¡°Lo ¨²nico que deseaba era acudir al casino y apostar¡±: la ludopat¨ªa que hace estragos en Tanzania

Dice Godfrey (nombre ficticio), un joven de 31 a?os, que se inici¨® en el juego por influencia de unos amigos, como le pasa a casi todo el mundo. ¡°No entras solo, alguien tiene que recomend¨¢rtelo y ense?¨¢rtelo. En mi caso fueron un par de amigos de mi anterior trabajo, en una gran compa?¨ªa de telefon¨ªa. Entonces ten¨ªa bastante dinero, suficiente para m¨ª¡±, explica a este diario. Godfrey se vio inmerso en una espiral de casinos que le llev¨® a perderlo todo. ¡°Fue una adicci¨®n que se llev¨® todo lo que ten¨ªa. Incluso hoy es como una droga que siempre est¨¢ ah¨ª. Cuando juego a la videoconsola o me pongo a leer, tengo que luchar contra ello¡±.

Godfrey naci¨® cerca de Dar es Salam, donde ahora vive, centro econ¨®mico y ciudad m¨¢s poblada de Tanzania, un pa¨ªs de ?frica oriental en el que viven 65 millones de personas, de las cuales la mitad subsisten con menos de dos d¨®lares al d¨ªa, seg¨²n el Banco Mundial. No estaba en el lado malo de la balanza, ten¨ªa una carrera universitaria y sabe hablar ingl¨¦s perfectamente. ¡°Ganaba unos 575.000 chelines al mes (alrededor de 215 euros) m¨¢s los bonus. De hecho, mi idea era usar ese extra, que a menudo era superior a mi sueldo, para ir al casino. Pero, como lo perd¨ªa, terminaba apostando todo mi salario¡±, explica.

Los juegos de azar est¨¢n legalmente reglamentados en 41 pa¨ªses de ?frica Subsahariana y prohibidos en otros siete. Con todo, solo Botsuana y Sud¨¢frica publican informes anuales de forma continua desde la formaci¨®n de sus organismos reguladores. Pese a esta falta de datos, un amplio estudio publicado en enero de 2023 y realizado por expertos africanos y europeos ha sido capaz de poner cifras reales a este problema incipiente. El texto encuentra ¡°altos niveles de juego, de entre un 57% y un 73%¡± entre las poblaciones revisadas de diversos pa¨ªses, y destaca el ejemplo de Uganda, donde entrevist¨® a 246 jugadores j¨®venes y m¨¢s del 90% hab¨ªa padecido al menos un problema de ludopat¨ªa.

¡°Comienzas a vender cosas para apostar hasta que llega un momento que piensas en robar, en delinquir¡±.

Godfrey, exadicto al juego.

¡°La primera vez fue interesante. Pens¨¦: esto est¨¢ muy bien. Pones 50 y te llevas el doble. Y lo pierdes, claro, pero tus compa?eros te animan a apostar m¨¢s. Entonces es cuando destinas tus ahorros. Yo lo ve¨ªa como si estuviera invirtiendo. Y pasas de ir un par de tardes a la semana a acudir todos los d¨ªas¡±, cuenta Godfrey. El joven ten¨ªa 27 a?os y su rutina cambi¨® por completo: se reduc¨ªa a ir del trabajo a las casas de apuestas. Cuando lo perd¨ªa todo, se refugiaba en casa. ¡°No quer¨ªa a nadie en mi vida. No quer¨ªa una mujer, ni amigos, ni a mi familia¡­ Lo ¨²nico que deseaba era acudir al casino y jugar. Solo eso. Ganase o perdiese, daba igual¡±, resume.

Pese a que las apuestas y la loter¨ªa son legales en Tanzania desde finales de los a?os sesenta, fue la Gaming Act (ley del juego) de 2003 la que regul¨® el establecimiento de casinos en el pa¨ªs y la que contiene las condiciones para obtener licencias, los impuestos que deben pagar las empresas, la edad m¨ªnima para jugar o las funciones del Gaming Board of Tanzania (GBT), el organismo gubernamental del que depende todo ello. En 2022, el Gobierno tanzano aprob¨® un nuevo reglamento que corrige en algunos aspectos y complementa el precedente, sobre todo en lo referente a nuevas tasas, avance tecnol¨®gico y proliferaci¨®n de compa?¨ªas online.

En este momento, el Gobierno recibe impuestos de entre 10% y el 12% (antes eran del 15%) de las ganancias de casinos y apuestas deportivas. En 2022, y seg¨²n la GBT, los ingresos del juego aumentaron un 6% con respecto al a?o anterior y alcanzaron los 140.000 millones de chelines (m¨¢s de 50 millones de euros). ¡°En t¨¦rminos de beneficios, Kenia est¨¢ primero, pero en el aspecto de la gesti¨®n de leyes y reglamentos, Tanzania se encuentra a la cabeza del ?frica Oriental y Central. Esto brinda una oportunidad para que grandes empresas de apuestas vengan al pa¨ªs al ser una inversi¨®n segura¡±, asegur¨® cuando dio a conocer estos datos James Mbalwe, presidente de la GBT, en unas declaraciones que recogieron diversos medios locales.

