Violencia que contamina: el da?o que la guerra le hace al planeta
El a?o pasado se registraron al menos 59 conflictos armados en el mundo, una cifra r¨¦cord. Sus consecuencias medioambientales perduran mucho despu¨¦s de que acaben las bombas
La muerte y la destrucci¨®n que causan los conflictos son tragedias visibles e inmediatas, pero a menudo se pasan por alto las consecuencias ambientales a largo plazo de la violencia: legados siniestros y t¨®xicos. Incluso antes de que se dispare el primer tiro, los ej¨¦rcitos permanentes son hostiles al clima: voraces consumidores de energ¨ªa y derrochadores, son responsables del 5,5% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Las fuerzas armadas estadounidenses, con sus flotas de buques, tanques y aviones de alto rendimiento, son las mayores consumidoras institucionales de petr¨®leo del mundo. Como consecuencia de ello, su huella de carbono es mayor que la de la mayor¨ªa de los pa¨ªses, mayor que la de Suecia, Dinamarca o Portugal.
Otro factor que hay que tener en cuenta son las cadenas log¨ªsticas que mantienen abastecidos a los ej¨¦rcitos, as¨ª como las emisiones de la industria de fabricaci¨®n de armas.
El fuego de artiller¨ªa y los ataques a¨¦reos destruyen bosques, campos y arboledas; las trincheras y las fortificaciones alteran los h¨¢bitats naturales; las personas obligadas a abandonar sus hogares ejercen una presi¨®n a?adida sobre los recursos de la tierra; mientras que el ataque deliberado a los activos econ¨®micos ¡ªdesde f¨¢bricas hasta refiner¨ªas¡ª contamina el aire, el suelo y el agua. Reconstruir lo que ha sido destruido tambi¨¦n tiene un coste clim¨¢tico.
El a?o pasado se registraron al menos 59 conflictos armados, una cifra r¨¦cord. Estos son cuatro ejemplos del impacto ambiental de la violencia:
El ecocidio de Ucrania
Los primeros 12 meses de guerra podr¨ªan haber provocado un aumento neto de 120 millones de toneladas de gases de efecto invernadero, equivalente a la producci¨®n anual de B¨¦lgica. La destrucci¨®n medioambiental es de tal envergadura que se ha calificado de ¡°ecocidio¡±, y se calcula que los da?os superan los 57.000 millones de d¨®lares (51.560 millones de euros).
Los ataques a f¨¢bricas, agroindustrias e infraestructuras de agua y alcantarillado han provocado una contaminaci¨®n generalizada. Los bombardeos, los incendios forestales, la deforestaci¨®n y la contaminaci¨®n qu¨ªmica han afectado ya a cerca de un tercio de las zonas protegidas de Ucrania. Los da?os ecol¨®gicos se suman al legado t¨®xico de cuando Ucrania formaba parte de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Dos crisis medioambientales destacan tanto por su magnitud como por sus posibles consecuencias para la salud p¨²blica a largo plazo. La destrucci¨®n en junio de 2022 del embalse de Kajovka, el m¨¢s grande de Ucrania, se considera el peor desastre medioambiental en Europa desde Chern¨®bil. El presunto ataque ruso provoc¨® el vaciado de casi el 90% del embalse y caus¨® inundaciones masivas que anegaron miles de hect¨¢reas de tierra en lo que era el granero del sur del pa¨ªs.
Desde entonces se han dejado de regar 600.000 hect¨¢reas de antiguas tierras de cultivo, seg¨²n los datos del Ministerio de Agricultura de Ucrania, y es posible que la regi¨®n vuelva r¨¢pidamente a su anterior estado semides¨¦rtico.
Ese mismo a?o, un ataque con misiles contra la refiner¨ªa de petr¨®leo de Kremenchuk provoc¨® varios incendios importantes que liberaron sustancias contaminantes a la atm¨®sfera. Tambi¨¦n se vio afectada la ciudad de Kremenchuk, situada al sur y densamente poblada, pero el viento dominante arrastr¨® gran parte del humo t¨®xico hacia el norte, hacia las zonas rurales. Es posible que la respuesta de emergencia tambi¨¦n contribuyera al desastre, ya que las espumas ign¨ªfugas utilizadas conten¨ªan ¡°productos qu¨ªmicos permanentes¡±.
Gaza, 39 millones de toneladas de escombros
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, por sus siglas en ingl¨¦s) ha descrito el impacto ecol¨®gico de la invasi¨®n israel¨ª de Gaza como un desastre ¡°sin precedentes¡±, y afirma que el da?o a los ecosistemas y la biodiversidad posiblemente sea irreversible.
Casi la mitad de la cubierta arb¨®rea y de las tierras de cultivo de Gaza han quedado destruidas, con los huertos y los olivares sistem¨¢ticamente en el punto de mira. La acci¨®n militar de Israel ha sido tan devastadora que organizaciones medioambientales la han descrito como otro ecocidio.
