¡°No deber¨ªamos tener que elegir entre ayudar a un sursudan¨¦s, a un ucranio o a un afgano¡±
Dominique Hyde, directora de relaciones externas de Acnur, afirma que la crisis humanitaria derivada de la guerra de Sud¨¢n es la peor que ha visto en tres d¨¦cadas
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Existen numeros¨ªsimos lugares en el mundo necesitados de que se mire hacia ellos y se les auxilie. Palestina, Ucrania, Afganist¨¢n, Siria, Venezuela o Myanmar, por citar solo unos pocos, son solo algunos de los rincones m¨¢s castigados del planeta, donde al menos 108,4 millones de personas tuvieron que huir en el ¨²ltimo a?o a causa de una guerra, de la pobreza y el hambre, de una persecuci¨®n por razones ¨¦tnicas o religiosas, o tambi¨¦n de un desastre natural.
De todas estas emergencias, hay una especialmente sangrante por su gravedad, pero tambi¨¦n por su anonimato: la guerra desatada hace siete meses en Sud¨¢n ha convertido a este pa¨ªs en el que cuenta con m¨¢s desplazados forzosos: hasta siete millones, de los cuales al menos 263.000 han cruzado la frontera hacia Sud¨¢n del Sur, una naci¨®n que lidia con la pobreza extrema e intenta apuntalar una paz que no acaba de asentarse tras 10 a?os de conflictos internos.
Como directora de relaciones externas de la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), Dominique Isabelle Hyde (Ottawa, 51 a?os) visit¨® a principios de noviembre la sursudanesa ciudad de Renk, epicentro de llegada de refugiados, a la que durante los tres d¨ªas que dur¨® la visita llegaron 10.000 personas. Desde all¨ª, y a punto de marcharse para realizar otra incursi¨®n en la vecina Sud¨¢n, Hyde afirma que esta es la peor tragedia humana que ha visto en sus m¨¢s de 30 a?os de carrera.
Pregunta. Hay m¨²ltiples emergencias humanitarias en el mundo y, entre todas ellas, usted ha decidido fijarse en Sud¨¢n del Sur. ?Por qu¨¦?
Respuesta. En primer lugar, es una de las peores emergencias a las que se ha enfrentado esta parte del mundo en mucho tiempo. Y estamos viendo que no hay ninguna atenci¨®n. No es el mismo tipo de respuesta que tuvimos tras la guerra en Ucrania, o incluso en Afganist¨¢n. Estamos muy preocupados. En este momento nuestro llamamiento mundial est¨¢ financiado en un 40%. Esto significa que no somos capaces de responder al creciente n¨²mero de refugiados y desplazados.
P. ?Qu¨¦ es lo que le ha dejado m¨¢s impresionada?
R. Llevo 30 a?os haciendo este trabajo. He trabajado para muchas organizaciones de la ONU, y me ha sorprendido la cantidad de gente que hay. Ayer m¨¢s de 3.000 personas cruzaron la frontera para entrar en el pa¨ªs, y esto ocurre a diario. En el centro de tr¨¢nsito de Renk se ha alcanzado hace mucho tiempo el l¨ªmite de capacidad. Lo que he visto hoy es un centro pensado solo para unos d¨ªas que est¨¢ abarrotado de personas y con una situaci¨®n de salubridad realmente preocupante, sobre todo cuando sabemos que hay un brote de c¨®lera al otro lado de la frontera, en Sud¨¢n. Por supuesto, los equipos est¨¢n haciendo todo lo que pueden, pero el reto es doble. Uno es ser capaces de proporcionar refugio suficiente a estas poblaciones, pero no tenemos la financiaci¨®n necesaria, como tampoco la tiene ninguna de las ONG con las que me he reunido aqu¨ª ni las dem¨¢s agencias de la ONU. La segunda dificultad es el impacto, desde mediados de agosto, de no poder transportar a la gente desde el centro de tr¨¢nsito a los campos de refugiados o de vuelta a sus hogares para los que son retornados, pues las carreteras han sido completamente arrasadas por las ¨²ltimas lluvias. En 60 a?os, este pa¨ªs no ha visto semejantes inundaciones.
He visto a muchas personas sin ning¨²n sitio donde dormir, solo cubiertas con lonas. Incluso usan sus propios vestidos para tener un techo
P. ?Qu¨¦ es lo m¨¢s urgente ahora mismo?
R. Necesitamos dar refugio urgentemente; tenemos que ser capaces de proporcionarlo. He visto a muchas personas sin ning¨²n sitio donde dormir, solo cubiertas con lonas. Incluso usan sus propios vestidos para tener un techo. Tambi¨¦n dir¨ªa agua y saneamiento. No hay suficiente cantidad de agua, no hay un buen sistema de alcantarillado y eso facilita la propagaci¨®n de cualquier enfermedad infecciosa. Y luego, obviamente, la comida. Pero no solo aqu¨ª: una vez que llevemos a los sursudaneses retornados de vuelta a casa, tambi¨¦n necesitan poder recibir ese apoyo.
