Esperanza, dignidad y sustento para los miles de refugiados por la crisis en Sud¨¢n
La representante de Unicef en Rep¨²blica Centroafricana relata c¨®mo m¨¢s de 13.000 desplazados del pa¨ªs vecino, la mayor¨ªa mujeres y ni?os, han llegado sin medios para su supervivencia a Am-Dafock, adonde apenas hay profesionales sanitarios ni escuelas
Con el estallido del conflicto en Sud¨¢n, miles de personas, m¨¢s de 250.000, han salido de Sud¨¢n buscando refugio en los pa¨ªses vecinos. Sud¨¢n est¨¢ rodeado de una variedad de pa¨ªses, cada cual m¨¢s distinto. Desde Egipto y Libia al norte, Chad al oeste, Etiop¨ªa y Eritrea al este, Rep¨²blica Centroafricana al suroeste y, por supuesto, Sud¨¢n del Sur.
Es en Rep¨²blica Centroafricana donde yo me encuentro. Este es uno de los pa¨ªses con peores indicadores sociales del mundo, muchos de ellos en retroceso desde la guerra que estall¨® en 2012 y que todav¨ªa est¨¢ presente en muchas partes del pa¨ªs. Por ejemplo, de sus tres millones de ni?as y ni?os, 2,6 millones necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir. Uno de cada dos carece de acceso a servicios de salud, el 28% no ha recibido nunca una vacuna, el 40% sufre desnutrici¨®n cr¨®nica y solo el 40% tiene acceso a agua potable.
Y si hablamos de educaci¨®n y protecci¨®n a la infancia, los datos son igual de sombr¨ªos. Solamente el 27% de los ni?os completa la educaci¨®n primaria y un 12% la secundaria. La mayor¨ªa de quienes se quedan fuera son ni?as. Esta semana en Kaga Bandoro (en el centro del pa¨ªs), en el puesto de salud de Ndomete, conoc¨ª a una ni?a que acababa de dar a luz a su primer beb¨¦. Tambi¨¦n he tratado ya con muchos ni?os y ni?as soldado que han conseguido dejar el frente gracias al apoyo de organizaciones como Unicef y ONG locales. Por otra parte, en el pa¨ªs hay casi 300.000 personas desplazadas por el conflicto interno que necesitan apoyo de nuestros equipos de respuesta r¨¢pida.
Es a este contexto al que han llegado m¨¢s de 13.000 personas procedentes de Sud¨¢n, huyendo del conflicto. La mayor parte han salido de Darfur, una zona ya de por s¨ª complicada, y han entrado por la frontera noreste en la que se encuentra la prefectura de la Vakaga, una de las provincias m¨¢s desfavorecidas del pa¨ªs. En la zona de la Vakaga pr¨¢cticamente no hay maestros titulados, los centros de salud son escasos y tienen poco personal profesional, el acceso al agua y a la comida es muy limitado, la posibilidad de un trabajo remunerado es casi un sue?o y m¨¢s del 80% de las familias viven en situaci¨®n de pobreza.
Cuando pudimos visitarlos, encontramos a miles de mujeres con sus hijos sentadas en unas esterillas en el suelo, sin techo sobre sus cabezas
Adem¨¢s, el ¨¢rea es pr¨¢cticamente inaccesible de junio a diciembre por las lluvias y la ausencia total de carreteras asfaltadas. Los caminos de tierra se convierten en un barro peligroso en cuanto hay precipitaciones y no permiten que los suministros lleguen. Tan aislada estaba esta zona de la capital del pa¨ªs, Bangui, que ya antes del actual conflicto, la mayor parte de la comida y suministros, incluyendo la gasolina o el gasoil, llegaban desde Sud¨¢n. Con el conflicto esta l¨ªnea de suministros se ha cortado y ahora la Vakaga tiene poco comercio y lo que se vende es muy caro.
