Por qu¨¦ depositar ropa usada en un contenedor de reciclaje no permite tener la conciencia tranquila
Greenpeace advierte en una investigaci¨®n coincidiendo con el Black Friday que el consumo de moda r¨¢pida es ¡°una bomba de relojer¨ªa ambiental¡±. El sistema se mantiene gracias a los pa¨ªses del Sur Global, donde acaban las prendas que no queremos. En ?frica, el 40% de la ropa usada termina en vertederos o quemada
Un pantal¨®n pasa mucho menos tiempo en nuestro armario que en el vertedero de ?frica donde puede terminar despu¨¦s de que lo dejemos en un contenedor, reconfortados por la idea de estar d¨¢ndole una segunda vida. Muy probablemente, la prenda recorrer¨¢ miles de kil¨®metros, con la huella de carbono que ese viaje supone, y, debido a un sistema colapsado y descontrolado y a la mala calidad de sus materiales, tal vez nunca vuelva a usarse. Su ¡®segunda vida¡¯ ser¨¢ finalmente una monta?a de basura en pa¨ªses del Sur Global o una contaminante hoguera al aire libre, donde acaba por ejemplo el 40% de la ropa que enviamos a ?frica. Es la alarmante fotograf¨ªa que traza Greenpeace coincidiendo con el Black Friday, en una investigaci¨®n publicada este mi¨¦rcoles.
¡°La econom¨ªa circular no es compatible con el modelo de producci¨®n y consumo desbocados que tenemos. En estos momentos, la fabricaci¨®n y adquisici¨®n de ropa est¨¢n muy por encima de lo que el sistema es capaz de gestionar con vistas a reciclar y de lo que el planeta puede asumir como volumen de residuos¡±, explica Sara del R¨ªo, coordinadora de la investigaci¨®n de Greenpeace, en una entrevista con este peri¨®dico.
Un ¡°s¨ªmbolo de este modelo perverso¡± es el Black Friday, donde las compras se disparan atra¨ªdas por precios m¨¢s bajos, alerta Greenpeace. La ONG recalca que este patr¨®n de consumo de ropa es ¡°una bomba de relojer¨ªa medioambiental¡± que no se puede sostener sin los pa¨ªses del Sur Global para, ¡°primero, producir ropa, y, segundo, gestionar los residuos que generan las prendas que desechamos¡±.
La fabricaci¨®n y adquisici¨®n de ropa en estos momentos est¨¢n muy por encima de lo que el sistema es capaz de gestionar con vistas a reciclar y de lo que el planeta puede asumir como volumen de residuosSara del R¨ªo, Greenpeace
Un informe de 2024 de la Agencia Europea del Medioambiente (EEA), que utiliza datos de 2020, concluye que en ese a?o la Uni¨®n Europea gener¨® 6,95 millones de toneladas de residuos textiles, unos 16 kg por persona. De estos, solo 4,4 kg se recogieron por separado para su potencial reutilizaci¨®n y reciclaje, y 11,6 kg acabaron en la basura junto a otros residuos dom¨¦sticos.
Pero Espa?a est¨¢ por encima de la media europea y supera los 20 kg por persona y a?o, de los que solo se recogen selectivamente 2,1 kg. Y de este volumen, solo el 4% (0,8 kg) es ropa y calzado que depositamos en los contenedores, despu¨¦s de haberlos utilizado. Espa?a env¨ªa esas prendas usadas a m¨¢s de un centenar de pa¨ªses, en su mayor¨ªa africanos y asi¨¢ticos. Los tres destinos que mayor cantidad de ropa usada importan desde nuestro pa¨ªs son Emiratos ?rabes Unidos, Marruecos y Pakist¨¢n, que a menudo no son su destino final.
Residuos disfrazados de ropa
La ONG, que recuerda que la industria textil es responsable del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, insiste en que esta situaci¨®n se ha exacerbado en pocos a?os. La exportaci¨®n de ropa usada desde la Uni¨®n Europea (UE) se triplic¨® y pas¨® de 550.000 toneladas en 2000 hasta casi 1,7 millones en 2019.
En Espa?a, seg¨²n datos oficiales recabados por Greenpeace, el 92% (129.705 toneladas) de los residuos textiles vendidos a otros pa¨ªses en 2023 fueron ropa usada. ?Ropa usada o residuos disfrazados?, se pregunta la ONG. ¡°La cantidad de residuos textiles ha aumentado y al mismo tiempo ha cambiado la composici¨®n de la ropa, porque se han incorporado materiales sint¨¦ticos, como el poli¨¦ster o el nil¨®n, m¨¢s contaminantes y de peor calidad. Estamos exportando te¨®ricamente prendas de segunda mano, pero en muchos casos no podr¨¢n volver a usarse¡±, explica Del Rio, agregando que tambi¨¦n se han detectado en la ropa sustancias peligrosas para la salud, como cadmio o mercurio.
Cada prenda ha recorrido una media de 9.000 kil¨®metros, y en total, las 23 han recorrido 205.121 km, lo que equivale a dar cinco veces la vuelta a la Tierra.
