Fatima Ouassak, ensayista: ¡°En cualquier pa¨ªs en guerra o dictadura, siempre hay organizaciones de madres luchando por sus hijos¡±
Esta activista francomarroqu¨ª presenta en Espa?a un libro que anima a utilizar el poder pol¨ªtico que genera la maternidad para organizarse y ocupar el espacio p¨²blico

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¡°Yo era solo una madre, es decir, para la sociedad actual, pr¨¢cticamente nada¡±. Fatima Ouassak, ensayista y activista francomarroqu¨ª, se expresa as¨ª en las primeras p¨¢ginas de su libro El poder de las madres. Por un nuevo sujeto revolucionario (Capit¨¢n Swing), publicado en franc¨¦s en 2020 y reci¨¦n llegado a las librer¨ªas espa?olas. Es un ensayo escrito desde la c¨®lera frente a las discriminaciones y el racismo, desde el miedo por sus hijos y desde el convencimiento de que las madres tienen una inmensa fuerza pol¨ªtica y social que no ha sabido canalizarse ni visibilizarse hasta ahora.
Ouassak, nacida en Marruecos en 1976, lleg¨® a Francia con un a?o y vive actualmente en Bagnolet, en la regi¨®n de Seine-Saint Dennis, a las afueras de Par¨ªs. Todas esas circunstancias juntas: ser musulmana, hija de migrantes y habitante de barrios populares hacen que cosas tan simples como pedir una opci¨®n vegetariana en el comedor escolar fuera visto con desconfianza hace una d¨¦cada, en una Francia donde, seg¨²n la autora, la islamofobia estaba en auge. ¡°Fracas¨¦ porque soy una madre ¨¢rabe y musulmana. Si hubiera sido blanca y de clase media habr¨ªa sido elegida la madre bio del a?o¡±, ironiza. Este fue el punto de partida en 2016 del Frente de madres, una organizaci¨®n feminista, ecologista y antirracista que lucha contra las discriminaciones y las violencias que sufren los ni?os en el ¨¢mbito escolar y se ha convertido en un interlocutor legitimado en Francia.
En su libro, que Ouassak presenta este martes en la sede de Madrid de Casa ?rabe, la escritora habla de ella, pero interpela a todas las madres. La prueba es que su movimiento ha inspirado otras asociaciones en pa¨ªses europeos, Espa?a entre ellos, y, seg¨²n la autora, sigue siendo muy necesario. ¡°Hace algunos d¨ªas nuestro primer ministro, Fran?ois Bayrou, dijo que el pa¨ªs estaba sumergido por la migraci¨®n. Veinte a?os atr¨¢s, la extrema derecha era la ¨²nica en usar estas expresiones. Hoy no pasa nada¡±, lamenta en una entrevista por videoconferencia con este peri¨®dico.
Pregunta. ?Qu¨¦ es el Frente de madres?
Respuesta. Es como un sindicato de madres, en el que tambi¨¦n hay padres, abuelos, abuelas... Pero por encima de todo es una organizaci¨®n que asocia la experiencia de la maternidad con actividades asociativas y pol¨ªticas. Algo que no era com¨²n porque parece que las madres deben cuidar a sus hijos y no ocupar el espacio p¨²blico. Como feministas, dijimos que no quer¨ªamos ser solo amas de casa y que dese¨¢bamos preocuparnos por el bienestar de nuestros hijos, pero fuera de las paredes del hogar y organizadas. Y en nuestro caso concreto comenzamos a luchar contra el racismo y la islamofobia que sufren los ni?os, una de las muchas violencias a las que est¨¢n expuestos. Estoy hablando de los a?os 2016, 2017 y 2018 en Francia, cuando hubo una ola de islamofobia importante tras los atentados de 2015, que se dej¨® sentir en los ni?os y sobre todo en las escuelas.
P. Usted escribe que este libro es fruto de su miedo como madre.
R. El libro parte de mi experiencia personal: el embarazo, el parto y los primeros meses de vida de mi primer hijo. Ah¨ª sent¨ª la contradicci¨®n entre el poder de ser madre, que creo que somos muchas en sentirlo, y la relaci¨®n que las instituciones, la familia incluida, tienen hacia las madres, a las que se les ve como un ser peque?o, fr¨¢gil y casi hasta enfermo. Esa contradicci¨®n podr¨ªa haberse quedado en algo ¨ªntimo, pero a ella se sum¨® una experiencia concreta, pol¨ªtica y militante, con respecto a la cuesti¨®n ecol¨®gica. Por un lado, siento impotencia porque no se puede hacer nada frente a la fatalidad clim¨¢tica, es algo planetario, demasiado grande, pero por otro, soy activista y me digo que podemos aprovechar nuestro poder como madres y concretamente en el ¨¢mbito de la educaci¨®n, para cambiar el destino de la generaci¨®n futura, de nuestros hijos.
Sent¨ª la contradicci¨®n entre el poder de ser madre y la relaci¨®n que las instituciones, la familia incluida, tienen hacia las madres, a las que se les ve como un ser peque?o, fr¨¢gil y casi hasta enfermo
P. Y ah¨ª llegamos al comedor escolar de su hijo, donde usted pide una opci¨®n vegetariana.
R. Mi libro tiene una perspectiva de raza y de clase social muy clara. Por eso explico que en 2016, en los comedores escolares franceses, se quiso dar a probar la carne de cerdo a los ni?os musulmanes con la idea de que no ten¨ªan la obligaci¨®n de ser musulmanes y pod¨ªan elegir. Estamos hablando de ni?os de tres a?os. Paralelamente, movidas por razones ¨²nicamente sanitarias y ecol¨®gicas, un grupo de madres fuimos a hablar con las instituciones educativas para que se propusiera en el men¨² una alternativa vegetariana. Como ¨¦ramos sobre todo musulmanas y negras, pensaron que era un plan para introducir la carne halal en los comedores y me dijeron que estaba usando a mis hijos para hacer avanzar mi agenda anticolonialista, feminista... Estas reacciones nos mostraron que hab¨ªa un problema, que el racismo y la islamofobia nos exig¨ªan organizarnos y crear una asociaci¨®n m¨¢s pol¨ªtica.
