Las tabacaleras buscan hacerse con el bot¨ªn de los j¨®venes fumadores africanos
Expertos contra el tabaquismo alertan de que las grandes empresas despliegan ¡°agresivas¡± estrategias comerciales en el continente, donde un 40% de la poblaci¨®n tiene menos de 15 a?os
Comprar un cigarrillo por un par de c¨¦ntimos sin tener que comprar la cajetilla entera. Es una estrategia simple y efectiva para apelar a un fumador de pocos recursos y que apenas juguetea con el h¨¢bito. En la mayor¨ªa de las ocasiones esto se traduce en un grupo en particular: los adolescentes. A pesar de que las grandes empresas de tabaco lo niegan, en muchos pa¨ªses africanos es una pr¨¢ctica com¨²n, seg¨²n organizaciones como la Alianza Africana por el Control del Tabaco (ATCA por sus siglas en ingl¨¦s).
Este es solo un ejemplo de las diferentes t¨¢cticas que las compa?¨ªas de tabaco utilizan en el continente para afianzar fumadores entre la poblaci¨®n m¨¢s joven. Hacerlo es vital para asegurar su crecimiento comercial, puesto que mientras los ¨ªndices de tabaquismo bajan globalmente -de un 22,7% en 2007 al 19,6% en 2019-, en ?frica la historia es diferente. El continente sigue teniendo porcentajes de fumadores relativamente bajos, pero el n¨²mero absoluto crece de la mano de un aumento demogr¨¢fico muy importante. Para las grandes tabacaleras, la poblaci¨®n del continente m¨¢s joven del planeta supone un jugoso bot¨ªn a largo plazo. Las regulaciones actuales ¨Caunque a grandes rasgos alineadas con el marco de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) para el control del tabaco¨C son, seg¨²n expertos que analizan este mercado, f¨¢ciles de esquivar con estrategias de mercadeo y un acercamiento, algunas veces en forma de pr¨¢cticas corruptas, a los gobiernos de turno.
Jeffrey Drope, autor principal del Atlas del Tabaco (elaborado por la organizaci¨®n Vital Strategies y la Universidad de Illinois, Chicago) y profesor de investigaci¨®n en salud p¨²blica de dicha universidad, asegura que las tabacaleras tienen equipos enteros dedicados a explotar las debilidades de los sistemas de control y sumar nuevos consumidores. Por videollamada desde Sud¨¢frica, donde se ha reunido con ministros de varios pa¨ªses africanos para abogar por legislaci¨®n m¨¢s efectiva, se?ala: ¡°Estamos hablando de corporaciones que tienen recursos casi ilimitados. Contratan a gente joven e inteligente de las buenas escuelas de posgrado y les pagan seis cifras para que se sienten en una habitaci¨®n y analicen c¨®mo pueden vender m¨¢s tabaco¡±.
Alrededor del 82% de los fumadores actuales del mundo comenzaron a fumar entre los 14 y los 25 a?os, seg¨²n un estudio de 2019
Para ello lo primero que hacen, afirma, es atraer a gente joven para que el h¨¢bito se forme. Un m¨¦todo probado. Un estudio sobre la edad de iniciaci¨®n del tabaquismo a nivel global elaborado en 2019 por el Instituto de M¨¦tricas y Evaluaci¨®n de la Salud (IHME, por sus siglas en ingl¨¦s) estima que alrededor del 82% de los fumadores actuales comenzaron a fumar entre los 14 y los 25 a?os. Si se tiene en cuenta que en ?frica la edad promedio es de 19 a?os y que el 40% de la poblaci¨®n tiene menos de 15, no es una sorpresa que las empresas del tabaco est¨¦n poniendo los ojos sobre el continente. ¡°Debe de hacer que los ejecutivos de las tabacaleras comiencen a salivar¡±, comenta Drope.
La situaci¨®n ya es una realidad pues, a pesar de que la prevalencia entre j¨®venes (entre 15 y 24 a?os) haya disminuido un 27% en los pa¨ªses subsaharianos en los ¨²ltimos 30 a?os, el n¨²mero real de fumadores en esta franja de edad ha aumentado un 69%, de acuerdo con un estudio publicado en 2021 en la revista cient¨ªfica The Lancet.
Para la Alianza Africana por el Control del Tabaco, esta tendencia no se ha producido por inercia o casualidad. ¡°Vemos las estrategias de mercadeo agresivas que tienen dirigidas a los j¨®venes¡±, explica por videollamada Leonce Sessou, el secretario ejecutivo de la organizaci¨®n, desde las oficinas centrales en Togo. A trav¨¦s de varios estudios propios, ATCA ha identificado c¨®mo operan las tabacaleras para explotar ese mercado. La primera prioridad, explica Sessou, es la disponibilidad del tabaco. En el continente hay muchos puntos de venta, formales e informales, alrededor de los centros educativos y los lugares de ocio de los j¨®venes; y, aunque est¨¢ prohibida la venta a menores, no est¨¢ fuertemente vigilada. En esta misma l¨ªnea est¨¢ la venta de cigarrillos individuales, la forma m¨¢s com¨²n para que los j¨®venes accedan a ellos debido a su menor precio. Esta pr¨¢ctica tambi¨¦n est¨¢ prohibida en cada vez m¨¢s pa¨ªses, concede Sessou, pero, advierte que sigue estando generalizada.
