Las barritas terap¨¦uticas contra la desnutrici¨®n se encarecen debido a la guerra en Ucrania

Aunque la exportaci¨®n de cereales del granero del mundo se haya reanudado recientemente, en muchos pa¨ªses africanos el problema de la malnutrici¨®n persiste. La ¨²ltima v¨ªctima de la guerra en Ucrania ha sido Plumpy¡¯Nut, una barrita de manteca de cacahuete rica en calor¨ªas capaz de salvar la vida de un ni?o con desnutrici¨®n severa. A causa del aumento de los precios de los ingredientes y de los costes de distribuci¨®n, entre otros factores, estas barritas de color rojo y blanco son cada vez m¨¢s caras. El asunto es problem¨¢tico, advierten los cooperantes, sobre todo en una ¨¦poca en la que, solo en el Cuerno de ?frica, millones de ni?os pasan hambre.

Uno de los pa¨ªses que necesitan estos productos nutricionales es Somalia, donde cuatro estaciones de lluvia sin precipitaciones han provocado desnutrici¨®n aguda. Seg¨²n la rama somal¨ª de la organizaci¨®n humanitaria Save the Children, 1,7 millones de ni?os est¨¢n desnutridos, 400.000 de ellos en estado muy grave.

¡°El a?o pasado, una caja de 150 barritas costaba 35 euros¡±, dice Binyam Gebru, subdirector nacional de Save the Children en el pa¨ªs africano. ¡°Ahora cuesta 44¡å, explica. La organizaci¨®n a la que pertenece Gebru compra a la empresa francesa Nutriset, lo que significa que las barritas que distribuye tienen que llegar desde Francia. ¡°En vez de cuatro meses, ahora el producto tarda seis meses en llegar aqu¨ª¡±, lamenta el cooperante. ¡°La causa es el aumento de la demanda, pero tambi¨¦n la falta de contenedores y la congesti¨®n en los puertos¡±.

Una barrita Plumpy¡¯Nut se compone de cacahuetes, leche en polvo, az¨²car, aceite vegetal, y minerales y vitaminas. Es f¨¢cil de usar, c¨®moda de transportar, tiene una fecha de caducidad larga y se puede almacenar fuera de la nevera. Esto convierte a esta sustancia en pasta en perfecta para las organizaciones humanitarias que distribuyen las barras entre los ni?os de entre 6 y 24 meses de edad con malnutrici¨®n severa. Su uso tambi¨¦n es frecuente en las cl¨ªnicas de estabilizaci¨®n, a las que se env¨ªa a los ni?os con desnutrici¨®n aguda para que se recuperen.

Entre las ONG, la pasta se conoce normalmente como RUFT, siglas en ingl¨¦s de alimento terap¨¦utico listo para utilizar. La mezcla la invent¨® en 1996 el nutricionista franc¨¦s Andr¨¦ Briend, que se inspir¨® en el bote de Nutella que ten¨ªa en el armario de la cocina. Nutriset, la empresa francesa con la que se asoci¨® Briend, sigue siendo el principal fabricante del revolucionario producto. La compa?¨ªa afirma que el a?o pasado ayud¨® a 9,7 millones de ni?os.

Pero, como la demanda aumenta debido a las m¨²ltiples crisis humanitarias actuales, Plumpy¡¯Nut es cada vez m¨¢s caro. Nutriset ha subido el precio de sus barritas un 23% desde mayo del a?o pasado. Unicef, el fondo de Naciones Unidas para la infancia, prev¨¦ que el coste aumente otro 16% en los pr¨®ximos meses, lo que significar¨ªa alimentar a 600.000 ni?os menos.

¡°El efecto de la guerra en Ucrania afecta a los costes de los alimentos terap¨¦uticos listos para su uso y a los programas de distribuci¨®n en muchos sentidos¡±, explica Sime¨®n Nanama, asesor regional de Unicef en materia de nutrici¨®n para ?frica occidental y central. ¡°Adem¨¢s del fuerte aumento de los costes de las materias primas, la crisis ha tra¨ªdo consigo una subida de los precios del petr¨®leo tambi¨¦n en ?frica, especialmente para los pa¨ªses que no lo producen. Y cuando los precios del petr¨®leo suben, afectan a todo debido a que incrementan los costes de transporte, entre otros¡±, se?ala.

Unicef compra anualmente casi el 80% de las existencias mundiales de alimentos terap¨¦uticos, lo que lo convierte en el mayor comprador del mundo

Unicef compra anualmente casi el 80% de las existencias mundiales de alimentos RUFT, lo que lo convierte en el mayor comprador del mundo. El a?o pasado adquiri¨® 1,15 millones de cajas (con 150 barritas cada una) para los ni?os desnutridos de ?frica occidental y central, mientras que en la primera mitad de 2022 ha adquirido 600.000 cajas.