Las 13.000 personas desplazadas, en su mayor¨ªa mujeres y ni?os, llegaron pues a Am-Dafock (a pocos kil¨®metros de la frontera) andando y con lo puesto. Y se quedaron en medio del pueblo, acampados en una zona de altos ¨¢rboles que daban una sombra abundante. Lo de acampados es un decir porque, cuando pudimos visitarlos, encontramos a miles de mujeres con sus hijos sentadas en unas esterillas en el suelo, sin techo sobre sus cabezas. Y no he mencionado el calor: m¨¢s de 40 grados, d¨ªa s¨ª y d¨ªa tambi¨¦n.
Cuando estuve all¨ª hace unos d¨ªas, tuve la oportunidad de hablar con algunos de estos desplazados, que me contaron lo penoso de su traves¨ªa. En cuanto el conflicto escal¨® en Sud¨¢n y lleg¨® a sus zonas de origen en Darfur ¡ªla mayor¨ªa viene de la zona de Nyala¡ª, las familias decidieron ponerse en marcha, dejar todo lo que ten¨ªan y salir con lo m¨ªnimo posible porque el camino es complicado. En la mayor¨ªa de los casos, los hombres se quedaron en Darfur y enviaron a las mujeres solas con los ni?os y ni?as, en coches, en camiones e incluso andando. Bajo los ¨¢rboles, sobre esterillas, hab¨ªa mujeres que hab¨ªan hecho este periplo embarazadas: algunas en avanzado estado, otras hab¨ªan perdido a sus peque?os por el camino y muchas ven¨ªan con beb¨¦s de semanas o pocos meses en brazos. La idea de tener que partir en estas condiciones, a pesar de ser terrible, era mejor plan que quedarse, seg¨²n ellas, de ah¨ª la huida precipitada.
Cuando llegaron a Am-Dafock ten¨ªan lo justo para cambiarse de ropa y ninguno de los utensilios que son indispensables en estas tierras para sobrevivir: cubos para almacenar el agua, cacharros de cocina, vasos, platos, mosquiteras, colchones, alguna manta ligera para el frescor de la noche... Este tipo de bienes de primera necesidad han sido distribuidos, seg¨²n llegaban, por parte de Unicef y otras agencias humanitarias.
Muchas de las mujeres y los ni?os necesitaban atenci¨®n m¨¦dica y el centro de salud de Am-Dafock, que normalmente daba cobertura a una poblaci¨®n de 3.000 personas, a duras penas daba abasto con 13.000.
La mayor parte de las mujeres refugiadas solo ped¨ªan paz y ayuda para sobrevivir hasta que puedan volver a su pa¨ªs
En esta cl¨ªnica pude ver c¨®mo se examinaba a los ni?os para comprobar si ten¨ªan desnutrici¨®n y, en caso afirmativo, se les distribu¨ªa el alimento necesario, que en estos casos es una pasta de cacahuete fortalecida con todas las vitaminas y minerales. Lo llamamos comida terap¨¦utica lista para consumir. El centro sanitario, por suerte, hab¨ªa recibido hace unos meses un frigor¨ªfico solar para almacenar vacunas y se encontraba disponible para recibir las numerosas dosis adicionales que se necesitaban para atender a los ni?os y las madres reci¨¦n llegados e inmunizarles de enfermedades f¨¢cilmente prevenibles, pero mortales.
Recientemente, el Gobierno de Rep¨²blica Centroafricana ha decidido trasladar a los refugiados a una zona m¨¢s cercana a la capital de la provincia, Birao, que cuenta con un helipuerto y una pista de aterrizaje que hace m¨¢s f¨¢cil la distribuci¨®n de alimentos y de ayuda humanitaria.
La mayor parte de las mujeres refugiadas solo ped¨ªan paz y ayuda para sobrevivir hasta que puedan volver a su pa¨ªs. En eso estamos todos los que trabajamos en ayuda humanitaria en Rep¨²blica Centroafricana, tratando de ofrecer un poco de esperanza, dignidad y sustento para resistir.
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