¡°Estoy dispuesta a arriesgar mi vida y la de mis hijos¡±: los refugiados sirios en Jordania miran a Europa
El Programa Mundial de Alimentos de la ONU anunci¨® un recorte de su asistencia, indispensable para miles de familias, que se plantean migrar de nuevo para garantizarse un futuro
?C¨®mo migrar a Europa? La pregunta est¨¢ en boca de muchos refugiados sirios en Jordania, angustiados ante la reducci¨®n de la ayuda humanitaria, la creciente pobreza, las restricciones para trabajar y la ausencia de posibilidades para sus hijos. Es el caso de Suha Makhlouf, de 33 a?os y madre de tres ni?os, que lleg¨® a Jordania en 2013 huyendo de la guerra en Siria y asegura que baraja partir de nuevo y aventurarse a entrar en un barco clandestino. Makhlouf estudi¨® para ser maestra en la Universidad de Damasco, pero no pudo encontrar trabajo acorde con su formaci¨®n en Irbid (en el norte de Jordania), donde vive con su esposo e hijos, lo que la oblig¨® a buscar otros trabajos, por ejemplo, dependienta en tiendas de ropa. Adem¨¢s, se ocupa de los ni?os y ayuda a su marido a reparar electrodom¨¦sticos. ¡°Las condiciones de vida en Jordania son muy malas y dif¨ªciles. El precio de los alquileres y de las facturas de electricidad son muy altos¡±, explica la mujer.
¡°En caso de que no se nos brinde apoyo y nuestras condiciones no mejoren, estoy dispuesta a arriesgar mi vida y la de mis hijos y migrar por mar para intentar darles un futuro. Porque aqu¨ª no tienen¡±, agrega.
Para Makhlouf migrar es a¨²n una idea vaga. Otros ya han tomado la decisi¨®n y emprendido el viaje. Algunos han llegado, pero otros no. El 14 de junio, el mundo despert¨® a uno de los peores naufragios a las puertas de Europa, el del pesquero Adriana cerca de Pylos, Grecia. El barco parti¨® de Tobruk en el este de Libia y transportaba a unos 750 migrantes a bordo, de los cuales solo sobrevivieron 104 personas. El resto, la mayor¨ªa de Siria, Egipto y Pakist¨¢n, seg¨²n fuentes griegas, pasaron a considerarse muertos y desaparecidos. Thaer Al Rahal, un sirio de 39 a?os, estaba entre los fallecidos. Viv¨ªa en el campamento de refugiados de Zaatari hasta que a su hijo Khaled, de cuatro a?os, le diagnosticaron c¨¢ncer. Con un trabajo mal pagado que no le permit¨ªa costear los medicamentos para su ni?o, el padre pidi¨® dinero prestado a sus amigos para viajar a Libia y abordar un barco para llegar a Alemania. El objetivo era reunir all¨ª a su familia y que su hijo accediera a tratamiento. Pero sus esperanzas terminaron en las profundidades del mar y el ni?o todav¨ªa necesita un trasplante de m¨¦dula espinal para sobrevivir.
Un tercio de ayuda menos
Jordania, que limita al norte con Siria, tiene una poblaci¨®n de 11 millones de personas y ha recibido a cientos de miles de familias del pa¨ªs vecino desde que comenz¨® la guerra en 2012, entre ellos heridos de guerra en estado grave que fueron atendidos en hospitales. De los 1,3 millones de sirios que viven actualmente en Jordania, aproximadamente la mitad (670.000) est¨¢n registrados como refugiados en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). El resto ya resid¨ªa en el pa¨ªs antes de la guerra, gracias a los lazos familiares y relaciones comerciales entre los dos Estados, que tambi¨¦n comparten idioma, cultura y religi¨®n.
A medida que se agotan los fondos, nuestras manos est¨¢n atadasAlberto Correia Mendes, PMA en Jordania
Seg¨²n Acnur, 80.000 refugiados sirios viven en el campo de Zaatari, en la ciudad des¨¦rtica de Mafraq, a 80 kil¨®metros de Am¨¢n. El campo de Azraq, a 100 kil¨®metros de la capital jordana, alberga a 40.000 sirios. Zaatari es el campo de refugiados m¨¢s grande en Oriente Medio y uno de los mayores del mundo. En 2012, estaba formado por tiendas de campa?a construidas sobre las arenas del desierto. Hoy se asemeja a una ciudad de caravanas con un gran mercado en el centro. La electricidad depende de un enorme proyecto de energ¨ªa solar que se construy¨® con fondos del Gobierno alem¨¢n en 2017. Se supone que iba a dar corriente durante 14 horas al d¨ªa, pero solo llega durante cinco y de manera intermitente. Enfriar el agua es otro problema porque se extrae de pozos usando generadores que funcionan con gasolina, pero para refrescarla hace falta que la electricidad llegue a las neveras. Y eso no sucede.
¡°Apenas podemos beber agua fr¨ªa o lavar la ropa¡±, lamenta Mayada Al Hariri, residente en Zaatari desde hace 11 a?os. Quienes viven en Zaatari necesitan un permiso de las autoridades jordanas que lo administran para entrar y salir, trabajar o visitar a familiares y amigos. Sin embargo, muchos entran y salen irregularmente, y en caso de ser detenidos, firman un compromiso de no abandonar de nuevo el lugar sin autorizaci¨®n.