P. Ha mencionado que ACNUR solo ha recabado el 40% de la financiaci¨®n necesaria para atender a la poblaci¨®n desplazada y refugiada. ?Por qu¨¦ la respuesta ha sido tan exigua?
R. Todas las organizaciones suelen recibir bastante financiaci¨®n del sector privado, de particulares como usted y como yo. Y esta crisis no ha despertado inter¨¦s porque surge de dos generales enfrentados y no hay voluntad para solucionarlo. Tambi¨¦n porque est¨¢ muy alejada de los grandes donantes internacionales. Hemos recibido un gran apoyo de Estados Unidos, del Banco Mundial y de algunos de los pa¨ªses que tradicionalmente son m¨¢s generosos. Pero como ha habido tal aumento de las demandas humanitarias y la ayuda oficial al desarrollo no ha crecido, est¨¢n teniendo que tomar decisiones muy dif¨ªciles. La guerra en Sud¨¢n ha ocurrido justo despu¨¦s del terremoto de Siria y Turqu¨ªa, ha sucedido tras Ucrania, que tambi¨¦n se est¨¢ llevando muchos recursos y, por supuesto, ahora con Gaza. Pero hay que recordar que se trata de poblaciones civiles que no tienen nada que ver con esta guerra. Y no deber¨ªamos vernos en una situaci¨®n en la que tengamos que elegir entre apoyar a un sursudan¨¦s, a un sudan¨¦s o a un ucranio o a un afgano.
No veo que la solidaridad mundial que hemos visto con otras nacionalidades la estemos teniendo con los sudaneses
P. ?Cree que la guerra en Ucrania ha tenido un impacto significativo en la financiaci¨®n de otras emergencias?
R. Yo dir¨ªa que el a?o pasado, s¨ª. Este a?o, no tanto. Sigue habiendo mucho apoyo a Ucrania, y con raz¨®n. Lo que decimos es que el apoyo que recibimos para Ucrania es el que deber¨ªamos recibir para la gente de todo el mundo, por ejemplo, con la apertura de todos los pa¨ªses de Europa y Am¨¦rica en cuanto a oportunidades de empleo para los ucranios. En Sud¨¢n, las tasas de desnutrici¨®n son extremadamente altas, estamos hablando de 12.000 a 13.000 ni?os que han muerto de hambre. Y son problemas evitables. Conocemos las soluciones y no es un problema de acceso. Se trata, literalmente, de un problema de financiaci¨®n, de que no somos capaces de apoyar a estas familias. Me preocupan mucho tambi¨¦n el c¨®lera y el sarampi¨®n, y no creo que se est¨¦ respondiendo a todas estas cuestiones sanitarias. En definitiva, en este caso no veo que la solidaridad mundial que hemos visto con otras nacionalidades la estemos teniendo con los sudaneses.
P. ?Quiz¨¢ porque creemos que no nos afecta?
R. Parece que esta crisis est¨¢ muy lejos. Pero una de las cosas que estamos viendo es un aumento de los movimientos de poblaci¨®n hacia Europa. Y esto ocurre, sobre todo, porque cuando no somos capaces de ayudar, las personas (y especialmente los j¨®venes) empiezan a desplazarse hacia Europa. Por supuesto, hay espacio en Europa para acoger a mucha gente, pero pienso que eso no es lo que [los migrantes] quieren; prefieren quedarse con sus familias. Pero esta es una preocupaci¨®n creciente y lo estamos viendo en Lampedusa, y en todo el Mediterr¨¢neo.
P. ?Teme que esta situaci¨®n en Sud¨¢n y los pa¨ªses fronterizos con los refugiados se pueda cronificar?
R. No deber¨ªa porque en este caso hay una posible soluci¨®n pol¨ªtica; hay posibilidades de poner fin a esta guerra y encontrar la paz. Por tanto, debemos mantener la esperanza de que las personas que he conocido hoy puedan regresar a casa y recuperar sus vidas. Y cuanto antes seamos capaces de resolverlo, mejor ser¨¢ para todas las personas afectadas. No obstante, a¨²n hay muchos ni?os no acompa?ados que han perdido a sus padres por esta guerra, y a ellos, aunque esto se resolviera ma?ana, ya les ha cambiado la vida.
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