Huelga feminista para reconocer y reinventar el papel de los cuidados en Latinoam¨¦rica
Con este paro, en el D¨ªa Internacional de la Mujer reclamamos un pacto social sobre las tareas no remuneradas y la visibilidad de las alternativas al modelo patriarcal y capitalista que la pandemia ha desenmascarado en toda su crudeza
La crisis de la covid-19 ha puesto de manifiesto por qu¨¦ es urgente un pacto social sobre los cuidados para acabar con las desigualdades estructurales y la creciente feminizaci¨®n de pobreza en Latinoam¨¦rica, que en 2021 la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina y El Caribe (CEPAL) estim¨® que afectar¨ªa a 118 millones de mujeres, 23 millones m¨¢s que en 2019.
Esta crisis de salud, econ¨®mica y social sin precedentes podr¨ªa haber sido una oportunidad para por fin reconocer el cuidado como la piedra angular de nuestras sociedades. Desde los inicios de la pandemia, el trabajo invisible de millones de mujeres supli¨® en gran parte las carencias de sistemas p¨²blicos fr¨¢giles y deficitarios por causa de la creciente privatizaci¨®n y mercantilizaci¨®n del sector p¨²blico. As¨ª, cada d¨ªa aplaudimos a los millones de profesionales de la salud, que en un 73% son trabajadoras que se expon¨ªan al virus sin equipo de protecci¨®n adecuado y en sistemas sanitarios sin recursos tras d¨¦cadas de falta de inversi¨®n p¨²blica; sentimos gratitud hacia las que pon¨ªan en riesgo su salud y la de sus familias para seguir cuidando a nuestros familiares dependientes; ante el cierre de las escuelas, las que compatibilizaron dobles y triples jornadas con el cuidado de sus hijos, y muchas tambi¨¦n de sus nietos y sobrinos.
Desde todas las regiones resuena un mensaje com¨²n: estamos a¨²n a tiempo de aprender de las lecciones de esta crisis para preguntarnos qu¨¦ sociedad y qu¨¦ futuro queremos para nosotras
Sin embargo, las medidas institucionales de respuesta a la covid-19 siguen menospreciando y obviando de modo flagrante la centralidad de los cuidados. En consecuencia, asistimos a un claro retroceso en materia de derechos humanos de las mujeres. En Am¨¦rica Latina se estima que su participaci¨®n laboral retrocedi¨® al nivel de 2008. El sector de las labores dom¨¦sticas remuneradas fue uno de los m¨¢s golpeados por la crisis, un sector caracterizado por la precarizaci¨®n y falta de protecci¨®n social. Solo en Colombia, cuatro de cada 10 empleadas de hogar se quedaron sin empleo desde que estall¨® la pandemia.
El cuidado no es una cualidad intr¨ªnseca de las mujeres, sino una necesidad b¨¢sica de todos los seres humanos. Debido a la construcci¨®n social de g¨¦nero, el mandato cultural ha impuesto hist¨®ricamente a ellas el papel de cuidadoras y se ha distribuido en condiciones estructurales de discriminaci¨®n y desigualdad, especialmente entre las que pertenecen a grupos marginalizados como migrantes, ind¨ªgenas y no blancas. Solamente en Latinoam¨¦rica, Naciones Unidas estima que entre 11 y 18 millones de personas se dedican a las tareas dom¨¦sticas remuneradas, de las cuales un 93% son mujeres que en su gran mayor¨ªa trabajan en condiciones de informalidad. En la esfera privada, seg¨²n Oxfam, ellas son las que siguen realizando m¨¢s del 75% de las labores de cuidados no remuneradas, con consecuencias palpables en su desigual acceso a las oportunidades educativas y laborales. A pesar de ello, en 2021 el PNUD estim¨® que ¡°las medidas dirigidas a la seguridad econ¨®mica de las mujeres y que abordan los cuidados no remunerados siguen constituyendo solo una fracci¨®n del total de la protecci¨®n social y respuesta del mercado laboral¡±.
Solo en Colombia, cuatro de cada 10 empleadas dom¨¦sticas se quedaron sin empleo desde que estall¨® la pandemia
Desde hace d¨¦cadas, el movimiento feminista ha reclamado la necesidad de poner las labores de cuidado pagadas y no pagadas en el centro de la agenda pol¨ªtica, una demanda avalada por organismos internacionales. Como resultado, se han producido importantes avances como la adopci¨®n de medidas legislativas al respecto en Uruguay, Argentina y m¨¢s recientemente M¨¦xico.
No obstante, esta tarea a¨²n tiene rostro de mujer. Con motivo del 8 de marzo, D¨ªa Internacional de la Mujer, las organizaciones feministas de la regi¨®n nos articularemos en torno a la Huelga Mundial de Mujeres para reclamar un pacto social sobre los cuidados y tambi¨¦n hacer visible que son posibles las alternativas al modelo patriarcal y capitalista que esta pandemia ha desenmascarado en toda su crudeza.
Son alternativas que llegan desde las comunidades, particularmente de las mujeres. Como desde Chile, que en plena pandemia ha vivido un proceso constitucional hist¨®rico que permitir¨¢ deshacerse del legado de la dictadura de Augusto Pinochet, donde m¨¢s de una veintena de organizaciones feministas se unieron en el proyecto M¨¢s que Juanitas. De este surgieron propuestas para que la nueva Constituci¨®n asegure los derechos econ¨®micos, sociales, culturales y ambientales de ellas bajo la premisa de que no existe ning¨²n ¡°derecho humano que no est¨¦ potencialmente afectado de alg¨²n modo por la distribuci¨®n desigual del trabajo dom¨¦stico y de cuidados¡±.
Una veintena de organizaciones feministas se unieron en el proyecto ¡®M¨¢s que Juanitas¡¯ en Chile del que surgieron propuestas para que la nueva Constituci¨®n asegure los derechos econ¨®micos, sociales, culturales y ambientales de las mujeres
Desde Colombia, donde el 90% de las mujeres dedica tiempo a trabajo dom¨¦stico no remunerado, y donde los movimientos feministas populares proponen una reestructuraci¨®n social, pol¨ªtica y econ¨®mica que coloca al cuidado, el bienestar y solidaridad como ejes de las pol¨ªticas p¨²blicas.
Desde todas las regiones resuena un mensaje com¨²n: estamos a¨²n a tiempo de aprender de las lecciones de esta crisis para preguntarnos qu¨¦ sociedad y qu¨¦ futuro queremos para nosotras y nosotros mismos, para las personas que amamos y tambi¨¦n para un planeta asfixiado por un modelo de crecimiento y explotaci¨®n insostenible. Pensar en los cuidados implica un cambio de paradigma, y tambi¨¦n pensar en nuestra alteridad y abrazar nuestra vulnerabilidad, la vulnerabilidad de la vida misma. Todos y todas dependemos de los cuidados en alg¨²n momento de nuestra existencia, de forma individual pero sobre todo, colectivamente. Porque sin cuidados, ?ser¨ªa acaso posible la vida?
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