En julio, el PMA anunci¨® que a partir de agosto reducir¨ªa en un tercio la ayuda mensual en efectivo para los 120.000 refugiados sirios en los campos de Zaatari y Azraq, y para las familias especialmente vulnerables que viven fuera de estos campos, que recibir¨¢n 21 d¨®lares (19 euros) en lugar de 32 (29 euros). Tambi¨¦n la recortar¨¢ para aquellos refugiados que residen en comunidades fuera de los campos, a los que se otorgar¨¢ 14 d¨®lares (12,7 euros) en lugar de 21 (19 euros). Adem¨¢s, la instituci¨®n excluir¨¢ gradualmente de sus programas de asistencia a aproximadamente 50.000 refugiados sirios en Jordania para dar prioridad a las familias m¨¢s pobres. Pese a todos los recortes, el PMA sigue enfrent¨¢ndose a un d¨¦ficit cr¨ªtico de financiaci¨®n de 41 millones de d¨®lares (37,2 millones de euros) hasta finales de 2023, lo que tambi¨¦n le ha llevado a disminuir su asistencia en otros puntos de la regi¨®n como Siria y Palestina.
¡°Estamos profundamente preocupados por el posible deterioro de la seguridad alimentaria de las familias, pero a medida que se agotan los fondos, nuestras manos est¨¢n atadas¡±, declar¨® Alberto Correia Mendes, representante del PMA en Jordania. ¡°Es probable que estas reducciones provoquen un aumento de las estrategias negativas para hacer frente a la situaci¨®n¡±, agreg¨®, refiri¨¦ndose al trabajo infantil, la retirada de los ni?os de la escuela, el matrimonio de ni?os y ni?as, y la acumulaci¨®n de m¨¢s deudas, que ya han aumentado entre los refugiados en los campamentos en un 25% en comparaci¨®n con el a?o pasado.
¡°La falta de asistencia ya est¨¢ agravando la vulnerabilidad de los refugiados¡±, advierte Acnur. Seg¨²n sus datos, el n¨²mero de familias refugiadas que no pueden pagar el alquiler y corren el riesgo de ser desalojadas de sus hogares aument¨® un 66% entre diciembre de 2022 y febrero de 2023. ¡°Otra consecuencia de la falta de ayuda es que puede empujar a los refugiados hacia rutas irregulares hacia Europa¡±, apunta el organismo, preocupado por la seguridad de quienes abandonan Jordania, ¡°ya que est¨¢n expuestos a la explotaci¨®n, los abusos y la muerte¡±.
Seg¨²n el PMA, solo el 30% de los adultos que vive en los campos de refugiados jordanos trabaja ¡ªprincipalmente en empleos temporales o estacionales¡ª, mientras que el 57% afirma que la ayuda en efectivo es su ¨²nica fuente de ingresos. Muchos refugiados sirios, como Suha Makhlouf, no pueden encontrar empleo en los ¨¢mbitos en los que se han formado porque hay profesiones y puestos que las autoridades jordanas reservan para sus ciudadanos. Seg¨²n el Ministerio de Trabajo en Am¨¢n, los sirios tienen permiso para ser contratados en los sectores de la construcci¨®n, la agricultura, los servicios de higiene p¨²blica, las f¨¢bricas, las tiendas y los restaurantes y adem¨¢s pueden ejercer por cuenta propia. Cifras oficiales publicadas recientemente por el diario Jordan Times apuntan que, desde 2016, se han concedido 373.000 permisos de trabajo a ciudadanos sirios.
Las restricciones hacen que muchos refugiados trabajen de manera ilegal para mantener a sus familias y pagar sus gastos. Consciente de esta situaci¨®n, en julio, el ministro de Trabajo de Jordania orden¨® a la Direcci¨®n de inspecciones laborales que ¡°intensificara sus visitas a todos los sectores y actividades en los que trabajan trabajadores no jordanos, especialmente de nacionalidad siria¡± y garantizara el cumplimiento de las normas.
¡°El mundo entero nos ha fallado¡±
El ministro jordano de Relaciones Exteriores, Ayman Safadi, pidi¨® a trav¨¦s de mensajes en la red social X (antes Twitter) que el PMA reconsiderase su decisi¨®n de recortar la ayuda. ¡°No podemos llevar esta carga solos (...) Proporcionar una vida digna a los refugiados es una responsabilidad global¡±, dijo.
No podemos llevar esta carga solos (...) Proporcionar una vida digna a los refugiados es una responsabilidad globalAyman Safadi, ministro jordano
Seg¨²n un estudio de Acnur, un 66% de los refugiados sirios en Jordania vive con menos de 5,5 d¨®lares al d¨ªa (cantidad marcada por el Banco Mundial como la l¨ªnea de la pobreza). ¡°La ayuda que recibimos no es suficiente para cubrir nuestras necesidades. Cortarla generar¨¢ problemas mayores a los que ya tenemos. Tendremos que salir del campamento para asegurar nuestro sustento diario¡±, dice Mayada Al Hariri, que teme no poder enviar a sus hijos a la escuela si no es capaz de costear lo m¨¢s b¨¢sico.
Su esposo, Mohammad, de 57 a?os, critica la falta de reacci¨®n de los pa¨ªses ricos del Golfo ante las condiciones en las que viven los refugiados sirios en Jordania. ¡°Los pa¨ªses deben unirse para asegurarnos una vida digna. ?Por qu¨¦ migramos a Europa y los pa¨ªses del Golfo? Jordania es un pa¨ªs pobre y vivir aqu¨ª es dif¨ªcil, especialmente como refugiado¡±. El hombre tambi¨¦n tiene miedo de no ser capaz de cubrir las necesidades de sus hijos y verse obligado a ponerlos a trabajar. ¡°El mundo entero nos ha fallado a los sirios¡±, acusa.
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