P. As¨ª naci¨® entonces el Frente de madres. Y actualmente, los ni?os de Bagnolet, ?s¨ª pueden ser vegetarianos?
R. S¨ª, cost¨® cinco a?os, pero s¨ª. Volviendo a la contradicci¨®n entre poder e impotencia: no ganamos a la primera, pero finalmente, lo logramos. Y es algo que hoy se ve como natural y despojado de todo conflicto. Las aguas se han calmado, no hay esa desconfianza y se entiende que la opci¨®n vegetariana es buena para la salud de los ni?os.

P. En su libro dice que habla de su experiencia, pero quiere cambiar el mundo entero. ?Cu¨¢l es el poder de las madres para lograrlo?
R. En Francia, la tradici¨®n feminista mayoritaria considera que las madres son la parte m¨¢s d¨®cil y m¨¢s reaccionaria del movimiento. Hay un desprecio de lo que pol¨ªticamente puede hacer una madre. Yo creo que es una pena no movilizar y desaprovechar su papel social y pol¨ªtico. Miremos a la historia: en cualquier pa¨ªs en guerra o dictadura, siempre hay organizaciones de madres luchando, en muchos casos, por sus hijos. Y logran muchas victorias, por eso yo creo que esa fuerza que tienen las madres es un poder estrat¨¦gico poco aprovechado, al menos en Francia.
La fuerza que tienen las madres es un poder estrat¨¦gico poco aprovechado
P. ?Hay frentes de madres en otros lugares?
R. S¨ª, por ejemplo, en Espa?a hubo grupos de mujeres en Madrid y Barcelona que nos contactaron para inspirarse en este modelo de organizaci¨®n y que nos invitaron a conversar con ellas. Muchas de ellas tambi¨¦n eran migrantes, aunque no necesariamente de pa¨ªses africanos. Y tambi¨¦n han surgido frentes de madres en B¨¦lgica, Suiza e Italia.
P. Public¨® este libro en 2020. ?Qu¨¦ ha cambiado en los barrios populares de Francia desde entonces?
R. Ha habido un cambio positivo en cuanto al n¨²mero de colectivos de madres que han surgido y a la movilizaci¨®n de las madres y padres en los barrios populares franceses, del que estoy muy orgullosa. Adem¨¢s, el Frente de madres es un interlocutor reconocido. En 2023, por ejemplo, cuando un agente mat¨® en un control policial a Na?l, un adolescente de 17 a?os, nos llamaron r¨¢pidamente de muchos medios de comunicaci¨®n para pedirnos nuestra opini¨®n y entrevistarnos, entre otros, sobre esa desinfantilizaci¨®n de los ni?os de los barrios populares. Algo impensable a?os atr¨¢s.
P. ?Y en el lado negativo?
R. La situaci¨®n pol¨ªtica en Francia, que es desastrosa. Tengo miedo que en la izquierda, donde yo me sit¨²o, cunda la resignaci¨®n. Hay gente que piensa que no sirve de nada organizarse ahora, que la estrategia es replegarse y esperar a las presidenciales de 2027, para ver si el Reagrupamiento Nacional (RN) gana, y entonces reestructurar todo. Esto comenz¨® tras las elecciones europeas y tras la disoluci¨®n de la Asamblea Nacional por parte del presidente... Pasamos unos meses terribles, pensando qu¨¦ pasar¨ªa si el RN obten¨ªa la mayor¨ªa legislativa y c¨®mo llevar¨ªamos a nuestros hijos a la escuela con un Ministerio de Educaci¨®n de extrema derecha. No ocurri¨®, pero no nos hemos recuperado de eso.
P. ?Usted no se deja vencer por ese des¨¢nimo de la izquierda?
R. No. Yo lloro en mi ba?o y luego sigo para adelante. Para quienes tenemos responsabilidades pol¨ªticas y asociativas, decir que se ha perdido todo, que hay que esperar a que la extrema derecha gane, no es una opci¨®n. Porque no es real creer que si gana el RN, en Francia habr¨¢ miles de personas en las calles protestando. No va a haber un despertar de la izquierda y lo vamos a pasar fatal, como les ocurre a muchos ciudadanos ahora en Estados Unidos.
P. Sigue tan enfadada como cuando escribi¨® El poder de las madres.
R. Le doy un ejemplo. Hace algunos d¨ªas nuestro primer ministro, Fran?ois Bayrou, dijo que el pa¨ªs estaba sumergido por la migraci¨®n. Hace 20 a?os, la extrema derecha era la ¨²nica en usar estas expresiones, pero hoy, no pasa nada. Hasta en la izquierda nos hemos acostumbrado a la infamia. Aunque suene un poco cursi, creo que en este momento en que el odio parece ser el motor, el odio del musulm¨¢n, del migrante, de los transexuales... debemos poner por delante un poco de humanidad, de altruismo, de respeto por la dignidad del otro.
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