Civiles atrapados en el fuego cruzado de Sud¨¢n: ¡°A mis hijos les digo que los tiroteos son solo gases lacrim¨®genos¡±
Las organizaciones no gubernamentales advierten de que, tras cuatro d¨ªas de enfrentamientos, escasean los medicamentos y la sangre en los hospitales, en un pa¨ªs con previos problemas de desnutrici¨®n y pobreza
Rowan Amir lleva cuatro d¨ªas encerrada en un apartamento al norte de Jartum con su marido y sus hijos de tres, cuatro y ocho a?os. A la familia se ha unido otro primo, de nueve, que los visitaba el d¨ªa que el pa¨ªs salt¨® por los aires. Se tuvo que quedar. ¡°A los ni?os les digo que los tiroteos de la calle son solo gases lacrim¨®genos¡±, dice, resignada, Amir, de 36 a?os, que trabaja en una agencia publicitaria. ¡°Pero en alg¨²n momento van a ser conscientes de que esto es una guerra¡±. En la videollamada se escucha ruido de disparos y, desde el balc¨®n, se ve una humareda: Amir cree que acaba de haber un bombardeo en un barrio cercano.
La lucha por el poder del ej¨¦rcito sudan¨¦s y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo R¨¢pido (RSF, por sus siglas en ingl¨¦s), iniciada el pasado s¨¢bado, ha dejado 270 muertos y m¨¢s de 2.000 heridos, la mayor¨ªa en la capital del pa¨ªs, Jartum, seg¨²n el director general de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Este martes, los generales de ambas partes anunciaron un acuerdo de alto el fuego de 24 horas, pero en las horas previas a su entrada en vigor los combates prosegu¨ªan en medio de acusaciones cruzadas de falta de honestidad.
¡°En Jartum, incluso las ambulancias est¨¢n teniendo problemas para recoger los cuerpos de las calles, o transportar a los heridos¡±Ghazali Babiker, representante de M¨¦dicos Sin Fronteras en Sud¨¢n
Esos ni?os que permanecen en casa, escuchando los disparos, creen que se tratan de gases lacrim¨®genos porque habitan un pa¨ªs, Sud¨¢n, en permanente estado de inestabilidad desde hace m¨¢s de cuatro a?os. En octubre de 2021, la transici¨®n democr¨¢tica se vio truncada por un golpe de Estado a manos del ej¨¦rcito y de las RSF. Dos a?os antes, el dictador que gobern¨® durante tres d¨¦cadas, Omar al Bashir, hab¨ªa sido derrocado tras meses de protestas callejeras, que dejaron m¨¢s de 240 muertos, seg¨²n el Comit¨¦ Central de Doctores de Sud¨¢n. La asonada militar de 2021 supuso un duro rev¨¦s para las aspiraciones populares de desmantelar el antiguo r¨¦gimen y sentar las bases de un gobierno civil y democr¨¢tico. Pero los planes de los dos generales ¡ªahora enfrentados¡ª de cimentar su autoridad se top¨® con una amplia oposici¨®n popular, y ambos han tenido que hacer frente a una grave crisis econ¨®mica, a niveles alarmantes de violencia interna y a un fuerte aislamiento diplom¨¢tico que terminaron haciendo saltar por los aires su fr¨¢gil alianza de conveniencia.
A esta inestabilidad pol¨ªtica se le suma una persistente crisis humanitaria, marcada por la falta de alimentos y agua potable, y la dificultad de conseguir acceso a la sanidad y la educaci¨®n, particularmente en las regiones perif¨¦ricas del pa¨ªs, tradicionalmente marginadas. Un tercio de la poblaci¨®n del pa¨ªs, es decir, 15,8 millones de personas, necesita ayuda humanitaria, seg¨²n datos de Save the Children. Otra organizaci¨®n, Unicef, advirti¨® a finales del a?o pasado de que los ni?os sudaneses est¨¢n sumidos en una especie de ¡°tormenta perfecta¡± en la que uno de cada tres necesita ayuda humanitaria. La cifra ha aumentado un 35% en solo dos a?os, sobre todo por la creciente inseguridad alimentaria. El 56% de la poblaci¨®n de Sud¨¢n vive con menos de 3,2 d¨®lares (algo menos de tres euros) al d¨ªa, seg¨²n datos del Banco Mundial de 2021. En el a?o 2009 era el 43%.
Hospitales sin vendas
Osama A. Osman, director de comunicaci¨®n de la Media Luna Roja Sudanesa, acerca el tel¨¦fono a la ventana de su casa en Jartum para que se escuchen los disparos. ¡°La gente no puede ir al trabajo ni a la escuela. Algunos alumnos se han quedado atrapados desde el s¨¢bado en los edificios¡±, cuenta. De los 18 hospitales en los que Cruz Roja/Media Luna Roja trabaja en la capital de Sud¨¢n, la mayor¨ªa ya sufren escasez de personal, falta de medicamentos y materiales ¡ªalgunos tan b¨¢sicos como vendas¡ª y continuos cortes de electricidad. ¡°Tienen generadores para las funciones b¨¢sicas, pero se est¨¢ acabando el combustible¡±, dice.
