El teatro como herramienta de resistencia en Palestina
En un campo de refugiados de Cisjordania, el Teatro de la Libertad sobrevivi¨® gracias al apoyo de personas, en su mayor¨ªa jud¨ªos, de distintos pa¨ªses. Desde entonces, se ha convertido en un espacio para gestionar el miedo, la depresi¨®n y el trauma
¡°Existir aqu¨ª cada d¨ªa es resistir. Si no fuera por el teatro, probablemente ya estar¨ªa muerto¡±. Ahmed Tobasi vive en el campo de refugiados de Yen¨ªn, en la zona norte Cisjordania. Sus abuelos fueron expulsados de su casa en Yizre¡¯el durante la nakba, el ¨¦xodo de palestinos en 1948. Se refugiaron en esta ciudad con la esperanza de volver alg¨²n d¨ªa. Tobasi naci¨® y creci¨® en el campo. Fue arrestado en abril de 2002, durante la segunda Intifada, en lo que se conoci¨® como la Srebrenica de Sharon, cuando el Ej¨¦rcito israel¨ª siti¨® el campo durante diez d¨ªas, y en el que se vulneraron los derechos humanos a la poblaci¨®n civil. Como consecuencia de aquella incursi¨®n, murieron 52 personas palestinas (en su mayor¨ªa civiles) y 23 soldados israel¨ªes. Tobasi ten¨ªa 17 a?os y no fue liberado hasta los 21.
Actualmente, es actor y director art¨ªstico de The Freedom Theatre, el Teatro de la Libertad, un centro cultural y de reivindicaci¨®n de la identidad palestina que llama la atenci¨®n a simple vista en el coraz¨®n del campo, en Balat al Shuhada, su calle m¨¢s concurrida. A tan solo tres manzanas, flores y murales cubren la pared donde fue asesinada, el 11 de mayo, la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh. Pese a que fue este hecho el que puso el campo de Yen¨ªn en el mapa de la comunidad internacional, es habitual ver en las calles im¨¢genes de otras v¨ªctimas, algunas muertas a edades muy tempranas. Por esa violencia, el teatro se ha convertido en un espacio para gestionar el miedo, la depresi¨®n y el trauma. Tobasi est¨¢ agradecido por tener esta herramienta para resistir. Por ello, una de sus tareas ahora es esperar a aquellas personas que, como ¨¦l, quieran expresarse libremente. ¡°Vivimos bajo la ocupaci¨®n, los ataques israel¨ªes, los m¨¢rtires, la visi¨®n conservadora o la falta de educaci¨®n y empleo. No es f¨¢cil romper las reglas¡±, se lamenta.
La mesa de la oficina de Tobasi est¨¢ repleta de folletos desordenados, papeles garabateados y vasitos de caf¨¦ ¨¢rabe con el poso todav¨ªa h¨²medo. Periodistas, activistas y los pocos turistas que han o¨ªdo hablar del lugar se acercan para conocer otra visi¨®n de la resistencia en Palestina. Junto a Tobasi trabaja Rania Wasfi, responsable de recursos humanos y relaciones p¨²blicas. Ambos son originarios del campo. Su familia se exili¨® en 1948 desde los alrededores de Haifa, al norte de Israel. Fue la primera mujer en entrar al teatro desde pr¨¢cticamente su constituci¨®n, a pesar de la oposici¨®n que mostraban muchas personas de su c¨ªrculo. ¡°Considero que he creado mi personalidad aqu¨ª. Como mujer he descubierto y luchado por mis derechos, tanto dentro como fuera de la comunidad. Ha sido un trabajo duro¡±, afirma.
El equipo del centro tambi¨¦n lo conforma Mustapha Sheta, director general, investigador y experto en resistencia cultural. ¡°La violencia que ejerce la ocupaci¨®n va pasando de persona en persona, quedando finalmente en la infancia y en las m¨¢s d¨¦biles, y generando un c¨ªrculo vicioso del que dif¨ªcilmente? se puede salir. Porque esta ocupaci¨®n es diferente a cualquier otra; necesitan quitarnos la identidad y las creencias para dejarnos sin existencia. Por eso es importante la cultura, la ciencia, el arte¡¡±. Para Sheta, esta situaci¨®n transversaliza inevitablemente sus vidas. ¡°Perd¨ª a mi padre durante los ataques de 2002. Fue a por agua a la cocina cuando el Ej¨¦rcito israel¨ª decidi¨® matar a todas las personas que se asomaban por la ventana. No era combatiente. Ni siquiera activista. Era profesor¡±, recuerda.
