?Puede ser una empresa alemana responsable por da?os causados en Argentina?
En 2023 entrar¨¢ en vigor una ley que obliga a las grandes empresas de Alemania a garantizar que sus proveedores respeten los derechos humanos y protejan el medio ambiente. El comercio de la soja es un ejemplo del dilema moral y legal que se plantea
Griselda Ruiz avanza encorvada por su finca cerca de Campo Largo, en la provincia de Chaco, en el norte de Argentina. Ella y Jorge, su marido, cultivan ma¨ªz. Entre sus plantas crecen toda clase de hierbas que hacen que su campo parezca casi verde en comparaci¨®n con las enormes parcelas que lo rodean. Las propiedades vecinas est¨¢n sembradas con ma¨ªz y soja, pero no se ven malas hierbas. Ella conoce la causa: los pesticidas. ¡°El veneno est¨¢ en todas partes¡±, denuncia. Cuando el viento sopla del norte, como ahora, les trae las sustancias qu¨ªmicas de los campos de soja.
Ruiz, agricultora de 60 a?os, se levanta una manga de la camisa y se?ala las p¨²stulas del tama?o de una moneda que tiene en el brazo: ¡°Estoy cubierta de ellas¡±. A su marido le diagnosticaron c¨¢ncer de ri?¨®n en 2010. El m¨¦dico le pregunt¨® si viv¨ªa en una zona rural, porque los s¨ªntomas eran los t¨ªpicos.
La soja es uno de los principales productos de Argentina, y Alemania, que es el mayor productor de carne de Europa, importa cada a?o m¨¢s de tres millones de toneladas
¡°Pueblos fumigados¡±, as¨ª llaman los habitantes de la zona a los lugares en los que viven. Las empresas agr¨ªcolas que les compran la soja dicen que es una zona de riesgo. Seg¨²n estudios realizados por el Gobierno, en la provincia de Chaco el n¨²mero de casos de c¨¢ncer se multiplic¨® por tres entre 1997 y 2009, y el de malformaciones cong¨¦nitas por cuatro.
La soja es uno de los principales productos de Argentina, y Alemania, el mayor productor de carne de Europa, importa cada a?o m¨¢s de tres millones de toneladas, en su mayor¨ªa para alimentar a los cerdos, las vacas y las gallinas. As¨ª que el problema de Griselda y Jorge Ruiz tambi¨¦n es un problema alem¨¢n. Un problema moral, de momento, y pronto tambi¨¦n legal.
En 2023 entrar¨¢ en vigor en Alemania la Ley de cadena de suministro. La norma responsabilizar¨¢ a las empresas alemanas con m¨¢s de 3.000 empleados de garantizar que sus proveedores de todo el mundo cumplan con las obligaciones de diligencia debida, respeten los derechos humanos y protejan el medio ambiente. En principio, las exigencias tambi¨¦n se aplican a los campos de soja argentinos contaminados con pesticidas. Seg¨²n Johanna Kusch, de la agrupaci¨®n de ONG Initiative Liferkettegesetz [Iniciativa a favor de una Ley de cadena de suministro], las infracciones abundan, sobre todo en los primeros eslabones de la cadena. Kusch espera que algo cambie cuando la responsabilidad por las violaciones de los derechos humanos por parte de las empresas en una econom¨ªa globalizada tambi¨¦n recaiga en la acomodada Alemania.
En el futuro, las compa?¨ªas tendr¨¢n que realizar an¨¢lisis de riesgo y recoger informaci¨®n de sus proveedores. Cuando haya indicios de una sospecha concreta, deber¨¢n hacer un seguimiento y poner fin a los abusos. Sin embargo, nadie podr¨¢ exigirles una compensaci¨®n o una indemnizaci¨®n por da?os y perjuicios. La Oficina Federal de Econom¨ªa y Control de las Exportaciones solo puede imponer multas por ¡°inacci¨®n¡±.
Pero quien intente seguir el rastro de la soja descubrir¨¢ que muchos compradores ni siquiera saben exactamente qui¨¦nes son sus proveedores, o no quieren saberlo.
Cuando, en la temporada de la soja, las avionetas de fumigaci¨®n rugen casi a diario por encima de la propiedad de Griselda Ruiz, ella se levanta de un salto, las sigue y las graba. Esos v¨ªdeos movidos registrados con el tel¨¦fono m¨®vil son lo ¨²nico que tiene para demostrar que los pilotos vuelan demasiado cerca de la escuela y las fuentes de agua, adem¨¢s de hacerlo sin permiso, afirma la agricultora. Ha denunciado unas 30 veces a la polic¨ªa las rociadas de pesticidas, la ¨²ltima en diciembre. Tiene apuntados los casos en un cuaderno con el t¨ªtulo ¡°Respuestas¡±. Sin embargo, hasta ahora las esperadas reacciones no han llegado.
