Almacenes digitales y rutas de evacuaci¨®n en l¨ªnea: las redes sociales se convierten en un arma poderosa para los civiles en Sud¨¢n
Desde que empez¨® el conflicto, sudaneses dentro y fuera del pa¨ªs tratan de socorrer a sus conciudadanos en grupos de WhatsApp, Facebook y Signal
A determinadas horas del d¨ªa, Aruna enciende el generador. Desde que estallaron los combates entre los dos ej¨¦rcitos sudaneses hace m¨¢s de una semana, el gesto se ha convertido en un ritual: en cuanto se pone en marcha la m¨¢quina, un ordenador y varios tel¨¦fonos m¨®viles tambi¨¦n cobran vida. En esos momentos, la mujer rastrea febrilmente los grupos de Facebook, WhatsApp y Signal (otra aplicaci¨®n de mensajer¨ªa) en busca de cualquier noticia sobre alimentos, rutas de escape y, sobre todo, insulina para su hija de 26 a?os, que desde hace siete d¨ªas se ve obligada a permanecer en casa porque sus reservas del medicamento est¨¢n casi agotadas.
En Twitter, Aruna (que no quiere que su apellido se publique en este art¨ªculo) responde al azar con una cuenta an¨®nima a mensajes publicados con determinadas etiquetas, preguntando si alguien puede conseguirle insulina a su hija. Entonces recibe un mensaje privado de un tal Omar, que dice saber que hay un farmac¨¦utico que sigue trabajando no lejos de la casa de Aruna. En mitad de la noche, su hija sale con Omar y vuelve una hora m¨¢s tarde. Trae la insulina.
Nuestro grupo est¨¢ formado por m¨¦dicos, conductores y estudiantes. Somos gente normal que quiere ayudarJia Elhassan, joven sudanesa
Lo que Aruna no sabe en ese momento es que sus mensajes de Twitter probablemente fueron captados por el equipo de Jia Elhassan, una joven sudanesa que dirige un centro de mando digital desde el extranjero a nueve husos horarios de distancia. En ese sistema invisible trabajan 150 personas dentro y fuera de Sud¨¢n, que rastrean las redes sociales en busca de llamadas de socorro como la de Aruna, y luego se ocupan de ellas sobre el terreno en Jartum. ¡°Mi profesi¨®n es el marketing, as¨ª que tengo experiencia en montar infraestructuras digitales¡±, explica Elhassan. ¡°Utilizo este conocimiento para guiar a mis conciudadanos en el conflicto¡±. Aunque dice que no est¨¢ involucrada en pol¨ªtica, tiene un seud¨®nimo digital por temor a las represalias.
M¨¦dicos y conductores
Los sudaneses se ven obligados a tomar la iniciativa ellos mismos, como ha hecho Elhassan. El Ej¨¦rcito lucha contra fuerzas paramilitares, el Gobierno del pa¨ªs est¨¢ paralizado, la mayor¨ªa de los hospitales est¨¢n cerrados, y las organizaciones humanitarias est¨¢n ocupadas principalmente en evacuar a su personal (no sudan¨¦s). ¡°Estamos solos¡±, denuncia la activista digital apesadumbrada. ¡°Hay cantidades enormes de alimentos en almacenes, pero nadie puede acceder a ellos. Los civiles que no caen en la calle v¨ªctimas de las balas perdidas corren el riesgo de morir por falta de comida¡±.
Por eso, en su ¡°almac¨¦n digital¡± Elhassan lleva un registro de los lugares de Jartum en los que todav¨ªa se puede conseguir gasolina, alimentos, medicinas y asistencia m¨¦dica. Gracias a que otros van actualizando mapas interactivos de la capital que muestran con bastante precisi¨®n d¨®nde se est¨¢n produciendo choques armados, ella puede saber c¨®mo hacer llegar esos art¨ªculos a las personas que los necesitan. ¡°Nuestro grupo est¨¢ formado por m¨¦dicos, conductores y estudiantes. Somos gente normal que quiere ayudar¡±, afirma. ¡°Ninguno tenemos preparaci¨®n para esto. Todo lo que tenemos que comprar lo pagamos de nuestro bolsillo¡±. Elhassan calcula que ya han ayudado a centenares de personas.