Las convenciones de Ginebra proh¨ªben espec¨ªficamente a las partes beligerantes utilizar m¨¦todos que causen ¡°da?os generalizados, duraderos y graves al medio ambiente natural¡±.
Los combates han generado 39 millones de toneladas de escombros, contaminados con amianto, residuos industriales y m¨¦dicos y otras sustancias peligrosas, seg¨²n una evaluaci¨®n preliminar del PNUMA. Tambi¨¦n el ej¨¦rcito israel¨ª ha utilizado municiones que contienen metales pesados y sustancias qu¨ªmicas explosivas en la densamente poblada Gaza, seg¨²n confirma un estudio preliminar del programa medioambiental de Naciones Unidas hecho p¨²blico el pasado junio.
El cierre de las depuradoras de aguas residuales contamina las playas, las aguas costeras, el suelo y el agua dulce. La gesti¨®n de residuos s¨®lidos tambi¨¦n se ha paralizado. Parte de la basura que asfixia la ciudad est¨¢ siendo quemada como combustible por las familias desplazadas, con consecuencias desconocidas para la salud. Los ¨¢rboles que han sobrevivido tambi¨¦n est¨¢n siendo talados y utilizados para calentarse.
Seg¨²n una nueva investigaci¨®n, es posible que solo en los dos primeros meses, la guerra generara una huella de carbono equivalente a quemar al menos 150.000 toneladas de carb¨®n. El c¨¢lculo incluye las emisiones de CO? derivadas de la fabricaci¨®n y la explosi¨®n de municiones y los vuelos a Israel de aviones de carga estadounidenses que transportan suministros militares.
Etiop¨ªa: adi¨®s a los logros ecol¨®gicos
El Gobierno et¨ªope llevaba tres d¨¦cadas recuperando tierras degradadas en la regi¨®n septentrional de Tigray, ¨¢rida y propensa a la sequ¨ªa. Pero la guerra de Tigray, que comenz¨® en 2020 y dur¨® dos a?os, ha destrozado esos logros ecol¨®gicos.
Tanto las personas que se quedaron sin hogar a causa del conflicto como los soldados acampados en las zonas rurales talaron ¨¢rboles para obtener combustible. La extensi¨®n de la cubierta forestal degradada es claramente visible por sat¨¦lite. Tambi¨¦n ha quedado destruida la infraestructura agr¨ªcola de la regi¨®n, una inversi¨®n estrat¨¦gica que incluye equipos de irrigaci¨®n, viveros de semillas e instituciones de investigaci¨®n.
La poblaci¨®n, amenazada por el hambre extrema como consecuencia de la campa?a gubernamental de tierra quemada y el bloqueo de facto de la ayuda, ha recurrido al entorno natural para intentar obtener ingresos o alimentarse, lo que ha agravado los da?os medioambientales. Ni siquiera se salvaron las reservas forestales en el monasterio de Waldiba y sus alrededores, que fueron explotadas despu¨¦s de que los monjes que las custodiaban fueran asesinados o desplazados.
Seg¨²n el informe m¨¢s reciente de la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios (OCHA), 15,8 millones de personas se encuentran en situaci¨®n de inseguridad alimentaria en Etiop¨ªa. Teniendo en cuenta que el Gobierno est¨¢ fuertemente endeudado y que la financiaci¨®n de los donantes es inadecuada para cubrir las necesidades de emergencia, la recuperaci¨®n ecol¨®gica podr¨ªa verse relegada a un segundo plano frente a otras prioridades.
Myanmar: saqueo de recursos
Desde el golpe de Estado en Myanmar en 2021, se ha producido un aumento del saqueo ecol¨®gico, como consecuencia de la debilidad de la normativa medioambiental y de un Gobierno falto de liquidez que pretende eludir las sanciones financieras.
Myanmar es un pa¨ªs incre¨ªblemente rico en recursos, que van desde la biodiversidad de sus bosques hasta los elementos de tierras raras enterrados en las profundidades de sus monta?as. La escalada de la guerra civil ha brindado a las ¨¦lites adineradas y a los grupos armados una oportunidad para saquearlos. Los defensores del medio ambiente, que antes del golpe hab¨ªan frenado algunos de los peores excesos, han sido v¨ªctimas de asesinatos y detenciones por parte de los militares.
Adem¨¢s del aumento de la tala de ¨¢rboles y de la extracci¨®n de jade, tambi¨¦n se ha incrementado la extracci¨®n de oro en el norte del pa¨ªs, en la que participan tanto el Ej¨¦rcito como la secesionista Organizaci¨®n para la Independencia de Kachin. Se han talado ¨¢rboles, erosionado tierras y riberas, y contaminado los cursos de agua con sedimentos y mercurio. La consecuencia humanitaria de esta econom¨ªa de guerra extractiva ha sido el desplazamiento y la persecuci¨®n violenta de comunidades vulnerables.
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