A diferencia de lo que ocurre en Alemania, en Argentina no existe una ley nacional que regule el uso de pesticidas, explica Javier Souza, de la Facultad de Agronom¨ªa de la Universidad de Buenos Aires. Solo existen normas locales, y seg¨²n el experto en pesticidas, siempre est¨¢n vinculadas a los intereses pol¨ªticos de la zona. En Chaco, un de las regiones m¨¢s pobres del pa¨ªs, el cultivo de soja gener¨® en 2021 alrededor de 350.000 puestos de trabajo y casi 20 millones de euros en exportaciones. La fumigaci¨®n a¨¦rea con plaguicidas a menos de un kil¨®metro y medio de zonas habitadas est¨¢ prohibida, y es obligatorio avisar a la poblaci¨®n al menos con 48 horas de antelaci¨®n. Sin embargo, el control es casi nulo, reconoce Souza.
En Chaco, un de las regiones m¨¢s pobres de Argentina, el cultivo de soja gener¨® en 2021 alrededor de 350.000 puestos de trabajo y casi 20 millones de euros en exportaciones
Una de las rutas comerciales de la soja hacia Alemania empieza justo delante de la casa de Griselda Ruiz. Es un d¨ªa caluroso de diciembre, el comienzo de la temporada de la soja. Las camionetas circulan por un camino de grava que conduce al pueblo. Algunos de los campos de soja a lo largo de la pista son propiedad de H¨¦ctor Capitanich. El agricultor, con gafas de sol y reloj de pulsera plateado, se dirige ese mediod¨ªa en su camioneta a sembrar su campo. Para protegerse del sol, el joven tractorista lleva una sudadera con capucha. Para protegerse de los pesticidas, que se suelen rociar poco antes o incluso durante la cosecha, no lleva nada. Capitanich forma parte de un imperio regional: dirige la hacienda, su hermano es el gobernador de la provincia de Chaco, y uno de sus primos alquila m¨¢quinas fumigadoras.
Calcula que este a?o cosechar¨¢ 7.000 toneladas de soja. En un granero de la finca se almacenan los productos fitosanitarios. Uno de ellos es Stack, producido por la empresa argentina Sigma. Cuando se le ense?an fotos de los pesticidas almacenados, Javier Souza, el agr¨®nomo de Buenos Aires, explica sus efectos. En la Uni¨®n Europea Stack est¨¢ prohibido, entre otras cosas, porque contiene el ingrediente activo imidacloprid, que puede alterar el equilibrio hormonal. Lo mismo ocurre con otros preparados del granero de Capitanich, que Souza identifica como ¡°pesticidas altamente peligrosos¡±. Sin embargo, en Argentina est¨¢n permitidos.
Esto supone un problema para las empresas alemanas. ?Se las puede culpabilizar a ellas de que sus proveedores utilicen sustancias permitidas en sus pa¨ªses, aunque, ateni¨¦ndose a las normas alemanas, sea incomprensible?
Nadie sabe de d¨®nde viene la soja
Todav¨ªa quedan muchas preguntas por responder, dice el abogado Max J¨¹rgens, que actualmente trabaja con otros compa?eros de profesi¨®n en un manual pr¨¢ctico para la Ley de la cadena de suministro. Aunque lo disposici¨®n no pueda fijar directamente nuevas normas en otros pa¨ªses, ¡°intenta hacerlo indirectamente, claro, logrando que las empresas se comprometan por contrato a comprar solo soja que no se haya cultivado utilizando pesticidas¡±.
En el Chaco, una zona ¨¢rida y calurosa, es imposible cultivar la leguminosa sin utilizar plaguicidas a gran escala, se?ala Capitanich. A continuaci¨®n, se reclina en su silla de pl¨¢stico y da un sorbo a su mate. Niega que los pesticidas puedan ser causantes de las n¨¢useas, los mareos, las p¨²stulas, e incluso del aumento de los casos de c¨¢ncer. Seg¨²n ¨¦l, los fabricantes se aseguran de que los productos sean respetuosos con el medio ambiente. A la pregunta de a d¨®nde se exporta su soja, el agricultor responde encogi¨¦ndose de hombros. ¡°Tengo la ventaja de la incertidumbre. No lo s¨¦. Esa es la verdad¡±, declara. Lo ¨²nico que le interesa es el mejor precio.
H¨¦ctor Capitanich, propietario de campos de sojaA la pregunta de a d¨®nde se exporta su soja, el agricultor responde encogi¨¦ndose de hombros. ¡°Tengo la ventaja de la incertidumbre. No lo s¨¦¡±. Lo ¨²nico que le interesa es el mejor precio
Un intermediario se ocupa de conseguirlo. ?l se hace cargo del negocio en cuanto la soja sale de la finca de Capitanich. Se llama Ariel Ojeda, y cuenta que tuvo suerte y pudo formarse en la Bolsa de Comercio de Rosario. En realidad, procede de una regi¨®n que adolece de una debilidad estructural, pero hoy en d¨ªa negocia con las grandes empresas exportadoras. En 2021 vendi¨® la soja de Capitanich a cuatro compa?¨ªas agr¨ªcolas: Cargill, Bunge, Viterra y Cofco. Ojeda afirma que no sabe lo que hacen con ella.
