La violencia obst¨¦trica en Hait¨ª, una realidad silenciada
Es importante utilizar este t¨¦rmino para llamar la atenci¨®n y combatir unas actitudes que a menudo se pasan por alto o se ignoran

Hait¨ª vive una ola de violencia sin precedentes marcada por una escalada de ataques por parte de bandas que quer¨ªan derrocar al primer ministro, Ariel Henry, que finalmente dimiti¨® el 11 de marzo. Hasta el 25 de abril no se nombr¨® oficialmente al Consejo Presidencial de Transici¨®n para sustituirlo.En este contexto de confusi¨®n y caos, no debemos olvidar todas las formas actuales de violencia que sufren las mujeres haitianas. Una que a menudo se pasa por alto, se silencia o incluso se ignora es la violencia obst¨¦trica.
Tanto es as¨ª que el t¨¦rmino apenas se utiliza en los c¨ªrculos m¨¦dicos y feministas, en favor de los t¨¦rminos m¨¢s generales abuso o violencia de g¨¦nero. Esta invisibilidad se ve agravada por el hecho de que la violencia obst¨¦trica puede adoptar diversas formas. Las investigaciones realizadas en otros contextos, por ejemplo en Dakar (Senegal), muestran que algunas formas de violencia obst¨¦trica plantean un verdadero problema de reconocimiento por parte de las v¨ªctimas. Al no saber c¨®mo describir su experiencia, prefieren no quejarse o simplemente no hablar de ella, sobre todo porque no siempre son conscientes de los beneficios a corto plazo.
Con esta idea se crearon en Hait¨ª las estructuras b¨¢sicas de cuidados obst¨¦tricos y neonatales de urgencia (SONUB), para que las usuarias tuvieran acceso a una atenci¨®n respetuosa dentro de las instituciones y pudieran beneficiarse, entre otras cosas, del tratamiento de los casos de violencia de g¨¦nero.
Numerosos testimonios de v¨ªctimas e informes oficiales han llamado la atenci¨®n sobre las actitudes y comportamientos, ¡°combinados o separados¡± (incluyendo la mala acogida, los insultos, las bofetadas y los comentarios humillantes), que forman el entramado de la violencia obst¨¦trica.
Utilizar el concepto de violencia obst¨¦trico-ginecol¨®gica, en lugar del de malos tratos o violencia de g¨¦nero, tiene importantes implicaciones intelectuales y sociopol¨ªticas. En primer lugar, como ya han se?alado numerosos autores, permite incluir este tipo de violencia en el continuo de la violencia sist¨¦mica de la que las mujeres son v¨ªctimas a diario. Este enfoque tambi¨¦n llama la atenci¨®n sobre su especificidad y la necesidad de combatirla en un pa¨ªs donde la violencia es end¨¦mica y cambiante. Por ¨²ltimo, es necesario ir m¨¢s all¨¢ de la utilizaci¨®n del concepto como una simple ¡°categor¨ªa de pr¨¢ctica¡± cuya finalidad ser¨ªa, desde el punto de vista de sus detractores, denunciar y cuestionar los servicios de salud. En lugar de eso, conviene centrarse en su dimensi¨®n anal¨ªtica con vistas a comprender mejor el sistema de atenci¨®n sanitaria y la relaci¨®n con el cuerpo femenino en el ¨¢mbito de la obstetricia y la ginecolog¨ªa.
Un tipo espec¨ªfico de violencia
Adem¨¢s, se trata de mostrar la violencia obst¨¦trico-ginecol¨®gica como un tipo espec¨ªfico de violencia que, aunque var¨ªa en funci¨®n de la posici¨®n de la mujer (o de la pareja) en la estructura social, no es soluble en la espiral de violencia que afecta a la sociedad haitiana. Este enfoque solo es posible si se tiene en cuenta la cultura m¨¦dica local, as¨ª como el contexto socioecon¨®mico y cultural en el que tienen lugar estos comentarios, actitudes y comportamientos hacia las mujeres.
En este sentido, es probable que el an¨¢lisis saque a la luz y permita comprender mejor los casos de violencia obst¨¦trica espont¨¢nea (excluidas las urgencias relacionadas con el parto), que no siempre se reconocen como tales. Y cuando lo son, a menudo se describen como atribuibles a limitaciones organizativas o a limitaciones inherentes a las condiciones en las que se ejerce la profesi¨®n.
Por eso es importante superar la l¨®gica maniquea de contraponer las palabras y experiencias subjetivas de las mujeres a la realidad m¨¦dica ¡°objetiva¡±. Lo ideal ser¨ªa considerar que esta forma espec¨ªfica de violencia es el efecto combinado de ambos habitus (entendidos como disposiciones adquiridas tanto durante la formaci¨®n como en el ejercicio de la profesi¨®n), pero tambi¨¦n de las instituciones, las normas y los valores entre los expertos en obstetricia, en particular entre el colectivo profesional de obstetras-ginec¨®logos.
Solo as¨ª se podr¨¢ garantizar que la violencia obst¨¦trica no sea tratada como una forma subsidiaria de violencia que pueda subsumirse en la violencia contra las mujeres en general.
Regulaci¨®n insuficiente
De todas las formas de violencia contra las mujeres haitianas, la violencia obst¨¦trica es la excepci¨®n m¨¢s que la regla, sobre todo porque actualmente no existe ninguna ley sobre el tema, a diferencia de otros pa¨ªses.
Esta ausencia de legislaci¨®n se ve agravada por el problema de la inexistencia de una asociaci¨®n m¨¦dica, hasta el punto de que la especialidad de obstetricia y ginecolog¨ªa, al igual que la mayor¨ªa de las dem¨¢s especialidades m¨¦dicas, se ejerce en un entorno mayoritariamente informal y, como tal, no constituye un mercado laboral cerrado estrictamente hablando.
Podemos suponer que la ausencia de una ley sobre la violencia obst¨¦trica y ginecol¨®gica y la inexistencia de una asociaci¨®n m¨¦dica solo sirven para aumentar la informalidad de la profesi¨®n de obstetra y ginec¨®logo.
Esto produce situaciones marcadas por la discordancia normativa, en este caso ¡°puntos de vista basados en concepciones diferentes¡± de la legitimidad de determinados actos y gestos. Aqu¨ª se adaptan a los actos practicados en medicina ginecol¨®gica y obst¨¦trica.
Pero la cuesti¨®n es a¨²n m¨¢s amplia, porque la violencia obst¨¦trica dista mucho de ser patrimonio exclusivo de los profesionales de la medicina oficial. Contrariamente a ciertos an¨¢lisis basados en una visi¨®n te?ida de populismo ideol¨®gico, podemos suponer que las pr¨¢cticas tradicionales del parto, por muy extendidas que est¨¦n, especialmente en las zonas rurales, tambi¨¦n generan su cuota de abusos y violencia.
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