El Linux de las lechugas o c¨®mo cultivar para el bien com¨²n
Los sistemas alimentarios tambi¨¦n han entrado en el debate sobre su tecnificaci¨®n y digitalizaci¨®n, con el objetivo de mejorar los c¨®digos gen¨¦ticos de las semillas y garantizar una mayor producci¨®n. El debate ahora gira en torno a si estas se deben patentar o no
El modelo de semillas de c¨®digo abierto se ha comparado a ¡°Linux para lechugas¡±. Bas¨¢ndose en los principios del procom¨²n digital del software de c¨®digo abierto ¡ªque, a su vez, se bas¨® en la idea del procom¨²n de recursos naturales y el movimiento cooperativo alimentario que se origin¨® en el siglo XIX¡ª el concepto y movimiento social de semillas de c¨®digo abierto se ha desarrollado a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada como respuesta a una creciente privatizaci¨®n de semillas y una alta p¨¦rdida de variedades de frutas y verduras en nuestros campos ¡ªuno de los impactos acelerados por la agricultura industrial¡ª.
Antes exist¨ªan casi tantas variedades como personas productoras. A d¨ªa de hoy, seg¨²n la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO), hemos dejado desaparecer el 80% de variedades que se cultivaban hace un siglo y ya en 2018 cuatro corporaciones controlaban m¨¢s del 60% de ventas mundiales de semillas patentadas. Esta reducci¨®n tan dram¨¢tica de la biodiversidad cultivada incrementa la vulnerabilidad de las cosechas a plagas y a condiciones meteorol¨®gicas extremas.
La clave del modelo de Semillas de C¨®digo Abierto (SCA) se basa en utilizar el mecanismo de licencias, normalmente usado por el sistema de semillas dominante para privatizarlas, con el objetivo contrario. A trav¨¦s de licencias de copyleft (opuestas a copyright), las SCA se abren al mundo de forma protegida, permitiendo a cualquier persona usarlas libremente, es decir, cultivarlas, guardarlas, propagarlas, desarrollarlas, mejorarlas y reproducirlas.
Quienes adquieren SCA no pueden privatizar la semilla o su progenie mediante derechos exclusivos de propiedad intelectual u otras restricciones de uso, y estos mismos derechos y obligaciones se asignan a los receptores posteriores. El modelo de SCA fomenta adem¨¢s el reconocimiento de las personas que mejoran una de estas semillas mediante la atribuci¨®n de cr¨¦dito y cualquier beneficio resultante debe repartirse a lo largo de toda la cadena de valor de la semilla.
Existen iniciativas de semillas f¨ªsicas en varios pa¨ªses. La Open Source Seed Initiative (Iniciativa de Semillas de C¨®digo Abierto, OSSI, por sus siglas en ingl¨¦s) de Estados Unidos fue la primera en formalizarse en 2014 y sigue en marcha. Siguieron m¨¢s iniciativas similares en otros pa¨ªses como Alemania, Argentina y, m¨¢s recientemente, Italia (tomando ventaja de la nueva regulaci¨®n europea de Material Heterog¨¦neo Ecol¨®gico que se espera que apoye a la producci¨®n de semillas para la agricultura ecol¨®gica). Tambi¨¦n en Kenia y Filipinas. Obtentores de ma¨ªz de la compa?¨ªa Monsanto han calificado las semillas de OSSI de ¡°demasiado contagiosas para tocarlas¡±. La etiqueta de copyleft en un paquete de semillas no solo declara las intenciones y los derechos de la persona productora u obtentora, sino, adem¨¢s, sensibiliza al p¨²blico sobre las problem¨¢ticas de semillas, a menudo encubiertas y muy desconocidas en comparaci¨®n con otros retos del sistema alimentario.
Hoy en d¨ªa, los grandes datos han surgido como un nuevo producto en s¨ª mismo y los sistemas alimentarios y de semillas no han escapado a esta tendencia. La reducci¨®n del coste de las tecnolog¨ªas de secuenciaci¨®n gen¨¦tica est¨¢ permitiendo avances tecnol¨®gicos que permiten la reproducci¨®n del ADN de las semillas en formato virtual, generando la denominada informaci¨®n digital de secuencias o Digital Sequence Information (DSI) en ingl¨¦s, dando lugar a la creaci¨®n de grandes datos sobre recursos fitogen¨¦ticos para la alimentaci¨®n y la agricultura. Este avance t¨¦cnico ha desencadenado una controversia en torno a la regulaci¨®n del acceso internacional a DSI y las normas referentes al reparto justo y equitativo de los beneficios derivados de su utilizaci¨®n, tal y como establece el Convenio sobre la Diversidad Biol¨®gica.
