa¨ªses sigue pasando por usar remedios caseros como trapos, toallas o papel higi¨¦nico cuando tienen la regla por no poder permitirse el coste de los productos industriales sanitarios, su escasa disponibilidad o por la falta de aceptaci¨®n cultural y conocimientos sobre los mismos. Lo confirman los datos: un 83% de las mujeres en Sud¨¢n del Sur utiliza telas, pieles de cabra o directamente nada cuando tiene la regla; en Uganda, un 90% no puede permitirse comprar un tamp¨®n.
En Uganda, un 90% de las mujeres no puede permitirse comprar un tamp¨®n
La ONG The South Face lleva una d¨¦cada becando a chicas j¨®venes de Kenia y Somalia para que puedan cursar estudios universitarios. Cuentan que las estudiantes llevaban tiempo demandando alg¨²n proyecto relacionado con la regla y la escuela, porque el faltar a clase mientras estaban menstruando era algo cotidiano que afectaba negativamente a sus notas y favorec¨ªa el abandono escolar.
Para hacer un abordaje integral de la salud menstrual, es fundamental la educaci¨®n. Informar y concienciar a las ni?as y adolescentes antes de la menarqu¨ªa (la primera regla), para que no se asusten ni sientan verg¨¹enza, y sepan en qu¨¦ consiste y c¨®mo actuar. A pesar de las medidas adoptadas por Kenia, el 65% de las mujeres de este pa¨ªs no tiene acceso a productos de higiene menstrual, como compresas o tampones. The South Face denuncia que cuando les viene la regla, muchas estudiantes faltan a clase por miedo a mancharse la ropa o ensuciar algo con su sangre y sentirse avergonzadas. Por eso, tener acceso a productos de higiene menstrual es una herramienta de empoderamiento muy grande.
Desde The South Face, acaban de poner en marcha The Cup Project, un proyecto piloto junto con la empresaria keniata Ebby Weyme, fundadora de la marca Grace Cup. Durante seis meses van a realizar diferentes formaciones y a repartir 300 copas menstruales a j¨®venes de dos colegios de Mombasa, valorando luego si este producto puede ser una herramienta ¨²til para que estas chicas no tengan que faltar a clase ni vean afectadas sus notas (y su posterior acceso a la universidad) por tener el periodo.
¡°La eliminaci¨®n del impuesto es algo novedoso, pero estamos hablando de un pa¨ªs donde hay mucha desigualdad. Es un tema de ¡®?cargo el m¨®vil para poder hablar o me compro una compresa?¡±, explica Borja Juez, fundador de la entidad. ¡°Hay que tener en cuenta factores sociales y econ¨®micos. Por mucho que se baje el impuesto, muchas chicas no pueden acceder a ellos. Adem¨¢s, son productos que vienen de fuera en su mayor¨ªa. Creemos que con la copa menstrual les estamos dando algo que pueden utilizar durante a?os¡±, afirma.
La sostenibilidad es otro de los aspectos a favor de la copa menstrual, que con un correcto mantenimiento puede utilizarse durante 10 o 12 a?os, un periodo importante en la vida educativa de una joven.
Educaci¨®n y visibilidad para romper prejuicios
Los avances en la visibilidad de la salud e higiene menstrual son constantes. A partir de 2014, el 28 de mayo es considerado el D¨ªa de la Higiene Menstrual (28 por la duraci¨®n media de los ciclos y mayo por ser el quinto mes del calendario, en alusi¨®n a los cinco d¨ªas que dura la regla de media). Asimismo, en 2021, por primera vez, la prestigiosa revista m¨¦dica The Lancet consider¨® la regla como un ¡°problema de salud p¨²blica¡± y su atenci¨®n un ¡°derecho humano¡±.
¡°Se est¨¢n dando pasos, hace unos a?os ni se mencionaba (la regla) y ahora poco a poco se est¨¢ hablando m¨¢s. Es un tema de discriminaci¨®n por g¨¦nero, es algo que tenemos que cambiar desde lo personal y lo colectivo¡±, insiste Blanca Carazo. ¡°La menstruaci¨®n es un tab¨² muy generalizado. De la regla no se habla y hay que esconderla, y ese es el cambio que promovemos muchas organizaciones. Es algo bonito, que tiene que ver con la salud y la vida¡±.
Los objetivos que se proponen desde Unicef van dirigidos sobre todo a mejorar el acceso a la informaci¨®n sobre el funcionamiento del cuerpo de la mujer, as¨ª como el acceso a los productos de higiene menstrual, buscando que estas formaciones vayan dirigidas a chicos y chicas, sin distinci¨®n de g¨¦nero. ¡°Es importante trabajar este conocimiento tambi¨¦n con ni?os y hombres. Por ejemplo, en muchos pa¨ªses trabajamos en las escuelas con los clubs de higiene, y ah¨ª van chicos y chicas, es muy interesante¡±, explica Carazo. ¡°Los propios chicos est¨¢n muy sensibilizados, es algo que sirve para establecer unas relaciones de g¨¦nero m¨¢s respetuosas¡±.
Aunque el aislamiento de mujeres durante la menstruaci¨®n est¨¢ todav¨ªa est¨¢ muy arraigado en la tradici¨®n en determinadas zonas rurales Nepal, desde 2017 se considera un delito, con penas de hasta 3.000 rupias (unos 36 euros) y tres meses de prisi¨®n para quien obligue a una mujer a seguir el chhaupadi partha. Tambi¨¦n en este pa¨ªs se celebr¨® en 2018, por primera vez, el D¨ªa Mundial de la Higiene Menstrual. Otra se?al de que, de manera paulatina, la sociedad va cambiando. Las nuevas generaciones quieren hablar de la regla.
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