En segundo lugar, est¨¢ la publicidad dirigida a menores. ¡°Cuando los ni?os salen de la escuela, tienden a ir a estas tiendas a comprar alguna merienda o bebida, y ah¨ª est¨¢n expuestos a mensajes promocionales. Desde simples pancartas hasta ofertas de dos por uno¡±, relata Sessou. La venta de productos de tabaco de sabores, que no est¨¢ permitida en Europa, es otra manera de atraer a adolescentes, en especial a las ni?as, que son el segmento de la poblaci¨®n con m¨¢s potencial de crecimiento.
Sin embargo, la estrategia de mercadeo m¨¢s efectiva es la que la industria del tabaco lleva implementando con sutileza durante d¨¦cadas en Europa y Norteam¨¦rica, dice Drope, pero tra¨ªda al 2022. ¡°Lo venden como una actividad aspiracional. Est¨¢ publicitado como un estilo de vida de independencia, de sofisticaci¨®n. El manual es el mismo. A trav¨¦s de un canal distinto, en redes sociales como TikTok o Instagram, pero el mensaje es exactamente el mismo. Parece anecd¨®tico, pero se refleja en las estad¨ªsticas cuando veo pa¨ªses en los que la proporci¨®n de mujeres adolescentes y j¨®venes que fuman se ha triplicado en los ¨²ltimos ocho a?os¡±.
¡°Lo venden como una actividad aspiracional. Veo pa¨ªses en los que la proporci¨®n de mujeres adolescentes y j¨®venes que fuman se ha triplicado en ocho a?os¡±Jeffrey Drope, profesor de investigaci¨®n en salud p¨²blica de la Universidad de Illinois
Para blindar su crecimiento y sus ganancias en el continente, las multinacionales del tabaco apuntan a su papel de buenos ciudadanos corporativos e importantes contribuidores a estas j¨®venes econom¨ªas. Drope menciona que, cuando se re¨²ne con ministros de finanzas del continente para abogar por mayores regulaciones a la industria, estos le hablan de reuniones donde las tabacaleras venden una narrativa en la que su producto es una parte inmensa del crecimiento econ¨®mico. ¡°La historia que promueven influencia a mucha gente muy lista. Seguramente hay muchos esc¨¦pticos, pero es dif¨ªcil cuando los bombardean con esta narrativa y no escuchan suficientes voces que les hablen del impacto a largo plazo que esto traer¨¢. Es dif¨ªcil para gente como yo hacer presi¨®n contra un lobby tan fuerte¡±, se lamenta este investigador especializado en la econom¨ªa y la salud.
Los argumentos de las empresas son potentes. En muchos pa¨ªses han establecido plantaciones, f¨¢bricas o ambas, dando empleo a miles de personas y posicion¨¢ndose como promotores del desarrollo econ¨®mico. A pesar de que esos trabajos, especialmente para los productores, no permiten proveer siquiera alimentaci¨®n, salud y educaci¨®n b¨¢sica a sus familias, seg¨²n las investigaciones del Atlas del Tabaco, las tabacaleras logran ganar influencia pol¨ªtica con sus inversiones, y sobre todo, con sus impuestos, que pagan diligentemente, admite Drope.
Eso no significa que no hagan todo lo posible por mantenerlos bajos, as¨ª como por limitar las regulaciones implementadas. El proyecto de investigaci¨®n Tobacco Tactics (T¨¢cticas del tabaco) de la Universidad de Bath (Reino Unido) se dedica a estudiar las maneras en que las tabacaleras han usado su poder para mantener las ligeras medidas de control en el continente. En una de sus principales investigaciones, publicada el a?o pasado, afirman que cualquiera que se ha interpuesto en el camino de British American Tobacco (BAT) ¨Cla empresa con mayor presencia hist¨®rica en ?frica¨C hacia un mayor control del mercado en el continente, bien sean competidores o defensores de la salud, se han topado con el poder absoluto de este gigante colonial. La multinacional se ha defendido contra las acusaciones diciendo que ¡°rechaza rotundamente la caracterizaci¨®n err¨®nea¡± de su conducta. ¡°Actuar con responsabilidad e integridad es la base de nuestra cultura y valores como empresa¡±, han subrayado.
Para Drope y Sessou, no obstante, esta es la realidad diaria. Ambos aseguran haber visto estas pr¨¢cticas de primera mano. Aun as¨ª, no desfallecen. Advierten de que es necesario que los pa¨ªses implementen de manera efectiva el marco preventivo de la OMS, probado como efectivo. Pero, no obstante, la mejor estrategia es aumentar los impuestos, algo que resulta particularmente eficaz en la reducci¨®n del tabaquismo entre los j¨®venes y grupos de bajos recursos, ya que son los m¨¢s sensibles al precio.
La misi¨®n de todos es influenciar el mercado. Mientras en las oficinas de las multinacionales tabacaleras se conjuran f¨®rmulas para vender m¨¢s y m¨¢s, asociaciones como ATCA advierten del futuro ¨Ca nivel sanitario y econ¨®mico¨C que espera a sociedades de fumadores con sistemas de salud poco preparados. ¡°Nuestra lucha hoy es para que las autoridades impongan leyes y pol¨ªticas, y que las hagan cumplir para poder prevenir a las generaciones que vienen de la carga del tabaquismo¡±, resume Sessou.
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