¡°Un padre ha violado a su hija de nueve a?os¡±: la impunidad da?a la democracia en Kenia
Los casos de agresiones sexuales que no son castigadas repuntan en ¨¦pocas electorales, aseguran varios activistas. Este a?o, varias mujeres luchan por cambiar el sistema desde dentro como candidatas pol¨ªticas
Winnie Obure llega vistiendo una chaqueta motera, atareada y pidiendo disculpas por la tardanza. ¡°Vengo de la comisar¨ªa de polic¨ªa de Kamukunji¡±, dice. ¡°Han tenido a una chica de 15 a?os en custodia durante una semana. Se ha quedado embarazada por una violaci¨®n, pero como nadie la reclama, no saben d¨®nde llevarla y me la traen a m¨ª¡±, dice. A sus 28 a?os, lidera un refugio en el barrio chabolista de Pumwani Majengo, en Nairobi, donde con su asociaci¨®n TeenSeed da cobijo a decenas de ni?as y mujeres que sufren abusos sexuales. Pero su paciencia se acaba. Le suena el tel¨¦fono, y lo ignora. ¡°Es que no s¨¦ d¨®nde la voy a meter, nos estamos quedando sin espacio. Nos lo han cedido temporalmente, pero pronto no lo tendremos¡±, sigue.
Obure cre¨® TeenSeed hace m¨¢s de una d¨¦cada para concienciar a chicas adolescentes sobre sus derechos, darles educaci¨®n sexual y buscar justicia para episodios de abusos, pero lo ¨²ltimo le ocupa todo el tiempo. ¡°Ayer nos lleg¨® un caso de una chica de 11 a?os que hab¨ªa sido violada por un candidato a diputado regional de 46 a?os. Estos son los m¨¢s frustrantes, porque al ser figuras pol¨ªticas se les protege¡±, cuenta enfadada.
Mientras habla, vuelve a sonar el tel¨¦fono. Esta vez responde. Habla dos minutos en los que se pasa las manos por la cara, mira al suelo y se le acristalan los ojos. ¡°Una ni?a de nueve a?os, la ha violado su padre y est¨¢ en comisar¨ªa¡±, consigue decir medio en l¨¢grimas. ¡°?Sabes lo duro que es esto, d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n? A veces pienso en no cogerlo y dejarlo todo, pero no puedo¡±. Cuando era adolescente, Obure fue violada en su pueblo, en Kisumu (oeste de Kenia), por un amigo de su familia que cre¨ªa que estaba en su derecho por pagarle los estudios. ¡°Decid¨ª dejar el colegio. No puedo comerciar con mi cuerpo por mi educaci¨®n¡±, afirma antes de despedirse, disculp¨¢ndose de nuevo. ¡°Me compr¨¦ una moto por cosas como esta, imagina que tuviese ahora que coger un bus y tardar dos horas en tr¨¢fico. No puede ser¡±, niega con la cabeza.
La violencia de g¨¦nero crece en elecciones
La conversaci¨®n tiene lugar un d¨ªa antes de las elecciones de Kenia, este martes 9 de agosto. Las campa?as y los d¨ªas posteriores suelen ser momentos donde se registran picos de violencia de g¨¦nero. ¡°Es ese momento en el que la gente no obedece las leyes, ideal para quien quiere cometer una violaci¨®n lo haga¡±, asegura Irene Soila, asesora en la Comisi¨®n de Derechos Humanos de Kenia (CDHK). La instituci¨®n trata de prevenir, documentar y conseguir justicia para las v¨ªctimas. ¡°El proceso de probar una violaci¨®n no es f¨¢cil, piden muchas cosas y en elecciones lo m¨¢s probable es que no obtengas justicia¡±, se?ala.
Una de las principales razones de la impunidad es que los abusadores son quienes deber¨ªan protegerlas: las fuerzas de seguridad. En 2007, tras la peor ola de violencia poselectoral que ha sufrido Kenia, la CDHK document¨® m¨¢s de 900 casos de violaciones. En 2017 fueron m¨¢s de 200, y el 54% de ellos fueron cometidos por polic¨ªas. ¡°Este a?o hemos pedido el nombre y lugar de trabajo de los agentes desplegados para poder identificarlos¡±, dice Soila. La instituci¨®n ha puesto una lista de prioridades que debe tener el Gobierno para prevenir la violencia en este a?o electoral, y aunque asegura que hay m¨¢s receptividad que antes, falta una estrategia robusta.
A pesar de los esfuerzos de estas instituciones, los n¨²meros documentados no cuentan toda la realidad. La comisi¨®n de investigaci¨®n de la violencia postelectoral de 2007 concluy¨® que m¨¢s del 80% de las v¨ªctimas en tres de las cuatro ciudades m¨¢s pobladas, Nairobi, Nakuru y Eldoret, no hab¨ªan informado sobre sus casos y que m¨¢s del 90% cobraba menos de un d¨®lar al d¨ªa. Las trabas burocr¨¢ticas, la falta de conocimientos legales y los bajos recursos econ¨®micos para litigar se unen al estigma al que se enfrentan.
Cambiar el sistema desde el poder
Una de las maneras de avanzar es llegar al poder para cambiar las leyes. As¨ª lo ve Jacqueline Mutere, candidata a diputada regional por el distrito de Imara Daima, en Nairobi: ¡°Me presento porque quiero iniciar el cambio que quiero ver¡±. Su principal rival es una mujer, Jennifer Mumbua, pero eso no es habitual. A pesar de que la Constituci¨®n de 2010 obliga a que no haya m¨¢s de dos tercios de representantes de un mismo g¨¦nero en los parlamentos, las pol¨ªticas siguen siendo minor¨ªa. En estos comicios, de los m¨¢s de 16.000 candidatos para todos los cargos pol¨ªticos, menos de 2.000 eran mujeres.
Ellas tambi¨¦n sufren estigma de parte de una sociedad patriarcal donde la figura pol¨ªtica femenina no est¨¢ aceptado por todos. En esta campa?a se han registrado casos de discriminaci¨®n, agresiones f¨ªsicas y ataques en las redes sociales. ¡°Han arrancado carteles m¨ªos o han puesto otros de hombres encima¡±, asegura la candidata.
Mutere fue una de las m¨¢s de 900 mujeres que sufrieron violaciones en el periodo poselectoral de 2007. A?os despu¨¦s cre¨® Grace Agenda para crear conciencia y buscar justicia, pero todav¨ªa no ha recibido compensaci¨®n econ¨®mica, a pesar de que en 2015 el presidente Uhuru Kenyatta prometi¨® un paquete de m¨¢s de 80 millones de euros para las v¨ªctimas. ¡°Conseguir reparaciones por violencia sexual es alcanzable y asequible y la justicia puede empezar desde abajo, a nivel regional¡±, asegura Mutere, que asegura que, si consigue el asiento, esta ser¨¢ su prioridad, junto con la salud mental.
Fruto de aquella violaci¨®n, hace 15 a?os, naci¨® su hija Princess: ¡°Mi ni?a ha crecido en una situaci¨®n decente, pero hay gente que no la tiene¡±, asegura. Por esas personas, ella trata de cambiar el sistema desde dentro: ¡°Espero inspirar a otras regiones a adoptar pol¨ªticas similares a las m¨ªas¡±.
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