El sue?o de Juliano
The Freedom Theatre abri¨® sus puertas en 2006, pero su historia va m¨¢s all¨¢, cuando Arna Mer-Khamis, una mujer jud¨ªa, lleg¨® a Yen¨ªn durante la primera Intifada. Era el a?o 1987. ¡°Cuando Arna lleg¨® aqu¨ª, la poblaci¨®n local no confiaba en ella, no era muy com¨²n que alguien del ¡®otro lado¡¯ quisiera ayudar aqu¨ª¡±, recuerda Sheta. ¡°Las instituciones israel¨ªes dec¨ªan que estaba haciendo un trabajo suicida y las autoridades palestinas no cre¨ªan en su labor¡±. Finalmente, la consigui¨® ganarse la confianza de las personas del campo y construy¨® dos centros para ni?os. ¡°Muchas personas la llegaron a ver como a una madre¡±, contin¨²a el director general. ¡°Y eso es lo que tambi¨¦n vio su hijo Juliano cuando decidi¨® quedarse con ella y ayudarla a establecer el primer teatro en Yen¨ªn, el Stone Theatre (Teatro de la Piedra) por las piedras que usaban los palestinos ante los ataques del Ej¨¦rcito de Israel¡±. Arna-Mer Khamis recibi¨® en 1993 el Nobel Alternativo de la Fundaci¨®n para una Vida Arm¨®nica, por su compromiso en la defensa y la educaci¨®n la infancia palestina.
La defensora de los derechos humanos muri¨® en 1995 a causa de un c¨¢ncer y su trabajo qued¨® congelado durante unos a?os. ¡°Crecimos, algunos fuimos a la universidad y despu¨¦s todo colaps¨® con la segunda Intifada y la destrucci¨®n del campo de refugiados. Durante 2002 algunos de aquellos ni?os que comenzaron con Arna se unieron a la resistencia militar. Tres de ellos murieron¡±, destaca Sheta.
Tras lo ocurrido, Juliano Mer-Khamis decidi¨® volver a Yen¨ªn y construir un nuevo teatro, junto al palestino Zakaria Zubeidi, quien tambi¨¦n fue uno de los ni?os de Arna. ¡°The Freedom Theatre no solo es un lugar donde se hace teatro, sino que es una escuela de arte, un ejemplo de resistencia cultural. Y ese era el sue?o de Juliano, un lugar para luchar por la libertad, no solo de Palestina, sino de toda la humanidad¡±, afirma Tobasi. Una libertad que no solo implica el fin de la ocupaci¨®n, sino tambi¨¦n cuestiones como la igualdad, la sexualidad, la identidad o el pensamiento.
En 2011, Juliano Mer-Khamis fue asesinado. Ocurri¨® a plena luz del d¨ªa y no se sabe qui¨¦n le dispar¨® frente al teatro. El espacio pudo sobrevivir gracias al apoyo internacional que el actor y activista hab¨ªa construido durante todos esos a?os. Personas de Estados Unidos, Francia, Suecia, Reino Unido o Portugal, la mayor¨ªa jud¨ªas, formaban parte de los amigos de The Freedom Theatre. ¡°Es importante que la mayor¨ªa sean jud¨ªas, as¨ª mostramos al mundo que este no es un problema entre dos religiones, sino entre unas personas que ten¨ªan una tierra y otras que vinieron a rob¨¢rsela¡±, argumenta el director general.
Las amenazas y atentados no cesaron con el asesinato de Juliano. De su caj¨®n, Tobasi saca unas bolsas que contienen los casquillos que ha guardado durante a?os de varios intentos fallidos. La ¨²ltima, de hace tres meses. ¡°Podr¨ªan ser las fuerzas israel¨ªes, pero tambi¨¦n alguien de la comunidad que no le gusta lo que hacemos. Mucha gente aqu¨ª cree que nuestra labor destruye la cultura y la religi¨®n¡±.
