¡°Si la c¨¢rcel de la tradici¨®n no cambia, no hay democracia para las mujeres¡±
¡®La hija de las ¡®mitangan¡¯, la nueva novela de Trifonia Melibea Obono, es un grito contra la opresi¨®n machista en Guinea Ecuatorial
En la cultura tradicional Fang de Guinea Ecuatorial, ¡°la mujer era un bien de intercambio entre clanes. El clan que pagaba una dote por una mujer se apropiaba de ella, de su reproducci¨®n, su descendencia y su productividad. Eso no ha cambiado¡± explica Trifonia Melibea Obono (Afaetom, Evinayong, Guinea Ecuatorial, 41 a?os). La periodista y polit¨®loga, escritora, docente e investigadora sobre temas de g¨¦nero en ?frica acaba de presentar su ¨²ltimo libro, La hija de las mitangan (Editorial Baile del Sol, 2023), en el que mitangan quiere decir algo as¨ª como ¡°las blancas¡± y donde critica ese modelo de matrimonio: ¡°Se puede catalogar como trata de personas. La mujer no tiene voz. Desde que nace hasta que fallece es representada por un var¨®n, primero por los de su clan y una vez casada, por los del clan del marido. Y eso no ha cambiado, ni existe intenci¨®n de que cambie¡±. Los Fang representan un 80% de la poblaci¨®n ecuatoguineana, dividida de 77 clanes.
Obono pasa por Madrid antes de viajar a Camer¨²n, procedente de Salamanca, donde ha obtenido un sobresaliente cum laude tras defender sus tesis doctoral que lleva el t¨ªtulo de Terapias de conversi¨®n y otras violencias aplicadas a mujeres, lesbianas y hombres transg¨¦nero en la etnia fang de Guinea Ecuatorial.
La hija de las mitangan en la que Obono despliega su madurez como narradora, est¨¢ inspirada en la vida de Luc¨ªa Ndj¨¦ Mikibi, una mujer ecuatoguineana que actualmente reside en Espa?a. Recorre la historia de Guinea Ecuatorial desde que la protagonista es una ni?a internada en la casa cuna de Mikomiseng, primero, y despu¨¦s en el orfanato de Bata, a cargo de unas monjas que le inculcan la devoci¨®n por la Virgen, le ense?an a leer y escribir en espa?ol y a coser. Son los a?os cuarenta del siglo pasado, cuando el peque?o pa¨ªs de ?frica central era colonia espa?ola. A trav¨¦s de la vida de Luc¨ªa se recorren esos tiempos, los del Gobierno aut¨®nomo y, finalmente, la independencia que llega de la mano de su primer presidente, Francisco Mac¨ªas (1968-1979), sustituido, tras un golpe de Estado, por su sobrino Teodoro Obiang Nguema, que es el dirigente africano que m¨¢s tiempo lleva en el poder.
En los a?os de la colonia, los espa?oles secuestraban a varones j¨®venes y les obligaban a realizar trabajos forzados, seg¨²n narra Obono en su libro. Una especie de esclavitud. Eso diezm¨® las aldeas fangs, al igual que la huida, m¨¢s tarde, de los hombres a las selvas para luchar por la independencia. As¨ª, las mujeres tuvieron que asumir roles nuevos como jefas de clan, proteger a la familia, hacer negocios.
Despu¨¦s de conquistar la libertad, las volvieron a encerrar para trabajar en las cocinas y en el campo. ¡°Se impuso una retradicionalizaci¨®n. Los distintos pueblos de Guinea ten¨ªamos que volver al periodo precolonial porque la colonizaci¨®n hab¨ªa sido un error que hab¨ªa alterado nuestras costumbres, dijeron los hombres¡±, afirma Obono. Y contin¨²a: ¡°Los dirigentes dec¨ªan: ¡®Los blancos nos han cambiado, han alterado nuestra identidad, nuestra autenticidad est¨¢ en el pasado¡¯. Pero yo, como tantas mujeres, no quiero volver al pasado y, si vuelvo, quiero decidir c¨®mo. Y ah¨ª es donde entra Luc¨ªa, a la que le imponen un modelo de vida que ella se resiste a aceptar. Y a trav¨¦s de ese testimonio me doy cuenta de que Guinea Ecuatorial sigue siendo un pa¨ªs que necesita independencia, porque las mujeres seguimos esperando la independencia y no la tenemos¡±.
Los pueblos de Guinea ten¨ªamos que volver al periodo precolonial porque la colonizaci¨®n hab¨ªa sido un error que hab¨ªa alterado nuestras costumbres, dijeron los hombres
Firme defensora de la educaci¨®n de las mujeres como herramienta de empoderamiento, Obono se hace eco de las tesis de la fil¨®sofa india Gayatri Spivak recogidas en su libro ?Pueden hablar los subalternos? ¡°La subalterna tiene una voz, ?pero qui¨¦n le hace caso? Hasta hoy, cuando los varones guineanos critican el tema del rechazo a la poligamia, culpan al blanco. O afirman que el blanco les impone la homosexualidad. Pero las mujeres llevamos desde la ¨¦poca precolonial diciendo que no nos gusta la poligamia. Y las personas LGTBIQ+ en ?frica, que ahora mismo estamos organizadas, proponemos leyes. El problema no es que las personas subalternas no hablen, sino que no est¨¢n legitimadas para hablar. A Luc¨ªa le falta legitimidad, porque no es que no se oponga al mundo que le toca vivir, no es que no hable, sino que no est¨¢ considerada como una persona¡±, explica la escritora. ¡°Por eso la educaci¨®n supone un reto para la estructura de los clanes, la debilita, porque las mujeres cuando se empoderan quieren hablar¡±.
Obono fue detenida en agosto de 2023 en Guinea Ecuatorial y conducida a la comisar¨ªa conocida como Guant¨¢namo tras haber colaborado en la redacci¨®n de dos informes sobre represi¨®n al colectivo LGTBIQ+. A la pregunta de si no le da miedo volver a su pa¨ªs y sufrir nuevas represalias, contesta: ¡°Que te metan en Guant¨¢namoes una forma de meterte en la c¨¢rcel, pero la mujer guineana tiene diferentes formas de vivir encarcelada¡±
¡°Si t¨² no puedes besarte con quien quieres o entrar en un lugar a beber con quien t¨² quieres, tu cuerpo es una c¨¢rcel. Si estamos regidas por una norma que proh¨ªbe la interrupci¨®n voluntaria del embarazo, que proh¨ªbe que una mujer embarazada pueda acceder al colegio, entonces esa es nuestra c¨¢rcel. Si la c¨¢rcel de la tradici¨®n no cambia, entonces no hay democracia para las mujeres¡±, concluye.
Puedes seguir a Planeta Futuro en X, Facebook, Instagram y TikTok y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.