La f¨ªstula obst¨¦trica: la ¡°herida¡± que castiga a las mujeres m¨¢s vulnerables
La cirujana madrile?a Soledad Oliart compagina su vida de m¨¦dico de la Seguridad Social con su labor como voluntaria en pa¨ªses de ?frica, donde esta lesi¨®n, provocada por partos con complicaciones o abusos sexuales, devasta la vida de mujeres que viven en zonas desfavorecidas
¡°Imagina que est¨¢s en plena labor de parto y tienes entre 10 y 12 a?os de edad. Tu cadera a¨²n no se ha desarrollado, pero el beb¨¦ est¨¢ listo para salir. Las dificultades f¨ªsicas y la lejan¨ªa con un centro de salud hace que estas ni?as tarden hasta d¨ªas en dar a luz¡±, explica la cirujana Soledad Oliart. En este tipo de partos prolongados, con obstrucci¨®n y sin tratamiento, se puede sufrir una f¨ªstula obst¨¦trica, una lesi¨®n que provoca un orificio entre el canal de parto y la vejiga o el recto. ¡°Depende de d¨®nde quede bloqueado el beb¨¦. Se puede producir una lesi¨®n que conecta el recto con la vagina, aunque la m¨¢s frecuente es la conexi¨®n entre vagina y vejiga. El resultado es una incontinencia urinaria o fecal constante¡±, aclara la experta.
En 2003, 55 pa¨ªses se sumaron a una iniciativa de la ONU para erradicar la f¨ªstula en 2030 incrementando la prevenci¨®n, el tratamiento y la reinserci¨®n social, porque consideran que es ¡°un indicio de la desigualdad de g¨¦nero y de la pobreza extremas¡± y un punto ¡°imprescindible¡± para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Pero actualmente cerca de medio mill¨®n de mujeres en ?frica Subsahariana, Asia, Oriente Medio, Am¨¦rica Latina y el Caribe sufren este problema, que se puede prevenir con facilidad y ya no se registra pr¨¢cticamente en pa¨ªses industrializados. ¡°La f¨ªstula obst¨¦trica se produce de forma desproporcionada entre las ni?as y mujeres vulnerables, empobrecidas y a menudo analfabetas. Se puede prevenir cuando las mujeres y las ni?as tienen acceso a servicios integrales de salud sexual y reproductiva de alta calidad. Lamentablemente, los avances en materia de salud sexual y reproductiva han sido lentos en todo el mundo¡±, concluy¨® en julio de 2022 la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Por eso, para Oliart esta lesi¨®n es ¡°la herida de ?frica¡±: ¡°En quir¨®fano, nos encontramos con ni?as que han sido madres con 10 o 12 a?os y que tienen historias dur¨ªsimas de supervivencia: han sido obligadas a casarse o han sido violadas, se quedan embarazadas y no tienen ning¨²n control m¨¦dico. Aqu¨ª, en Espa?a, si esto pasara, tendr¨ªamos un ginec¨®logo haci¨¦ndoles una ecograf¨ªa de manera continua y se programar¨ªa una ces¨¢rea para evitar tener un parto obstruido¡±, lamenta esta doctora, en una entrevista con este diario.
Aunque la f¨ªstula obst¨¦trica es la m¨¢s recurrente, tambi¨¦n pueden producirse f¨ªstulas debido a abusos sexuales. Oliart recuerda a una paciente cuyo caso le marc¨® especialmente: ¡°A Patience, una de las chicas m¨¢s bellas que he visto en la vida, su t¨ªo la intent¨® violar cuando ten¨ªa 15 a?os. Ella se resisti¨® y ¨¦l, como venganza, la empal¨®. Era terrible, ten¨ªa unidos recto, vagina y vejiga desde hac¨ªa tres a?os y tuvimos que hacer una reconstrucci¨®n total¡±, explica.
M¨¢s all¨¢ de las secuelas f¨ªsicas, esta lesi¨®n tambi¨¦n tiene un grave impacto social. El rechazo, el aislamiento y la presencia de un malestar que puede prolongarse durante a?os ¡ªhasta ser identificado y tratado por un cirujano¡ª merma la salud emocional de estas mujeres. ¡°La vejiga, gracias al esf¨ªnter, puede controlar la salida de la orina, pero la vagina no lo tiene y el problema es que, con la f¨ªstula, ambos ¨®rganos tienen una conexi¨®n, lo que produce un goteo constante. El resultado es un olor terrible, que las convierte en las grandes apestadas, aisladas y rechazadas por su propio entorno¡±, describe la madrile?a.
Cirug¨ªas de reconstrucci¨®n
Sin embargo, Oliart destaca avances y un inter¨¦s mayor para paliar este problema, como ocurre en el Hospital Hamlim de Ad¨ªs Abeba, en Etiop¨ªa, donde se forma a ginec¨®logos africanos sobre el tratamiento de f¨ªstula obst¨¦trica y ginecol¨®gica. O en Nigeria, en donde se realizan cirug¨ªas de reconstrucci¨®n tras la mutilaci¨®n genital. ¡°En estos lugares, sobre todo en las zonas m¨¢s alejadas de la ciudad, las matronas no tienen los conocimientos para tratar esta lesi¨®n¡±, lamenta. Por eso, destaca la importancia de formar a nuevos profesionales desde una mirada m¨¢s integral. ¡°Estas ni?as han vivido una violencia terrible, muchas de ellas con alg¨²n tipo de mutilaci¨®n genital. Al menos necesitan que los m¨¦dicos les brinden apoyo, creen situaciones de confianza y les den esperanza¡±, reclama.
Oliart, de 58 a?os, comenz¨® a tratar este problema en 2016, siendo cooperante de la Fundaci¨®n Mujeres por ?frica, una organizaci¨®n que ha dedicado sus esfuerzos en erradicar esta afecci¨®n desde el 2013 y en donde Oliart conoci¨® al doctor Manuel Devesa, quien ser¨ªa su mentor en los procedimientos de reconstrucci¨®n de f¨ªstula. Primero viaj¨® a Liberia, luego a Madagascar y finalmente a Mozambique, donde volver¨¢ a trasladarse en abril en su s¨¦ptima misi¨®n en el continente africano. ¡°Desde muy peque?a que mi objetivo de vida es ayudar desde lo que s¨¦ hacer¡±, recalca.
Seg¨²n Oliart, este deseo empez¨® a los 11 a?os, cuando sus padres la enviaron a un campamento pacifista internacional en Monrovia. ¡°Aprend¨ª a convivir con ni?os de distintos pa¨ªses y me di cuenta de que quer¨ªa volver a ?frica. Adem¨¢s, mi padre me dice que desde que me enviaron a ese campamento ya no he podido parar¡±, rememora, sonriente.
La m¨¦dica se define como una trabajadora de la Seguridad Social que tiene un amor profundo por ?frica. En cada viaje confiesa sentirse impotente ante la magnitud de urgencias y admite que ciertas historias le siguen ¡°quitando el sue?o¡±. ¡°Cada vez que operaba a alguna de esas ni?as ve¨ªa la pelvis de mi hija¡±, explica.
Por encima de todo, su labor de cooperante le ha ense?ado a identificar las prioridades: ¡°En Espa?a nos quejamos porque debemos esperar para una consulta, mientras hay ni?as que son abandonadas por el olor que desprenden y son rechazadas socialmente en pa¨ªses donde la mujer es solo valorada por su capacidad de tener hijos¡±.
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