Los derechos de las migrantes en las Am¨¦ricas est¨¢n en riesgo y requieren acciones urgentes
Aumentar los albergues temporales en el camino, ofrecer atenci¨®n en salud sexual y reproductiva y ampliar los servicios psicol¨®gicos son algunas de las necesidades impostergables de ni?as y mujeres en tr¨¢nsito
Las mujeres representan hoy aproximadamente el 52% de las personas en movilidad en las Am¨¦ricas, donde se vive el segundo ¨¦xodo m¨¢s grande del mundo. Las ni?as y adolescentes constituyen el 20% de este grupo. Esta cifra revela la necesidad de garantizar la protecci¨®n de los derechos humanos de todas las personas que migran o son desplazadas, considerando sus particularidades en funci¨®n de su g¨¦nero, origen ¨¦tnico, origen geogr¨¢fico o edad, entre otras dimensiones.
Las mujeres y ni?as migrantes atraviesan desaf¨ªos y riesgos espec¨ªficos en su tr¨¢nsito. Muchas de ellas ¡ªprincipalmente aquellas que se encuentran en situaci¨®n de especial vulnerabilidad, como las ni?as no acompa?adas o separadas, las embarazadas, o en situaci¨®n de calle¡ª son v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, trata de personas, explotaci¨®n sexual, matrimonios forzados y discriminaci¨®n basada en su identidad de g¨¦nero o su orientaci¨®n sexual. Estos riesgos son a¨²n mayores en pa¨ªses donde las pol¨ªticas migratorias carecen de un enfoque integral de prevenci¨®n de violencia e igualdad de g¨¦nero, y donde los servicios esenciales para quienes migran (es decir, los recursos y apoyos b¨¢sicos que necesitan para vivir de manera segura y digna, como servicios de acceso a salud ¡ªincluyendo salud sexual y reproductiva¡ª, educaci¨®n, vivienda o protecci¨®n legal) son insuficientes o inexistentes.
Muchas de las mujeres y ni?as que migran o est¨¢n desplazadas son v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, trata de personas, explotaci¨®n sexual, matrimonios forzados y discriminaci¨®n
Las mujeres y ni?as migrantes y refugiadas enfrentan m¨²ltiples formas de discriminaci¨®n que limitan su acceso a servicios de salud, educaci¨®n, empleo digno y justicia. No podemos ignorar que este sufrimiento ya es una realidad cotidiana, y la inacci¨®n solo perpetuar¨¢ y agravar¨¢ esta situaci¨®n en el futuro.
En este contexto de vulnerabilidad extrema, ONU Mujeres ha lanzado su programa Trayectos, financiado por el Gobierno de Jap¨®n, en algunos de los puntos cr¨ªticos de la ruta migratoria de Am¨¦rica Central: Costa Rica, Honduras y Panam¨¢. La iniciativa promueve el liderazgo, el empoderamiento, el acceso a servicios y la protecci¨®n de los derechos de las mujeres, ni?as, adolescentes y personas LGBTIQ+ en tr¨¢nsito.
Desde Trayectos, ONU Mujeres propone un enfoque integral para los m¨²ltiples desaf¨ªos que enfrentan las mujeres en su camino. En primer lugar, facilita el acceso a servicios esenciales de protecci¨®n, como la atenci¨®n psicol¨®gica en casos de violencia basada en g¨¦nero ¡ªelementos indispensables para quienes enfrentan situaciones de riesgo extremo¡ª; proporciona kits con art¨ªculos para su protecci¨®n en el tr¨¢nsito y mejora las condiciones de seguridad en los albergues temporales. En segundo lugar, apoya a las comunidades locales en el fortalecimiento de sus capacidades, as¨ª como del personal en fronteras para brindar una respuesta adecuada y sensible al g¨¦nero, que aliente la protecci¨®n y el respeto de los derechos humanos y los derechos de las mujeres. De esta manera, abre espacios con organizaciones y redes de mujeres de los tres pa¨ªses para que participen en las respuestas humanitarias que los Estados, junto con Naciones Unidas y otras contrapartes, han puesto en marcha.
