¡°El odio sigue presente en las calles¡±: el lento camino hacia la tolerancia de la comunidad LGTBI en Moldavia
La primera ONG de defensa de estas minor¨ªas, que cumple 25 a?os, celebra avances motivados en parte por el deseo de adhesi¨®n a la UE, pero pide mayor amparo a las autoridades frente a la discriminaci¨®n
En junio de 2013, un centenar de personas participaron en las calles de Chisinau, la capital de Moldavia, en la primera Marcha del Orgullo que se celebraba en el pa¨ªs. Lo hicieron protegidas por la polic¨ªa e increpadas por otros ciudadanos, muchos de ellos miembros de la iglesia ortodoxa. Un a?o antes, Genderdoc-M, la primera ONG que protege y promueve los derechos de las personas LGTBI en Moldavia, hab¨ªa obtenido el respaldo del Tribunal Europeo de Derechos Humanos para manifestarse libremente en espacios p¨²blicos del pa¨ªs, donde la discriminaci¨®n hom¨®foba campaba a sus anchas. En 2023, una d¨¦cada despu¨¦s, 500 personas salieron a las calles en la Marcha del Orgullo. Fue una cifra irrisoria comparada con la de otras grandes ciudades, pero, por primera vez, tuvo lugar un acto sin incidentes y sin un gran despliegue policial para escoltar a los ciudadanos.
¡°Ha habido algunos avances peque?os, pero nos queda much¨ªsimo camino por delante. El odio sigue presente en las calles¡±, explica Slava Mulear, de 41 a?os, actualmente coordinador del programa de salud de Genderdoc y miembro de la entidad ¡°desde el principio¡±. ¡°Nosotros fuimos pioneros, nacimos porque necesit¨¢bamos urgentemente defender nuestros derechos. Hoy, hay otras organizaciones en el pa¨ªs, la mayor¨ªa online, con las que tambi¨¦n trabajamos y nos permiten llegar a m¨¢s gente en Moldavia¡±, agrega.
Mulear y Cristian Rotari, otro miembro de la organizaci¨®n, reciben a este diario en la sede de la entidad, una casa baja en un barrio residencial de la capital moldava, reconocible por la bandera LGTBI que ondea en su patio interior. Genderdoc, que acaba de cumplir 25 a?os de existencia, ha trabajado para crear un entorno jur¨ªdico y social favorable a las personas de diferentes orientaciones e identidades sexuales y de g¨¦nero. Y la tolerancia y el amparo legal a la comunidad LGTBI de Moldavia, un pa¨ªs de 3,3 millones de habitantes, donde uno de cada cuatro ciudadanos vive por debajo del umbral de pobreza, han avanzado progresivamente.
Estos esfuerzos se enmarcan en el deseo del Gobierno presidido por Maia Sandu de integrarse en la Uni¨®n Europea. En 2022, por ejemplo, se enmend¨® una ley para incluir la orientaci¨®n sexual y la identidad de g¨¦nero entre los motivos denunciables frente a ¡°cualquier tipo de discriminaci¨®n¡±.
Ahora hay menos agresiones f¨ªsicas, pero m¨¢s ataques invisibles, puramente de odio. Aqu¨ª en Chisinau la gente es m¨¢s abierta, pero todav¨ªa hay que tener mucho cuidadoCristian Rotari, Genderdoc
¡°Moldavia est¨¢ m¨¢s avanzada que otros pa¨ªses exsovi¨¦ticos, Por ejemplo, si ahora alguien me golpea porque soy gay, el castigo ser¨¢ mayor porque ahora es un crimen de odio¡±, celebra Mulear, que sobrevivi¨® hace algunos a?os a una agresi¨®n en su casa. ¡°Por ser gay. Tengo suerte de estar vivo¡±, agrega. ¡°Creo que ahora hay menos agresiones f¨ªsicas, pero m¨¢s ataques invisibles, puramente de odio. Aqu¨ª en Chisinau est¨¢ claro que la gente es m¨¢s abierta, pero todav¨ªa hay que tener mucho cuidado¡±, agrega Rotari, encargado de ofrecer asesoramiento y pruebas m¨¦dicas a los beneficiarios de la ONG.