La Bolsa de Comercio de Rosario se encuentra en un edificio de piedra clara del centro de la ciudad. Hombres trajeados entran por un torniquete. En una sala con aire acondicionado, las curvas de los precios de las materias primas parpadean en las pantallas. En 2021 se negociaron aqu¨ª casi dos millones de toneladas de soja. A la que llega a Rosario se le asigna un c¨®digo de barras, explica Desir¨¦ Sigaudo, analista econ¨®mica en el parqu¨¦ del mercado de valores, pero solo sirve para el control de calidad. Trazar la procedencia sin lagunas no es posible. El volumen es excesivo; cada d¨ªa llegan aqu¨ª hasta 5.000 camiones. Incluso en el almacenaje intermedio, las mercanc¨ªas de diferentes productores se mezclan. Despu¨¦s es dif¨ªcil separarlas, asegura Sigaudo.
Al norte de Rosario se alinean los puertos de las empresas agr¨ªcolas. Caravanas de camiones se abren paso a trav¨¦s de las calles polvorientas. Una de las instalaciones de facturaci¨®n es propiedad de Viterra, una de las empresas que compr¨® soja a Airel Ojeda en 2021. Cuando se le pregunt¨®, un portavoz de la compa?¨ªa declar¨® que est¨¢n intentando rastrear la procedencia de los granos, si no hasta la finca, s¨ª al menos hasta una regi¨®n. Sin embargo, no quiso responder a m¨¢s preguntas ¡°debido a la normativa sobre protecci¨®n de datos¡±.
En noviembre de 2021, el portacontenedores Pax atrac¨® frente a la planta de Viterra y succion¨® m¨¢s de 27.000 toneladas de soja que deposit¨® en sus bodegas. Destino de la mercanc¨ªa: Alemania. Tras alrededor de un mes de navegaci¨®n, el barco arrib¨® a uno de los muelles del puerto de Hamburgo propiedad de HaBeMa Futtermittel GmbH&Co KG, una empresa que, seg¨²n sus propios datos, produce 400.000 toneladas de pienso al a?o. La empresa declin¨® hacer comentarios.
Uno de los clientes de HaBeMa es una comercializadora alemana que declara que suministra piensos a explotaciones individuales y a grandes compradores como Wiesenhof, uno de los mayores avicultores de Europa. La comercializadora est¨¢ dispuesta a hacer comentarios con el compromiso de que no se mencione su nombre. El director general reconoce que por supuesto que les preocupa la Ley de la Cadena de Suministro. A ¨¦l tambi¨¦n le gustar¨ªa saber exactamente de d¨®nde proceden sus productos, afirma, pero en la pr¨¢ctica es dif¨ªcil.
La Comisi¨®n Europea tiene intenci¨®n de redactar una normativa uniforme para las cadenas de suministro de toda Europa. Las normas ser¨¢n m¨¢s estrictas que las alemanas, y ya se aplican a las empresas con 500 empleados
Poco despu¨¦s de la aprobaci¨®n de la ley el verano pasado, el Tagesspiegel pregunt¨® a los 30 mayores productores de carne, fabricantes de piensos y cadenas de supermercados si sab¨ªan de d¨®nde proced¨ªa su soja. Muchas de las respuestas parec¨ªan sacadas de un informe de sostenibilidad, pero su contenido no iba m¨¢s all¨¢ de eso. La gran mayor¨ªa solo proporcion¨® informaci¨®n geogr¨¢fica aproximada. Dos dijeron que sab¨ªan exactamente de d¨®nde proced¨ªa. Ninguna quiso dar los nombres de sus proveedores.
La Asociaci¨®n Alemana de Alimentos para Animales (DVT, por sus siglas en alem¨¢n) tambi¨¦n ha preguntado a las empresas que la integran si saben de d¨®nde viene la soja que utilizan. Una tercera parte respondi¨® que s¨ª. Sin embargo, las compa?¨ªas tienen que confiar en que los proveedores les dicen la verdad, subraya Hermann-Josef Baaken, portavoz del presidente de la DVT. Pero si las materias primas se compran a intermediarios o en una bolsa de valores, ni siquiera eso es posible. Baaken opina que la Ley de la Cadena de Suministro conlleva demasiada burocracia.
De todos modos, es posible que la disposici¨®n no tarde en ser revisada. La Comisi¨®n Europea tiene intenci¨®n de redactar una normativa uniforme para las cadenas de suministro de toda Europa. Las normas ser¨¢n m¨¢s estrictas que las alemanas, y ya se aplican a las empresas con 500 empleados. Asimismo, seguramente incluir¨¢ el derecho a indemnizaci¨®n de los perjudicados.
Aun as¨ª, no estar¨ªa claro c¨®mo podr¨ªa demostrarse que una empresa de Alemania es responsable de los da?os causados a miles de kil¨®metros de distancia. Griselda Ruiz, de Campo Largo, en Argentina, ni siquiera puede decir con precisi¨®n a d¨®nde fue a parar la soja de su zona m¨¢s pr¨®xima. Lo ¨²nico que ve son las consecuencias que su cultivo ha tenido para ella y para su marido.
Esta investigación ha contado con la financiación y el apoyo de Netzwerk Recherche e.V., Olin gGmbH y VG Wort.
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