Ghazali Babiker, representante de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Sud¨¢n, asegura por escrito a este peri¨®dico: ¡°En Jartum, incluso las ambulancias est¨¢n teniendo problemas para recoger los cuerpos de las calles, o transportar a los heridos¡±. La situaci¨®n ya era complicada antes del golpe de 2021, subraya esta trabajadora humanitaria, con la mayor¨ªa de la ayuda internacional congelada y un creciente coste de vida. ¡°El sistema sanitario lleva d¨¦cadas al borde del colapso. Esta crisis pol¨ªtica y econ¨®mica ya lo estaban poniendo al l¨ªmite, pero estos ¨²ltimos sucesos exacerban las necesidades humanitarias, que ya se encontraban en su punto ¨¢lgido en una d¨¦cada¡±, a?ade la trabajadora humanitaria.
¡°Los sudaneses somos resilientes, pero esto es surrealista. Es la guerra. Nunca hab¨ªamos vivido algo as¨ª en Jartum¡±Inaya (nombre ficticio), vecina de la capital sudanesa
Katharina Schr?der, trabajadora de Save the Children en Jartum, afirma que, en los Estados de Darfur, en el oeste del pa¨ªs, las oficinas de muchas organizaciones humanitarias, como la suya, han sido saqueadas. Los asaltantes se han llevado, entre otras cosas, medicamentos. MSF cuenta 136 heridos atendidos en El Fasher, en el norte de Darfur, de los que 11 murieron. En un comunicado, la coordinadora de proyectos de MSF en El Fasher asegur¨® que la mayor¨ªa de los heridos son civiles, muchos de ellos ni?os. ¡°El resto de hospitales de Darfur Norte ha tenido que cerrar. No ten¨ªamos capacidad para atender a todos. Afortunadamente, un grupo de cirujanos de otros hospitales se traslad¨® aqu¨ª el s¨¢bado y ya han operado a seis personas. Pero se est¨¢n agotando los medicamentos y las reservas de sangre¡±, explica. Y con los aeropuertos cerrados, no hay forma de conseguir lo necesario.
Aunque la realidad de la mayor¨ªa de sudaneses es precaria, estos d¨ªas se consigue hablar, m¨¢s bien, con vecinos de Jartum, ciudad que cuenta con unas infraestructuras significativamente mejores que el resto del pa¨ªs. Esta clase media puede permitirse, al menos por el momento, encerrarse en casa. Muchos otros sobreviven d¨ªa a d¨ªa. Inaya, que pide usar un seud¨®nimo y no revelar ning¨²n dato que pueda identificarla, tambi¨¦n oye las balas desde su apartamento en una zona residencial de la capital. Las fachadas de sus vecinos muestran las huellas del tiroteo, cuenta, y en el supermercado escasean el agua potable, los huevos, las frutas y verduras. ¡°Fue todo tan s¨²bito que no nos dio tiempo a prepararnos. La electricidad va y viene. No hay combustible suficiente para tener los generadores funcionando. Seguimos las noticias por las redes sociales, pero algunos operadores de internet y tel¨¦fono no funcionan. Los sudaneses somos resilientes, pero esto es surrealista. Es la guerra. Nunca hab¨ªamos vivido algo as¨ª en Jartum¡±. Ella, tambi¨¦n, trata de mantener la calma delante de sus hijos. ¡°Los pongo delante de una pantalla, la televisi¨®n o una tableta, desde que se levantan, en una habitaci¨®n que me parece m¨¢s o menos segura. Es un lujo que otros no se pueden permitir¡±, reconoce.
El peligro de Darfur
Miguel Mubarak (no es su nombre real), espa?ol de 29 a?os, tambi¨¦n soporta la tensi¨®n como puede en su vivienda de la capital, donde vive desde 2019 y regenta una galer¨ªa de arte. ¡°Anoche esper¨¢bamos un ataque del ej¨¦rcito, se hablaba en los grupos de WhatsApp. Nos dormimos a las dos de la ma?ana y nos despertaron los tiroteos. Esta ma?ana consegu¨ª arreglar el generador para cargar los tel¨¦fonos. Y luego nos quedamos viendo las noticias¡±, resume. ¡°Intentamos mantener la calma¡±. Todos los entrevistados coinciden en que abundan las noticias falsas en redes sociales, y que resulta complicado verificar la informaci¨®n en medio de mensajes opuestos difundidos por los dos bandos enfrentados.
"The intensity of the fighting means no one is able to access the streets, the hospitals."@PYoussefICRC calls on the parties in #Sudan to ensure that civilians are protected, those who are not fighting anymore are also protected as well as those detained. pic.twitter.com/gLT69HIq7Z
— ICRC (@ICRC) April 18, 2023
Una de las principales preocupaciones de expertos nacionales e internacionales es que los enfrentamientos que hasta ahora se han concentrado en Jartum se recrudezcan en regiones perif¨¦ricas como Darfur, donde ya se han registrado enfrentamientos encarnizados. Tambi¨¦n se han registrado choques en los Estados de Kordof¨¢n del Norte, en el centro del pa¨ªs, Nilo Azul, en el extremo sur, el Mar Rojo, en el este, y en el Estado Norte. En algunas de estas zonas se encuentran los feudos de grupos armados que hasta ahora se han mantenido al margen de los combates, pero se teme que su prolongaci¨®n y expansi¨®n pueda acabar arrastr¨¢ndolos, lo que agravar¨ªa todav¨ªa m¨¢s la situaci¨®n humanitaria.
¡°Los desplazados en los campamentos y los ciudadanos en todas las ciudades de Darfur viven en un estado de p¨¢nico y miedo¡±, aseguraba recientemente desde la zona Adam Rojal, un portavoz de los desplazados internos en Darfur. Sud¨¢n contaba con 3,2 millones de personas desplazadas internamente a finales de 2021, seg¨²n el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
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