?Debe una l¨ªnea de c¨®digo de secuenciaci¨®n gen¨¦tica de una semilla estar regulada por el mismo marco legal que una semilla f¨ªsica? Aunque DSI procede de materiales vegetales f¨ªsicos y puede volver a sintetizarse en forma f¨ªsica de nuevo, ahora puede tener valor sin necesidad de recuperar su materialidad. Gracias a la DSI, la informaci¨®n gen¨¦tica puede replicarse y experimentarse sin movimiento o acceso a las semillas f¨ªsicas. Los grandes datos, en lugar de las semillas, se convierten en el cultivo que da las cosechas m¨¢s rentables.
Antes, las variedades eran bienes comunes, no privados. Su digitalizaci¨®n y desmaterializaci¨®n en l¨ªneas de c¨®digo hacen que las semillas que no son propiedad de nadie sean m¨¢s susceptibles de apropiaci¨®n y biopirater¨ªa digital. Las SCA, con su licencia copyleft, ofrecen una protecci¨®n legal que permite un cambio disruptivo al convertir las semillas de res nullius ¡ªes decir, propiedad de nadie y, por tanto, susceptibles de apropiaci¨®n¡ª a res communis, es decir, propiedad de todos.
El proyecto El reto de la digitalizaci¨®n de semillas: sostenibilidad, big data y el movimiento social por sistemas de semillas de c¨®digo abierto, enmarcado en el Departamento de Sociolog¨ªa de la UNED y financiado por la Fundaci¨®n Daniel y Nina Carasso, a trav¨¦s de la Daniel Carasso Fellowship 2021, aborda estas problem¨¢ticas. Hasta ahora, las iniciativas de semillas de c¨®digo abierto se han centrado en semillas f¨ªsicas. Sin embargo, abordando la creciente digitalizaci¨®n del material de semillas, que est¨¢ abriendo nuevos y urgentes retos, mi investigaci¨®n analiza el concepto y el movimiento social de semillas de c¨®digo abierto como mecanismo de gobernanza en la interfaz de las esferas f¨ªsicas y digitales. La incertidumbre acerca de la DSI podr¨ªa aprovecharse como una oportunidad para categorizar las semillas como un bien com¨²n, tanto en su formato f¨ªsico y digital, gobernado por principios de c¨®digo abierto. La conexi¨®n con la comunidad de los comunes digital complementa y ampl¨ªa los esfuerzos y el trabajo sobre el cambio de los sistemas alimentarios, conect¨¢ndolo con fuerzas y cuestiones m¨¢s amplias que van m¨¢s all¨¢ de la alimentaci¨®n y la agricultura.
Seg¨²n la FAO, hemos dejado desaparecer el 80% de variedades que se cultivaban hace un siglo y ya en 2018 cuatro corporaciones controlaban m¨¢s del 60% de ventas mundiales de semillas patentadas
El actual sistema de gobernanza de la biodiversidad cultivada encarna un compromiso forzado entre visiones del mundo muy dispares: por un lado, una parte del debate considera que las restricciones de DSI socavan la investigaci¨®n sobre la biodiversidad y los derechos de propiedad intelectual, mientras que otros sostienen que no desaf¨ªa los reg¨ªmenes de propiedad en torno a los recursos y, por tanto, consolida la neoliberalizaci¨®n de la biodiversidad. La DSI est¨¢ exacerbando estas visiones del mundo contrapuestas. Se est¨¢n llevando a cabo complejos debates jur¨ªdicos, financieros y biol¨®gicos que convierten en algo t¨¦cnico lo que en realidad es un debate ¨¦tico sobre si la vida debe patentarse y privatizarse y qui¨¦n tiene el derecho, el poder y los recursos materiales para hacerlo.
Tras un largo y acalorado debate de casi 10 a?os, los delegados de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (COP15), celebrada a mediados de diciembre de 2022 en Montreal (Canad¨¢), lograron acordar establecer dentro del nuevo Marco Mundial para la Diversidad Biol¨®gica un fondo multilateral para el reparto equitativo de beneficios entre proveedores y usuarios de DSI sobre recursos gen¨¦ticos. Las condiciones, reglas y formato del fondo se finalizar¨¢n en la COP16 en Turqu¨ªa en 2024, convirtiendo a la DSI en un reto que, m¨¢s que finalizado, solo ha pasado la primera p¨¢gina.
Las ideas sobre qu¨¦ significa progreso en la gesti¨®n de las semillas y la biodiversidad cultivada se pueden representar mejor no como una carrera reduccionista y t¨¦cnica de una sola v¨ªa, sino como esfuerzos que deben alcanzarse mediante una variedad de v¨ªas y mecanismos que garanticen la biodiversidad cultivada y el derecho de las personas productoras a las semillas en contextos in situ, ex situ, in silico (de manera digital) y trans situ, tanto en ¨¢mbitos f¨ªsicos como digitales.
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