Aun as¨ª, el actor reconoce que si no fuera originario del campo, ser¨ªa mucho m¨¢s complicado mantener un espacio como este. ¡°Igualmente es peligroso, hasta tal punto que como director art¨ªstico, s¨¦ que en cualquier momento me pueden matar. No s¨¦ la raz¨®n, ni tampoco tengo miedo. Solo es algo que espero. Tal vez para otras personas sea triste, pero no para m¨ª, porque yo no trabajo por mi futuro ni por mi presente, sino por mi teatro¡±.
Y ante quienes definen el teatro como una herramienta de resistencia suave, Tobasi se pregunta entonces por qu¨¦ asesinaron a Juliano y a otros muchos artistas. ¡°Para m¨ª es f¨¢cil tener y cargar un arma. Pero cambiar la mentalidad de las personas es mucho m¨¢s dif¨ªcil. Parece ser que el ¨²nico camino de los palestinos es la lucha armada y eso es lo que quieren hacernos creer. Cuando viaj¨¦ a Europa, conoc¨ª a muchas personas que sab¨ªan nombres de artistas palestinos, pero no de m¨¢rtires. La ocupaci¨®n trata de robarnos la kufiya ¨Cel tradicional pa?uelo¨C o el hummus. Hasta fabricaron documentos y mapas donde aparec¨ªan las tierras palestinas vac¨ªas. Por eso tenemos el derecho de usar el arte, la cultura y el conocimiento para resistir¡±.
A trav¨¦s de los ojos de las mujeres
Bajo la idea de que la libertad no ser¨¢ completa sin el respeto hacia todas las personas, The Freedom Theatre organiz¨® el pasado agosto el primer festival de teatro feminista de Palestina: Through the eyes of women, (A trav¨¦s de los ojos de las mujeres). La mayor¨ªa de las actividades tuvieron lugar en Yen¨ªn, pero tambi¨¦n en Ramallah, situada en Cisjordania, a 15 kil¨®metros al noroeste de Jerusal¨¦n. No obstante, la ¨²ltima ofensiva israel¨ª en la Franja de Gaza, que conllev¨® tambi¨¦n a varias incursiones del Ej¨¦rcito en el campo de Yen¨ªn y la muerte de un joven de 17 a?os, afect¨® en la apertura y la afluencia. ¡°Hemos demostrado que el papel de la mujer es muy importante, y uno de los principales pilares en la construcci¨®n y cambio de la sociedad¡±, afirma Wasfi.
Uno de los lugares donde tuvo lugar el festival fue en el Caf¨¦ Kafka, un espacio donde conviven el caf¨¦, el arte y la cultura. Shatha Hanaysha es una de sus cuatro fundadoras. Cuenta que la idea surgi¨® por la falta de un lugar donde se hicieran eventos culturales y donde poder trabajar, estudiar o simplemente, reflexionar. ¡°En general, no somos libres de hablar sobre todo. Nos enfrentamos a dos caras del poder, la Autoridad Palestina y la ocupaci¨®n israel¨ª¡±.
El nombre del local se eligi¨® en referencia al escritor y a los problemas que ten¨ªa con su familia, al igual que muchos y muchas j¨®venes palestinas los tienen con la sociedad. ¡°Aqu¨ª se habla de lo que nos pasa y nos rodea, sin que nadie nos juzgue e informe a las autoridades. Adem¨¢s, los eventos culturales que organizamos sirven para dar a conocer la identidad palestina, para mantener su esencia¡±, explica la due?a del local.
Escondido en la cuarta planta de uno de los tres centros comerciales de la calle principal de la ciudad, a tan solo cinco minutos del campo de refugiados, Caf¨¦ Kafka es un lugar ¨²nico. Sus paredes repletas de libros y las vistas inmejorables a trav¨¦s de sus ventanales invitan a ver otra Palestina, la que no se muestra. En palabras de Hanaysha: ¡°Creo que existe una propaganda y una creencia err¨®nea sobre Palestina que nos hace ver como personas que llevan una vida simple, una vida mala. Y a m¨ª me gusta mirar por la ventana y ver lo hermoso de esta ciudad. Algo que, a veces, se nos olvida¡±.
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