Resulta fundamental fomentar el liderazgo y empoderamiento tanto de las mujeres en el camino como de aquellas en las comunidades de acogida, fomentando herramientas para que puedan alcanzar todo su potencial y desarrollar trayectos de vida pr¨®speros a pesar de las dificultades y contribuir activamente, desde sus saberes y capacidades, a las econom¨ªas de los pa¨ªses de tr¨¢nsito y destino. Estas acciones no solo son un acto de justicia, sino una inversi¨®n en el desarrollo sostenible y la estabilidad de la regi¨®n.
Es crucial que los Estados, especialmente aquellos que se encuentran en las rutas migratorias, garanticen un enfoque de protecci¨®n de las mujeres y ni?as que migran y son desplazadas. Es urgente que las pol¨ªticas p¨²blicas migratorias integren cada vez m¨¢s la perspectiva de g¨¦nero y garanticen los derechos humanos de todas las personas en movilidad.
Hay que destacar el papel fundamental de las mujeres que migran en la cadena de valor de los cuidados, tanto como receptoras de estos servicios como proveedoras, a veces en condiciones de informalidad y precariedad
Asimismo, hay que destacar el papel fundamental de las mujeres que migran en la cadena de valor de los cuidados, tanto como receptoras de estos servicios como proveedoras, a veces en condiciones de informalidad y precariedad. Los albergues y soluciones de acogida deben integrar servicios de cuidados para atender las necesidades tanto de las mujeres que asumen trabajos de cuidado de personas dependientes, como para ofrecerles oportunidades de empleo decente en el sector de los cuidados. Formalizar este trabajo es crucial para garantizar derechos laborales y mejorar sus condiciones de vida, as¨ª como para fortalecer los sistemas de cuidados en los pa¨ªses de tr¨¢nsito y destino.
Es fundamental que estas pol¨ªticas reconozcan la complejidad de los patrones de movilidad comprendiendo que sus causas no se limitan a la violencia basada en g¨¦nero o la falta de oportunidades econ¨®micas, sino tambi¨¦n a factores emergentes como el cambio clim¨¢tico, que ya est¨¢ obligando a miles de personas a dejar sus hogares. Las pol¨ªticas deben ser flexibles, adaptativas y, sobre todo, deben centrarse en las necesidades y derechos espec¨ªficos de las mujeres y ni?as en movilidad.
Este es un llamado a todos los actores: gobiernos, organismos internacionales, sociedad civil, las comunidades de acogida y el sector privado. Las soluciones deben ser integrales y coordinadas, con un enfoque de g¨¦nero que incluya desde la prevenci¨®n de la violencia hasta la provisi¨®n de servicios esenciales en su ruta migratoria. Aumentar los albergues temporales en el camino, ofrecer atenci¨®n en salud sexual y reproductiva y ampliar los servicios psicol¨®gicos son algunas de las urgencias impostergables.
La situaci¨®n de las mujeres y ni?as migrantes no puede esperar. Cada d¨ªa sin una respuesta firme y coordinada es un d¨ªa en que miles de ellas siguen expuestas a riesgos inaceptables. Debemos actuar ahora, con determinaci¨®n y en conjunto, para garantizar que todas las mujeres y ni?as que est¨¢n migrando, sin importar su origen o destino, vivan libres de violencia y discriminaci¨®n y tengan acceso pleno a sus derechos. Debemos fortalecer nuestras alianzas, ampliar esfuerzos y, sobre todo, garantizar que ninguna mujer o ni?a que busque un mejor futuro lejos de su lugar de origen sea olvidada o dejada atr¨¢s.
Este es nuestro desaf¨ªo, y esta es nuestra oportunidad. No podemos fallar.
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