¡°Apagaron nuestra cultura¡±: la geotermia, el orgullo renovable de Kenia que divide y amenaza a los mas¨¢i
Esta energ¨ªa limpia es la principal fuente de electricidad del pa¨ªs y la mayor de ?frica, pero los vecinos del proyecto de producci¨®n m¨¢s ambicioso del continente denuncian que fueron forzados a abandonar sus casas y se sienten excluidos de los beneficios financieros
El paisaje es casi apocal¨ªptico. Desde dentro de la tierra emergen nubes, en imponentes columnas, como si todo fuera a estallar, que ascienden hasta juntarse con las que cuelgan del cielo. El ruido de las tripas de la tierra expulsando el vapor ardiente solo se ve interrumpido por el pitido de las excavadoras, que trajinan en una amplia zona de obras custodiada por dos militares armados.
En esta zona, en pleno Gran Valle del Rift, dentro del Parque Nacional Hells Gate, Kenia ha desarrollado el proyecto m¨¢s ambicioso de energ¨ªa geot¨¦rmica de toda ?frica. All¨ª, a menos de 20 kil¨®metros del cr¨¢ter del extinto volc¨¢n Longonot, la placa tect¨®nica somal¨ª se est¨¢ separando muy lentamente de la placa africana continental, lo que ayuda a ¡°generar el magma y a que se caliente el agua bajo tierra¡± y posteriormente el vapor pueda subir a la superficie, explica la geof¨ªsica Anna Mwangi, que trabaja desde hace 15 a?os con la empresa p¨²blica Compa?¨ªa Generadora de Electricidad de Kenia (KenGen, por sus siglas en ingl¨¦s).
Lo que empez¨® en 1981 como una prueba con una peque?a turbina Mitsubishi de 15 megavatios, se ha convertido en una pieza central para la red el¨¦ctrica keniana, con cinco centrales, un proyecto bautizado Olkaria, que producen ya 940 megavatios. Cuatro de ellas est¨¢n operadas por KenGen y una por la empresa estadounidense Ormat.
El objetivo de Kenia es triplicar la producci¨®n y llegar a los 3.000 megavatios de electricidad producidos por la geotermia. ¡°El potencial total es de 10.000 megavatios en todo el pa¨ªs¡±, dice Mwangi. Estados Unidos fue el principal productor en 2023 con 3.794 megavatios de energ¨ªa geot¨¦rmica. ¡°Les podr¨ªamos superar¡±, a?ade la experta.
A excepci¨®n de un peque?o pozo en Eburru que genera 2,5 megavatios, la totalidad de la energ¨ªa geot¨¦rmica del pa¨ªs viene de Olkaria, que proporciona el 42% de la electricidad del pa¨ªs. Kenia es en este momento el octavo pa¨ªs del mundo con mayor producci¨®n de energ¨ªa geot¨¦rmica y el primero de ?frica, pero en ning¨²n otro pa¨ªs del mundo esta fuente representa tanto para la electricidad del pa¨ªs. Si el pa¨ªs explotase todo su potencial podr¨ªa tener electricidad para cubrir hasta cinco veces la demanda nacional.
La comunidad local se queja del aislamiento
En este momento, un 86% de la energ¨ªa de Kenia procede de fuentes renovables. El objetivo del Gobierno de este pa¨ªs africano es llegar al 100% en 2030 y asegurar que para ese mismo a?o todos los kenianos est¨¦n conectados a la red el¨¦ctrica. El pa¨ªs pas¨® de tener a solo un tercio de sus ciudadanos con luz en 2013 a un 73% diez a?os despu¨¦s. En junio de 2023, el canciller Scholz visit¨® Olkaria y defini¨® a Kenia ¡°un campe¨®n clim¨¢tico inspirador¡±.
El pasado 21 de noviembre, el presidente keniano William Ruto reivindic¨® en Estrasburgo ante el Parlamento Europeo la labor de su pa¨ªs y la necesidad de cooperar para reducir el calentamiento global. Ese mismo d¨ªa, la Uni¨®n Europea anunci¨® un nuevo pr¨¦stamo de 20 millones de euros para apoyar el objetivo del Gobierno de electrificar el pa¨ªs al 100% de cara a 2030.
En los alrededores de la central, esta imagen id¨ªlica de progreso sostenible de Kenia muestra sus grietas. Los responsables de Olkaria explican que colaboran estrechamente con las comunidades locales y que estas se benefician del desarrollo. ¡°Incluso los geof¨ªsicos como yo, cuando vamos a hacer exploraciones utilizamos la sabidur¨ªa ind¨ªgena para saber d¨®nde perforar¡±, asegura Mwangi.
