El joven que habla de Plat¨®n en la frontera colombiana con Venezuela
Jimmy Danilo Acosta es un l¨ªder social del barrio cucute?o de La Fortaleza que quiere llevar la paz y la ¨¦tica a los ¡°pelaos¡± de una comunidad donde la norma era la delincuencia y la violencia
En la mesa de noche de Jimmy Danilo Acosta (23) descansa La Rep¨²blica, de Plat¨®n, marcada en una de las primeras p¨¢ginas. ¡°Se lo tom¨¦ prestado sin permiso a la biblioteca¡±, se excusa entre risas. ¡°Pero una persona que se roba un libro, ?es alguien sabio o malo?¡±, ironiza. Gracias a la ¨¦tica, dice, aprendi¨® a escuchar. ¡°Si alguien viene a criticarme, le presto toda la atenci¨®n del mundo y luego respondo: ?Acaso sabes de d¨®nde vengo?¡±.
En su barrio, La Fortaleza, en la frontera colombiana con Venezuela, hace unos a?os que por una situaci¨®n similar ¡°mor¨ªas acuchillado o te sacaban la pistola¡±. Acosta lleva casi un lustro fomentando otro tipo de din¨¢micas para que los pelaos aprendan de derechos humanos, de paz y de di¨¢logo, en la que fue una de las comunidades m¨¢s olvidadas y sangrientas de C¨²cuta. El pr¨®ximo objetivo: ¡°Acabarme el libro y devolverlo. Este, y otro de Karl Marx¡±.
La familia del joven cambi¨® de ciudad cuatro veces como consecuencia del conflicto armado en Colombia. Primero en el departamento de Vaup¨¦s, fronterizo con Brasil; luego llegaron al Guaviare; despu¨¦s a Villavicencio y, por ¨²ltimo, se mudaron a C¨²cuta. Son vecinos de esta comunidad desde que ¨¦l cumpli¨® los 11 a?os. Acostumbrado a dejarlo todo atr¨¢s, creci¨® con el runr¨²n de sus padres para ¡°que no se metiera en problemas, como el hermano¡±.
Y es que el segundo de los siete hijos lleva varios a?os encarcelado, tras ¡°malentendidos¡± con la pandilla que lo reclut¨®. ¡°Es muy f¨¢cil dejarse llevar y caer en el malandreo cuando no hay otras opciones, ni ocio¡±, zanja. Y sabe de lo que habla. ?l tambi¨¦n entr¨® en el c¨ªrculo de las drogas y la delincuencia. ¡°No me enorgullece, pero he cambiado¡±. Un taller de Acnur tiene mucho que ver en ese giro de actitud.
En 2014, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) inaugur¨® un proyecto llamado Rumbos de Paz, en el que se fomentaba el liderazgo de j¨®venes comprometidos con el ocio sano y el desarrollo. Aunque a Acosta no le llam¨® mucho al principio, termin¨® yendo. Hicieron varias din¨¢micas vinculadas al arte urbano, m¨²sica y rap. Este ¨²ltimo, uno de sus pasatiempos: ¡°Fue la mejor decisi¨®n de mi vida, porque ellos me apoyaron para volver a la escuela. Y aprend¨ª de la perseverancia y del respeto a los dem¨¢s y pude compartir mi arte¡±. Esto es lo que ahora replica con un grupo de j¨®venes que han ido sigui¨¦ndole.
El plan de la juventud en el barrio empez¨® a cambiar. Las quedadas ya no involucraban peleas ni drogas. Fundaron la Corporaci¨®n del Nuevo Ciclo de Adolescencia en 2017, que hasta ahora no est¨¢ registrada oficialmente. Eran 12 l¨ªderes y 134 participantes. Se juntaban para limpiar la cancha de f¨²tbol, rapeaban, ve¨ªan pel¨ªculas, impartieron cursos de bailoterapia y encuentros de reguet¨®n y bachata...¡°Yo los organizaba pero era de los que se sentaba a ver c¨®mo otros bailaban¡±, se r¨ªe. La falta de compromiso hizo que parte de este colectivo se desintegrara. La pandemia no ayud¨®.
El reto que se le presenta ahora es volver a reunir al grupo. ¡°Estamos vi¨¦ndonos para ver nuestra misi¨®n y andamos aprendi¨¦ndonos bien la ley 743 (sobre las juntas de acci¨®n comunal, los derechos y deberes de los l¨ªderes). Queremos analizar lo que hicimos mal y por qu¨¦ colapsamos¡±, explica.
Formar a j¨®venes l¨ªderes se convierte en un anillo protector frente al conjunto de riesgos que enfrentan en las comunidades: reclutamiento, embarazo juvenil, consumo...Orlando Ortiz Medina, director del equipo de impacto de Ayuda en Acci¨®n
Ayuda en Acci¨®n es la organizaci¨®n que est¨¢ apoyando este tipo de liderazgos org¨¢nicos en las comunidades. Para Orlando Ortiz Medina, director del equipo de impacto y coordinador de los programas de la entidad en Colombia, los j¨®venes son una pieza fundamental precisamente porque est¨¢n ¡°en plena construcci¨®n de sus escalas de valores¡±: ¡°Formarlos y fortalecerlos para que asuman estos roles se convierte en una especie de anillo protector frente al conjunto de riesgos que enfrentan ¡ªreclutamiento, embarazo juvenil, consumo¡ª. Un joven l¨ªder es un dinamizador de su entorno, normalmente a trav¨¦s de actividades art¨ªsticas, culturales y deportivas, que son las que m¨¢s los motivan y les llama la atenci¨®n¡±. As¨ª, afirman, empiezan los cambios.
¡°Llevo mucho tiempo form¨¢ndome para ser un buen l¨ªder¡±, dice Acosta con firmeza. ¡°Tengo iniciativa, potencial, entiendo que hay momentos dif¨ªciles... No es una tarea f¨¢cil, pero si yo me rindo no tiene sentido. Ni para mi ni para los que me siguen¡±, cuenta. ¡°Yo perd¨ª muchas oportunidades cuando me met¨ªa coca y marihuana. Entiendo lo que es estar enganchado, pero vamos a volver con m¨¢s fuerza y a encontrar otros chicos para cualificarlos igual que hicieron conmigo¡±.
La r¨¦plica de los aprendizajes de otros dinamizadores en el territorio es tambi¨¦n el objetivo de la ONG. ¡°Nosotros podemos legalizar la organizaci¨®n por ti, lo pagamos nosotros¡±, le explica Angie Colmenares, cabeza del proyecto. ¡°Pero m¨¢s all¨¢ de constituirte legalmente, hay que fortalecer la forma organizativa que ya tienes¡±. ?l asiente con atenci¨®n y los ojos cargados de ambici¨®n como si tomara nota mental de los pasos a seguir.
Con la obra del pupilo de S¨®crates en la mano, enuncia un pedazo: ¡°Tener riquezas en la vejez es mejor porque no se teme, as¨ª uno no haya pagado las deudas antes de morir. Ni haya dejado de hacer los sacrificios a los dioses¡±. Para y matiza: ¡°Entre comillas, porque solo hay un Dios¡±.
Este joven de piel tostada tiene la sed de aprender de un ni?o al que se le rob¨® ese derecho. Sus primeros recuerdos de infancia est¨¢n ligados a atender a los marranos y a los pollos de la finca de su pap¨¢ y a los quehaceres del hogar. ¡°No jugaba y dej¨¦ la escuela temprano para empezar en la mina de carb¨®n. Pero ahora aspiro a algo mucho m¨¢s grande¡±.
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