Seg¨²n los miembros de Genderdoc, la intolerancia y los ataques proceden en muchos casos de sectores vinculados a la iglesia ortodoxa, de algunas autoridades p¨²blicas, como alcaldes, y se ven impulsados por una narrativa anti LGBTI promovida por ¡°sectores prorrusos¡±. ¡°Aqu¨ª tenemos personas no binarias que son golpeadas en la calle, porque la gente les mira y les pregunta: ¡®?eres hombre o mujer?¡¯ Entonces se les agrede por la apariencia que tienen¡±, agrega Rotari.
¡°Consideramos que la adhesi¨®n de Moldavia a la UE es vital para proteger los derechos LGBTI y garantizar la dignidad y la seguridad de la comunidad¡±, estimaron los responsables de la ONG en un documento publicado recientemente
A finales de 2023, los dirigentes de la UE decidieron entablar las negociaciones de adhesi¨®n con Moldavia, pero al mismo tiempo, Bruselas insisti¨® en que las autoridades del pa¨ªs deben ¡°defender los derechos de las personas LGBTI, especialmente cuando se organizan reuniones multitudinarias¡±. ¡°No se ha avanzado en la lucha contra los estereotipos LGBTI. Las autoridades deben tratar de aplicar las normas y pr¨¢cticas internacionales sobre eliminaci¨®n de la segregaci¨®n social y la discriminaci¨®n para garantizar que las comunidades minoritarias puedan sentirse seguras como participantes activos de la sociedad¡±, agreg¨® el documento oficial europeo.
Una encuesta encargada por Genderdoc en 2023 concluy¨® que un 55% de los habitantes de Chisinau ten¨ªa una opini¨®n favorable o neutra hacia la comunidad LGTBI, comparado con el 33% de tres a?os antes. Los progresos registrados por Moldavia hicieron que ILGA-Europe, la Asociaci¨®n Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersex, que vigila las leyes LGTBI en 49 pa¨ªses, subiera a Moldavia, de los ¨²ltimos lugares de su lista al puesto 23 en su ¨²ltimo informe.
El peligro de caminar de la mano
Por la casa de Genderdoc pasan cada d¨ªa decenas de personas muy diferentes: desde diputados hasta j¨®venes buscando un preservativo o inform¨¢ndose sobre c¨®mo hacer una prueba de sida. El a?o pasado, la ONG atendi¨® a 4.600 personas. ¡°Recibimos a personas muy vulnerables. Hoy, por ejemplo, vinieron a hacerse un test de s¨ªfilis y de sida. Tambi¨¦n llegan a medirse el az¨²car y a buscar condones y lubricantes. Hay casos que derivamos a centros m¨¦dicos, porque tenemos un acuerdo con una cl¨ªnica local. Y nosotros tambi¨¦n nos desplazamos. Vamos a fiestas, a bares... donde repartimos informaci¨®n y preservativos, por ejemplo¡±, explica Rotari.
¡°Porque la realidad es que en el d¨ªa a d¨ªa sigue siendo peligroso que dos hombres se den la mano en la calle en Chisinau. As¨ª que nos encontramos en bares y discotecas. Aqu¨ª en la capital hay m¨¢s y mejor acceso a la informaci¨®n, es m¨¢s abierto, pero en los pueblos es complicado. La gente que vive all¨¢ y es homosexual sufre una enorme discriminaci¨®n¡±, agrega.
Nikolai, abogado de 24 a?os, oriundo de un pueblo de 3.000 habitantes del norte de Moldavia, fue objeto de ese desprecio que se tradujo en discriminaci¨®n social, laboral e incluso m¨¦dica. ¡°Soy seropositivo e informaciones confidenciales sobre mi estado de salud salieron a la luz. Fue una desgracia para m¨ª y para toda mi familia. Mi madre lo ha pasado fatal, pero es una mujer que se ha empe?ado en cambiar las cosas, en educar a los vecinos¡±, cuenta, en la sede de GenderDoc, donde recibe tratamiento y se hace tests. ¡°Todo es confidencial, me da mucha seguridad¡±, afirma.
