Las protestas de los agricultores y el precio justo
Tenemos enormes cantidades de productos agr¨ªcolas circulando a bajo precio. ?Es malo? Es lo que ha permitido que las grandes cadenas ofrezcan comida barata. ?Son malvados por comprar lo m¨¢s barato posible? Si no lo hicieran, estar¨ªan fuera del negocio en dos d¨ªas
Antes del nacimiento de la agricultura, las manzanas crec¨ªan de forma natural en el para¨ªso y, adem¨¢s, te permit¨ªan sin coste adicional discernir el bien del mal. Hoy en d¨ªa hay que cultivarlas con gran uso de recursos naturales y discernir el bien del mal est¨¢ m¨¢s lejos que nunca, al menos agron¨®micamente hablando.
Uno de los grandes problemas que padecen la mayor parte de las ONG ¡ªmenos cada vez¡ª que se dedican al desarrollo rural o la lucha contra el hambre es distinguir las causas de los problemas que enfrentan los agricultores pobres. Es una tendencia l¨®gica, y tambi¨¦n natural, pensar que si algo malo ocurre es culpa de alguien. Por eso se habla de justicia o soberan¨ªa alimentarias y se piden precios justos para los productores. Es importante entender por qu¨¦ ocurren las cosas para poder ponerles remedio. M¨¢s importante todav¨ªa es reconocer que hay problemas que no tienen soluci¨®n, y que lo ¨²nico que se puede hacer con ellos es gestionarlos con soluciones imperfectas.
Volvamos a los culpables. Con frecuencia los hay: el cambio clim¨¢tico lo han producido los pa¨ªses ricos, y lo pagan los agricultores de los pa¨ªses pobres sufriendo sequ¨ªas e inundaciones. En los pa¨ªses en los que el cumplimiento de la ley deja mucho que desear, los ricos roban la tierra a los pobres usando m¨¦todos que van desde la intimidaci¨®n y el asesinato a los trucos legales o la expropiaci¨®n por parte de gobiernos c¨®mplices. Hay grandes empresarios que no cumplen los derechos laborales de los trabajadores del campo y los explotan sin que haya un gobierno que mueva un dedo para defenderlos.
Es importante entender por qu¨¦ ocurren las cosas para poder ponerles remedio. M¨¢s importante todav¨ªa es reconocer que hay problemas que no tienen soluci¨®n, y que lo ¨²nico que se puede hacer con ellos es gestionarlos con soluciones imperfectas
Sin embargo, en otros temas hay que hilar m¨¢s fino. Uno de los m¨¢s pol¨¦micos es el precio justo. Podemos ver en Europa en estos d¨ªas las protestas agrarias, en la que este es uno de los temas principales. Reconocer que no existe tal cosa, o que s¨®lo existe en condiciones muy restrictivas, es necesario para gestionar las consecuencias.
Hasta los urbanitas m¨¢s pertinaces tienen la intuici¨®n suficiente para entender que hay algo en el funcionamiento econ¨®mico de la agricultura que la hace distinta de los otros sectores de la econom¨ªa. La producci¨®n es variable, y depende de a?os buenos y malos, presencia de plagas o no. Los rendimientos var¨ªan seg¨²n la calidad del suelo y los fertilizantes aplicados. Y, aunque no se reconozca, dependen de la destreza de quien maneja la finca en aplicar las buenas pr¨¢cticas.
En a?os de cosechas abundantes, los precios bajan, pero no bajan proporcionalmente al excedente: bajan mucho m¨¢s. Y lo contrario ocurre cuando hay escasez ¡ªbasta ver el aceite de oliva¡ª. Esto se sabe desde el siglo XVIII, gracias a los se?ores King y Davenant, pero parece que lo hemos olvidado. Si a esto le a?adimos la globalizaci¨®n, tenemos enormes cantidades de productos agr¨ªcolas circulando a bajo precio, dependiendo de d¨®nde las buenas condiciones se dieron. ?Es esto malo? Es lo que ha permitido que las grandes cadenas ofrezcan comida barata. ?Son malvados por comprar al precio m¨¢s barato disponible? Si no lo hicieran estar¨ªan fuera del negocio en dos d¨ªas. No se ha descubierto una alternativa mejor, y quien diga lo contrario que lo demuestre con hechos.
?Cu¨¢les son las excepciones a esta ley? S¨®lo hay dos, que yo sepa.
La primera es la cuota l¨¢ctea de la Uni¨®n Europea, que estuvo en vigor entre 1984 y 2015. Pod¨ªa controlar los precios porque controlaba la cantidad producida. Si los excedentes son menores, la variaci¨®n de los precios es menor.
La segunda alternativa la forman el comercio justo y las compras locales directas a productores. Es la que los cr¨ªticos de este art¨ªculo pueden esgrimir como ¡°hay una soluci¨®n para el problema, pero no la presentas como tal¡±. No lo es, al menos para todo el mundo. Lo que hacen estos dos es limitar las compras, no la producci¨®n. Es decir, aplican una cuota con condiciones favorables que limitan la variaci¨®n de precios a un grupo concreto de productores. Pero quien est¨¦ fuera del grupo sufre de los mismos problemas de excedentes, por lo que no es una soluci¨®n para todo el mundo. Al ser la producci¨®n variable en el tiempo y en el espacio, en alg¨²n momento tendr¨¢s demasiada comida o demasiado poca en este grupo, y tendr¨¢s que buscarla en otro sitio, o las variaciones de precio ser¨¢n salvajes.
Lo que muestran las protestas agrarias ¡ªal menos en su parte del precio justo, otro d¨ªa hablaremos de las dem¨¢s, algunas muy justas¡ª, es que la sociedad tolera mal los problemas sin soluci¨®n. Ya lo dijo el gran economista Karl Polanyi hace 80 a?os: cuando la pol¨ªtica ofrece pocas opciones y escasas perspectivas de resolver sus problemas, la gente busca soluciones extremas. Por esto da verg¨¹enza ajena ver algunas de las pancartas en las tractoradas.
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