Seg¨²n Nanama, la subida del precio llega en un momento cr¨ªtico para muchos pa¨ªses africanos. ¡°Se a?ade a los ya altos niveles de inseguridad alimentaria severa tras a?os de conflictos, perturbaciones clim¨¢ticas, sequ¨ªa, y las consecuencias de la covid-19¡å, afirma. ¡°El resultado es que los pa¨ªses m¨¢s afectados est¨¢n viendo c¨®mo se disparan las tasas de emaciaci¨®n entre los ni?os, y se prev¨¦ que la situaci¨®n vaya a peor¡±, concluye.

Los precios africanos tambi¨¦n se disparan

Los precios de las barritas de alimento terap¨¦utico elaboradas por fabricantes africanos tambi¨¦n se han disparado. Debido a la guerra en Ucrania, ahora se recurre a los proveedores de leche, cereales y aceite vegetal que antes suministraban ingredientes para la pasta alimenticia, explica Riaan Oosthuizen, director del fabricante sudafricano GC Rieber Compact. ¡°Esto ha supuesto un aumento enorme del coste de las materias primas¡±, asegura. El precio tanto del aceite como de la leche en polvo, que se encareci¨® sobre todo porque las vacas lecheras comen grano, ahora casi se ha duplicado.

Dhiren Chandaria y su hija Nikita, que producen barritas terap¨¦uticas en Kenia con su empresa Insta Products, tambi¨¦n han visto c¨®mo se incrementaban significativamente sus costes de importaci¨®n y transporte. ¡°Nunca hab¨ªa vivido algo as¨ª en mis 40 a?os de actividad¡±, afirma Chandaria, director general de la compa?¨ªa. ¡°Los precios que cargan las empresas de transporte son siete veces m¨¢s altos que antes. Es rid¨ªculo, no puedo imaginar que el combustible se haya encarecido tanto¡±, lamenta. Aparte de la especulaci¨®n con los precios, muchas compa?¨ªas tambi¨¦n se han visto perjudicadas debido a la subida de los costes de la energ¨ªa, que han experimentado un fuerte aumento debido a la guerra en Ucrania, informa el empresario.

En Sud¨¢frica, Riaan Oosthuizen intenta elaborar nuevas recetas para alimentos terap¨¦uticos listos para usar. Asegura que es dif¨ªcil porque el producto final debe cumplir unos requisitos de alta calidad. ¡°No hay que olvidar que los ni?os que lo necesitan tienen un sistema inmunitario muy d¨¦bil¡±, dice. ¡°La introducci¨®n de niveles incluso muy bajos de un pat¨®geno como la salmonela puede ser mortal¡±. Por eso, el alimento se produce en condiciones higi¨¦nicas muy exigentes, ¡°que rozan los niveles farmac¨¦uticos¡±, afirma.

Los cacahuetes, necesarios

Muchos productores africanos de compuestos RUFT siguen dependiendo en gran medida de las materias primas de importaci¨®n, como la leche en polvo y los cacahuetes. En Kenia, Insta Products lleva varios a?os trabajando con comunidades del norte de la regi¨®n de Turkana. Sin embargo, en los ¨²ltimos tiempos la zona tambi¨¦n se ha visto afectada por la sequ¨ªa extrema que no da tregua al Cuerno de ?frica.

¡°Nos dimos cuenta de que para muchas de las comunidades con las que trabajamos, la cosecha de cacahuetes era fundamental para superar el peor periodo de sequ¨ªa¡±, dice Nikita Chandaria, ¡°ya que pod¨ªan utilizar gran parte para su propio consumo. Ahora vemos que, en esas zonas, las cosechas de cacahuetes puede paliar un poco los efectos del aumento del precio de los alimentos. Los habitantes de las zonas rurales sufren mucho m¨¢s las consecuencias de la inflaci¨®n que nosotros en las ciudades¡±. Sin embargo, para Insta Products eso significa que reciben menos materia prima de Turkana para elaborar sus productos nutricionales terap¨¦uticos.

Otros fabricantes africanos de compuestos RUFT tambi¨¦n utilizan cacahuetes de cultivo local, afirma el asesor de Unicef Sime¨®n Nanama. ¡°Estamos trabajando con el sector privado en la elaboraci¨®n de nuevos productos, incluidos algunos que emplean fuentes de prote¨ªnas diferentes de la leche¡±, explica. Tambi¨¦n se han hecho pruebas en las que los cacahuetes se han sustituido por ingredientes como el sorgo, m¨¢s extendido en el continente africano. ¡°Esperamos que pronto tengamos otras opciones menos costosas, pero igualmente eficaces, para tratar la desnutrici¨®n y salvar vidas de ni?os¡±, concluye.

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