Para sustentar estos datos, Greenpeace ha seguido durante un a?o y gracias a rastreadores camuflados en los tejidos, el viaje de 23 prendas de ropa que fueron depositadas por la ONG entre agosto y septiembre de 2023 en contenedores de tiendas de Mango y Zara de varias ciudades espa?olas. Cada una ha recorrido una media de 9.000 kil¨®metros, y en total, las 23 han sumado 205.121 km, lo que equivale a dar cinco veces la vuelta a la Tierra, hasta aterrizar en 11 pa¨ªses diferentes, la mayor¨ªa del Sur Global, principalmente en Asia y ?frica. Entre las prendas geolocalizadas, cinco llegaron a Togo, Camer¨²n y Costa de Marfil. Un pantal¨®n viaj¨®, por ejemplo, 22.000 kil¨®metros en 215 d¨ªas, desde Madrid hasta Abiy¨¢n, pasando por Emiratos ?rabes Unidos, hasta que su pista se perdi¨®. ¡°Una prueba de este sistema insostenible¡±, afirman los investigadores de Greenpeace.
Seg¨²n datos de la EEA, alrededor del 46% de los textiles desechados por los pa¨ªses europeos termina en ?frica, y el 41 %, en Asia. En ?frica, se intenta que puedan ser reutilizados, ya que existe una demanda de ropa usada y barata procedente de Europa. Pero, seg¨²n Greenpeace, un 40% de la ropa que llega al continente no se vende y termina quemada o en un vertedero. En Kenia, por ejemplo, seg¨²n la organizaci¨®n de reciclaje Afrika Collect Textiles, el 40 % de la ropa usada que reciben es de tan mala calidad que ya no la puede usar nadie.
Las toneladas de basura textil en Kenia, Ghana o Tanzania tambi¨¦n tienen un impacto en el desarrollo y salud de sus habitantes, porque la gesti¨®n de estos desechos no es la adecuada. ¡°Son destinos que emergen de repente como zonas receptoras en las que el medio ambiente se destroza tambi¨¦n muy r¨¢pidamente¡±, lamenta Del R¨ªo. Adem¨¢s, varios pa¨ªses africanos se plantean limitar las importaciones de textiles usados, con el fin de proteger la producci¨®n textil local.
En Asia, parad¨®jicamente, la regi¨®n del mundo donde m¨¢s ropa nueva se fabrica, la mayor¨ªa de los textiles usados llegan a lugares ubicados en zonas francas cercanas a puertos o aeropuertos, donde se clasifican y se reexportan a pa¨ªses africanos o asi¨¢ticos, donde potencialmente pueden convertirse en trapos o rellenos industriales, o ser desechados en vertederos o incinerados por su escaso valor.
Greenpeace tambi¨¦n recuerda el caso de Banglad¨¦s, donde la industria textil, utilizada por algunas marcas europeas, genera el 20 % del PIB y m¨¢s del 80 % de los ingresos por exportaciones, al tiempo que emplea a 4,5 millones de personas, en su mayor¨ªa mujeres. Sin embargo, nueve de cada diez trabajadores no pueden permitirse comprar alimentos suficientes para ellos y sus familias con el salario que reciben.
Una nueva ley en 2025
Los contenedores en tiendas son por ahora voluntarios, pero a partir de 2025 y en virtud de la ley de residuos y suelos contaminados, de 2022, los ayuntamientos tendr¨¢n que instalar muchos m¨¢s para recoger residuos textiles de forma separada y las tiendas tambi¨¦n tendr¨¢n la obligaci¨®n de colocarlos, para que se depositen ah¨ª las prendas usadas. Al mismo tiempo, los comercios no podr¨¢n tirar los excedentes no vendidos, que deber¨¢n destinar ¡°en primer lugar a canales de reutilizaci¨®n¡±. Es decir, ser¨¢n m¨¢s responsables de los residuos que generan.
Nos da la sensaci¨®n de que esta nueva norma tambi¨¦n puede provocar que los desechos se lancen lo m¨¢s lejos posible con el fin de no verlosSara del R¨ªo
¡°Puede que se recoja selectivamente m¨¢s ropa gracias a la ley, pero tambi¨¦n puede que haya m¨¢s prendas con un destino ?nal indeseado, porque habr¨¢ m¨¢s residuos que gestionar y la misma capacidad. ?C¨®mo se les va a dar salida? Muy probablemente export¨¢ndolos fuera de la UE¡±, prev¨¦ Del R¨ªo. ¡°Nos da la sensaci¨®n de que esta nueva norma tambi¨¦n puede provocar que los desechos se lancen lo m¨¢s lejos posible con el fin de no verlos¡±, agrega.
Greenpeace insiste en que esta ley se centra ¡°en el ¨²ltimo eslab¨®n de la cadena¡± y no en la manera de producir, que es el origen del problema, y considera que ¡°perpet¨²a la mentalidad neocolonialista que subyace tras este modelo impulsado por parte de las marcas de moda y su evasi¨®n de responsabilidades¡±.
¡°Se necesitan cambios legislativos mucho m¨¢s dr¨¢sticos. Si una empresa es totalmente responsable del impacto que generan sus residuos, tambi¨¦n se tiene que responsabilizar de que no acaben en un pa¨ªs africano, quemados o en un vertedero, y, por tanto, tiene que apostar por fabricar menos prendas y de m¨¢s calidad. Pero esto no es lo que las marcas propugnan¡±, insiste Del R¨ªo, subrayando que Greenpeace considera que volver a los niveles de producci¨®n de ropa de hace 25 a?os ya representar¨ªa un cambio sustancial en la buena direcci¨®n.
?Qu¨¦ poder tiene un consumidor para cambiar este gigantesco esquema desolador? ¡°Peque?o, pero importante¡±, responde Del R¨ªo. ¡°En primer lugar, tenemos que ser conscientes de lo que implica este modelo de consumo que nos imponen las marcas. Por ejemplo, los bajos precios del Black Friday se compensan por otro lado, comenzando por la contaminaci¨®n en pa¨ªses donde se produce la ropa o donde llegan los residuos¡±, concluye.
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