Una encuesta encargada por Genderdoc en 2023 concluy¨® que un 55% de los habitantes de Chisinau ten¨ªa una opini¨®n favorable o neutra hacia la comunidad LGTBI, comparado con el 33% de tres a?os antes.
El programa de salud de Genderdoc est¨¢ financiado mayoritariamente por el Fondo Mundial, el mayor proveedor multilateral de subvenciones para luchar contra el VIH, la tuberculosis y la malaria en m¨¢s de 155 pa¨ªses, en el que Espa?a es tambi¨¦n donante. Para otros programas, la ONG recibe dinero p¨²blico y privado de pa¨ªses como Suecia o Reino Unido. ¡°Pero no logramos cubrir todas las necesidades. Ahora, por ejemplo, tenemos un agujero econ¨®mico para atender a la poblaci¨®n transg¨¦nero. Necesitamos psic¨®logos para ellos y no hay muchos, por eso tenemos que pagar. Tambi¨¦n es dif¨ªcil conseguir hormonas y hay que importarlas, lo que eleva su coste¡±, explica Mulear.
LGTBI y refugiados de Ucrania
A medio plazo, la prioridad para estos activistas es el reconocimiento del g¨¦nero y legalizaci¨®n del matrimonio homosexual en Moldavia. ¡°Si pudiera pedir un deseo ser¨ªa ese. Dar¨ªa un reconocimiento y una seguridad a las parejas, que podr¨ªan compartir realmente sus vidas. Por ejemplo, si uno va al hospital, la pareja podr¨ªa recibir informaciones, tomar decisiones... Hasta ahora nuestra misi¨®n ha sido informar al respecto, pero ahora hay que pasar a la acci¨®n. Queremos los mismos derechos que los dem¨¢s, solo eso¡±, afirma Rotari.
Mulear subraya tambi¨¦n la batalla de las personas transg¨¦nero para cambiar los documentos de identidad. ¡°Lleva a?os, se necesitan psiquiatras, a veces hay que ir a tribunales europeos y en ese tiempo pueden pasar muchas cosas¡±, suspira el activista. Los dos hombres recuerdan una persona que muri¨® durante la pandemia de coronavirus y que quer¨ªa fallecer legalmente como mujer, o el suicidio el a?o pasado de una adolescente transg¨¦nero de 15 a?os que fue acosada por sus compa?eros. ¡°Despu¨¦s de aquello hicimos muchos llamamientos al ministerio de Educaci¨®n, pedimos que los profesores estuvieran m¨¢s preparados para enfrentarse a este tipo de situaciones. Hicimos unos talleres en el centro en cuesti¨®n y el ministerio pens¨® que con eso ya estaba. Pero todos los profesores de Moldavia necesitan este tipo de formaci¨®n. Una cosa es la ley y otra la vida real¡±, agregan.
La guerra en la vecina Ucrania tambi¨¦n ha modificado y aumentado el trabajo de GenderDoc. El estigma en los dos pa¨ªses hac¨ªa imposible que los refugiados de la comunidad LGTBI que llegaron a Moldavia huyendo del conflicto pudieran alojarse en centros de acogida ordinarios. ¡°Necesitaban un lugar seguro y alquilamos dos apartamentos, en los que pueden quedarse varios meses. Les ayudamos a integrarse, si quieren quedarse aqu¨ª, les damos apoyo financiero, como vales para comida¡±, explican.
Nico, de 39 a?os, un ucranio enjuto, con barba perfectamente recordada, vestido con esmero y reci¨¦n perfumado, cuenta que lleg¨® a Moldavia huyendo de Odesa, nada m¨¢s estallar la guerra. ¡°Debo mucho a esta ONG. Me han ayudado a formarme, me han dado un techo y comida. Ahora trabajo como peluquero en pr¨¢cticas. Al principio no me quer¨ªa quedar en Moldavia y fui a Bucarest, pero volv¨ª. Pese a todo, en Chisinau hay una mayor tolerancia que en Ucrania y me siento m¨¢s c¨®modo y tranquilo que en mi pa¨ªs¡±, asegura.
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