Las nuevas tecnolog¨ªas e internet est¨¢n contribuyendo al aumento de casos de adicci¨®n. Tambi¨¦n la influencia de otros que juegan. Y, en este sentido, los j¨®venes son mucho m¨¢s influenciables. Ya hasta los ni?os tienen acceso a internet

Mallewo Charles, psic¨®logo

Sabrina H. Msuya, presidente de la Tanzania Sports Betting Association y jefa de comunicaci¨®n corporativa de SportPesa, una de las empresas de apuestas m¨¢s importantes de esta naci¨®n, considera, en declaraciones a este diario, que ¡°el sector del juego contribuye a la econom¨ªa del pa¨ªs a trav¨¦s de ingresos fiscales y creaci¨®n de empleo y es una fuente potencial de ingresos tanto para el gobierno como para los operadores privados¡±. La responsable explica que j¨®venes y adultos juegan por igual, aunque los primeros se inclinan m¨¢s por el mundo online, y defiende el papel de los organismos que representa y del Gobierno en la prevenci¨®n de la ludopat¨ªa: ¡°El Gobierno promueve la actividad responsable y se han iniciado campa?as de concienciaci¨®n y servicios de apoyo para ayudar a personas que puedan tener problemas¡±, dice.

El acceso a internet

¡°He visto a gente apostando su casa con su mujer y sus ni?os dentro. Cuando presencias estas cosas, te dices: ¡®vale, este no soy yo, a m¨ª no me va a pasar¡¯. Pero un d¨ªa comienzas a vender tus objetos personales. Yo empec¨¦ con los m¨®viles antiguos. Hasta que llega un momento en que piensas en robar, en convertirte en un ladr¨®n¡±, a?ade Godfrey. ¡°Yo empe?aba todos mis dispositivos electr¨®nicos y no los recuperaba nunca porque se me agotaba el plazo¡­ Por cosas que val¨ªan 600.000 chelines (220 euros) me pagaban apenas 50.000 (algo menos de 20 euros). Pero lo que yo quer¨ªa era dinero para apostar. Por mi moto me dieron 500.000 chelines (alrededor de 180 euros) y me gast¨¦ m¨¢s de la mitad en el casino. Al final lo perd¨ª todo¡±, agrega.

¡°La mayor¨ªa de los afectados son hombres. No solo dilapidan su dinero, sino que pierden la confianza de sus familiares, la reputaci¨®n social y la posibilidad de encontrar buenos trabajos¡±, apunta el psic¨®logo Mallewo Charles, especializado en adicciones, que mantiene una consulta en Mbezi Beach, una concurrida playa de Dar es Salam. ¡°Dejan de proveer recursos en el hogar y baja su autoestima y sufren insomnio, estr¨¦s cr¨®nico o sentimiento de culpa¡±, se?ala. El experto tiene muy claro que la ludopat¨ªa va en aumento en el pa¨ªs, gracias fundamentalmente al acceso, r¨¢pido y a menudo descontrolado, que una parte importante de la poblaci¨®n ha tenido de internet. ¡°Las nuevas tecnolog¨ªas e internet est¨¢n contribuyendo al aumento de casos de adicci¨®n. Tambi¨¦n la influencia de otros que juegan. Y, en este sentido, los j¨®venes son mucho m¨¢s influenciables. Ya hasta los ni?os tienen acceso a internet¡±, zanja.

A principios de 2023, m¨¢s de 45 millones de tanzanos, es decir, alrededor del 68% de la poblaci¨®n total, no ten¨ªan acceso a la Red. Pero los avances son r¨¢pidos y el incremento de usuarios con respecto al 2022 ha sido de m¨¢s de 600.000 (un 3%). Estos datos tambi¨¦n se reflejan en las apuestas. ¡°La gente ya sabe jugar online, sobre todo los j¨®venes, y no hace falta ser rico ni tener un trabajo bien remunerado, tan solo un tel¨¦fono m¨®vil. Veo a chavales con 5.000 chelines (1,80 euros) para todo el d¨ªa que lo destinan a esto con la idea de doblar o conseguir m¨¢s dinero¡±, explica Godfrey.

Este joven tanzano perdi¨® su trabajo y eso fue el fin. Arruinado, dej¨® de acudir a diario a los casinos y de jugar online. Ahora, mientras busca otro empleo, maldice los d¨ªas en los que se qued¨® sin nada y a las compa?¨ªas de juego, que siguen mand¨¢ndole correos electr¨®nicos, ofertas, anuncios¡­ Asegura que ve el juego en todas partes, como si fuera un fantasma. ¡°Si yo nunca me hubiera metido en ese agujero, podr¨ªa tener una casa, una familia. Pero todos los salarios y bonificaciones los empleaba en el casino. As¨ª durante tres a?os. Creo que el Gobierno deber¨ªa empezar a limitar las apuestas y el acceso a los casinos porque la gente no se da cuenta de su adicci¨®n hasta que es demasiado tarde. Pienso que deber¨ªan mirar por la vida de las personas¡±, concluye.

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