Pero un grupo de ocho miembros de la comunidad mas¨¢i discrepa. ¡°Han apagado nuestra cultura¡±, acusa Charles, un joven que viv¨ªa en el poblado que fue desalojado para construir este complejo. Sentados donde comienza el camino que lleva hacia el ca?¨®n del parque nacional, al que llevan a los turistas a ver jirafas, b¨²falos y cebras que campan a sus anchas, aseguran sentirse enga?ados por KenGen. Antes de la llegada de la geotermia, el parque Nacional Hells Gate era hogar exclusivo de estos pobladores y de los animales salvajes. ¡°Su objetivo era echarnos a todos de la comunidad, pero dijimos que no¡±, asegura Daniel, un miembro del Centro Cultural Maasai Ololkarian, que prefiere no revelar su nombre completo.
En 2014, los responsables del proyecto el¨¦ctrico comenzaron a negociar con los afectados, alrededor de 1.200 personas que viv¨ªan en 155 viviendas que se situaban donde se iba a construir Olkaria V. A cambio, les ofrecieron una vivienda nueva y una compensaci¨®n de 35.000 chelines kenianos, unos 200 euros. Aceptaron y se fueron, porque no ten¨ªan otra opci¨®n, pero se quejan de que la compensaci¨®n no fue justa.
En primer lugar, por c¨®mo se negoci¨®. Los mas¨¢i entrevistados por este diario alegan que los responsables del proyecto de la central usaron una t¨¢ctica colonial y los dividieron, escogiendo como interlocutores a miembros de la comunidad sin estudios, a los que convencieron con comidas y noches en los lujosos hoteles del parque. ¡°Han dividido a la comunidad, los representantes fueron comprados y lo m¨¢s triste es que eran nuestros primos y hermanos¡±, asegura Daniel, afirmando que su vida ha empeorado.
Las casas modernas en las que fueron instalados est¨¢n en una ladera y los problemas se amontonan. ¡°Est¨¢ sin asfaltar y cuando llueve todo se embarra y entra agua a las casas¡±, asegura Charles ¡°Adem¨¢s, desde el lugar en el que vivimos ahora hasta nuestro lugar de trabajo hay 10 kil¨®metros de ida y 10 de vuelta. Nos han hecho la vida dif¨ªcil¡±, a?ade.
Por otra parte, antes, los turistas pod¨ªan visitar un poblado mas¨¢i, conocer c¨®mo viv¨ªan y comprar su artesan¨ªa. Eso les reportaba unos beneficios que ahora no tienen y, por si fuera poco, los mas¨¢i reclaman que no tienen electricidad pese a estar tan cerca de la central de la que depende gran parte del suministro del pa¨ªs. ¡°Es tan triste...¡±, se lamenta Daniel.
¡°El consumo individual en esta zona es tan peque?o¡ necesitamos un aumento de la demanda para producir m¨¢s, como por ejemplo de la industria pesada¡±, se justifica Mwangi. En la zona, el Gobierno ha establecido una zona econ¨®mica especial con tarifas de electricidad atractivas, con el fin de atraer a la industria. Cinco grandes empresas extranjeras ya se han comprometido a invertir 342 millones de euros, entre ellas una china y una turca que fabricar¨¢ madera, cer¨¢mica, aluminio y acero. El c¨¢lculo del Gobierno es un impacto de casi 500 millones de d¨®lares y 2.860 trabajos directos.
Sin embargo, en la comunidad mas¨¢i tambi¨¦n se quejan de que no se benefician de estas oportunidades de empleo, ya que solo les han dado pocos trabajos y adem¨¢s no cualificados. ¡°Si emplean a veinte personas, solo una ser¨¢ de aqu¨ª¡±, reclama Daniel. Sus cr¨ªticas van m¨¢s all¨¢ del Gobierno de Kenia. ¡°Culpamos al Banco Mundial. No se puede financiar algo que mata a otras personas. Deber¨ªan haber puesto algunas reglas, pero simplemente financiaron y se fueron¡±, asegura Daniel.
El desarrollo de la geotermia no hubiera sido posible sin inversi¨®n exterior. ¡°Hemos tenido inversores y pr¨¦stamos de instituciones financieras que nos han ayudado a producir antes¡±, explica Mwangi. El Banco Mundial comenz¨® a financiar las prospecciones en 1976 y desde entonces ha seguido financiando su expansi¨®n, as¨ª como del Banco Europeo de Inversiones y las agencias de desarrollo de Francia, Jap¨®n y Alemania.
A estos pa¨ªses se suman las nuevas inversiones de empresas de China, Reino Unido y EE UU. ¡°De los 25 a?os de vida ¨²til de una central el¨¦ctrica, solo se cubren los costes a partir de los 12 o 13 a?os de funcionamiento y despu¨¦s el megavatio es mucho m¨¢s barato¡±, explica la geof¨ªsica.
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