El Ej¨¦rcito lucha contra fuerzas paramilitares, el Gobierno del pa¨ªs est¨¢ paralizado, la mayor¨ªa de los hospitales est¨¢n cerrados, y las organizaciones humanitarias est¨¢n ocupadas evacuando a su personal
Sin embargo, esta no es la primera vez que las organizaciones ciudadanas del pa¨ªs colaboran para ayudar a la poblaci¨®n civil. Tambi¨¦n durante la revoluci¨®n sudanesa, que acab¨® con el derrocamiento del dictador Omar al Bashid en 2019, los j¨®venes manifestantes intercambiaron informaci¨®n vital a trav¨¦s de las redes sociales y las redes encriptadas organizadas a lo largo de los a?os. Lo mismo ocurri¨® en las protestas que surgieron en el pa¨ªs en los a?os siguientes. La red de Elhassan llevaba un tiempo inactiva, pero se desempolv¨® apenas estallaron los enfrentamientos.
Enterrar a los muertos
Este activismo no solo se realiza en l¨ªnea. Para Elhassan y su equipo de 150 personas, cada d¨ªa es diferente: al principio recorr¨ªan la ciudad con m¨¦dicos ayudando a las personas heridas en los combates. En los d¨ªas siguientes les llegaron muchas peticiones de ayuda para la evacuaci¨®n. ¡°Una vez nos enteramos de que hab¨ªa 15 familias kenianas atrapadas en una de las zonas donde los combates eran m¨¢s intensos¡±, cuenta orgullosamente la l¨ªder del grupo. ¡°Por la noche enviamos a siete hombres que se pon¨ªan en contacto entre s¨ª a trav¨¦s de una llamada telef¨®nica por internet. Mientras unos cuantos vigilaban las calles, los dem¨¢s llevaron a las familias a pie a una zona segura. En total, la operaci¨®n dur¨® m¨¢s de cuatro horas¡±.
El domingo y el lunes, mientras la comunidad internacional llevaba a cabo los rescates de sus ciudadanos, hubo menos combates que en los d¨ªas anteriores. Muchos sudaneses aprovecharon ese lapso de relativa tranquilidad para desplazarse a las afueras o a otras ciudades. Aruna tambi¨¦n consigui¨® viajar en autob¨²s a Puerto Sud¨¢n el lunes por la noche gracias a la ayuda de desconocidos a trav¨¦s de Facebook.
Por las peticiones de ayuda, Elhassan observa que su red se cruza con personas que buscan principalmente transporte y alojamiento. Por fortuna, los autobuses siguen circulando, dice, ¡°pero son muy caros¡±. ¡°Adem¨¢s, los conductores solo aceptan d¨®lares y oro. Ya nadie puede acceder a sus cuentas bancarias. Incluso hay gente que llega a la estaci¨®n de autobuses con sus televisores inteligentes y los cambia por un billete¡±, asegura.
Mientras tanto, el centro de Jartum sigue ocupado por los paramilitares de la milicia sudanesa Fuerzas de Apoyo R¨¢pido (RSF, por sus siglas en ingl¨¦s). La mayor¨ªa de los civiles se han marchado. Aunque por ahora sigue siendo demasiado peligroso, Elhassan espera poder trabajar en la ciudad con su red. ¡°Mucha gente no ha tenido tiempo de enterrar a sus familiares¡±, dice con tristeza. ¡°Han dejado los cad¨¢veres en la calle o en el coche. Cuando cesen los combates, quiero ver si a¨²n podemos enterrar esos cuerpos¡±.
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